27/05/2018 11:34 PM
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Almas de Aurora: El reino en penumbra
*Obra Venezolana registrada en el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI) bajo el certificado No. 5842 correspondiente al registro No. 12487
Preludio
Capítulo I
Una nueva aventura, directo hacia el crepúsculo
*Obra Venezolana registrada en el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI) bajo el certificado No. 5842 correspondiente al registro No. 12487
Preludio
Hace mucho tiempo existía un universo llamado Aurora, un magnifico espacio donde la realidad era un híbrido entre la fantasía y la tecnología. Sus habitantes le dieron ese nombre debido a la innumerable cantidad de auroras boreales que brillaban en el espacio desde el inicio de su creación. En este lugar había una energía interior capaz de hacer cosas inimaginables, la llamaron Aura: esencia misma de los seres vivos manifestada como luz. La bendición del Aura no era distintiva, cualquier habitante del universo tenía su poder ya fuera bueno o malo. Este magnífico sitio albergaba maravillas en su luz, sin embargo, las sombras ocultas detrás de las auroras siempre acechaban esperando la oportunidad de traer la catástrofe.
Es en este universo donde se conocerán las hazañas de unos pocos habitantes que se convirtieron en héroes poco comunes.
Existía desde hace mucho una organización entre seres inteligentes hambrientos de conocimiento, entre sus esfuerzos combinados por reunir todo el conocimiento de su universo, dieron a luz un sitio donde cualquier cantidad de datos era reunida para beneficio de todos, hoy en día todos los planetas de Aurora sabían de su existencia y lo llamaban vagamente el “Centro de Información”. Estaba ubicado de manera estratégica en el espacio, dentro de una nave espacial, en ese lugar se hacían investigaciones a toda hora. Por fortuna fue un símbolo de unión entre los planetas, el Centro le daba oportunidades de trabajo a cualquiera y lo único que pedía a cambio era información. Muchos seres vivos se beneficiaron al conocer las diferentes culturas y las especies conocidas en el universo, esto los llevó al camino del entendimiento y prosperidad por mucho tiempo.
A raíz de este maravilloso espacio, nacieron los héroes y villanos de Aurora. Los héroes conocieron en aquel tiempo a tres niños humanos que habían escapado de allí, se llamaban Antoni, Robert y Saúl. Después de conocerse y vivir muchas aventuras, finalmente el Centro los iban a capturar para regresarlos a su mundo, sin embargo, uno de los cinco dragones legendarios del universo los salvó de aquella tragedia. Tras sus días como equipo, los niños les prometieron a los héroes que defenderían a Aurora de los peligros y guardarían el secreto de su existencia, el dragón pudo ver la sinceridad en sus ojos, entonces los devolvió a la Tierra con nuevas amistades forjadas con los héroes. Eso fue una historia antigua, la cual será contada en detalle en otra ocasión.
Pasaron los años desde aquel entonces… a partir de aquí empezará la nueva aventura.
Capítulo I
Una nueva aventura, directo hacia el crepúsculo
En el Centro de Información, iba a empezar una nueva misión para dos compañeros. Uno se llamaba Spike, era un dragón con forma humanoide hecho de zafiro, sin embargo, él no era como los demás de su especie, la diferencia podía notarse en la forma de su cabeza; era redonda con grandes cuernos a los lados. El otro se llamaba Eclipse, era un lobo espadachín de pelaje negro con marcas amarillas en su rostro y en sus extremidades delanteras, cargaba dos espadas guardadas en un cinturón ajustado. Ellos esperaban emocionados su reunión con Antoni, el personal del Centro les había informado hace días que según la petición del dragón legendario Ignit, lo llamaron para que regresara a Aurora. Al cabo de enterarse para qué lo iban a traer, fueron de inmediato a la sede del Centro para recibirlo, así se irían juntos a su misión en nave espacial.
Los dos permanecieron esperando en los grisáceos puertos de salida de las naves, había mucha gente entrando y saliendo de ahí con sus naves, los dos miraron todo el tiempo las estrellas coloreadas por las auroras, Spike dijo:
—Rayos, ¿cuándo llegará Antoni? ¡Me estoy desesperando!
—Si no te queda paciencia, pégate contra la pared… ¡Spike! —Al fijarse, vio que su amigo se pegaba su cabeza contra una pared a su lado derecho— ¡No lo decía en serio, idiota! —Respondió Eclipse enojado—
—Si ya se me acabó la paciencia.
