04/04/2020 07:45 PM
Me han comentado en otro hilo acerca de cierta aseveración acerca de mi pequeña carrera como editor en una revista online, así que, en fin, heme aquí.
Antes de que penséis en mi como plataforma para publicaros, mucho me temo que mis tiempos como editor hace mucho que han pasado. Fue una experiencia, cierto, pero ya hace mucho que he pasado página.
Todo empezó, para los fundadores, allá en noviembre de 2009. No tengo todos los detalles, pero los creadores de la revista participaron en un concurso llamado "As de Picas" y, como suele ocurrir con muchos concursos literarios, no ganaron (o perdieron, elegid lo que sea menos traumático para vosotros). Así que, medio por despecho, medio porque querían tener una plataforma desde la que expresarse y llegar a la gente, fundaron la revista "¡No lo leas!". Como podéis imaginar, les gustaba la paradoja del nombre y, tal paradoja, me atrajo a mí, que empecé a escribir allí a partir del tercer número.
El concepto era bastante simple: la revista era gratuita (no vimos un duro en todo ese tiempo) y semanal, los escritores teníamos que escribir un capítulo / cuento por semana para ser editado y, finalmente, publicarlo.
Nada complicado, en principio.
En general, era un sistema interesante, tanto para el lector, que leía nuestras historias cual folletín, según sus gustos o según cómo se sintiera de valiente con las nuevas incorporaciones; o para el mismo escritor, que ahora tenía algo que ejercía cierta presión en sus intentos literarios. Sería bueno, sería malo, pero tener una fecha límite forzaba la imaginación.
Los escritores llegaban y se marchaban, algunos sólo deseando que les publicaran; otros echando una mano en la creación y publicidad... éramos diversos.
Y sí, yo sólo era un vulgar escritor más en el montón.
Hasta que llegó el número 47 y me anunciaron que estaban demasiado cansados para publicar otro número esa semana. Así que, como buen chico bueno que se presenta voluntario para salir a la pizarra, me ofrecí para editar el número: juntar todos los capítulos, darles un formato uniforme, colocar su portada, preparar títulos adecuadamente, montar el pdf, el swf y publicar...
...por sí solos, no son pasos complicados. Pero hacerlo con esa fecha límite, mientras que tienes que entregar tu propia historia, ocuparte de tus propios asuntos personales... uno comprende por qué a partir del número de aniversario, el número 52, se rindieron y dejaron que "otro"* se encargara de su edición.
*otro = yo
Y eso: Que desde el número 52 hasta su cierre allá por el número 220, semana tras semana, durante más de tres años, me encargué de la edición y dirección de la revista de nombre paradójico.
Encontré más autores, intenté publicitar con poco éxito, seguí publicando fielmente lo mismo que estudiaba o trabajaba, sin importar lo que ocurriera de fondo y, finalmente, yo también terminé demasiado cansado para continuar con mi deber. Entregué la antorcha a otro voluntario que, por su cuenta, remató dos números más y, finalmente, prefirieron "el formato blog".
"¡No lo leas!" nació y cayó medio en el olvido, pero fue la plataforma que me ayudó a mí y a unos cuantos más a encontrar la disciplina para escribir nuestras historias de forma consistente.
En sus páginas, se encuentra mi única novela editada profesionalmente, "Los hilos del titiritero" (y no, antes de que digáis nada, NO COMPRÉIS ESA NOVELA ONLINE; si la queréis, no paguéis a esos timadores y pedídmela a mí), junto a otras historias como el pastiche "El ahorcado"; mi pequeño experimento "Alan et Eiom"; mi obra maestra "Escuela" o esa pequeña gran aventura que fue "Dominios mancillados". Escribí alguna historia más grande, como la mensual "Iris" que nunca llegué a terminar; una traducción, "El log de Yukabacera" del genial Daniel Remar; un pequeño manga, "Alquiler de almas" con la ayuda del ínclito y genial Bluc / Nako23 con el que, más adelante y de forma independiente, guionicé "La montaña del fuego"; y un verdadero experimento que no fue mucho más allá, "Cartas desde el bosque". Incluso publiqué dos visual novels en esa única semana en la que nadie quería entregar, entre Nochebuena y Nochevieja.
