12/02/2017 08:52 PM
Continuación:
-Esa versión es aún más trágica.- Dijo Yurian mirándolo maravillada-. No pensé que tú supieras de historias y menos de una tan poco conocida en estos reinos.
-Asumes muchas cosas sobre mí a pesar de apenas conocerme.- Le dijo el volteando a otro lado con timidez, escapando de su atenta mirada-. Me la conto un amigo norteño, hace mucho tiempo.
-Es una versión muy extraña, nunca he escuchado que alguien la cuente o la cante en el norte.- Dijo Greg dubitativo-. ¿No será un invento tuyo?-.Agrego riendo.
-Quizás te quedo muy poco del norte.-Le respondió Zyffgrid con voz monótona-. No soy un músico ni un poeta pero el que me la conto sí que lo era.
-Quizás tu amigo te mintió y el que no tenía nada del norte era el.- Dijo Greg mientras reía burlonamente-. ¿Acaso tiene nombre? Si es conocido seguro sabré quien es, pero lo dudo, nunca había escuchado esa historia de la boca de ningún músico, es absurda, lo que si admiro es la imaginación de ese amigo tuyo.- Termino con una carcajada.
La piedra en muñeca de Yurian vibraba y brillaba en un rojo intenso que hasta ahora no había visto antes, miro a Zyffgrid pero este solo se limitó a ponerse en pie y salir caminando hacia el callejón por donde habían venido.
-Creo que se ha ofendido.-Se fijó Greg, Yurian se puso de pie dispuesta a seguirlo pero el músico la retuvo tomando su mano-.Mi piedra de amatista, no dejemos que el mal humor de tu amigo arruine el momento, aun quiero contarte más historias, quien sabe cuándo te encontrare de nuevo.
-Lo siento, no puedo descuidarlo.- Dijo ella con una sonrisa y se soltó de su agarre-. Pero ya sé dónde encontrarte, si todo va bien cumpliré mi promesa de ir a visitarte.
-¿Si todo va bien?-Se extrañó, pero Yurian ya se iba-.En treinta días me presentare en Las Mil Cuerdas, encuéntrame allá, te lo ruego.- Le grito mientras se alejaba.
-Allí estaré.- Le respondió ella y se adentró al callejón.
El sol empezaba a ponerse y los callejones de la ciudad empezaban a cubrirse de oscuridad, Zyffgrid caminaba a paso acelerado tratando de volver por donde vino y encontrar aquel bar en el túnel nuevamente, pero el camino era confuso y laberíntico, para alguien como el que no conocía la ciudad, perderse era algo muy sencillo. Se detuvo en un una intersección confuso y maldijo en su interior al no saber qué camino tomar, se sentó en el piso, recostado de una balaustrada de piedra blanca frente a una de las múltiples casas que componían aquella vereda que ya se había oscurecido parcialmente, solo se escuchaba el sonido lejano de la celebración y unos suaves pasos que se acercaban a él.
-Perderse en esta ciudad es fácil.-Dijo Zyffgrid a Yurian que estaba parada junto a él ya.
-Es muy fácil perderse cuando es la primera vez que vienes a una ciudad como esta.-Le respondió ella apoyándose de la balaustrada-. Es como un monstruo gigante que te absorbe en sus entramadas calles como tentáculos adoquinados. ¿Nunca habías estado en una ciudad así?
-Hace mucho tiempo que no piso un lugar tan limpio como este. La verdad no me gusta.-Dijo Zyffgrid mirando al suelo.
-Me gustó bastante esa historia que contaste.- Su piedra emitía un color purpura oscuro, sereno, nostálgico.
-La de tu amigo músico es mejor, además él puede cantarla y yo solo contarla.- Dijo con voz queda-. No sé por qué les conté mi versión, ustedes los poetistas y músicos son demasiado arrogantes.
-A mí me gusto más tu versión. ¿Quién es ese amigo tuyo?-Pregunto, aun sabiendo que a él no le agradaban las preguntas.
-Alguien que sabía miles de historias.-Le respondió Zyffgrid-. Lo escuche cantar una diferente cada noche frente al calor de una fogata por muchos años, como si se supiera todas las historias del mundo, aprendiéndome las que más me gustaban.
-Que interesante, quisiera escucharlo alguna vez.-Respondió ella con entusiasmo.
-Yo también, pero los muertos no pueden cantar.-Le dijo, taciturno.
-Entiendo, perdona, a veces soy descuidada.- Se disculpó, sintiéndose un poco tonta al no habérselo imaginado ¿Sino, por que otra razón el estaría tan triste?
-No te disculpes, la muerte llega a todos lados, es algo común.- Se puso de pie sacudiéndose el sucio en las posaderas de su pantalón-. ¿A dónde piensas ir ahora?
-Me gustaría comer algo bueno, conozco un buen sitio subiendo por la colina blanca.
-Solo me diste unos cuantos halcones de plata, con eso no puedo pagarme nada en esa parte de la ciudad, mujer.