— ¡Spike deja de pegarte! —Dijo una voz.
Cuando oyeron esa voz, se preguntaban de dónde venía. Y al voltearse, sus sonrisas de alegría brillaron más que el sol, pues quien habló fue Antoni convertido ya en un adolescente, vestido con ropa negra. Spike lo abrazó fuerte diciéndole:
— ¡Amigo te extrañé! ¿Eh? ¿Creciste o es que yo me volví más pequeño?
—Spike, deja de ser tan sentimental con el muchacho y dile la misión de hoy, tenemos mucho por hacer.
— ¡Por favor! ¿Cuál es tu problema queriendo matar el ambiente de alegría? Ahora se lo dices tú porque ya perdí el ánimo.
—Bien… Amigo, disculpa por ser tan directo, pero la razón de tu regreso es que nos mandaron a investigar un nuevo planeta y necesitábamos tu ayuda.
—De acuerdo, ¿y ese planeta está lejos? —Preguntó Antoni.
—Nos dijeron que está en una ubicación que se creía vacía sin nada importante, sin embargo, recientemente vieron que se equivocaron.
—Bien, dame lo que necesito y partimos de una vez.
Eclipse levantó con su hocico una bolsa en el piso y de allí le dio a Antoni solamente un libro de bolsillo, al joven le pareció extraño que no le dieran las armas que usó de pequeño, luego le preguntó a Eclipse:
— ¿Dónde están mis armas?
—El Centro de Información cree que puedes usar hechizos eficaces; nos dieron este libro y me dijeron que te enseñara cómo hacerlos, pero como no sé muy bien cómo usar magia, le dije a Spike que lo hiciera él.
— ¿Mis armas no me las van a dar?
—No te preocupes por eso, esto es todo lo que necesitas. Te puedo prestar una de mis espadas si es necesario.
—De acuerdo, vámonos. —Dijo Spike.
Los tres se montaron en su transporte espacial y partieron hacia su misión al área desconocida. En su viaje por el espacio, miraban las estrellas mientras el piloto automático los conducía a su destino. A lo lejos podían ver el sol y los planetas que conformaban el sistema solar en el que vivían, entre los más conocidos se encontraban: Krisal, el planeta cristal; Maquiria, el planeta tecnológico; Grijun, el planeta jungla; Balan, el planeta montaña-océano; Glarious, el planeta congelado; Terrand, el planeta desierto; Thlight, el planeta luminoso; y finalmente Exo, el planeta fósil. A mitad del camino, vieron que las estrellas brillaban menos cada minuto hasta perder su resplandor casi por completo. Minutos después, Spike preguntó:
— ¿Ya llegamos?
—No. —Respondió Eclipse.
Diez minutos después, Spike volvió a preguntar:
— ¿Llegamos?
—No Spike. —Respondió Antoni.
Otros diez minutos, preguntó otra vez:
— ¿¡Ya!?
— ¡No! —Respondieron los dos.
— ¿Me están mintiendo?
— ¡No!
— ¡Me voy a orinar por la desesperación, si no quieren mi orina en el transporte más vale que estemos cerca!
— ¡No! ¡Sigues así y yo mismo te arrojo al vacío! —Gritó Eclipse.
—Estás dulce, lobo feroz.
—Sí, como la mier… digo miel.
Al cabo que Spike y Eclipse se calmaron, llegaron al planeta que iban a investigar, estaban tan desesperados por llegar que no se fijaron en lo oscuro que se veía, por culpa de esa falta de atención se iban a llevar varias sorpresas. Vieron en el atardecer un reino en ruinas a la vista mientras descendían hacia la tierra. Tras su aterrizaje en tierra firme, los tres se bajaron de su transporte, el cual se ubicó en una alta colina con buena vista del panorama, y vieron a su alrededor aquellas tierras silenciosas bajo la luz del crepúsculo, parecía un sitio lúgubre por tantos años abandonado. Antoni decidió hacer un plan de búsqueda, les dijo a los otros:
—Nos separaremos para cubrir más terreno, si encuentran algo avisen, ¿de acuerdo?
—Entendido. —Respondieron los otros.