Otros autores escribieron más o menos. Algunos fueron muy participativos (¡grande Yasu!), otros eran remolones (si por algo fui muy conocido fue por mi gusto por los látigos y fustas) y alguno fue un verdadero grano en el culo (no neguemos que hay algunos que, por estar en una revista, incluso si es de este bajo nivel, tienen el ego hinchado).
¿Dónde está la revista ahora? Con el paso del tiempo, las páginas mueren y ésta no es una excepción.
Sin embargo, que diera la espalda al trabajo de editor no significa que odiara aquello en lo que tanto tiempo empleé: conservé todo el registro de todas las revistas en las que participé en un archivo de MEGA.
Antes de que penséis en mi como plataforma para publicaros, mucho me temo que mis tiempos como editor hace mucho que han pasado. Fue una experiencia, cierto, pero ya hace mucho que he pasado página.
Todo empezó, para los fundadores, allá en noviembre de 2009. No tengo todos los detalles, pero los creadores de la revista participaron en un concurso llamado "As de Picas" y, como suele ocurrir con muchos concursos literarios, no ganaron (o perdieron, elegid lo que sea menos traumático para vosotros). Así que, medio por despecho, medio porque querían tener una plataforma desde la que expresarse y llegar a la gente, fundaron la revista "¡No lo leas!". Como podéis imaginar, les gustaba la paradoja del nombre y, tal paradoja, me atrajo a mí, que empecé a escribir allí a partir del tercer número.
El concepto era bastante simple: la revista era gratuita (no vimos un duro en todo ese tiempo) y semanal, los escritores teníamos que escribir un capítulo / cuento por semana para ser editado y, finalmente, publicarlo.
Nada complicado, en principio.
En general, era un sistema interesante, tanto para el lector, que leía nuestras historias cual folletín, según sus gustos o según cómo se sintiera de valiente con las nuevas incorporaciones; o para el mismo escritor, que ahora tenía algo que ejercía cierta presión en sus intentos literarios. Sería bueno, sería malo, pero tener una fecha límite forzaba la imaginación.
Los escritores llegaban y se marchaban, algunos sólo deseando que les publicaran; otros echando una mano en la creación y publicidad... éramos diversos.
Y sí, yo sólo era un vulgar escritor más en el montón.
Hasta que llegó el número 47 y me anunciaron que estaban demasiado cansados para publicar otro número esa semana. Así que, como buen chico bueno que se presenta voluntario para salir a la pizarra, me ofrecí para editar el número: juntar todos los capítulos, darles un formato uniforme, colocar su portada, preparar títulos adecuadamente, montar el pdf, el swf y publicar...
...por sí solos, no son pasos complicados. Pero hacerlo con esa fecha límite, mientras que tienes que entregar tu propia historia, ocuparte de tus propios asuntos personales... uno comprende por qué a partir del número de aniversario, el número 52, se rindieron y dejaron que "otro"* se encargara de su edición.
*otro = yo
Y eso: Que desde el número 52 hasta su cierre allá por el número 220, semana tras semana, durante más de tres años, me encargué de la edición y dirección de la revista de nombre paradójico.
Encontré más autores, intenté publicitar con poco éxito, seguí publicando fielmente lo mismo que estudiaba o trabajaba, sin importar lo que ocurriera de fondo y, finalmente, yo también terminé demasiado cansado para continuar con mi deber. Entregué la antorcha a otro voluntario que, por su cuenta, remató dos números más y, finalmente, prefirieron "el formato blog".
