Que le den por donde amargan los pepinos. Ya vale de tanta historia y tanta cara dura, por mi como si se opera. Tengo claro que nunca compraré nada de este tipejo.
Sus recuerdos, que no eran muchos pero sí hermosos, habían sido sacados de la oscuridad protectora donde vivían y, expuestos a la luz, se velaron y desaparecieron.
Daniel Moyano