Cada quien fue por su lado buscando por todo ese reino. Spike buscó por las casas del poblado, cuyos techos de mármol tenían huecos, y no vio ningún rastro de vida inteligente. Eclipse buscó por las ruinas de un santuario al oeste de su sitio de aterrizaje, vio en una pared muchos jeroglíficos raros, también pinturas de personas alabando a dos figuras, pero no logró describirlas bien. Antoni exploró el enorme castillo rodeado por los escombros de las casas al centro del reino, hasta encontrar un pasillo con los retratos antiguos de personas con una armadura puesta, había una en cada retrato. Entonces entró por una puerta extraña al final del pasillo y se topó con un gran salón, el cual tenía un balcón a la derecha y un trono al fondo, justo al frente de una alfombra. Él ya tuvo claro que era el salón del trono del rey, cuando lo vio, supuso que aquellos retratos eran de los reyes de ese reino.
Eclipse al terminar su búsqueda, no encontró nada más, por dentro sintió la amargura de no poder indagar más a fondo. Cuando salió del santuario, sintió una presencia sombría, pensó:
—Parece que no estamos solos, mejor les aviso a los otros antes que sea tarde.
Él se fue corriendo de regreso al transporte. Tras perderse de vista, en la puerta del santuario apareció una sombra con la apariencia de una mano. Spike estaba cansado de buscar por todo el pueblo, cuando volvió al transporte se encontró con Eclipse, lo vio apresurado y le dijo:
—Amigo, ¿qué ocurrió?
—Spike, no estamos solos, hay alguien o algo rondando por aquí en las sombras.
— ¡Oh no, Antoni sigue en ese castillo! Hay que ayudarlo antes que esa cosa lo encuentre.
— ¡Entonces vámonos!
Los dos corrieron hacia el enorme castillo lo más rápido posible, cruzándose a su paso con los escombros de las viviendas a ambos lados. Al entrar por aquellas puertas gigantes de la entrada, vieron una colosal mano sombría flotando de camino a las escaleras del salón principal, Spike le gritó:
— ¡Oye, tú! Si buscas a mi amigo, te las verás conmigo.
Sus palabras no captaron mucho su atención; siguió hacia las escaleras como si nada pasara, sin embargo, casi fue atravesada por la espada que lanzó Eclipse, esta terminó clavada en un escalón. Como la mano fue amenazada por aquel lanzamiento, contraatacó de inmediato, le iba a dar un puñetazo a Spike, pero falló cuando lo esquivaron, luego fue contra Eclipse y fue el mismo resultado, su golpe destruyó una pared del lado izquierdo del salón, enterrándola entre escombros. No obstante, salió de aquel desastre ilesa. El lobo se vio obligado a sacar con su hocico su segunda espada guardada en una de sus fundas del cinturón, Spike barrió el suelo con sus pies como un toro preparándose para embestir. Los dos corrieron hacia la mano con celeridad, esta usó un hechizo oscuro manifestando viento que impactó directo contra los dos amigos. Después que los dos retrocedieran, Spike dijo:
—Un momento, ese hechizo que hizo fue el Cross-Windal.
—No es gran cosa, ese hechizo es muy rápido en ataques múltiples pero son débiles. —Dijo Eclipse.
—Aunque es extraño, me siento muy adolorido, se supone que ese ataque no haga mucho daño, creo que el Aura oscura le dio mucha potencia.
—En ese caso intentemos usar ataques fuertes. Vamos Spike, usa un hechizo mientras yo uso mi espada.
—Ah, ya sé qué quieres hacer.
Entre tanto la bestia corrió hacia su objetivo, Spike conjuró un hechizo tal como se lo pidieron. La mano volvió a usar el Cross-Windal, pero Eclipse saltó para evitarlo. El dragón de zafiro usó el hechizo de fuego: Phiro-Pulse, con él le apuntó a la espada de Eclipse y esta fue envuelta en llamas de fuego. El lobo se acercó a su enemigo y aquel filo caliente lo cortó a la mitad. Cuando pensaron que ya estaban fuera de peligro, se fueron enseguida, aunque después de subir las escaleras, los restos de la mano desaparecieron atravesando el piso.
Los dos habían llegado al pasillo en donde estaban los retratos de los reyes, a pesar de la poca iluminación, pudieron caminar hacia la puerta sin tropezarse. Entraron al salón del trono y hallaron a Antoni examinando las paredes de color naranja, entonces le contaron lo sucedido con la mano.