-Solo sígueme, hoy me sobra el dinero así que puedo darme el lujo de invitarte.- Dijo ella mientras empezaba a caminar por la vereda-. Si quieres puedes contarme algunas de esas historias, no importa si no puedes cantar, una buena historia siempre es suficiente para mi.-Le sonrió.
-Como quieras.- Le respondió con fastidio mientras la seguía por detrás.
Salieron de los callejones hacia una de las calles principales bastante iluminadas y llenas de gente que celebraba, bebía, cantaba e iba de un lado a otro, como si la fiesta fuera de ellos y no de la hermana del rey. En el cielo negro aquellas naves brillaban de distintos colores como habían dicho todos en la ciudad. Zyffgrid seguía a Yurian a través de toda aquella multitud, el sonido de todas las voces lo aturdían, sumado a la pequeña resaca que se había asentado en su cabeza. Llegaron hasta una parte en la enorme avenida en la que el terreno empezaba a elevarse. Caminaron por la amplia y larga subida hasta llegar a un punto en donde el terreno era plano de nuevo.
-Hasta aquí podemos llegar así como vamos vestidos y llevando nuestras espadas.- Le dijo ella-. Es la zona media de la ciudad, si seguimos por esa avenida encontraremos otra subida pero allí comienza la parte alta en donde está la nobleza y el castillo del Rey, no podemos llegar allá vestidos como bandidos pero podemos quedarnos aquí, es una zona más cara que allá abajo, pero mucho más bonita y tranquila.- En las calles de aquel lugar había bastantes personas pero no en tanta cantidad como en la parte más baja, la gente caminaba por la calle iluminada de amarillo por el fuego de altas lámparas a cada diez pasos, deteniéndose en los muchos puestos ambulantes que habían llegado por motivo a las fiestas, se sentaban en mesas debajo de árboles a comer y charlar tranquilamente, pero había pocas personas vestidas como ellos en aquel sitio por lo cual no encajaban demasiado. Yurian lo guio hasta una calle en la cual había arboles de hojas amarillas de cada lado de la acera que caían regándose por todo el suelo.
-Esta se llama la calle del otoño, trajeron las semillas de esos árboles de Esros, el reino al Este de Midard.- Le explico ella, se detuvo en un pequeño bar entre dos grandes edificios-. Aquí.
-Es un bar.- le dijo el-. ¿No quieres que beba y me traes a un bar?
-No solo es un bar, aquí sirven la mejor comida de la zona media.-Le respondió-.No dije que no podrías beber vino ¿no te apetecen un par de copas?
-Siempre me apetece beber licor.
Entraron al bar y recibieron a Yurian como si ya la conocieran de antes, era un lugar bien iluminado, algo pequeño pero bastante limpio y lujoso, con pesadas mesas de madera fuerte y bien pulida y sillas con cómodos cojines vinotintos, al fondo se podía observar una lujosa barra del mismo material con una repisa al fondo llena de botellas de distintos vinos, cada uno más oscuro que el otro. No había ni una prostituta a la vista, no era para nada como los bares que le gustaban a Zyffgrid, con la madera desgastada o enmohecida por todos lados, llenos de mujeres dispuestas a hacer lo que fuera por unas cuantas monedas y una barra llena de licores baratos. Yurian ordeno un delicioso cordero asado bien aliñado y papas, cubiertos de una crujiente película de miel y un toque de zumo de naranjas, les fue llevado a la mesa en un carrito por uno de los camareros que distribuyo el cordero en dos vajillas de porcelana y coloco cubiertos de plata para cada uno. Otro camarero les trajo una botella de vino envuelta en un manto blanco de seda y coloco una copa de cada lado de la mesa sirviendo la oscura bebida sutilmente. Zyffgrid solo le limito a observar todo aquello con el ceño fruncido hasta que al fin terminaron de servirles la comida.
-¿Era necesario todo eso?-Pregunto él.
-Supongo que nunca habías venido a un sitio de estos, no se ve como tu estilo.-Dijo ella cogiendo sus cubiertos- ¿Sabes usar cubiertos?
-No soy un bárbaro, mi madre me enseñó cómo usarlos.- Le respondió tomando sus cubiertos y rebanando delicadamente un trozo de cordero-. Hace tanto que no los uso de esta forma que pensé que lo había olvidado.- A Yurian le pareció ver una mueca remotamente parecida a una sonrisa formarse en su rostro.
Mientras comían ella le contaba cuáles eran sus romances favoritos sobre héroes antiguos haciendo pausas entre cada bocado. Zyffgrid se dio cuenta de que aquellas historias que le gustaban eran como las que le gustaban a la mayoría de las mujeres, historias de amor entre princesas y vagabundos, familias enemigas, caballeros y reinas, príncipes con armaduras color zafiro, caballos blancos y espadas doradas.
-Esas historias son de mujeres enamoradas.-Dijo el luego de tragar un pedazo de cordero-. ¿De verdad te gustan?
-Soy mujer después de todo, puedo ser sentimental, soy humana.
-Son historias para señoritas que aún no han manchado sus sabanas con sangre, no entiendo cómo has podido sobrevivir entre esa manada de bandidos todo este tiempo.-Dijo el, extrañado.
