23/03/2015 05:15 PM
4
Dos historias contemporáneas.
Devi y Harry regresaron de la ciudad. Su padre estaba esperándolos en la puerta de la granja con una cara de preocupación. Cuando los vio llegar se acercó rápidamente al carro y descargó las dos cajas que habían traído.
El viajero se extrañó por la actitud del sujeto pero al ver el oscuro cielo a causa de las nubes de tormenta supuso que estaría preocupado por el contenido de aquellas cajas. Harry se bajó del carromato lentamente e intentó ayudarlo con la descarga pero Devi lo detuvo.
—Lo lamento pero padre quiere que duermas en el granero hoy —Bajó la vista y su tono se volvió un poco más turbio—. También dijo que tendrías que irte en la mañana. Quise decírtelo antes pero…
—Está bien, no te preocupes —La interrumpió—. De todos modos tengo que continuar. Buenas noches —Se despidió y entró en el granero.
El sitio olía a estiércol, tierra húmeda y suciedad, no era un lugar agradable pero era un invitado allí y habían aceptado que un desconocido durmiera y se alimentara en su hogar sin hacer preguntas, no podía quejarse. Aún con esto en mente la actitud de Devi lo extrañó, parecía nerviosa pero ¿por qué? Sabía que tarde o temprano lo obligarían a marcharse, ¿quizás le molestó que fuera una decisión tan repentina? No… Debía estar relacionado con el contenido de aquellas cajas, su padre no dudo en descargarlas del carro apenas volvieron de recogerla. Un relámpago fuera seguido de un fuerte estruendo fue la señal que necesitaba Harry para saber que debía irse a dormir.
Se acomodó en un rincón del granero, donde menos suciedad encontró. El olor no desapareció pero luego de unos minutos se acostumbró, después de todo no podía abrir ninguna ventana para disiparlo. Cerró los ojos y el gran esfuerzo físico que había realizado ese día no tardó en hacerle efecto, se durmió con facilidad.
Soñó con el mismo granero pero con una mejor iluminación, también era más cálido y parecía más pequeño. Un dolor punzante en su pierna lo hizo reaccionar, no estaba soñando, el lugar estaba en llamas y se venía abajo. Intentó pararse al ver un trozo del techo caer frente a él pero su pierna derecha estaba aprisionada en los escombros. Luego de forcejear un poco pudo liberarse, se arrastró un poco intentando encontrar la salida pero estaba desorientado. Intentó calmarse y examinó el lugar, un gran trozo del techo se había desprendido, Harry rodó rápidamente y se golpeó contra una pared, una llamarada provocada por los escombros que acababan de caer alcanzó su espalda pero él no se quemó. Alzó la mirada ignorando el dolor de su pierna y espalda, había una pequeña abertura a unos metros de donde estaba. Se arrastró un poco más y pudo salir luego de un esfuerzo.
Se reincorporó con dificultad y miró lo que antes era una granja que lo recibió con los brazos abiertos durante días. Ahora no era más que una gran antorcha que lo quemaba todo. A lo lejos pudo ver una figura, no logró reconocerlo por la distancia y el humo pero si fue capaz de ver que alzaba una mano, como si tuviera saludando, luego dio media vuelta y se alejó. Harry desvió la vista hacia la casa de Devi, ella estaba fuera, arrodillada y sollozando. Se acercó a ella lentamente, intentó consolarla pero se quedó helado cuando miró un cuerpo inerte colgando en el techo de la casa, era el padre de la joven. El viajero se quedó sin palabras, simplemente se dignó a quedarse en silencio hasta que los gritos ahogados de la muchacha cesaran.
5
Pecado Capital: Ira.
El pelirrojo despertó en una verde pradera bajo la sombra de un abedul. Se desperezó abiertamente y miró hacia el cielo, completamente despejado. Una suave brisa hizo bailar una hoja frente a él, rozando su pálido rostro. <<Cerca, está cerca>> Susurró la dulce voz. Suspiró y desvió la vista hacia el camino donde vio a un pequeño grupo de personas movilizarse. Arqueó una ceja y se puso de pie con un salto, los miró unos segundos y luego se dirigió hacia ellos.
