25/04/2018 05:32 AM
(This post was last modified: 25/04/2018 09:29 AM by Licordemanzana.)
(24/04/2018 07:25 PM)Baquevory Wrote: Es cierto que la relación de la obra con el lector puede ser algo crucial. El lector, en el momento en el que lee, se vuelve co-creador de la obra al reproducirla en su mente. Hay mucha información al respecto; Umberto Eco, por ejemplo, tiene bastante relación con la llamada "estética de la recepción", que busca explicar la importancia del lector en el hecho literario. Sin embargo, una obra puede tener elementos positivos al margen de que nadie los sepa ver. Pensemos, por ejemplo, en las ciencias puras. La ley de la gravedad existía antes de que Newton la descubriera, y seguiría existiendo aunque nadie la hubiese logrado descubrir. De igual forma, el Quijote encierra, por ejemplo, rasgos metaficcionales novedosos e inusuales para la época; no obstante, la gente en su día entendió la obra como algo puramente burlesco, y hasta fechas muy avanzadas los lectores no supieron ver la profundidad que la obra entrañada. Pero la obra ya tenía toda esa profundidad de antes. Todos los elementos que conforman una obra van a estar siempre ahí, los vean o no. Es posible que existen obras buenísimas que nunca hayan sido leídas por nadie. ¿El que no las lea nadie habría de convertirlas automáticamente en malas?Empezando a responder por el final, no, la falta de lectura no las convertiría automáticamente en malas porque el paradigma del lector co-creador precisa, precisamente, que haya un lector respecto del cuál se valore la adecuación de la obra. Lo mismo ocurre con la ley de la gravedad: por más que el potencial para la gravedad existiese en un solo cuerpo, no es hasta que se pone en relación con otros que se puede hablar propiamente de la existencia de dicha gravedad; es un término relativo, que habla de la relación de al menos dos cuerpos y, por tanto, que no puede concebirse como atributo de uno solo de los mismos.
Por otro lado, por supuesto, el autor también es al mismo tiempo lector de su propia obra; es experto en la misma, y en su valoración destacará muchos elementos que quizás otros lectores no extraigan. Aprender a valorar la obra desde el punto de vista del autor es abrirse a otras visiones del texto, lo cuál siempre es interesante. De todos modos, tampoco se agota el valor de la obra en un máximo que es el del autor, y el propio autor podrá enriquecer su punto de vista considerando las reacciones dispares a su obra. ¿Qué aporta esto? Que la obra sea un vehículo para comprender un sinfín de puntos de vista dispares ante la misma; si hay un punto de vista "mejor" que todos los demás, este proceso se detiene en algún punto, por más que se siga revisando, porque del mismo modo que puede tener valor comprender cada vez más profundidades, existe otro camino que es el de comprobar sus valores "superficiales", es decir, el valor de la obra como lectura superficial. Paradójicamente, valorar la visión más "amplia" puede cegarnos al valor de la visión más "estrecha".
(24/04/2018 07:25 PM)Baquevory Wrote: Quizá tradicionalmente la calidad literaria se determinaba de forma muy férrea. Los preceptistas neoclásicos del XVIII, por ejemplo, consideraban que algo tenía calidad cuando se amoldaba a los preceptos de Aristóteles. Por suerte hemos evolucionado de eso. El Romanticismo trajo muchas cosas buenas, y entre ellas está el salir de esa mentalidad tan anclada. A día de hoy las obras no se valoran en función de si se amoldan a unos requerimientos preestablecidos por el crítico. Ahora los filólogos tratamos de buscar cuál es la pretensión del autor e intentamos ver si lo ha logrado con éxito o no, si realmente consigue transmitirnos lo que se ha propuesto o falla por algún que otro motivo. Lo que está claro es que no podemos imponer nuestro gusto a la obra. A la hora de trabajar en mi tesis dejo por completo a un lado si la obra me ha gustado o no, y valoro únicamente si está realmente bien hecha.
Ah, a mi parecer ese "me ha gustado o no" es un factor más, quizá el más relevante, porque convierte en la obra en un puente hacia una comprensión que la trasciende hasta llegar al lector, y nos habla de este modo tanto de la obra como del propio lector. No me malinterpretes, todo lo que planteas me parece muy interesante, solo siento que se queda corto en algún punto. Yo también he trabajado con las obras de esa manera; de una manera muy personal (muy de, "me gusta o no"), sentí cierta incomodidad en algún momento respecto a dicha perspectiva: me parecía, por así decir, darle al autor lo que ya tenía, en vez de regalarle a cambio mi propia relación con su obra; él me regala su interior, qué menos que corresponderle con lo mismo. La intención de la obra, me pareció, no se limitaba a lo que pudiese pretender transmitir el autor. Y con eso estoy, por lo menos de momento
"Angels can fly because they take themselves lightly."
"To be educated means to be able to play gracefully with ideas."
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