A veces temo que la gente se cabree conmigo.
Tengo tendencia apasionarme cuando intercambio opiniones. El carácter socrático de mis comentarios debería quedar implícito ad aeternum. Me gusta la dialéctica, pero en absoluto juzgar, porque no creo que lo que yo pienso sea mejor que lo que piensan los demás. Espero que nadie se sienta molesto por eso, ni que nadie crea que estoy sentando directrices para escribir bien. Si fuera así ya me las habría aplicado yo misma y sería una escritora consagrada hace años.
Vamos por partes. Los niños. No son ni más ni menos complejos que los ancianos, adultos, adolescentes… Tienen las mismas desviaciones de conducta que pueden tener otras etapas de la vida humana. Hay niños muy violentos. Otros que nacen tarados. Les arrancan las alitas a las moscas, matan a otros niños y los dejan tirados en la vías del tren… Y no se puede hablar de ellos en un pack. Como tampoco se puede hablar de los mayores en un pack. Se supone que los niños raritos son los menos, pero si los dejáramos a su bola sin papá y mamá a saber hasta dónde llegarían algunos. Piensa que no tienen las limitaciones culturales y sociales que vamos adquiriendo con el paso de los años. Y muchos no serían así por maldad, sino simplemente porque nuestra naturaleza se muestra sin adulterar cuando eres pequeño. Todos llevamos un corsé cultural que nos condiciona muchísimo la conducta. Por ello justamente a mí no me extrañaba la reacción de tu niña. Me viene a la mente lo que hacen las circunstancias con los niños soldado. Es más bien la construcción del personaje (aunque sea un personaje terciario) lo que me llamó la atención, pero como te dije si era una elección tuya, quedaba plenamente justificada. Cada una de ese tipo de decisiones supongo que son las que van dando forma al estilo personal de un escritor. ¿Te imaginas que todos escribiéramos igual?
Ahhh sí, casi lo olvido: dijiste que el diálogo define a los personajes. Eso es verdad. Yo también lo creo. Pero no soy muy estricto con los terciarios, ya sabes, esos que aparecen solo para morir. ¿Qué debería decir, entonces? ¿De repente gritar? ¿O no decir nada? No... si lo hiciese ya no sería uno de mis niños. xD Y en su momento lo intenté pero siempre quedaba un hueco. Ahora sí, lo que no entiendo es por qué crees que la niña de las pollas no pueda ser al mismo tiempo la niña de la poesía. (si es poesía). Yo sigo siendo un incrédulo. Eso me lo vas a tener que responder. xD
Entiendo que lo que me dices más o menos es que, en tu caso, el fin justifica los medios. Es un personaje que casi no aparece y tiene una función que cumplir para crear el ambiente que deseas en esa escena. Bueno, es tu relato. Ya te dije que a mí la escena me gustó.
Referente a lo del realismo, yo no espero realismo de un relato de fantasía, pero sí coherencia. Tanto en los personajes, como en la historia. Y para mí (ya sabes personalmente IMHO y todo eso) me resulta un tanto incoherente.
En el caso de mezclar dos registros de diálogo tan dispares y casi seguidos como te comentaba, ahí no estoy de acuerdo contigo. Yo también puedo decir palabrotas y en otro momento puedo recitar a Bécquer. Pero en otro momento. O bien cuando en ese momento inicial se ha presentado un acontecimiento imprevisto que ha roto la tónica y que propicia el cambio de registro. En esa escena la situación de la niña es tan desesperada que no sé hasta qué punto la aparición de Oscuro puede sacudirla tanto como para sacarle el miedo cerval del cuerpo y abstraerla de él y quedarse como embelesada (aunque sea de puro pavor) para decir eso de la noche. Tú ves la escena con más claridad que yo, Seguramente ves una imagen horripilante de Oscuro, entre los árboles, como si llegaran los mismos jinetes del apocalipsis, que yo no veo, y para ti la llegada de ese desconocido está claro que tiene el suficiente peso para esa transición. A mí me cuesta más verlo. Yo me he quedado en el nivel de que la niña está cansada, apaleada, violada, hambrienta hasta la inanición, entumecida de frío, con partes de su madre en la sartén, y su margen de asombro realmente reducido a causa de todo eso.
Ahora releyendo: supongo que si se siente desquiciado, tal como dice en el inciso, el personaje puede ponerse hasta a recitar un verso de Shakespeare al momento de morir. xD Es broma. Pero también cero que es cierto. xD
Yo también creo que es posible hacer cosas rarísimas en momentos de stress extremo, lo que pasa es que la escena es tan sucinta que no queda justificado.