El grupo contaba con cinco personas, tres de ellos hombres. Cuando vieron acercarse al pelirrojo desde una pequeña colina se detuvieron. El más alto de ellos, y quien dirigía el grupo, lo fulminó con la mirada cuando estuvo lo suficientemente cerca.
—Yao —Dijo el pelirrojo con un gesto inexpresivo y una mano en alto.
—¿Qué quieres? —Preguntó Deken. Era una persona con una gran complexión física y portaba una espada correspondiente a su tamaño.
—Quizás sea uno de ellos —Dijo Jolar señalándolo con desprecio—. Solo mira el color de su cabello.
El pelirrojo arqueó ambas cejas, confundido.
—¿Hablas de mi? Yo simplemente…
—¡No nos interesa! —Le interrumpió bruscamente. El sujeto frunció el seño pero Jolar lo ignoró y continuó—: Deberíamos continuar, es peligroso estar por aquí.
—Tienes razón—Deken accedió y desvió la vista hacia el nuevo—. No vayas por este camino, solo hallarás sangre y destrucción. Marchamos hacia el norte, deberías hacer lo mismo.
Continuaron dejando al embobado pelirrojo atrás. Éste decidió seguirlos por detrás, junto a una joven y un lesionado. Devi lo miró unos momentos y éste esbozó una amplia sonrisa. Harry lo ignoró.
El grupo, ahora de seis, avanzo hasta llegar a unas extrañas ruinas que bloqueaban el camino. Deken hizo una señal para que se detuvieran a descansar y fue a observar el lugar. Jolar se acercó al pelirrojo y lo miró con furia.
—Hola compa…
—No me vengas con esas cosas, sucio impuro —Le interrumpió nuevamente—. No deberías estar viajando con nosotros.
—Ya déjalo Jolar, no molestes —Dijo una mujer mientras se acomodaba en una pequeña sombra—. Dijiste lo mismo cuando Devi y Harry se unieron a nosotros. Estamos aquí para llegar a Lucero del Alba, es más seguro viajar en grupos.
—No es lo mismo Dedan —Respondió—. Todos aquí somos Concordianos puros a excepción de este sujeto, es un impuro.
—¿Impuro? —Preguntó el pelirrojo—. Eso es…
—No eres digno de viajar con sangre pura como nosotros.
<<Hemos llegado>> La suave voz aceleró el corazón del pelirrojo <<Ayúdame ahora>> Se puso de pie ignorando la palabrería de Jolar y se aventuró en el interior de la estructura entre las ruinas. Los demás se extrañaron que Deken demorara tanto en volver y lo siguieron.
El interior era pequeño y estaba sorprendentemente en buen estado a comparación con el exterior. Lo único que mantenía la habitación iluminada era un extraño círculo de fuego color violeta que parecía danzar alrededor de un altar donde posaba una espada cuya hoja, apenas visible, irradiaba una tenue luz. El cuerpo sin vida de Deken yacía cerca del altar. Dedan corrió para ayudarlo pero el pelirrojo la detuvo con un brusco ademán.
—Está muerto —Dijo con frialdad—. Intentó cruzar las llamas y éstas lo quemaron. Solo encontrarás su mismo destino si intentas socorrerlo. Lo mejor será…
—¿Y qué sabe un sucio impuro acerca de esta clase de Arcanía? —Nuevamente Jolar lo interrumpió pero antes que pudiera hacer algún otro comentario se silenció con un gorgoteo. Devi dio un grito ahogado y Harry abrió mucho los ojos.
—Me interrumpiste tres veces —Dijo el pelirrojo quien sujetaba una pequeña navaja incrustada en el cuello de Jolar—. No tengo tanta paciencia, mortal —Soltó el cuchillo y el cuerpo se desplomó contra el suelo. La mirada aterrada del Concordiano solo pudo ver la espantosa sonrisa de su asesino segundos antes de desvanecerse a causa de la pérdida de sangre. El impuro se volteó e hizo una elegante reverencia en dirección a los tres que aun seguían allí, sorprendidos por lo que acababan de ver. Luego volvió la vista al frente y avanzó lentamente hacia las extrañas llamas, cruzándolas sin problemas.
—¿Qué haces? —Preguntó Dedan con la voz rota. El pelirrojo sujetó la espada y la levantó.
