29/08/2016 05:17 PM
Quiero comentar dos cosas que se han dicho porque en mi opinión no conectan bien con la realidad.
La primera:
Vamos a ver, cuando utilicé genio, lo hice en el sentido original de la RAE y lo hice únicamente como simplificación extrema. Yo no dudo de que haya personas que sin llegar al extremo de la genialidad sean capaces de crear, de ser originales, pero existen unas malditas palabrejas en la otra punta que se conocen como incompetencia, incapacidad, la más caritativa: mediocridad.
RAE
Genio
4. m. Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables.
5. m. Persona dotada de genio. Calderón es un genio.
En general nadie pone en duda que para desarrollar actividades técnicas o científicas o manuales se necesita un cierto nivel de capacidad y que ese nivel de capacidad (junto con otras cosas) determina el resultado. Tampoco nadie pone en duda que el nivel de capacidad no es igual en todas las personas, no todos somos capaces de ser, no ya genios ni tan siquiera buenos profesionales, simplemente violinistas o ingenieros que merezcan ese nombre. Muchos han fracasado en la intentona y no es porque no hayan puesto el esfuerzo necesario o no hayan dispuesto de medios o maestros competentes, simplemente no tenían las facultades necesarias. Sin embargo, en cuanto invadimos el territorio del espíritu, se acabó el reconocimiento de la realidad, da igual nuestra capacidad real, en ese mundo todos somos o podemos ser si queremos genios, creamos con una originalidad irrefutable. Como no hay vara de medir única “si no te gusta lo que he hecho es que eres un zoquete que no lo entiendes”.
Sigo diciendo que la originalidad es subjetiva, pero hay límites, puede que difusos en determinados casos y por supuesto cada uno tiene su personal barra de medir. Yo puedo distinguir cuando algo no alcanza mi listón, aunque si alcance el de mi amigo y viceversa y siempre con cualquier amigo hay una marca a una determinada altura que compartimos
.
La segunda:
Está fuera de tema, pero cada vez que leo eso me entran ganas de dar a conocer a los escritores mi opinión al respecto. Opinión que además es compartida por la inmensa mayoría de lectores que conozco. Os ruego me perdonéis.
La invasión de publicaciones no es ninguna ventaja para mí como lector. No sé si mis argumentos tienen valor desde el punto de vista del escritor, pero la realidad es que es como yo y unos cuantos más actuamos.
Para elegir una obra que leer yo tengo dos filtros además del habitual boca a boca de los lectores con los que de una forma u otra tengo relación, foros, mis amigos, mi familia, algún crítico (pocos).
El primero son los editores. Si un editor ha confiado en una obra por lo menos me garantiza unos mínimos. Me diréis: ¿y si el autor es un incomprendido? Bueno en ese caso tal vez con el tiempo encontrará su editor. “Los Jardines de la Luna” por poner un ejemplo le costó 6 años a Erikson y además en Inglaterra (él es canadiense). Si la obra no encuentra editor, por mucho que esté publicada en internet, será un milagro si entre los miles y miles disponibles del género yo encuentro una obra concreta y quien dice yo dice una gran mayoría. El problema añadido es que puedo gastar más tiempo buscando el milagro que leyendo el libro y el tiempo es el bien más preciado ¿verdad?. Calibre y los cinco mil libros que importé de la biblioteca de fantasía, creo que se llama, me convencieron inmediatamente y son sólo cinco mil más o menos. Mis próximos 150 años dedicado casi exclusivamente a la lectura.
Excepcionalmente, aunque supongo que tal vez por ahí irán las cosas en el futuro, algún autor con los medios suficientes intentará hacer una buena campaña de marketing por internet. Pero de todas maneras de entrada estará en desventaja con las editoriales, salvo que realmente pueda gastar mucho dinero.
El segundo lo utilizo si no tengo un objetivo preciso. Entro en Gigamesh, me dirijo al mostrador y depende de quien esté no hace falta ni que le hable de mis gustos, ya los conoce y si el que está no los conoce se los comento. Me sugiere un par o tres de títulos, voy les hecho un vistazo y si hay suerte ya lo tengo y si no vuelvo al mostrador y repetimos el proceso.
En resumen, en el peor de los casos, entre consultar novedades editoriales y acudir a Gigamesh, la elección me puede costar ¿Una hora?, y eso no tiene en cuenta el que me acaban de comentar entre cerveza y cerveza que no me cuesta ni 20 minutos o uno si es para el Kindle. No quiero ni imaginar entre miles de libros en Internet.