— ¡Guau! No me esperaba que hubiese algo así por aquí. Por cierto, ¿qué descubrieron sobre este lugar? —Dijo él.
—Yo encontré un santuario con un muro lleno de jeroglíficos, y pinturas de personas alabando dos criaturas, por desgracia no logro distinguir qué son, la pintura con el tiempo se deterioró. —Dijo Eclipse.
—Yo no encontré nada en el pueblo, aunque hay algo que llamó mi atención. Vi el atardecer un rato, pero no vi que el sol se ocultara, pareciera que este planeta no tiene rotación. Este reino está a la merced de un atardecer eterno. —Agregó Spike.
—Antes de entrar aquí veía esos retratos y me preguntaba: ¿quiénes eran ellos cómo para poner sus retratos en ese pasillo? Ahora que entré a este salón y vi ese trono, se me ocurrió que tal vez ellos hayan sido los reyes que ha tenido este reino en toda su historia.
—Están en lo correcto. —Dijo una voz.
Los tres oyeron eso y se preguntaron de dónde venía, de pronto aparecieron dos manos como la otra que vieron antes, estas los sujetaron mientras la sala perdía iluminación, la voz misteriosa les dijo:
—Hora de apagar las luces… ¡Black-Versal!
El hechizo conjurado por la voz misteriosa fue el que usaron las manos sombrías, el Aura oscura formó una esfera de energía negra y flotó en el aire, después explotó expulsando rayos negros, dejándolos a todos gravemente heridos. Las manos los soltaron dejando caer a Spike y Eclipse inconscientes, antes que Antoni sufriera el mismo destino, vio que las manos se convirtieron en alas pegadas al suelo y una sombra aparecía saliendo del suelo. Todo se pintó de negro.
Cuando despertaron, se encontraban en un sitio poco iluminado, se preguntaban dónde estaban, oyeron la voz misteriosa diciéndoles:
—Un gusto conocerlos, me sorprende que dos criaturas como ustedes hayan logrado dañar una de mis alas.
— No logro ver una salida… Este se cree mucho… Usaré un hechizo, pienso que llegó la hora de aprender. —Pensó Antoni.
Antoni se armó de valor sacando el libro de bolsillo y utilizó un hechizo al azar de fuego contra el ser misterioso. Por desgracia, falló el tiro y fue golpeado por la espalda, con mucha curiosidad el ser le preguntó:
— ¿Quién eres tú?
—Soy Antoni, vine a Aurora para detener a amenazas como tú.
— ¿Yo? ¿Una amenaza para Aurora? Parece que me has malinterpretado.
El ser misterioso apareció desde las sombras revelando que era un dragón, tenía una guadaña en la punta de su cola y la piel negra como la noche, esta estaba llena de símbolos, el color de sus ojos era rojo como el peligro, y el color de sus cuernos, garras, entre otras partes de su cuerpo eran moradas. A pesar de su temible apariencia, por su forma de comportarse parecía una criatura muy tranquila, él les dijo:
—Mi nombre es Scythest, El Enviado del Fin. Soy un dragón legendario de Aurora y protector de este reino.
— ¿¡Dragón legendario!? Eres otro de los cinco, vaya, aparte de los dragones Arcano e Ignit no me esperaba ver otro. —Respondió Spike.
— ¿Se encontraron con los otros? Eso es algo inusual.
— ¿Y por qué eres llamado “El Enviado del Fin”? —Preguntó Eclipse.
—Aparte de ser el protector de este reino, en las leyendas aparezco como una sombra en los finales trágicos, soy en parte el sentido de la muerte. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que pude ver una muerte… —Susurró la última oración.
—Si eres el protector de este reino, ¿por qué está en ruinas? —Preguntó Antoni.
—Si quieren saberlo tendrán que oír mi historia… —Su rostro expresó cierto disgusto por lo que iba a contar.
Su historia se remontó en los tiempos de alegría y paz en el reino. Mientras narró, los otros imaginaron el relato en un teatro de sombras, la iluminación la brindó una llama viva.