"¡No lo leas!" nació y cayó medio en el olvido, pero fue la plataforma que me ayudó a mí y a unos cuantos más a encontrar la disciplina para escribir nuestras historias de forma consistente.
En sus páginas, se encuentra mi única novela editada profesionalmente, "Los hilos del titiritero" (y no, antes de que digáis nada, NO COMPRÉIS ESA NOVELA ONLINE; si la queréis, no paguéis a esos timadores y pedídmela a mí), junto a otras historias como el pastiche "El ahorcado"; mi pequeño experimento "Alan et Eiom"; mi obra maestra "Escuela" o esa pequeña gran aventura que fue "Dominios mancillados". Escribí alguna historia más grande, como la mensual "Iris" que nunca llegué a terminar; una traducción, "El log de Yukabacera" del genial Daniel Remar; un pequeño manga, "Alquiler de almas" con la ayuda del ínclito y genial Bluc / Nako23 con el que, más adelante y de forma independiente, guionicé "La montaña del fuego"; y un verdadero experimento que no fue mucho más allá, "Cartas desde el bosque". Incluso publiqué dos visual novels en esa única semana en la que nadie quería entregar, entre Nochebuena y Nochevieja.
Otros autores escribieron más o menos. Algunos fueron muy participativos (¡grande Yasu!), otros eran remolones (si por algo fui muy conocido fue por mi gusto por los látigos y fustas) y alguno fue un verdadero grano en el culo (no neguemos que hay algunos que, por estar en una revista, incluso si es de este bajo nivel, tienen el ego hinchado).
¿Dónde está la revista ahora? Con el paso del tiempo, las páginas mueren y ésta no es una excepción.
Sin embargo, que diera la espalda al trabajo de editor no significa que odiara aquello en lo que tanto tiempo empleé: conservé todo el registro de todas las revistas en las que participé en un archivo de MEGA.
También, con el tiempo, recopilé información de las diversas historias de la revista y publiqué un pequeño wiki. Se supone que cada uno de nosotros tendría que ocuparse de sus propias entradas pero, tristemente, muchos autores o no tenían tiempo para eso o no lo consideraban bastante interesante.
Y, si estáis lo bastante atentos a la lista de autores, es posible que encontréis a cierta autora que ha pasado por este foro:
Sorpresa: Tyess fue una de las más fieles y dedicadas autoras de nuestra pequeña revista, empezando como un desastre, pero un desastre muy dispuesto a aprender y con una disciplina que ya querría yo para mí.
Espero que os gusten las historias del archivo. No dejéis de leer:
1- Las historias de días especiales como Halloween, Navidad, el día del orgullo friki...
2- Los números de aniversario: un tomo grande para entonces, con una temática común para todos, ya fuese "what if histórico" o ciencia ficción.
3- Números redondos: Sólo hubo dos: el 100 y el 200. Pero bien que los celebramos.
4- El segundo April's fools day: Puesto que nadie quería escribir el 28 de diciembre, pasamos el día de los santos inocentes a su versión internacional. Y en la segunda iteración, nos lucimos: durante el mes previo a su publicación, empezamos una falsa guerra entre autores en Twitter, anunciando nuestra (fingida) separación en cinco revistas diferentes. Yo "fundé" mi propia revista de relatos eróticos, "La sala del dolor"... ah, qué tiempos aquellos.
Y eso, ésta es la historia. No es sencillo mantener un grupo cohesionado y, al mismo tiempo, centrado en realizar la labor. Pero se puede hacer siempre que haya alguien con un poco de personalidad y ganas de sacar el látigo a pasear.
Si queréis editar vuestra propia revista, incluso si es una con una edición tan simplona como NLL, preparaos para encarar un trabajo incesante. Es complicado, no todo el mundo quiere ayudar, os encontraréis con el ego subido de algunos y la amabilidad de otros. Como sea, no será sencillo.
Pero os quedará un lindo recuerdo para siempre ^_^
Quien no tiene cara, tiene voz.