-Me respetan, y saben lo hábil que soy con la espada y el Harack.-Le respondió-.Y no solo me gustan esas historias.-Le aclaro-.Mi héroe favorito es Louren el bardo que compuso las canciones más hermosas de todas, que hacían llorar a los mismos reyes. También admiro las hazañas de Merric el bandido que robo tanto que llego a ser tan rico como un rey, o Euri el comerciante, que monopolizo medio mundo del comercio con su astucia, son mis héroes favoritos de esta parte del sur. Más al sur, en el reino de las islas de Gedo también hay héroes con historias oscuras e increíbles.
-¿Conoces algo sobre esa cultura?- Se extrañó-. No mucha gente en esta parte del sur se interesa en Gedo.
-Pues sí, soy originaria de ese país, así que se algunas cosas.
-Ya veo, eso explica ese cabello tuyo, tan negro y extremadamente lacio.-Le señalo.
-¿Has estado allá?- Le pregunto ella, Gedo era un país ubicado al sur de Midard con una cultura totalmente diferente y complicada para los habitantes de este lado del sur-.
-He estado en muchos sitios, la verdad.
-Interesante, yo también he recorrido muchos lugares.- Bebió un sorbo de vino pero se detuvo y sonrió como si hubiera recordado algo gracioso-. Me pregunto ¿Quién llenaría la copa más rápido esta vez?
-Tu sabes esa respuesta, pero si quieres podemos averiguarlo.-Le dijo el mirando la botella de vino que estaba a la mitad.
-Sería interesante.- Dijo mientras colocaba su copa vacía y marcaba una runa-. Sera rápido, solo llenaremos una.
-Bien.- Dijo él y coloco una runa en su copa también- ¿Empezamos?
-Ya empecé.-Le dijo ella mirándolo, pero cuando bajo la mirada su propia copa ya estaba totalmente llena, sin que ella hubiera hecho nada. Miro a Zyffgrid y su copa también estaba hasta al tope.
-Creo que me pase un poco, la manera correcta de servir el vino es hasta la mitad de la copa cuando mucho.-Le dijo Zyffgrid. Disminuyo el nivel de vino hasta la mitad y lo meció girando la copa para luego sentir su dulce fragancia-. Huele muy bien.- Dijo y dio un hondo trago.
Yurian se había quedado muda, sus ojos de amatista estaban abiertos como platos, nunca en su vida la habían aplastado de esa manera en un duelo de Harack, sin esfuerzo alguno y en tan poco tiempo, y mucho menos con aquel estilo.
-Debo decir que ayer no estaba ni a la mitad de mis capacidades, por consecuencia de ello y de mi imprudencia termine perdiendo humillantemente.- Continúo Zyffgrid-. Pero ya ves que en un estado de sobriedad mental nuestras habilidades están tan lejos como el cielo y la tierra. Sin embargo-. Añadió-. En curación mis habilidades son bastante patéticas en comparación a las tuyas, me costaría hasta cerrar una raspadura en la rodilla, en ese caso nuestras habilidades están nuevamente tan lejos como la tierra del cielo.
-Ciertamente, la curación es una de mis especialidades.-Le dijo ella recuperando el habla y bebiendo de su copa de vino-. Aun así, nunca antes había visto a alguien mover materia de un lugar a otro tan hábilmente con su harack. Y he conocido a grandes haraquistas.
-Yo no conozco a muchos.
-Tu pareces ser el tipo de persona a la que no le interesa conocer gente, la verdad.- Dijo ella apoyando su codo de la mesa y su quijada de la palma de la mano, mirándolo fijamente, pero el desvió la mirada-. Al parecer no te gustan las miradas.
-Es bastante incomodo mirar fijamente a los ojos de otra persona.-Respondió el mirando hacia la mesa.
-Quizas no quieres que nadie sepa cosas sobre ti.- Le dijo aun mirándolo fijamente-. En las miradas se pueden ver muchas cosas, los ojos pueden ser como bolas de cristal que muestran sentimientos, sueños o fragmentos del pasado de una persona. ¿Tienes miedo de que sepan cómo te sientes o con que sueñas, o quizás como ha sido tu vida?
-Si quieres saber cómo me siento solo tienes que mirar esa pequeña piedra en tu muñeca. -Zyffgrid levanto la mirada y sus ojos negros como un abismo se cruzaron con los ojos amatista de Yurian-. Mis ojos no son bolas de cristal, en ellos no veras nada. Mis ojos son espadas afiladas y si los miras demasiado puedes cortarte.
Se miraron fijamente por unos segundos en silencio, Yurian empezó a sentirse mareada.-El vino- . Pensó ella, quizás había bebido demasiado, pero no era así, apenas si había tomado dos copas y ella sabía que algo como eso no le provocaría aquella sensación de vértigo tan extraña, sus ojos no se despegaban de aquella mirada oscura, como si estuviera en una especie de hipnosis, hasta que en cierto punto movió bruscamente su cabeza a un lado. Recupero poco a poco la compostura y se acomodó en la silla de nuevo.