Un saludo,
La primera:
Vamos a ver, cuando utilicé genio, lo hice en el sentido original de la RAE y lo hice únicamente como simplificación extrema. Yo no dudo de que haya personas que sin llegar al extremo de la genialidad sean capaces de crear, de ser originales, pero existen unas malditas palabrejas en la otra punta que se conocen como incompetencia, incapacidad, la más caritativa: mediocridad.
RAE
Genio
4. m. Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables.
5. m. Persona dotada de genio. Calderón es un genio.
En general nadie pone en duda que para desarrollar actividades técnicas o científicas o manuales se necesita un cierto nivel de capacidad y que ese nivel de capacidad (junto con otras cosas) determina el resultado. Tampoco nadie pone en duda que el nivel de capacidad no es igual en todas las personas, no todos somos capaces de ser, no ya genios ni tan siquiera buenos profesionales, simplemente violinistas o ingenieros que merezcan ese nombre. Muchos han fracasado en la intentona y no es porque no hayan puesto el esfuerzo necesario o no hayan dispuesto de medios o maestros competentes, simplemente no tenían las facultades necesarias. Sin embargo, en cuanto invadimos el territorio del espíritu, se acabó el reconocimiento de la realidad, da igual nuestra capacidad real, en ese mundo todos somos o podemos ser si queremos genios, creamos con una originalidad irrefutable. Como no hay vara de medir única “si no te gusta lo que he hecho es que eres un zoquete que no lo entiendes”.
Sigo diciendo que la originalidad es subjetiva, pero hay límites, puede que difusos en determinados casos y por supuesto cada uno tiene su personal barra de medir. Yo puedo distinguir cuando algo no alcanza mi listón, aunque si alcance el de mi amigo y viceversa y siempre con cualquier amigo hay una marca a una determinada altura que compartimos
.
La segunda:
Está fuera de tema, pero cada vez que leo eso me entran ganas de dar a conocer a los escritores mi opinión al respecto. Opinión que además es compartida por la inmensa mayoría de lectores que conozco. Os ruego me perdonéis.
La invasión de publicaciones no es ninguna ventaja para mí como lector. No sé si mis argumentos tienen valor desde el punto de vista del escritor, pero la realidad es que es como yo y unos cuantos más actuamos.
Para elegir una obra que leer yo tengo dos filtros además del habitual boca a boca de los lectores con los que de una forma u otra tengo relación, foros, mis amigos, mi familia, algún crítico (pocos).
El primero son los editores. Si un editor ha confiado en una obra por lo menos me garantiza unos mínimos. Me diréis: ¿y si el autor es un incomprendido? Bueno en ese caso tal vez con el tiempo encontrará su editor. “Los Jardines de la Luna” por poner un ejemplo le costó 6 años a Erikson y además en Inglaterra (él es canadiense). Si la obra no encuentra editor, por mucho que esté publicada en internet, será un milagro si entre los miles y miles disponibles del género yo encuentro una obra concreta y quien dice yo dice una gran mayoría. El problema añadido es que puedo gastar más tiempo buscando el milagro que leyendo el libro y el tiempo es el bien más preciado ¿verdad?. Calibre y los cinco mil libros que importé de la biblioteca de fantasía, creo que se llama, me convencieron inmediatamente y son sólo cinco mil más o menos. Mis próximos 150 años dedicado casi exclusivamente a la lectura.
Excepcionalmente, aunque supongo que tal vez por ahí irán las cosas en el futuro, algún autor con los medios suficientes intentará hacer una buena campaña de marketing por internet. Pero de todas maneras de entrada estará en desventaja con las editoriales, salvo que realmente pueda gastar mucho dinero.
El segundo lo utilizo si no tengo un objetivo preciso. Entro en Gigamesh, me dirijo al mostrador y depende de quien esté no hace falta ni que le hable de mis gustos, ya los conoce y si el que está no los conoce se los comento. Me sugiere un par o tres de títulos, voy les hecho un vistazo y si hay suerte ya lo tengo y si no vuelvo al mostrador y repetimos el proceso.
En resumen, en el peor de los casos, entre consultar novedades editoriales y acudir a Gigamesh, la elección me puede costar ¿Una hora?, y eso no tiene en cuenta el que me acaban de comentar entre cerveza y cerveza que no me cuesta ni 20 minutos o uno si es para el Kindle. No quiero ni imaginar entre miles de libros en Internet.
Un saludo,
"Ens mantindrem per sempre més fidels al servei d’aquest poble"
Salvador Espriu