29/06/2016 11:49 AM
¡Buenas a todos! Comencemos con el capítulo 1...
Preparé el cartel de mi fiesta la semana pasada.
Lo tenía todo pensado desde mi último cumpleaños: una mansión, piscina, el alcohol justo, mis amigos, ¡incluso un grupo de música! El plan perfecto.
Al colgar la "propaganda" de mi fiesta por el instituto me sentía nerviosa, aunque aquel sentimiento iba a desaparecer al día siguiente, cuando recibí llamadas de todo el mundo para poder venir, gente acribillándome por los pasillos, preguntando cosas que la verdad, no tenían sentido.
Todo estaba siendo un éxito. ¡Incluso iba a venir él! ¡Marcos, iba a acudir a mi fiesta!
Hoy es mi cumpleaños, y estoy deseando que llegue la noche. He visto siempre muchas películas de fiestas americanas cuando los padres se van y, como no, siempre acaban mal. Pero ésta no lo hará. Estoy segura.
—Parece mentira que ya llevemos dos horas de clase... ¿Has conseguido que los "Dobren" vengan? —Pregunta Jorge cuando me siento a su lado.
—Sí, el grupo está encantado de venir, ¿no es genial? —Respondo.
—Tía, Julia, creo que ésta va a ser la mejor fiesta del año.
—No... —hago una pausa—. ¿Tú crees?
Jorge se ríe, y lo hace tan fuerte que le mando callar.
—Claro que sí, Julia. Todo está bien preparado. —Se acerca a mí lentamente. Me susurra al oído—: mis fuentes me han dicho que ÉL viene.
— ¿Tus fuentes? —Pregunto, irónica—. Ha sido Ainhoa, me apuesto el cuello a que lo ha largado...
—Jajaja, tranquila, Julia, sólo me lo ha dicho a mí. Tu "mamorío" con Mark se mantendrá en secreto...
—Anda, cállate, que ya empieza la clase...
Saco el libro de historia y lo abro por la página 216, aunque por más que quiera, no consigo concentrarme. Al fin y al cabo, ésta noche iba a ser la mejor de mi vida e iba a ver al chico que me gustaba. Perfecto.
Cuando salgo de clase me dirijo a la cafetería y compro un bollo. Después saco el móvil y le pregunto a Jorge dónde está: "en la Zona B" responde. Me dispongo a buscar a mis amigos, pero un idiota se choca conmigo haciendo que se me caiga el móvil.
— ¡Mira por dónde vas! —Exclamo en seguida.
—Lo siento, Julia... —reconozco esa voz. El chico se agacha para coger mi móvil y, al levantarse, consigo verle el rostro. Mark.
—No, tranquilo, sólo... no pasa nada —comienzo a ruborizarme. Sonríe y se toca el pelo para peinárselo. No puedo evitar quedarme mirando: su cabello es castaño, como el mío, y tiene los ojos verdes; es más alto que yo, lo cual es normal; lleva una camiseta de tirantes roja que hace que se le marquen los músculos y su cuerpazo; lleva un pendiente en la oreja derecha, negro. El chico perfecto.
—Julia —chasquea los dedos y me hace volver—, ¿estás ahí? Te he preguntado que a qué hora es la fiesta —dice riéndose.
—Oh, eh... a las ocho y media empieza. Dura hasta el amanecer, pero te puedes ir antes —respondo, roja por la vergüenza.
— ¿Estás diciendo que quieres que me vaya antes, Julia?
—No, es sólo que... no todos se van a quedar hasta el final y puedes irte si quieres... —lo estás empeorando, idiota.
—Bueno, vale "señorita". Nos veremos ésta noche.
—Sí... adiós —me despido y sigo andando.
¡Serás tonta! ¿Por qué actúas así delante de él? ¡No te conoce, como si tuvieras las confianzas necesarias! Además, ¿decirle que se vaya antes? ¿Estás loca? ¡Qué te ha pasado!
Veo a Jorge sentado en el suelo con su novio, Derek.
—Has llegado, por fin. ¿Dónde estabas? —Pregunta mi amigo.
—Yo, eh... hablando con Marcos —agacho la cabeza.
— ¿¡Qué!? —Se levanta rápidamente y me agarra de los hombros—. ¿¡Qué le has dicho!? ¿¡La has cagado!? Dime que no, por favor...
Le miro a los ojos fijamente.
— ¿Tú qué crees?
Bajo de nuevo la cabeza y él me abraza.
—Tranquila... qué le has dicho, ¿qué le vas a matar?
—Peor: que no viniera a la fiesta —respondo. Él, supongo, se queda atónito.
—Explícate, Julia. No te entiendo.
Me separo de él y suspiro.
—Pues a ver... he comprado un bollo... después he cogido el móvil y te he mandado un mensaje, y justo un chico, Mark, se ha chocado conmigo. Le he llamado idiota porque por su culpa el móvil se me había caído, y claro, en ese momento yo no sabía quién era... la cosa es que cuando le he visto me he disculpado y me ha preguntado que a qué hora acababa la fiesta y yo le he dicho que se podía ir antes de que acabara y después lo he repetido y... soy idiota.