—Estoy aquí querida —Dijo con suavidad, unos momentos después hizo una mueca de disgusto—. Ya veo…
<<Entrégame a él, entrégame a mi amado>> Susurró la dulce voz. El pelirrojo soltó una carcajada. Devi y Harry lo miraron confundidos, sin entender lo que estaba sucediendo.
—¿Sabes algo gracioso? —Preguntó el impuro entre risas—. No importa cuántas veces lo intente, nunca consigo que esas llamas cambien de color.
<<Entrégame>> Repitió la voz.
—Espero que tú tengas más suerte que yo —Lanzó la espada y Harry la atrapó en el aire. El pelirrojo soltó otra carcajada y desapareció en las sombras lentamente, pero el eco de sus risas aún resonaba.
El rostro del viajero se tornó oscuro cuando tuvo aquella peculiar espada entre sus mano. Lo vio todo claro de repente, sus recuerdos regresaron así como también lo hizo su ira. <<Me alegro tanto que me encontraras>> Susurró la melódica voz.
—¿Harry? —Preguntó Devi un poco asustada al ver su rostro—. ¿Estás bien?
—No te preocupes, ya no hay nada que temer —Respondió con una voz calma y pausada sin desviar la vista de la espada—. Yo te protegeré, no volveré a abandonarte.
El pelirrojo despertó y paseó la mirada para intentar ubicarse. Estaba en una especie de cueva, sentado en un gran trono de piedra. Soltó una estruendosa carcajada que resonó por todo el lugar. Uno de los guardias se acercó alarmado.
—¿Qué te sucede ahora?
Ryu ignoró la pregunta. Su risa se volvió más grave y se hizo oír en el exterior de la cueva, viajando por el frondoso bosque de un Concordia abrazado por la tenue oscuridad de la noche.
Harnakon se encontraba pensativo sobre su elegante trono tapizado, admirando la hermosa espada que tenía entre sus manos y recordando los fantasmas del pasado. Desvió su vista hacia una de las grandes ventanas del castillo que daba hacia el nocturno exterior y le pareció escuchar algo, el sonido de una historia que lo perturbaba, la historia de su creación.
Dos historias contemporáneas.
Devi y Harry regresaron de la ciudad. Su padre estaba esperándolos en la puerta de la granja con una cara de preocupación. Cuando los vio llegar se acercó rápidamente al carro y descargó las dos cajas que habían traído.
El viajero se extrañó por la actitud del sujeto pero al ver el oscuro cielo a causa de las nubes de tormenta supuso que estaría preocupado por el contenido de aquellas cajas. Harry se bajó del carromato lentamente e intentó ayudarlo con la descarga pero Devi lo detuvo.
—Lo lamento pero padre quiere que duermas en el granero hoy —Bajó la vista y su tono se volvió un poco más turbio—. También dijo que tendrías que irte en la mañana. Quise decírtelo antes pero…
—Está bien, no te preocupes —La interrumpió—. De todos modos tengo que continuar. Buenas noches —Se despidió y entró en el granero.
El sitio olía a estiércol, tierra húmeda y suciedad, no era un lugar agradable pero era un invitado allí y habían aceptado que un desconocido durmiera y se alimentara en su hogar sin hacer preguntas, no podía quejarse. Aún con esto en mente la actitud de Devi lo extrañó, parecía nerviosa pero ¿por qué? Sabía que tarde o temprano lo obligarían a marcharse, ¿quizás le molestó que fuera una decisión tan repentina? No… Debía estar relacionado con el contenido de aquellas cajas, su padre no dudo en descargarlas del carro apenas volvieron de recogerla. Un relámpago fuera seguido de un fuerte estruendo fue la señal que necesitaba Harry para saber que debía irse a dormir.
Se acomodó en un rincón del granero, donde menos suciedad encontró. El olor no desapareció pero luego de unos minutos se acostumbró, después de todo no podía abrir ninguna ventana para disiparlo. Cerró los ojos y el gran esfuerzo físico que había realizado ese día no tardó en hacerle efecto, se durmió con facilidad.