-¿Mucho vino? –Le dijo Zyffgrid.
-Eso que hiciste fue...-Titubeo un momento, buscando las palabras-. Eso es lo que llaman Mal de ojo.
-Asi es, puedo usarlo solo cuando alguien me mira fijamente, si lo deseo puedo transmitir harack a través de mi mirada. ¿Aun quieres mirarme a los ojos?
-También puedes hacer eso,... vaya.- Yurian lo miro de nuevo y levanto la muñeca, la piedra en la pulsera mostro una runa diferente a la anterior y ella apretó su mano. Seguidamente Zyffgrid se llevó las manos al estómago y se dobló golpeando la cabeza con la tabla de la mesa-.No vuelvas a intentar es de nuevo conmigo.
-Detente.-Le dijo el con su voz encogida, sentía como si le estuvieran apuñalando el vientre, Yurian aflojo su mano y la piedra volvió a dibujar la runa que tenía anteriormente. Este quito las manos de su estómago y se incorporó nuevamente. Su cara estaba roja y algunas venas sobresaltaban en su frente.
-Recuerda tu posición aquí, eres mi subordinado, un subordinado no está en el derecho de agredir a su superior.- Se levanto de la mesa-.Sin embargo cada vez me interesan más tus habilidades.-Le dedico una cálida sonrisa.
-Jodete.- le espeto, inhalando y exhalando grandes cantidades de aire con el rostro congestionado.
-Vamos, solo te estoy enseñando que no debes portarte mal conmigo y te ira bien.-Le dijo poniéndose de pie a su lado y dándole palmaditas en la espalda.- Ya tenemos que irnos, levántate.
Salieron del bar por las calles llenas de hojas amarillas hasta llegar nuevamente al camino que conducía hasta la parte baja, aunque ya estaba bastante entrada la noche aun había una gran cantidad de personas celebrando por todas las esquinas, algunas más borrachas que otras, pero los guardias de la ciudad siempre mantenían todo en orden. En un punto llegados a la parte baja pasaron frente a un vendedor de licores ambulante y Zyffgrid llevo una pequeña botella de agua del norte, pero esta estaba teñida de un suave color rosa.
-No puedes dejar de beber esa porquería ¿no?-Le dijo Yurian pero el solo se encogió de hombros.
-Entraron por una vereda oscura y recorrieron un montón de callejones iluminados por una opaca luz azulada que proyectaba la luna, bañando todos los solitarios rincones de la ciudad hasta que llegaron nuevamente a aquella plaza rodeada por edificios en la que habían estado antes, solo que esta vez no había un alma aparte de ellos dos. Yurian camino hacia la fuente y se sentó al borde. Zyffgrid la siguió y se sentó también, a un lado de ella dando un trago a la fuerte bebida.
-¿Por qué volvimos aquí?-Pregunto él.
-Me gusta este sitio, de noche nadie suele pasar por aquí.- Le respondió, aquel lugar era silencioso, las sombras arropaban las hermosas estructuras en arco que rodeaban la plaza y los callejones que se conectaban con aquel sitio parecían negros abismos sin fin-.
-¿Vienes muy seguido a esta ciudad? –Le pregunto el-. Yo me perdería en un segundo aquí, pero tú pareces conocerla de pies a cabeza.
-Así es, suelo venir, pero ahora me pregunto si esta será la última vez que vea esta ciudad.- Le dijo ella en un tono de voz más apagado de lo normal. Zyffgrid paro el trago que antes de que le mojara los labios y volteo a verla.
-¿Qué quisiste decir con eso?-Pregunto el arqueando una ceja.
-Suelo venir a comerciar, pero esta vez vine por una razón diferente.- Le respondió ella mirando el agua de la fuente iluminada por la luz azulada de la luna-. Hoy se celebra el quinceavo año de la princesa Auriel, mañana se celebra la ejecución de su antiguo protector ¿sabes quién es?
-El pelirrojo, todos en Midard saben su nombre y su apodo.- Le respondió-. El asesino de reyes Lancel, lo atraparon hace no mucho. El hombre que le rebano la cabeza al antiguo Rey Agron Grifftark.
-Eso dicen.- Acerco su mano a él haciendo un gesto para que le alcanzara su botella.- ¿Puedes compartirme un poco?
-S-seguro.- Dijo el frunciendo el ceño y alcanzándole el frasco titubeante-.Creí que lo considerabas una porquería de bebida.
-Sí, pero necesito algo fuerte.-Bebió un pequeño trago y todas las facciones de su delicada cara se arrugaron-. Mierda ¿cómo puedes beberlo tan calmadamente?-Le pregunto mientras le devolvía el frasco.
-Es la costumbre. Este es más suave, esta menos concentrado y sabe a fresas, vagamente.-Le dijo y luego no pudo evitar preguntar.- ¿Vienes a ver la ejecución?
-Vengo a rescatar a Lancel el pelirrojo.- Le soltó ella y luego le mostro la muñeca con la pulsera-. Y tú me ayudaras.
