24/01/2020 02:30 PM
(This post was last modified: 24/01/2020 02:31 PM by Duncan Idaho.)
(19/01/2020 12:34 PM)Cabromagno Wrote: Introduzcamos la variante de la reiteracion.
Generalmente, un corte de mangas o un eructo lo haces una vez y ya. De la misma forma, que alguien te tire un beso una sola vez puede que te moleste pero te va a dar igual.
El problema es la reiteracion querido Duncan. Cuando alguien te manda ya el beso numero doscientos, y ademas te ha estado siguiendo por la calle porque has intentado huir de esa persona... pues lo siento, pero es acoso.
Si al quinto beso la chica no te sonrie, si al quinto beso solo has conseguido miradas de asco o que huyan de ti, lo suyo es que la dejes tranquila. Porque ya no puedes decir que estes intentando ligar. Ya has fracasado en eso. Ahora estas acosando.
Aún así
Quote:Según el reglamento roterdamés, nadie puede burlarse, llamar, bloquear el paso a la calle o a cualquier edificio y no se deben realizar “gestos, sonidos o comportamientos ofensivos”, unos términos que, como han denunciado los juristas y los mismos asesores de la norma del Ayuntamiento (que ha tomado esta apelación como una toma de contacto sobre cómo se tomaría la justicia esta norma) son excesivamente amplios.
De ahí que ahora los jueces hayan declarado que ese corsé no permite a los ciudadanos de diferentes culturas manifestar su interés por otras personas, lo que limita su capacidad de comunicarse. Sus gestos de besos no eran "evidentemente ofensivos” y los receptores de los mismos no tenían por qué sentirse hostigados, y además "los ciudadanos que, por cualquier razón, no puedan expresarse con suficiencia a través del idioma (del holandés), deben ser capaces de informar mediante gestos".
Además, la normativa municipal tal y como estaba redactada no fijaba de manera suficientemente clara el límite entre un comportamiento aceptable y otro intolerable, así que fuese “indispensable de acuerdo con la Convención Europea de Derechos Humanos” proteger primeramente la libertad de expresión del individuo.
El dinero no da la felicidad pero la pobreza tampoco