Tienes que entender que cuando noto algo en un texto que me resulta extraño, no me quedo ahí. Intento saber el motivo de que eso ocurra para comunicárselo a la persona que lo ha escrito por si le sirve de ayuda. A veces no sé bien lo que es y no paro hasta encontrar una explicación. Pero eso es todo. No busques nada más tras eso. Lo que yo encuentro raro, otro lo puede encontrar perfectamente normal. Y te aseguro que todo sale de mi traviesa cabecita. Me gusta llegar a mis conclusiones por mí misma.
Me haces plantearme cosas que yo casi nunca me pregunto. En mis historias la mayoría de los niños son sombríos o tristes, a veces violentos. Y no sé por qué. No puedo escribir sobre un niño alegre. Es difícil responderlo.
¿Y a mí porque me gusta tanto torturar a mis personajes? XD Me cuesta menos escribir ese tipo de escenas que cabalgatas alegres de enamorados en una mañana clara y diáfana. Aunque también lo hago. Un escritor tiene que curtirse en todos los terrenos. Yo creo que depende que la idea del libro que tengas en mente. Yo por ejemplo huyo como de la peste del tipo de fantasía Dragonlance. No porque la considere mala. Simplemente porque no es lo que me gusta leer. Así que cargo las tintas en elementos más oscuros, morbosos e incluso escabrosos. Hay partes de mi libro que iba a podar directamente cuando me leí Solo el Acero. Ahora no sé qué hacer. No sé si será tu caso, pero en el mío, al intentar conseguir un tono más sombrío viertes en el libro lo que a ti personalmente más te aterra, o te entristece. En mi caso puede que la idea de ser torturado durante días, sin poder hacer nada, sin tener ninguna otra opción que soportar el dolor hasta morir, sea una idea realmente espantosa. Quizá para ti no haya nada más deprimente que una niñez destrozada. Tengo otra teoría, pero esa mejor no te la digo XD.
Por cierto, al contrario que para ti, para mí lo primero son los personajes. Claro que la trama y el argumento son importantes, pero un personaje es el que puede conseguir que una escena contada cien veces (y diría que todo está ya escrito hasta la saciedad) sea muy diferente de las otras noventa y nueve. Opinión personal, como siempre. Después para mí es también primordial el espíritu del relato, Si va a ser oscuro, diáfano, sucio, humorístico. Y después todo lo demás en un batiburrillo.
¿Estás seguro de que aún quieres que comente su segundo capítulo?
Tengo tendencia apasionarme cuando intercambio opiniones. El carácter socrático de mis comentarios debería quedar implícito ad aeternum. Me gusta la dialéctica, pero en absoluto juzgar, porque no creo que lo que yo pienso sea mejor que lo que piensan los demás. Espero que nadie se sienta molesto por eso, ni que nadie crea que estoy sentando directrices para escribir bien. Si fuera así ya me las habría aplicado yo misma y sería una escritora consagrada hace años.
Vamos por partes. Los niños. No son ni más ni menos complejos que los ancianos, adultos, adolescentes… Tienen las mismas desviaciones de conducta que pueden tener otras etapas de la vida humana. Hay niños muy violentos. Otros que nacen tarados. Les arrancan las alitas a las moscas, matan a otros niños y los dejan tirados en la vías del tren… Y no se puede hablar de ellos en un pack. Como tampoco se puede hablar de los mayores en un pack. Se supone que los niños raritos son los menos, pero si los dejáramos a su bola sin papá y mamá a saber hasta dónde llegarían algunos. Piensa que no tienen las limitaciones culturales y sociales que vamos adquiriendo con el paso de los años. Y muchos no serían así por maldad, sino simplemente porque nuestra naturaleza se muestra sin adulterar cuando eres pequeño. Todos llevamos un corsé cultural que nos condiciona muchísimo la conducta. Por ello justamente a mí no me extrañaba la reacción de tu niña. Me viene a la mente lo que hacen las circunstancias con los niños soldado. Es más bien la construcción del personaje (aunque sea un personaje terciario) lo que me llamó la atención, pero como te dije si era una elección tuya, quedaba plenamente justificada. Cada una de ese tipo de decisiones supongo que son las que van dando forma al estilo personal de un escritor. ¿Te imaginas que todos escribiéramos igual?
Ahhh sí, casi lo olvido: dijiste que el diálogo define a los personajes. Eso es verdad. Yo también lo creo. Pero no soy muy estricto con los terciarios, ya sabes, esos que aparecen solo para morir. ¿Qué debería decir, entonces? ¿De repente gritar? ¿O no decir nada? No... si lo hiciese ya no sería uno de mis niños. xD Y en su momento lo intenté pero siempre quedaba un hueco. Ahora sí, lo que no entiendo es por qué crees que la niña de las pollas no pueda ser al mismo tiempo la niña de la poesía. (si es poesía). Yo sigo siendo un incrédulo. Eso me lo vas a tener que responder. xD
Entiendo que lo que me dices más o menos es que, en tu caso, el fin justifica los medios. Es un personaje que casi no aparece y tiene una función que cumplir para crear el ambiente que deseas en esa escena. Bueno, es tu relato. Ya te dije que a mí la escena me gustó.