-Esa versión es aún más trágica.- Dijo Yurian mirándolo maravillada-. No pensé que tú supieras de historias y menos de una tan poco conocida en estos reinos.
-Asumes muchas cosas sobre mí a pesar de apenas conocerme.- Le dijo el volteando a otro lado con timidez, escapando de su atenta mirada-. Me la conto un amigo norteño, hace mucho tiempo.
-Es una versión muy extraña, nunca he escuchado que alguien la cuente o la cante en el norte.- Dijo Greg dubitativo-. ¿No será un invento tuyo?-.Agrego riendo.
-Quizás te quedo muy poco del norte.-Le respondió Zyffgrid con voz monótona-. No soy un músico ni un poeta pero el que me la conto sí que lo era.
-Quizás tu amigo te mintió y el que no tenía nada del norte era el.- Dijo Greg mientras reía burlonamente-. ¿Acaso tiene nombre? Si es conocido seguro sabré quien es, pero lo dudo, nunca había escuchado esa historia de la boca de ningún músico, es absurda, lo que si admiro es la imaginación de ese amigo tuyo.- Termino con una carcajada.
La piedra en muñeca de Yurian vibraba y brillaba en un rojo intenso que hasta ahora no había visto antes, miro a Zyffgrid pero este solo se limitó a ponerse en pie y salir caminando hacia el callejón por donde habían venido.
-Creo que se ha ofendido.-Se fijó Greg, Yurian se puso de pie dispuesta a seguirlo pero el músico la retuvo tomando su mano-.Mi piedra de amatista, no dejemos que el mal humor de tu amigo arruine el momento, aun quiero contarte más historias, quien sabe cuándo te encontrare de nuevo.
-Lo siento, no puedo descuidarlo.- Dijo ella con una sonrisa y se soltó de su agarre-. Pero ya sé dónde encontrarte, si todo va bien cumpliré mi promesa de ir a visitarte.
-¿Si todo va bien?-Se extrañó, pero Yurian ya se iba-.En treinta días me presentare en Las Mil Cuerdas, encuéntrame allá, te lo ruego.- Le grito mientras se alejaba.
-Allí estaré.- Le respondió ella y se adentró al callejón.
El sol empezaba a ponerse y los callejones de la ciudad empezaban a cubrirse de oscuridad, Zyffgrid caminaba a paso acelerado tratando de volver por donde vino y encontrar aquel bar en el túnel nuevamente, pero el camino era confuso y laberíntico, para alguien como el que no conocía la ciudad, perderse era algo muy sencillo. Se detuvo en un una intersección confuso y maldijo en su interior al no saber qué camino tomar, se sentó en el piso, recostado de una balaustrada de piedra blanca frente a una de las múltiples casas que componían aquella vereda que ya se había oscurecido parcialmente, solo se escuchaba el sonido lejano de la celebración y unos suaves pasos que se acercaban a él.
-Perderse en esta ciudad es fácil.-Dijo Zyffgrid a Yurian que estaba parada junto a él ya.
-Es muy fácil perderse cuando es la primera vez que vienes a una ciudad como esta.-Le respondió ella apoyándose de la balaustrada-. Es como un monstruo gigante que te absorbe en sus entramadas calles como tentáculos adoquinados. ¿Nunca habías estado en una ciudad así?
-Hace mucho tiempo que no piso un lugar tan limpio como este. La verdad no me gusta.-Dijo Zyffgrid mirando al suelo.
-Me gustó bastante esa historia que contaste.- Su piedra emitía un color purpura oscuro, sereno, nostálgico.
-La de tu amigo músico es mejor, además él puede cantarla y yo solo contarla.- Dijo con voz queda-. No sé por qué les conté mi versión, ustedes los poetistas y músicos son demasiado arrogantes.
-A mí me gusto más tu versión. ¿Quién es ese amigo tuyo?-Pregunto, aun sabiendo que a él no le agradaban las preguntas.
-Alguien que sabía miles de historias.-Le respondió Zyffgrid-. Lo escuche cantar una diferente cada noche frente al calor de una fogata por muchos años, como si se supiera todas las historias del mundo, aprendiéndome las que más me gustaban.
-Que interesante, quisiera escucharlo alguna vez.-Respondió ella con entusiasmo.
-Yo también, pero los muertos no pueden cantar.-Le dijo, taciturno.
-Entiendo, perdona, a veces soy descuidada.- Se disculpó, sintiéndose un poco tonta al no habérselo imaginado ¿Sino, por que otra razón el estaría tan triste?
-No te disculpes, la muerte llega a todos lados, es algo común.- Se puso de pie sacudiéndose el sucio en las posaderas de su pantalón-. ¿A dónde piensas ir ahora?
-Me gustaría comer algo bueno, conozco un buen sitio subiendo por la colina blanca.
-Solo me diste unos cuantos halcones de plata, con eso no puedo pagarme nada en esa parte de la ciudad, mujer.