Él vivió desde pequeño con su mejor amigo; otro de los dragones legendarios, llamado Dask, El Enviado del Comienzo, fueron inseparables desde la niñez. El Reino del Ocaso Eterno era su único hogar, a pesar de no saber diferenciar entre el día y la noche, fueron una gran civilización poderosa con una gran historia sobre cada uno de sus reyes. El último rey elegido; el rey Káiser, se había enamorado de una aldeana llamada Lidia, su amor fue tan grande como una montaña, con el paso del tiempo maduró como la semilla de un árbol hasta que un día llegaron a casarse. Dask y Scythest junto a todos los aldeanos les dieron su bendición, y los enamorados fueron felices juntos durante un largo tiempo. De pronto esa felicidad se transformó en una obsesión. Un día, el rey Káiser empezó a dar órdenes muy extrañas, todas tenían que ver con hacer feliz a su esposa con oro, joyas y lujos. Cada vez las órdenes se volvían más intolerables que las anteriores, incluso si no se cumplían, enviaban a los súbditos al calabozo para ser torturados. Scythest no fue capaz de tolerar semejantes atrocidades, su paciencia había explotado en cólera y decidió discutir con el rey para saber qué le sucedió. Volando de camino al salón del trono, Dask lo alcanzó para calmarlo, pues sabía lo molesto que se sentía con solo observar cómo volaba. Tras conversar sobre el tema, el noble compañero se ofreció para hablar con el rey en su lugar. Aunque él le tenía mucha confianza, no quería quedarse sin hacer nada, entonces se pusieron de acuerdo en ir juntos. Una vez en el salón del trono, cuyo tamaño era lo bastante amplio para que los dragones estuvieran bajo techo, en medio de la conversación con Káiser, Dask le preguntó:
— ¿Por qué sigue dando esas órdenes innecesarias? ¿No ve que hace sufrir a su gente?
—Eso no me importa, lo importante es que mi mujer y yo somos muy felices gobernando de este modo. Es sospechoso que ustedes nos cuestionen así de repente… ya veo, esos miserables los convencieron para venir. En ese caso, vuelvan al pueblo y castiguen a los aldeanos. —Respondió Káiser.
— ¿Por qué?
—En más de una ocasión ellos han cuestionado nuestra felicidad, hasta los he oído desear que nunca hubiese conocido a mi esposa. Si eso no les gusta que sufran.
— ¿¡Castigar a los aldeanos por semejantes motivos!? Lo lamento Dask, pero no puedo seguir con esta ridiculez, nuestro hogar no puede seguir sufriendo. —Dijo Scythest indignado.
Él iba a atacar al rey Káiser escupiéndole fuego, de pronto apareció su esposa para detenerlo con un inesperado hechizo de oscuridad y Dask no creyó lo que veía. A pesar de ser muy fiel ante la realeza, no podía dejar que su mejor amigo fuera herido, por eso atacó a Lidia con su cola antes que lo hiriera con ese poder maligno. Sin embargo, Káiser la protegió cubriéndola con su cuerpo, aún cuando sabía que los dos serían lastimados de igual manera. Ante los ojos de los dragones, la pareja feliz se convirtió en una cruel que no le importaba el bien del reino, eran como los frutos más podridos que nacieron de los más dulces. Al cabo que se levantaron, mordieron sus labios por la frustración en sus corazones, estaban hartos de lo que llegaron a ser sus vidas, gritaban en voz alta preguntándose por qué su propio reino negaba que fueran felices juntos. Los dragones al escucharlos, pensaron que el problema era más grave de lo que imaginaban, cuestionaron el bienestar de su salud mental, creían que estaban paranóicos. Entonces, casi como si estuviesen poseidos, los dos gobernantes le dijeron a Scythest al mismo tiempo, en un tono algo terrorífico:
—Bien, lo entendemos Scythest, no quieres vernos juntos, ¿verdad? Pues te prometemos: que antes de la fecha en la que la energía del sol aumente, nosotros, ¡destruiremos el reino!
— ¿Qué locuras dicen? Reaccionen, esas ideas solo están en su cabeza.
—Ya que somos el uno para el otro, tenemos un hechizo que nos unirá el resto de nuestras vidas en uno.
— ¿¡Qué!? ¡No, Dask, detengámoslos!
—Twivel-oved-soled-clavel-lifto… ¡Exrium!
Los dragones se detuvieron al contemplar que ese hechizo convirtió a la pareja en polvo y plumas, se habían esfumado totalmente como el viento, desde ese día estuvieron alertas ante su promesa.