Soñó con el mismo granero pero con una mejor iluminación, también era más cálido y parecía más pequeño. Un dolor punzante en su pierna lo hizo reaccionar, no estaba soñando, el lugar estaba en llamas y se venía abajo. Intentó pararse al ver un trozo del techo caer frente a él pero su pierna derecha estaba aprisionada en los escombros. Luego de forcejear un poco pudo liberarse, se arrastró un poco intentando encontrar la salida pero estaba desorientado. Intentó calmarse y examinó el lugar, un gran trozo del techo se había desprendido, Harry rodó rápidamente y se golpeó contra una pared, una llamarada provocada por los escombros que acababan de caer alcanzó su espalda pero él no se quemó. Alzó la mirada ignorando el dolor de su pierna y espalda, había una pequeña abertura a unos metros de donde estaba. Se arrastró un poco más y pudo salir luego de un esfuerzo.
Se reincorporó con dificultad y miró lo que antes era una granja que lo recibió con los brazos abiertos durante días. Ahora no era más que una gran antorcha que lo quemaba todo. A lo lejos pudo ver una figura, no logró reconocerlo por la distancia y el humo pero si fue capaz de ver que alzaba una mano, como si tuviera saludando, luego dio media vuelta y se alejó. Harry desvió la vista hacia la casa de Devi, ella estaba fuera, arrodillada y sollozando. Se acercó a ella lentamente, intentó consolarla pero se quedó helado cuando miró un cuerpo inerte colgando en el techo de la casa, era el padre de la joven. El viajero se quedó sin palabras, simplemente se dignó a quedarse en silencio hasta que los gritos ahogados de la muchacha cesaran.
5
Pecado Capital: Ira.
El pelirrojo despertó en una verde pradera bajo la sombra de un abedul. Se desperezó abiertamente y miró hacia el cielo, completamente despejado. Una suave brisa hizo bailar una hoja frente a él, rozando su pálido rostro. <<Cerca, está cerca>> Susurró la dulce voz. Suspiró y desvió la vista hacia el camino donde vio a un pequeño grupo de personas movilizarse. Arqueó una ceja y se puso de pie con un salto, los miró unos segundos y luego se dirigió hacia ellos.
El grupo contaba con cinco personas, tres de ellos hombres. Cuando vieron acercarse al pelirrojo desde una pequeña colina se detuvieron. El más alto de ellos, y quien dirigía el grupo, lo fulminó con la mirada cuando estuvo lo suficientemente cerca.
—Yao —Dijo el pelirrojo con un gesto inexpresivo y una mano en alto.
—¿Qué quieres? —Preguntó Deken. Era una persona con una gran complexión física y portaba una espada correspondiente a su tamaño.
—Quizás sea uno de ellos —Dijo Jolar señalándolo con desprecio—. Solo mira el color de su cabello.
El pelirrojo arqueó ambas cejas, confundido.
—¿Hablas de mi? Yo simplemente…
—¡No nos interesa! —Le interrumpió bruscamente. El sujeto frunció el seño pero Jolar lo ignoró y continuó—: Deberíamos continuar, es peligroso estar por aquí.
—Tienes razón—Deken accedió y desvió la vista hacia el nuevo—. No vayas por este camino, solo hallarás sangre y destrucción. Marchamos hacia el norte, deberías hacer lo mismo.
Continuaron dejando al embobado pelirrojo atrás. Éste decidió seguirlos por detrás, junto a una joven y un lesionado. Devi lo miró unos momentos y éste esbozó una amplia sonrisa. Harry lo ignoró.
El grupo, ahora de seis, avanzo hasta llegar a unas extrañas ruinas que bloqueaban el camino. Deken hizo una señal para que se detuvieran a descansar y fue a observar el lugar. Jolar se acercó al pelirrojo y lo miró con furia.
—Hola compa…
—No me vengas con esas cosas, sucio impuro —Le interrumpió nuevamente—. No deberías estar viajando con nosotros.
—Ya déjalo Jolar, no molestes —Dijo una mujer mientras se acomodaba en una pequeña sombra—. Dijiste lo mismo cuando Devi y Harry se unieron a nosotros. Estamos aquí para llegar a Lucero del Alba, es más seguro viajar en grupos.
—No es lo mismo Dedan —Respondió—. Todos aquí somos Concordianos puros a excepción de este sujeto, es un impuro.
—¿Impuro? —Preguntó el pelirrojo—. Eso es…
—No eres digno de viajar con sangre pura como nosotros.