-Solo sígueme, hoy me sobra el dinero así que puedo darme el lujo de invitarte.- Dijo ella mientras empezaba a caminar por la vereda-. Si quieres puedes contarme algunas de esas historias, no importa si no puedes cantar, una buena historia siempre es suficiente para mi.-Le sonrió.
-Como quieras.- Le respondió con fastidio mientras la seguía por detrás.
Salieron de los callejones hacia una de las calles principales bastante iluminadas y llenas de gente que celebraba, bebía, cantaba e iba de un lado a otro, como si la fiesta fuera de ellos y no de la hermana del rey. En el cielo negro aquellas naves brillaban de distintos colores como habían dicho todos en la ciudad. Zyffgrid seguía a Yurian a través de toda aquella multitud, el sonido de todas las voces lo aturdían, sumado a la pequeña resaca que se había asentado en su cabeza. Llegaron hasta una parte en la enorme avenida en la que el terreno empezaba a elevarse. Caminaron por la amplia y larga subida hasta llegar a un punto en donde el terreno era plano de nuevo.
-Hasta aquí podemos llegar así como vamos vestidos y llevando nuestras espadas.- Le dijo ella-. Es la zona media de la ciudad, si seguimos por esa avenida encontraremos otra subida pero allí comienza la parte alta en donde está la nobleza y el castillo del Rey, no podemos llegar allá vestidos como bandidos pero podemos quedarnos aquí, es una zona más cara que allá abajo, pero mucho más bonita y tranquila.- En las calles de aquel lugar había bastantes personas pero no en tanta cantidad como en la parte más baja, la gente caminaba por la calle iluminada de amarillo por el fuego de altas lámparas a cada diez pasos, deteniéndose en los muchos puestos ambulantes que habían llegado por motivo a las fiestas, se sentaban en mesas debajo de árboles a comer y charlar tranquilamente, pero había pocas personas vestidas como ellos en aquel sitio por lo cual no encajaban demasiado. Yurian lo guio hasta una calle en la cual había arboles de hojas amarillas de cada lado de la acera que caían regándose por todo el suelo.
-Esta se llama la calle del otoño, trajeron las semillas de esos árboles de Esros, el reino al Este de Midard.- Le explico ella, se detuvo en un pequeño bar entre dos grandes edificios-. Aquí.
-Es un bar.- le dijo el-. ¿No quieres que beba y me traes a un bar?
-No solo es un bar, aquí sirven la mejor comida de la zona media.-Le respondió-.No dije que no podrías beber vino ¿no te apetecen un par de copas?
-Siempre me apetece beber licor.
Entraron al bar y recibieron a Yurian como si ya la conocieran de antes, era un lugar bien iluminado, algo pequeño pero bastante limpio y lujoso, con pesadas mesas de madera fuerte y bien pulida y sillas con cómodos cojines vinotintos, al fondo se podía observar una lujosa barra del mismo material con una repisa al fondo llena de botellas de distintos vinos, cada uno más oscuro que el otro. No había ni una prostituta a la vista, no era para nada como los bares que le gustaban a Zyffgrid, con la madera desgastada o enmohecida por todos lados, llenos de mujeres dispuestas a hacer lo que fuera por unas cuantas monedas y una barra llena de licores baratos. Yurian ordeno un delicioso cordero asado bien aliñado y papas, cubiertos de una crujiente película de miel y un toque de zumo de naranjas, les fue llevado a la mesa en un carrito por uno de los camareros que distribuyo el cordero en dos vajillas de porcelana y coloco cubiertos de plata para cada uno. Otro camarero les trajo una botella de vino envuelta en un manto blanco de seda y coloco una copa de cada lado de la mesa sirviendo la oscura bebida sutilmente. Zyffgrid solo le limito a observar todo aquello con el ceño fruncido hasta que al fin terminaron de servirles la comida.
-¿Era necesario todo eso?-Pregunto él.
-Supongo que nunca habías venido a un sitio de estos, no se ve como tu estilo.-Dijo ella cogiendo sus cubiertos- ¿Sabes usar cubiertos?
-No soy un bárbaro, mi madre me enseñó cómo usarlos.- Le respondió tomando sus cubiertos y rebanando delicadamente un trozo de cordero-. Hace tanto que no los uso de esta forma que pensé que lo había olvidado.- A Yurian le pareció ver una mueca remotamente parecida a una sonrisa formarse en su rostro.
Mientras comían ella le contaba cuáles eran sus romances favoritos sobre héroes antiguos haciendo pausas entre cada bocado. Zyffgrid se dio cuenta de que aquellas historias que le gustaban eran como las que le gustaban a la mayoría de las mujeres, historias de amor entre princesas y vagabundos, familias enemigas, caballeros y reinas, príncipes con armaduras color zafiro, caballos blancos y espadas doradas.
-Esas historias son de mujeres enamoradas.-Dijo el luego de tragar un pedazo de cordero-. ¿De verdad te gustan?
-Soy mujer después de todo, puedo ser sentimental, soy humana.
-Son historias para señoritas que aún no han manchado sus sabanas con sangre, no entiendo cómo has podido sobrevivir entre esa manada de bandidos todo este tiempo.-Dijo el, extrañado.
