19/01/2017 09:00 PM
@El hombre que ríe Nunca dejaré de leer. Si me quedo ciego aprenderé braille. No recuerdo cuando empecé salvo borrosos recuerdos de tapas de cartón recortado de cuentos infantiles. Si recuerdo a cuatro maravillosas mujeres que advirtieron mi gusto por la lectura cuando aun usaba pantalón corto y me llenaron de libros de todos los colores, recuerdo sus debates sobre si era demasiado pronto o no darme ese libro o aquel. Ni crisis, ni escuelas, si uno es lector lo es para siempre aunque a veces los avatares de la vida apenas te dejen un trayecto de autobús para sumergirte en las páginas de ese libro que es capaz de hacerte pasar tu parada. Si pudiera elegir mi muerte sería en otoño, sentado bajo un árbol de mi bosque resplandeciendo por la suave luz del sol de primera hora de la tarde reflejándose en las verdes, rojas y amarillas hojas húmedas por la la lluvia recién caída, mientras se deshacen los últimos jirones de las nubes. Envuelto en el zumbido de los insectos y los cantares de los pájaros, con un café al lado y en mis manos las páginas abiertas de un libro.
"Ens mantindrem per sempre més fidels al servei d’aquest poble"
Salvador Espriu