El día en que el sol empezó a brillar más, era el momento en el que los dragones debían exponerse ante su luz y recibieran su energía. Prepararon a todos los guerreros del pueblo para que evitaran que llegara la pareja, a pesar de sus preocupaciones, el día estaba bendecido por la tranquilidad, muchos pensaron que no ocurriría nada. De repente… los vientos soplaron, unas plumas negras aparecieron en una corriente de aire, y en un parpadeo, apareció la silueta de un monstruo negro en el cielo destruyéndolo todo con rayos negros. Unas nubes de tinieblas se agruparon, sonaron relámpagos, las nubes furiosas soltaron una gran lluvia, pero ninguna de esas cosas impidió que desapareciera la luz del sol en el ocaso. Después que el monstruo destruyera medio reino en tan poco tiempo, dijo:
— ¡Dask! ¡Scythest! Volví como lo prometí, pero ya no soy Káiser, ni Lidia, ahora soy… ¡Kalin!
Scythest observó eso desde el sendero de piedra hacia el santuario, no pudo soportar los gritos de la gente, el castillo y los edificios de todo su hogar soltaban grandes humaredas, como si la misma tierra le hiciera un mensaje de auxilio. Él necesitaba detener a Kalin, deseaba recuperar la paz, no obstante, Dask lo detuvo antes que diera marcha atrás, trató de persuadirlo para continuar su trayecto al santuario, por desgracia él se negó a ir, le dijo:
—Dask, siéndote sincero no quiero el poder del sol, ¡no iré al santuario! Detendré a Kalin yo mismo. —Se marchó volando.
Dask no iba a permitir que él muriera, pero en su estado actual no sería de mucha ayuda, necesitaba la luz del sol para evolucionar, así podría detener esa catástrofe, entonces no le quedó más opción que apresurarse con el trayecto. Scythest se presentó ante Kalin en el cielo, el monstruo lo atacó con hechizos de viento muchas veces, pero el dragón no se dejaba vencer fácilmente.
Mientras Dask estaba en el santuario recibiendo la energía del sol, comenzó a aumentar su poder, Kalin lo percibió y disparó un gran rayo de energía hacia el santuario, destruyéndolo en cuestión de segundos, pensó que así enviaría al abismo todas las esperanzas de salvación. Por desgracia, era demasiado tarde, Dask ya tenía los poderes de la luz gracias al sol, pues emergió de los escombros como una silueta resplandeciente, voló hacia el monstruo a toda velocidad para embestirlo, y eso lo hizo retroceder, Scythest le dijo muy impresionado:
—Que bien que llegaste… no esperaba que lo hicieras tan rápido.
—Sí, mis poderes nuevos son mejores de lo que imaginé.
— ¿Creen que ya perdí sólo porque uno de ustedes evolucionó? —Preguntó Kalin.
Él expulsó una abrumadora Aura negra que provocó una tormenta, la furiosa intensidad de esta destruía gravemente el reino, esparciendo sus escombros por todos lados. Luego concentró en su ala derecha toda esa energía convirtiéndola en una espada de Aura gigante, pero Scythest no iba a permitir que él destruyera su hogar, entonces descendió hasta pisar tierra firme. Para detener al monstruo se arrancó sus alas con sus afilados dientes y utilizó un hechizo oscuro de alto costo que requería quitarse una parte del cuerpo (su conciencia jamás creyó que lo usaría en su vida).
—No dejaré que destruyas todo lo que queremos en este reino, ¡no importa si me cuesta la vida! —Exclamó Scythest.
— ¡Scythest, no! —Respondió Dask.
—Arceni-Canist-Scyle-Tomb… ¡Sello del fuego negro!
El hechizo que usó había formado un sello gigante detrás de él y salieron disparadas de allí muchas bolas de fuego negro, antes que llegaran a Kalin, explotaban quemándolo en una gran llamarada. Dask observó que Scythest estaba afectado por el costo del sello, pues su cuerpo temblaba de dolor, después oyeron al monstruo reírse en medio de la pira con la espada intacta, los dragones se asustaron al presenciarlo, no se había movido ni un centímetro.
—Pagarán por esto todos. —Susurró el monstruo.