<<Hemos llegado>> La suave voz aceleró el corazón del pelirrojo <<Ayúdame ahora>> Se puso de pie ignorando la palabrería de Jolar y se aventuró en el interior de la estructura entre las ruinas. Los demás se extrañaron que Deken demorara tanto en volver y lo siguieron.
El interior era pequeño y estaba sorprendentemente en buen estado a comparación con el exterior. Lo único que mantenía la habitación iluminada era un extraño círculo de fuego color violeta que parecía danzar alrededor de un altar donde posaba una espada cuya hoja, apenas visible, irradiaba una tenue luz. El cuerpo sin vida de Deken yacía cerca del altar. Dedan corrió para ayudarlo pero el pelirrojo la detuvo con un brusco ademán.
—Está muerto —Dijo con frialdad—. Intentó cruzar las llamas y éstas lo quemaron. Solo encontrarás su mismo destino si intentas socorrerlo. Lo mejor será…
—¿Y qué sabe un sucio impuro acerca de esta clase de Arcanía? —Nuevamente Jolar lo interrumpió pero antes que pudiera hacer algún otro comentario se silenció con un gorgoteo. Devi dio un grito ahogado y Harry abrió mucho los ojos.
—Me interrumpiste tres veces —Dijo el pelirrojo quien sujetaba una pequeña navaja incrustada en el cuello de Jolar—. No tengo tanta paciencia, mortal —Soltó el cuchillo y el cuerpo se desplomó contra el suelo. La mirada aterrada del Concordiano solo pudo ver la espantosa sonrisa de su asesino segundos antes de desvanecerse a causa de la pérdida de sangre. El impuro se volteó e hizo una elegante reverencia en dirección a los tres que aun seguían allí, sorprendidos por lo que acababan de ver. Luego volvió la vista al frente y avanzó lentamente hacia las extrañas llamas, cruzándolas sin problemas.
—¿Qué haces? —Preguntó Dedan con la voz rota. El pelirrojo sujetó la espada y la levantó.
—Estoy aquí querida —Dijo con suavidad, unos momentos después hizo una mueca de disgusto—. Ya veo…
<<Entrégame a él, entrégame a mi amado>> Susurró la dulce voz. El pelirrojo soltó una carcajada. Devi y Harry lo miraron confundidos, sin entender lo que estaba sucediendo.
—¿Sabes algo gracioso? —Preguntó el impuro entre risas—. No importa cuántas veces lo intente, nunca consigo que esas llamas cambien de color.
<<Entrégame>> Repitió la voz.
—Espero que tú tengas más suerte que yo —Lanzó la espada y Harry la atrapó en el aire. El pelirrojo soltó otra carcajada y desapareció en las sombras lentamente, pero el eco de sus risas aún resonaba.
El rostro del viajero se tornó oscuro cuando tuvo aquella peculiar espada entre sus mano. Lo vio todo claro de repente, sus recuerdos regresaron así como también lo hizo su ira. <<Me alegro tanto que me encontraras>> Susurró la melódica voz.
—¿Harry? —Preguntó Devi un poco asustada al ver su rostro—. ¿Estás bien?
—No te preocupes, ya no hay nada que temer —Respondió con una voz calma y pausada sin desviar la vista de la espada—. Yo te protegeré, no volveré a abandonarte.
El pelirrojo despertó y paseó la mirada para intentar ubicarse. Estaba en una especie de cueva, sentado en un gran trono de piedra. Soltó una estruendosa carcajada que resonó por todo el lugar. Uno de los guardias se acercó alarmado.
—¿Qué te sucede ahora?
Ryu ignoró la pregunta. Su risa se volvió más grave y se hizo oír en el exterior de la cueva, viajando por el frondoso bosque de un Concordia abrazado por la tenue oscuridad de la noche.
Harnakon se encontraba pensativo sobre su elegante trono tapizado, admirando la hermosa espada que tenía entre sus manos y recordando los fantasmas del pasado. Desvió su vista hacia una de las grandes ventanas del castillo que daba hacia el nocturno exterior y le pareció escuchar algo, el sonido de una historia que lo perturbaba, la historia de su creación.
“Te llevaste mi mejor mitad, Sin Sangre, y lo que dejaste es a un peligroso enemigo” –Wyrell.
“Dentro de mi locura, tengo mi propia cordura” -Avelon.
Concordia - [1/3]