-Me respetan, y saben lo hábil que soy con la espada y el Harack.-Le respondió-.Y no solo me gustan esas historias.-Le aclaro-.Mi héroe favorito es Louren el bardo que compuso las canciones más hermosas de todas, que hacían llorar a los mismos reyes. También admiro las hazañas de Merric el bandido que robo tanto que llego a ser tan rico como un rey, o Euri el comerciante, que monopolizo medio mundo del comercio con su astucia, son mis héroes favoritos de esta parte del sur. Más al sur, en el reino de las islas de Gedo también hay héroes con historias oscuras e increíbles.
-¿Conoces algo sobre esa cultura?- Se extrañó-. No mucha gente en esta parte del sur se interesa en Gedo.
-Pues sí, soy originaria de ese país, así que se algunas cosas.
-Ya veo, eso explica ese cabello tuyo, tan negro y extremadamente lacio.-Le señalo.
-¿Has estado allá?- Le pregunto ella, Gedo era un país ubicado al sur de Midard con una cultura totalmente diferente y complicada para los habitantes de este lado del sur-.
-He estado en muchos sitios, la verdad.
-Interesante, yo también he recorrido muchos lugares.- Bebió un sorbo de vino pero se detuvo y sonrió como si hubiera recordado algo gracioso-. Me pregunto ¿Quién llenaría la copa más rápido esta vez?
-Tu sabes esa respuesta, pero si quieres podemos averiguarlo.-Le dijo el mirando la botella de vino que estaba a la mitad.
-Sería interesante.- Dijo mientras colocaba su copa vacía y marcaba una runa-. Sera rápido, solo llenaremos una.
-Bien.- Dijo él y coloco una runa en su copa también- ¿Empezamos?
-Ya empecé.-Le dijo ella mirándolo, pero cuando bajo la mirada su propia copa ya estaba totalmente llena, sin que ella hubiera hecho nada. Miro a Zyffgrid y su copa también estaba hasta al tope.
-Creo que me pase un poco, la manera correcta de servir el vino es hasta la mitad de la copa cuando mucho.-Le dijo Zyffgrid. Disminuyo el nivel de vino hasta la mitad y lo meció girando la copa para luego sentir su dulce fragancia-. Huele muy bien.- Dijo y dio un hondo trago.
Yurian se había quedado muda, sus ojos de amatista estaban abiertos como platos, nunca en su vida la habían aplastado de esa manera en un duelo de Harack, sin esfuerzo alguno y en tan poco tiempo, y mucho menos con aquel estilo.
-Debo decir que ayer no estaba ni a la mitad de mis capacidades, por consecuencia de ello y de mi imprudencia termine perdiendo humillantemente.- Continúo Zyffgrid-. Pero ya ves que en un estado de sobriedad mental nuestras habilidades están tan lejos como el cielo y la tierra. Sin embargo-. Añadió-. En curación mis habilidades son bastante patéticas en comparación a las tuyas, me costaría hasta cerrar una raspadura en la rodilla, en ese caso nuestras habilidades están nuevamente tan lejos como la tierra del cielo.
-Ciertamente, la curación es una de mis especialidades.-Le dijo ella recuperando el habla y bebiendo de su copa de vino-. Aun así, nunca antes había visto a alguien mover materia de un lugar a otro tan hábilmente con su harack. Y he conocido a grandes haraquistas.
-Yo no conozco a muchos.
-Tu pareces ser el tipo de persona a la que no le interesa conocer gente, la verdad.- Dijo ella apoyando su codo de la mesa y su quijada de la palma de la mano, mirándolo fijamente, pero el desvió la mirada-. Al parecer no te gustan las miradas.
-Es bastante incomodo mirar fijamente a los ojos de otra persona.-Respondió el mirando hacia la mesa.
-Quizas no quieres que nadie sepa cosas sobre ti.- Le dijo aun mirándolo fijamente-. En las miradas se pueden ver muchas cosas, los ojos pueden ser como bolas de cristal que muestran sentimientos, sueños o fragmentos del pasado de una persona. ¿Tienes miedo de que sepan cómo te sientes o con que sueñas, o quizás como ha sido tu vida?
-Si quieres saber cómo me siento solo tienes que mirar esa pequeña piedra en tu muñeca. -Zyffgrid levanto la mirada y sus ojos negros como un abismo se cruzaron con los ojos amatista de Yurian-. Mis ojos no son bolas de cristal, en ellos no veras nada. Mis ojos son espadas afiladas y si los miras demasiado puedes cortarte.
Se miraron fijamente por unos segundos en silencio, Yurian empezó a sentirse mareada.-El vino- . Pensó ella, quizás había bebido demasiado, pero no era así, apenas si había tomado dos copas y ella sabía que algo como eso no le provocaría aquella sensación de vértigo tan extraña, sus ojos no se despegaban de aquella mirada oscura, como si estuviera en una especie de hipnosis, hasta que en cierto punto movió bruscamente su cabeza a un lado. Recupero poco a poco la compostura y se acomodó en la silla de nuevo.