Levanto la mirada, y Jorge está sonriendo.
—No pasa nada... aunque no he entendido ni la mitad, hablabas demasiado rápido pero... no pasa nada, ¿sí?
Yo sonrío.
—Sí, lo que tú digas... voy a saludar al resto y a quitarme esto de la cabeza. ¡Es mi cumpleaños, no debo estar de esta manera!
— ¡Así se habla, "cari"!
Me siento con el resto, saludo a Ainhoa —mirándola como diciendo "tenemos que hablar"—, a Derek y a los demás.
— ¿Tienes todo preparado para la fiesta? —Pregunta Derek con su acento inglés.
—Más le vale... porque si no va a ser la mayor cagada de la historia —responde Ainhoa.
—Sí, está todo preparado: la piscina llena, el alcohol, el grupo, la mansión, el payaso...
— ¿El payaso? —Pregunta mi amiga sin dar crédito.
—Sólo es una broma —digo riéndome—, la fiesta será genial, lo prometo.
— ¿Alguien tiene megas? —Pregunta una chica, Rosa, interrumpiéndonos—. Necesito mandarle un mensaje a mi madre.
—Sí, yo —meto la mano en el bolsillo—, espera a que saque... el... móvil...
Me da un mini infarto cuando noto que no lo tengo guardado. Me levanto de un salto y abro el bolso, buscándolo por todas partes; busco en los bolsillos traseros de los pantalones, pero nada. Mi teléfono ha desaparecido.
— ¿Qué pasa? —Pregunta Jorge.
— ¡Mi "I—Phone"! ¡No está! ¿Dónde demonios está...? —Sigo rebuscando una y otra vez en los bolsillos hasta que veo a Jorge reírse—. Devuélvemelo.
Sigue riéndose y me mira, a punto de saltársele las lágrimas.
— ¿¡Qué te hace tanta gracia!? —Exclamo un poco enfadada.
—No, nada —dice calmándose un poco—, has dicho que se te ha caído cuando te has chocado con el idiota. Por favor, dime que no lo has cogido y que te has ido sin él. Dime que has sido tan tonta como para venir sin el móvil.
Me llevo la mano a la cabeza. ¡Mierda!
Jorge se ríe más y más, hasta que se levanta, me posa su brazo en mi hombro y dice:
—Ve a buscarle. Esto pinta bien... ¡madre mía!
CAPÍTULO 1.
UN AÑO Y MEDIO DESPUÉS.
Preparé el cartel de mi fiesta la semana pasada.
Lo tenía todo pensado desde mi último cumpleaños: una mansión, piscina, el alcohol justo, mis amigos, ¡incluso un grupo de música! El plan perfecto.
Al colgar la "propaganda" de mi fiesta por el instituto me sentía nerviosa, aunque aquel sentimiento iba a desaparecer al día siguiente, cuando recibí llamadas de todo el mundo para poder venir, gente acribillándome por los pasillos, preguntando cosas que la verdad, no tenían sentido.
Todo estaba siendo un éxito. ¡Incluso iba a venir él! ¡Marcos, iba a acudir a mi fiesta!
Hoy es mi cumpleaños, y estoy deseando que llegue la noche. He visto siempre muchas películas de fiestas americanas cuando los padres se van y, como no, siempre acaban mal. Pero ésta no lo hará. Estoy segura.
—Parece mentira que ya llevemos dos horas de clase... ¿Has conseguido que los "Dobren" vengan? —Pregunta Jorge cuando me siento a su lado.
—Sí, el grupo está encantado de venir, ¿no es genial? —Respondo.
—Tía, Julia, creo que ésta va a ser la mejor fiesta del año.
—No... —hago una pausa—. ¿Tú crees?
Jorge se ríe, y lo hace tan fuerte que le mando callar.
—Claro que sí, Julia. Todo está bien preparado. —Se acerca a mí lentamente. Me susurra al oído—: mis fuentes me han dicho que ÉL viene.
— ¿Tus fuentes? —Pregunto, irónica—. Ha sido Ainhoa, me apuesto el cuello a que lo ha largado...
—Jajaja, tranquila, Julia, sólo me lo ha dicho a mí. Tu "mamorío" con Mark se mantendrá en secreto...
—Anda, cállate, que ya empieza la clase...
Saco el libro de historia y lo abro por la página 216, aunque por más que quiera, no consigo concentrarme. Al fin y al cabo, ésta noche iba a ser la mejor de mi vida e iba a ver al chico que me gustaba. Perfecto.
Cuando salgo de clase me dirijo a la cafetería y compro un bollo. Después saco el móvil y le pregunto a Jorge dónde está: "en la Zona B" responde. Me dispongo a buscar a mis amigos, pero un idiota se choca conmigo haciendo que se me caiga el móvil.
— ¡Mira por dónde vas! —Exclamo en seguida.
—Lo siento, Julia... —reconozco esa voz. El chico se agacha para coger mi móvil y, al levantarse, consigo verle el rostro. Mark.