Referente a lo del realismo, yo no espero realismo de un relato de fantasía, pero sí coherencia. Tanto en los personajes, como en la historia. Y para mí (ya sabes personalmente IMHO y todo eso) me resulta un tanto incoherente.
En el caso de mezclar dos registros de diálogo tan dispares y casi seguidos como te comentaba, ahí no estoy de acuerdo contigo. Yo también puedo decir palabrotas y en otro momento puedo recitar a Bécquer. Pero en otro momento. O bien cuando en ese momento inicial se ha presentado un acontecimiento imprevisto que ha roto la tónica y que propicia el cambio de registro. En esa escena la situación de la niña es tan desesperada que no sé hasta qué punto la aparición de Oscuro puede sacudirla tanto como para sacarle el miedo cerval del cuerpo y abstraerla de él y quedarse como embelesada (aunque sea de puro pavor) para decir eso de la noche. Tú ves la escena con más claridad que yo, Seguramente ves una imagen horripilante de Oscuro, entre los árboles, como si llegaran los mismos jinetes del apocalipsis, que yo no veo, y para ti la llegada de ese desconocido está claro que tiene el suficiente peso para esa transición. A mí me cuesta más verlo. Yo me he quedado en el nivel de que la niña está cansada, apaleada, violada, hambrienta hasta la inanición, entumecida de frío, con partes de su madre en la sartén, y su margen de asombro realmente reducido a causa de todo eso.
Ahora releyendo: supongo que si se siente desquiciado, tal como dice en el inciso, el personaje puede ponerse hasta a recitar un verso de Shakespeare al momento de morir. xD Es broma. Pero también cero que es cierto. xD
Yo también creo que es posible hacer cosas rarísimas en momentos de stress extremo, lo que pasa es que la escena es tan sucinta que no queda justificado.
Tienes que entender que cuando noto algo en un texto que me resulta extraño, no me quedo ahí. Intento saber el motivo de que eso ocurra para comunicárselo a la persona que lo ha escrito por si le sirve de ayuda. A veces no sé bien lo que es y no paro hasta encontrar una explicación. Pero eso es todo. No busques nada más tras eso. Lo que yo encuentro raro, otro lo puede encontrar perfectamente normal. Y te aseguro que todo sale de mi traviesa cabecita. Me gusta llegar a mis conclusiones por mí misma.
Me haces plantearme cosas que yo casi nunca me pregunto. En mis historias la mayoría de los niños son sombríos o tristes, a veces violentos. Y no sé por qué. No puedo escribir sobre un niño alegre. Es difícil responderlo.
¿Y a mí porque me gusta tanto torturar a mis personajes? XD Me cuesta menos escribir ese tipo de escenas que cabalgatas alegres de enamorados en una mañana clara y diáfana. Aunque también lo hago. Un escritor tiene que curtirse en todos los terrenos. Yo creo que depende que la idea del libro que tengas en mente. Yo por ejemplo huyo como de la peste del tipo de fantasía Dragonlance. No porque la considere mala. Simplemente porque no es lo que me gusta leer. Así que cargo las tintas en elementos más oscuros, morbosos e incluso escabrosos. Hay partes de mi libro que iba a podar directamente cuando me leí Solo el Acero. Ahora no sé qué hacer. No sé si será tu caso, pero en el mío, al intentar conseguir un tono más sombrío viertes en el libro lo que a ti personalmente más te aterra, o te entristece. En mi caso puede que la idea de ser torturado durante días, sin poder hacer nada, sin tener ninguna otra opción que soportar el dolor hasta morir, sea una idea realmente espantosa. Quizá para ti no haya nada más deprimente que una niñez destrozada. Tengo otra teoría, pero esa mejor no te la digo XD.
Por cierto, al contrario que para ti, para mí lo primero son los personajes. Claro que la trama y el argumento son importantes, pero un personaje es el que puede conseguir que una escena contada cien veces (y diría que todo está ya escrito hasta la saciedad) sea muy diferente de las otras noventa y nueve. Opinión personal, como siempre. Después para mí es también primordial el espíritu del relato, Si va a ser oscuro, diáfano, sucio, humorístico. Y después todo lo demás en un batiburrillo.
¿Estás seguro de que aún quieres que comente su segundo capítulo?