-¿Mucho vino? –Le dijo Zyffgrid.
-Eso que hiciste fue...-Titubeo un momento, buscando las palabras-. Eso es lo que llaman Mal de ojo.
-Asi es, puedo usarlo solo cuando alguien me mira fijamente, si lo deseo puedo transmitir harack a través de mi mirada. ¿Aun quieres mirarme a los ojos?
-También puedes hacer eso,... vaya.- Yurian lo miro de nuevo y levanto la muñeca, la piedra en la pulsera mostro una runa diferente a la anterior y ella apretó su mano. Seguidamente Zyffgrid se llevó las manos al estómago y se dobló golpeando la cabeza con la tabla de la mesa-.No vuelvas a intentar es de nuevo conmigo.
-Detente.-Le dijo el con su voz encogida, sentía como si le estuvieran apuñalando el vientre, Yurian aflojo su mano y la piedra volvió a dibujar la runa que tenía anteriormente. Este quito las manos de su estómago y se incorporó nuevamente. Su cara estaba roja y algunas venas sobresaltaban en su frente.
-Recuerda tu posición aquí, eres mi subordinado, un subordinado no está en el derecho de agredir a su superior.- Se levanto de la mesa-.Sin embargo cada vez me interesan más tus habilidades.-Le dedico una cálida sonrisa.
-Jodete.- le espeto, inhalando y exhalando grandes cantidades de aire con el rostro congestionado.
-Vamos, solo te estoy enseñando que no debes portarte mal conmigo y te ira bien.-Le dijo poniéndose de pie a su lado y dándole palmaditas en la espalda.- Ya tenemos que irnos, levántate.
Salieron del bar por las calles llenas de hojas amarillas hasta llegar nuevamente al camino que conducía hasta la parte baja, aunque ya estaba bastante entrada la noche aun había una gran cantidad de personas celebrando por todas las esquinas, algunas más borrachas que otras, pero los guardias de la ciudad siempre mantenían todo en orden. En un punto llegados a la parte baja pasaron frente a un vendedor de licores ambulante y Zyffgrid llevo una pequeña botella de agua del norte, pero esta estaba teñida de un suave color rosa.
-No puedes dejar de beber esa porquería ¿no?-Le dijo Yurian pero el solo se encogió de hombros.
-Entraron por una vereda oscura y recorrieron un montón de callejones iluminados por una opaca luz azulada que proyectaba la luna, bañando todos los solitarios rincones de la ciudad hasta que llegaron nuevamente a aquella plaza rodeada por edificios en la que habían estado antes, solo que esta vez no había un alma aparte de ellos dos. Yurian camino hacia la fuente y se sentó al borde. Zyffgrid la siguió y se sentó también, a un lado de ella dando un trago a la fuerte bebida.
-¿Por qué volvimos aquí?-Pregunto él.
-Me gusta este sitio, de noche nadie suele pasar por aquí.- Le respondió, aquel lugar era silencioso, las sombras arropaban las hermosas estructuras en arco que rodeaban la plaza y los callejones que se conectaban con aquel sitio parecían negros abismos sin fin-.
-¿Vienes muy seguido a esta ciudad? –Le pregunto el-. Yo me perdería en un segundo aquí, pero tú pareces conocerla de pies a cabeza.
-Así es, suelo venir, pero ahora me pregunto si esta será la última vez que vea esta ciudad.- Le dijo ella en un tono de voz más apagado de lo normal. Zyffgrid paro el trago que antes de que le mojara los labios y volteo a verla.
-¿Qué quisiste decir con eso?-Pregunto el arqueando una ceja.
-Suelo venir a comerciar, pero esta vez vine por una razón diferente.- Le respondió ella mirando el agua de la fuente iluminada por la luz azulada de la luna-. Hoy se celebra el quinceavo año de la princesa Auriel, mañana se celebra la ejecución de su antiguo protector ¿sabes quién es?
-El pelirrojo, todos en Midard saben su nombre y su apodo.- Le respondió-. El asesino de reyes Lancel, lo atraparon hace no mucho. El hombre que le rebano la cabeza al antiguo Rey Agron Grifftark.
-Eso dicen.- Acerco su mano a él haciendo un gesto para que le alcanzara su botella.- ¿Puedes compartirme un poco?
-S-seguro.- Dijo el frunciendo el ceño y alcanzándole el frasco titubeante-.Creí que lo considerabas una porquería de bebida.
-Sí, pero necesito algo fuerte.-Bebió un pequeño trago y todas las facciones de su delicada cara se arrugaron-. Mierda ¿cómo puedes beberlo tan calmadamente?-Le pregunto mientras le devolvía el frasco.
-Es la costumbre. Este es más suave, esta menos concentrado y sabe a fresas, vagamente.-Le dijo y luego no pudo evitar preguntar.- ¿Vienes a ver la ejecución?
-Vengo a rescatar a Lancel el pelirrojo.- Le soltó ella y luego le mostro la muñeca con la pulsera-. Y tú me ayudaras.