#3
¿Qué era ese sonido? Era muy agradable. Sonaba como a lluvia. Sí, como a la lluvia cuando golpea contra la ventana. Un golpeteo juguetón y tranquilo. ¿Acaso estaba durmiendo? Tenía que estar durmiendo todavía porque se sentía demasiado tranquila, como si el mundo no fuera un lugar tan malo después de todo. Tal vez todo saldría bien. Sí, tal vez.
Abrió los ojos y se dio cuenta que había estado soñando, pero no pudo recordar con qué. Supo que había sido muy agradable, pero nada más. Tenía todavía, como el recuerdo de una sensación placentera en el cuerpo.
-Ay, que fastidio -se quejó la chica de la cama a su derecha-. Soñé que estaba en el lago. Ahora quiero ir al lago.
Recién entonces Alice recordó el sonido de la lluvia. Con razón se había sentido tan bien.
Se vieron.
-Buenos días -le dijo la chica, con sonrisa soñolienta.
-Buenos días -respondió ella con voz rasposa-. Hola. Soy Alice -añadió, mirando en rededor.
Las otras dos chicas también se habían sentado en la cama. Al parecer todas habían despertado al mismo tiempo.
-Mucho gusto, Alice. Yo soy Emma -le respondió la chica de la derecha.
Alice sonrió y pasó su mirada hacia la izquierda.
-Y yo Naty. Encantada. ¿Pudiste descansar? ¿No te despertamos?
-Sí, no sentí nada.
Al otro lado de la habitación, la otra chica le sonrió, achicando los ojos, pero no dijo nada.
-Ah sí-dijo Emma -. Ella es Jas. Me pidió ayer que la disculpáramos porque no habla antes del desayuno.
Hablando del desayuno, Alice pensó que podría hablar con Carla y Vivian en el comedor, pero les advirtieron que, durante la primera semana de clase, los profesores tenían reunión temprano y el desayuno era supervisado por el Señor Goon, el cual odiaba el ruido en las mañanas.
-Eso quiere decir -les repitieron enfáticamente -absoluto silencio. Ni siquiera se atrevan a susurrar.
Y no fueron esas advertencias lo que realmente las convenció de que era en serio, sino el silencio sepulcral que mantenían todos en el comedor cuando ellas llegaron.
Nadie. Absolutamente nadie hablaba. En una pequeña mesa al fondo, un anciano de muy mal aspecto, permanecía sentado con los ojos cerrados. Debía ser el señor Goon.
Buscó con la mirada a Carla y Vivi al entrar. Vivi estaba en la otra punta, de espaldas a ella y los de Casa Fuego aún estaban entrando.
¡Allí estaba Carla!
“¡Car! ¡Car!” gritó en su interior, deseando que de alguna forma su silencioso llamado le llegara a su amiga. Y funcionó. Carla la vio y desvió su mirada hacia ella al pasar. Se dijeron tantas cosas con la mirada. Lástima que no estuvieron lo suficiente cerca como para tomarse de la mano. Pero se vieron. Eso ya era mucho.
Miró nuevamente hacia Viv. ¡Allí estaba! Le hacía una mueca, de esas que siempre la hacían reír.
Suspiró por dentro. No hubiera podido comer sin verlas primero.
¿Qué era ese sonido? Era muy agradable. Sonaba como a lluvia. Sí, como a la lluvia cuando golpea contra la ventana. Un golpeteo juguetón y tranquilo. ¿Acaso estaba durmiendo? Tenía que estar durmiendo todavía porque se sentía demasiado tranquila, como si el mundo no fuera un lugar tan malo después de todo. Tal vez todo saldría bien. Sí, tal vez.
Abrió los ojos y se dio cuenta que había estado soñando, pero no pudo recordar con qué. Supo que había sido muy agradable, pero nada más. Tenía todavía, como el recuerdo de una sensación placentera en el cuerpo.
-Ay, que fastidio -se quejó la chica de la cama a su derecha-. Soñé que estaba en el lago. Ahora quiero ir al lago.
Recién entonces Alice recordó el sonido de la lluvia. Con razón se había sentido tan bien.
Se vieron.
-Buenos días -le dijo la chica, con sonrisa soñolienta.
-Buenos días -respondió ella con voz rasposa-. Hola. Soy Alice -añadió, mirando en rededor.
Las otras dos chicas también se habían sentado en la cama. Al parecer todas habían despertado al mismo tiempo.
-Mucho gusto, Alice. Yo soy Emma -le respondió la chica de la derecha.
Alice sonrió y pasó su mirada hacia la izquierda.
-Y yo Naty. Encantada. ¿Pudiste descansar? ¿No te despertamos?
-Sí, no sentí nada.
Al otro lado de la habitación, la otra chica le sonrió, achicando los ojos, pero no dijo nada.
-Ah sí-dijo Emma -. Ella es Jas. Me pidió ayer que la disculpáramos porque no habla antes del desayuno.
Hablando del desayuno, Alice pensó que podría hablar con Carla y Vivian en el comedor, pero les advirtieron que, durante la primera semana de clase, los profesores tenían reunión temprano y el desayuno era supervisado por el Señor Goon, el cual odiaba el ruido en las mañanas.
-Eso quiere decir -les repitieron enfáticamente -absoluto silencio. Ni siquiera se atrevan a susurrar.
Y no fueron esas advertencias lo que realmente las convenció de que era en serio, sino el silencio sepulcral que mantenían todos en el comedor cuando ellas llegaron.
Nadie. Absolutamente nadie hablaba. En una pequeña mesa al fondo, un anciano de muy mal aspecto, permanecía sentado con los ojos cerrados. Debía ser el señor Goon.
Buscó con la mirada a Carla y Vivi al entrar. Vivi estaba en la otra punta, de espaldas a ella y los de Casa Fuego aún estaban entrando.
¡Allí estaba Carla!
“¡Car! ¡Car!” gritó en su interior, deseando que de alguna forma su silencioso llamado le llegara a su amiga. Y funcionó. Carla la vio y desvió su mirada hacia ella al pasar. Se dijeron tantas cosas con la mirada. Lástima que no estuvieron lo suficiente cerca como para tomarse de la mano. Pero se vieron. Eso ya era mucho.
Miró nuevamente hacia Viv. ¡Allí estaba! Le hacía una mueca, de esas que siempre la hacían reír.
Suspiró por dentro. No hubiera podido comer sin verlas primero.