Kalin movió finalmente la espada gigante cortando el reino a la mitad, el corte dejó un abismo en medio de la tierra, todo comenzó a desmoronarse. Scythest quería escapar del derrumbe, sin embargo, ya no podía volar, una enorme roca le cayó encima llevándoselo al abismo. Dask fue a rescatarlo, y antes de poder alcanzarlo, él le dijo:
— ¿Hasta aquí hemos llegado, amigo?
—No, Scythest aún podemos hacer algo para salvar al reino.
—Siempre tan optimista… Dask, te diré que al ver esta pareja y hasta donde han llegado, creo que este “amor” que ellos comparten es el culpable de este desastre. Si no hubiésemos aceptado ese amor que se tenían, nada de esto habría pasado, así que por eso, jamás lo aceptaré…
— ¡Scythest no! ¡Te equivocas, espera!
Antes que Dask pudiera sujetar una de las patas de su amigo, le había caído encima una enorme roca, cuando se libró de ella, el dragón oscuro ya se había perdido en el abismo.
Desde entonces todos creyeron que estaba muerto. No obstante, años después, Scythest empezó a brillar por un momento, luego la oscuridad empezó a fundirse en su cuerpo y eso provocó un cambio de forma, después le crecieron nuevas alas. Al cambiar completamente, se levantó con una fuerza tan sorprendente que destruyó los escombros que lo encerraban en el abismo. Y así con su nueva forma salió hacia su libertad, contemplando cómo resultó todo después de tanto tiempo. Voló hacia el lugar donde estaba el castillo, el santuario, y mitad de lo que quedó del pueblo, mirando el panorama desde el cielo con tristeza.
Antoni, Spike y Eclipse se sorprendieron por lo que le sucedió al pobre dragón, los tres pudieron sentir por unos momentos el pesar que cargaba a sus espaldas, no había nada peor que el sabor amargo de la pérdida. Spike le dijo:
—Amigo, siendo sincero, tu historia traumatiza a cualquiera.
— ¿Cómo fue que sobreviviste? —Preguntó Eclipse.
—Supongo que fue un milagro. —Respondió aún con dudas.
—Es sospechoso que de un momento a otro se convirtieran en monstruo. —Dijo Antoni.
—Si… Y al mismo tiempo es muy triste. Desde ese día, odié el amor que los convirtió en esa abominación, y lo seguiré haciendo hasta que destruya a Kalin.
— ¿Odiar su amor? Me parece un resentimiento extraño el que cargas contigo, pero no soy alguien que pueda juzgarte… —Respondió Spike.
—Te ayudaremos. —Intervino Antoni.
— ¡¿Qué?! —Exclamaron los otros.
—No es por tu odio a Kalin, sino por la gente inocente que murió por culpa de ese monstruo. —La seriedad en los ojos del chico hizo que el dragón estuviera dispuesto a darles una oportunidad.
—… Si quieren ayudarme, primero tengo que hacerles una prueba para ver si son lo suficientemente capaces. Para eso les daré esta energía oscura, ya veremos si son aptos para manejarla.
Su Aura oscura se manifestó y le transfirió un poco al grupo, parecía como si ellos fuesen arropados por una cortina de niebla morada. Tras sentir el poder que corría en ellos, los llevó en un parpadeo a otro lugar lejos del reino, fue tan espontaneo que apenas se dieron cuenta que ya estaban montados en su lomo. Mientras viajaban en un mundo sombrío, él les dijo:
—Está es su prueba: se hará en el pueblo que está en el Valle Rosalía, el cual se encuentra en este mismo planeta, allí está un objeto que pertenece al reino, búsquenlo y tráiganmelo. Les advierto, ese objeto es peligroso, no saben que podría suceder.
— ¿Tiene alguna forma en específico? —Preguntó Spike.
—Sí, su forma es esférica.
Antoni, Spike y Eclipse tenían muchas dudas acerca de la prueba que les tenía el dragón, lamentablemente no tuvieron tiempo de hablar un poco más. Cuando él les dijo que ya iban a llegar, ellos vieron en el horizonte una luz enceguecedora anunciando la llegada a su destino.
El destino nos juntó, de eso estoy seguro. Hay algo especial en esos tres chicos, algo dormido. Por sus miradas, supongo que siguen viendo su mundo de un modo inocente. De ser así, quizás esta próxima experiencia les haga cambiar de perspectiva, aunque, es posible que eso no sea lo único que cambie en ellos… De igual manera, tomaré el riesgo, ya veré si son aptos para ganarse mi confianza.