—No, tranquilo, sólo... no pasa nada —comienzo a ruborizarme. Sonríe y se toca el pelo para peinárselo. No puedo evitar quedarme mirando: su cabello es castaño, como el mío, y tiene los ojos verdes; es más alto que yo, lo cual es normal; lleva una camiseta de tirantes roja que hace que se le marquen los músculos y su cuerpazo; lleva un pendiente en la oreja derecha, negro. El chico perfecto.
—Julia —chasquea los dedos y me hace volver—, ¿estás ahí? Te he preguntado que a qué hora es la fiesta —dice riéndose.
—Oh, eh... a las ocho y media empieza. Dura hasta el amanecer, pero te puedes ir antes —respondo, roja por la vergüenza.
— ¿Estás diciendo que quieres que me vaya antes, Julia?
—No, es sólo que... no todos se van a quedar hasta el final y puedes irte si quieres... —lo estás empeorando, idiota.
—Bueno, vale "señorita". Nos veremos ésta noche.
—Sí... adiós —me despido y sigo andando.
¡Serás tonta! ¿Por qué actúas así delante de él? ¡No te conoce, como si tuvieras las confianzas necesarias! Además, ¿decirle que se vaya antes? ¿Estás loca? ¡Qué te ha pasado!
Veo a Jorge sentado en el suelo con su novio, Derek.
—Has llegado, por fin. ¿Dónde estabas? —Pregunta mi amigo.
—Yo, eh... hablando con Marcos —agacho la cabeza.
— ¿¡Qué!? —Se levanta rápidamente y me agarra de los hombros—. ¿¡Qué le has dicho!? ¿¡La has cagado!? Dime que no, por favor...
Le miro a los ojos fijamente.
— ¿Tú qué crees?
Bajo de nuevo la cabeza y él me abraza.
—Tranquila... qué le has dicho, ¿qué le vas a matar?
—Peor: que no viniera a la fiesta —respondo. Él, supongo, se queda atónito.
—Explícate, Julia. No te entiendo.
Me separo de él y suspiro.
—Pues a ver... he comprado un bollo... después he cogido el móvil y te he mandado un mensaje, y justo un chico, Mark, se ha chocado conmigo. Le he llamado idiota porque por su culpa el móvil se me había caído, y claro, en ese momento yo no sabía quién era... la cosa es que cuando le he visto me he disculpado y me ha preguntado que a qué hora acababa la fiesta y yo le he dicho que se podía ir antes de que acabara y después lo he repetido y... soy idiota.
Levanto la mirada, y Jorge está sonriendo.
—No pasa nada... aunque no he entendido ni la mitad, hablabas demasiado rápido pero... no pasa nada, ¿sí?
Yo sonrío.
—Sí, lo que tú digas... voy a saludar al resto y a quitarme esto de la cabeza. ¡Es mi cumpleaños, no debo estar de esta manera!
— ¡Así se habla, "cari"!
Me siento con el resto, saludo a Ainhoa —mirándola como diciendo "tenemos que hablar"—, a Derek y a los demás.
— ¿Tienes todo preparado para la fiesta? —Pregunta Derek con su acento inglés.
—Más le vale... porque si no va a ser la mayor cagada de la historia —responde Ainhoa.
—Sí, está todo preparado: la piscina llena, el alcohol, el grupo, la mansión, el payaso...
— ¿El payaso? —Pregunta mi amiga sin dar crédito.
—Sólo es una broma —digo riéndome—, la fiesta será genial, lo prometo.
— ¿Alguien tiene megas? —Pregunta una chica, Rosa, interrumpiéndonos—. Necesito mandarle un mensaje a mi madre.
—Sí, yo —meto la mano en el bolsillo—, espera a que saque... el... móvil...
Me da un mini infarto cuando noto que no lo tengo guardado. Me levanto de un salto y abro el bolso, buscándolo por todas partes; busco en los bolsillos traseros de los pantalones, pero nada. Mi teléfono ha desaparecido.
— ¿Qué pasa? —Pregunta Jorge.
— ¡Mi "I—Phone"! ¡No está! ¿Dónde demonios está...? —Sigo rebuscando una y otra vez en los bolsillos hasta que veo a Jorge reírse—. Devuélvemelo.
Sigue riéndose y me mira, a punto de saltársele las lágrimas.
— ¿¡Qué te hace tanta gracia!? —Exclamo un poco enfadada.
—No, nada —dice calmándose un poco—, has dicho que se te ha caído cuando te has chocado con el idiota. Por favor, dime que no lo has cogido y que te has ido sin él. Dime que has sido tan tonta como para venir sin el móvil.
Me llevo la mano a la cabeza. ¡Mierda!
Jorge se ríe más y más, hasta que se levanta, me posa su brazo en mi hombro y dice:
—Ve a buscarle. Esto pinta bien... ¡madre mía!
"No importa dónde estés. No te rindas. Bajo ningún concpeto, no te rindas."
-Sujeto 9: La Inmersión.