26/10/2018 02:42 AM
El dolor que queda dentro, en las entrañas, es el peor de todos, se agarra, como dices en tu poema y no te suelta (siempre habrá que preguntarse si se queda por que no podemos desprendernos de el o simplemente por que no queremos). Quizá en esa sonrisa milagrosa que viaja a través de la ventana esté la fuerza necesaria para aguantar. Me alegra leerte Mercarder, saludos.
Sus recuerdos, que no eran muchos pero sí hermosos, habían sido sacados de la oscuridad protectora donde vivían y, expuestos a la luz, se velaron y desaparecieron.
Daniel Moyano