Lo rescato de olvido, porque leyendo y leyendo al final no he podido más y he tenido que escribir algo.
Yo no soy asidua de blogs de escritura, jamás he hecho ningún taller ni curso y solo os puedo hablar de mi experiencia personal. (De forma un tanto jocosa, si me lo permitís).
Cuando empecé a escribir mi historia no tenía ni idea de a dónde iba, ni del mundo en que se desarrollaba, ni de nada de nada en realidad. Simplemente tuve un rapto de inspiración y en tres días parí ochenta hojas y no como un esbozo, escritas tan a conciencia como si fueran parte de un libro definitivo. Fue un no parar. Lo recuerdo como uno de los periodos creativos más fértiles que he sufrido. Esa fue la parte divertida. Entonces coges esas ochenta hojas, te parece que son bastante buenas (eso también podría ser fruto de tu estado febril) y te decides a convertirlas en un libro… Y ahí empieza el calvario. Tienes que trabajar diez veces más que si hubieras empezado con un esquema decente y cabal. No recomendaría a nadie empezar a escribir un libro como yo lo he hecho, desde luego. Al menos si quiere terminarlo XD
Pero tampoco me veo haciendo un esquema, una cronología de hechos ordenada y rechazando primeras ideas, que a veces son las más frescas, por pensar que las siguientes serán mejores. Si una cosa funciona, funciona. A veces simplemente es un flechazo. A mí personalmente si una idea no me funciona a la primera, luego me cuesta horrores reconducir el argumento. Aún me gusta divertirme e improvisar y que mi propia historia me sorprenda saliendo por lugares insospechados que ni siquiera yo había imaginado, como si tuviera viva propia. Si no fuera así creo que ya hace mucho tiempo que la hubiera dejado. Suelo tener intereses bastante cambiantes. Me apasiono rápidamente, pero también me aburro con facilidad.
Otra cosa que he notado es que cuando lo personajes hacen cosas que no esperas, como si también tuvieran vida propia, es porque empiezan a funcionar de verdad. Es como si caminaran solos. No me pasa a menudo, pero cuando ocurre, dios, es una gozada. Recuerdo que hacia el final de mi tercer capítulo un personaje tenía que hacer una cosa concreta y no hubo tu tía, que no lo hacía y que no lo hacía. Y al final mi personaje tenía razón XD. Cuando lo estaba escribiendo os juro que el maldito bicho estaba haciendo lo que le salía de los coj****.
Por ello, aunque creo sinceramente que una preparación previa, una estructura clara de las líneas argumentales y una cronología bien definida de los hechos son herramientas valiosísimas, lo que quiero decir con esto también es que en realidad no hay métodos infalibles, ni fórmulas mágicas. Cada forma de escribir es producto de la persona que escribe. Son como los zapatos con los que anda y debe sentirse cómoda con ellos. Si no a la larga sucede lo mismo que con los zapatos apretados. Te los quitas y abandonas.
Sin embargo he de reconocer que uno de los pocos consejos que me he aplicado a la hora de estructurar el libro es saber cómo termina. Vagamente, vale…. No es que me lo haya aplicado en realidad es que simplemente lo supe y creo que eso me ha servido de brújula y me ha impedido perder el rumbo (al menos del todo XD).
Bueno puede que esta opinión muy útil no sea, pero me lo he pasado en grande escribiéndola.
Yo no soy asidua de blogs de escritura, jamás he hecho ningún taller ni curso y solo os puedo hablar de mi experiencia personal. (De forma un tanto jocosa, si me lo permitís).
Cuando empecé a escribir mi historia no tenía ni idea de a dónde iba, ni del mundo en que se desarrollaba, ni de nada de nada en realidad. Simplemente tuve un rapto de inspiración y en tres días parí ochenta hojas y no como un esbozo, escritas tan a conciencia como si fueran parte de un libro definitivo. Fue un no parar. Lo recuerdo como uno de los periodos creativos más fértiles que he sufrido. Esa fue la parte divertida. Entonces coges esas ochenta hojas, te parece que son bastante buenas (eso también podría ser fruto de tu estado febril) y te decides a convertirlas en un libro… Y ahí empieza el calvario. Tienes que trabajar diez veces más que si hubieras empezado con un esquema decente y cabal. No recomendaría a nadie empezar a escribir un libro como yo lo he hecho, desde luego. Al menos si quiere terminarlo XD
Pero tampoco me veo haciendo un esquema, una cronología de hechos ordenada y rechazando primeras ideas, que a veces son las más frescas, por pensar que las siguientes serán mejores. Si una cosa funciona, funciona. A veces simplemente es un flechazo. A mí personalmente si una idea no me funciona a la primera, luego me cuesta horrores reconducir el argumento. Aún me gusta divertirme e improvisar y que mi propia historia me sorprenda saliendo por lugares insospechados que ni siquiera yo había imaginado, como si tuviera viva propia. Si no fuera así creo que ya hace mucho tiempo que la hubiera dejado. Suelo tener intereses bastante cambiantes. Me apasiono rápidamente, pero también me aburro con facilidad.
Otra cosa que he notado es que cuando lo personajes hacen cosas que no esperas, como si también tuvieran vida propia, es porque empiezan a funcionar de verdad. Es como si caminaran solos. No me pasa a menudo, pero cuando ocurre, dios, es una gozada. Recuerdo que hacia el final de mi tercer capítulo un personaje tenía que hacer una cosa concreta y no hubo tu tía, que no lo hacía y que no lo hacía. Y al final mi personaje tenía razón XD. Cuando lo estaba escribiendo os juro que el maldito bicho estaba haciendo lo que le salía de los coj****.
Por ello, aunque creo sinceramente que una preparación previa, una estructura clara de las líneas argumentales y una cronología bien definida de los hechos son herramientas valiosísimas, lo que quiero decir con esto también es que en realidad no hay métodos infalibles, ni fórmulas mágicas. Cada forma de escribir es producto de la persona que escribe. Son como los zapatos con los que anda y debe sentirse cómoda con ellos. Si no a la larga sucede lo mismo que con los zapatos apretados. Te los quitas y abandonas.
Sin embargo he de reconocer que uno de los pocos consejos que me he aplicado a la hora de estructurar el libro es saber cómo termina. Vagamente, vale…. No es que me lo haya aplicado en realidad es que simplemente lo supe y creo que eso me ha servido de brújula y me ha impedido perder el rumbo (al menos del todo XD).
Bueno puede que esta opinión muy útil no sea, pero me lo he pasado en grande escribiéndola.