(26/05/2018 01:28 PM)Cabromagno Wrote: Eso es la definicion de culpabilizar al autor. Quizas no tuvieras esa intencion, pero en ese caso deberias cuidar mas como te expresas porque ahi da la sensacion de que le echas toda la culpa "a los autores como Rowling".
Que "los autores como Rowling" quiten visibilidad a otros autores no quiere decir que sea culpa suya. Quitan visibilidad en tanto que están colocados en una posición demasiado privilegiada, pero no son ellos mismos los que se han colocado ahí. Es la industria los que los ha situado de esa forma.
(26/05/2018 01:28 PM)Cabromagno Wrote: En lo que has dicho aqui, totalmente de acuerdo. Pero lo que deberiamos hacer es alegrarnos de que algunos, pese al sistema, logren triunfar aunque sea a golpe de suerte. Pero hasta ahora casi siempre te veo echarles mierda a los "suertudos".
No creo que ninguna persona, por buena escritora que sea, deba triunfar de la forma que han triunfado Rowling y compañía. Una cosa es recibir reconocimiento y otra cosa es eso. Lo suyo me parece excesivo. Nadie se merece tanto reconocimiento. Nadie. Me parece que en todos esos fenómenos se produce una inflación de la obra muy por encima de su valor real, adquiriendo un supuesto valor que ninguna obra va a tener jamás.
(26/05/2018 01:28 PM)Cabromagno Wrote: PD: te he juntado el tema que abriste con la minirespuesta a kaoseto. Ya hablamos de esto en su dia, aqui no vamos a considerar que estes desvirtuando un tema por escribir cuatro lineas contestando a algo
La verdad, respondí a kaoseto no con ánimo de "no desviar", sino con ánimo de abrir un tema nuevo. He conocido a bastante gente que escribe, y que lo hace bien, y que no sabe qué cojones hacer con sus obras en un sistema que tan pocas oportunidades ofrece; pensaba que lo de la edición digital es una vía bastante ventajosa e interesante, y pensaba que abrir un tema a propósito podía ser útil para todas las personas que pudiese haber en este foro en esa situación. Si se quedaba como una "respuesta a kaoseto" en este tema, pues podría pasar más desapercibido.
(26/05/2018 03:56 PM)Licordemanzana Wrote: Umm, no tengo muy claro por dónde va todo esto.
Es obvio que no todos los que se esfuerzan, triunfan; también es lógico: escribir 10.000 páginas enteramente con palabras no existentes supondría un esfuerzo brutal (al menos sin apoyo informático), pero su interés sería mmm reducido. Del mismo modo, pasarte 48 horas cascando nueces supondrá un gran esfuerzo que no te construirá, digamos, una casa.
No estoy hablando de "esfuerzo" a secas, sino de "esfuerzo bien llevado", "esfuerzo con mérito", "esfuerzo bien enfocado" o como lo quieras llamar; me refiero a casos como el de Cervantes, que por mucho que se ha reconocido el mérito de su obra en el futuro, de poco le valió en su presente.
(26/05/2018 03:56 PM)Licordemanzana Wrote: Además, entiendo que por "éxito" se está aludiendo a éxito de ventas y/o de lecturas. Para ese éxito, necesitas tener en cuenta lo que quiere el público: si consigues crear lo que el público (y los intermediarios, en caso de que los haya) quiere, tendrás éxito.
Por mucho que hagas algo que pueda ser leído, deseado y disfrutado por el público, ¿qué más dará, si no tienes una sola posibilidad de darte a conocer por culpa del sistema? El sistema ya no es que no te lo ponga fácil, es que directamente te lo impide. Puedes tener algún golpe de suerte que te permita saltarte la barrera férrea que te han impuesto, pero es increíblemente complicado, y no tiene nada que ver con que la gente quiera leerlo o no.
(26/05/2018 03:56 PM)Licordemanzana Wrote: Si haces una obra de arte totalmente ajena a lo que el público demanda, podrás aspirar, de cara a forrarte con ella, a que sea usada para blanquear dinero en las subastas de arte snobs, pero poco más.
Y luego puede darse el caso de que los gustos del autor y del gran público coincidan, o de que los gustos del público cambien, y ahí si que entramos en el terreno de los imponderables, y del azar, si se quiere. Pero esto no le quita nada al autor, al público, o al resto de autores, por lo anteriormente aducido, a mi entender.
Sobrevaloras al "público", entidad abstracta sin criterio propio y sin capacidad de decisión. Las tendencias no las decide "el público"; le son impuestas al "público". Y podría intentar explicarlo algo mejor, pero prefiero cederle el testigo a Larra, que ha sabido tratar esta cuestión con mucha más precisión de la que yo pueda tener:
(26/05/2018 03:56 PM)Mariano José de Larra Wrote: Llega empero la hora de acostarse, y me retiro a coordinar mis notas del día: léolas de nuevo, reúno mis ideas, y de mis observaciones concluyo:
En primer lugar, que el público es el pretexto, el tapador de los fines particulares de cada uno. El escritor dice que emborrona papel, y saca el dinero al público por su bien y lleno de respeto hacia él. El médico cobra sus curas equivocadas, y el abogado sus pleitos perdidos por el bien del público. El juez sentencia equivocadamente al inocente por el bien del público. El sastre, el librero, el impresor, cortan, imprimen y roban por el mismo motivo; y, en fin, hasta el... Pero ¿a qué me canso? Yo mismo habré de confesar que escribo para el público, so pena de tener que confesar que escribo para mí.
Y en segundo lugar, concluyo: que no existe un público único, invariable, juez imparcial, como se pretende; que cada clase de la sociedad tiene su público particular, de cuyos rasgos y caracteres diversos y aun heterogéneos se compone la fisonomía monstruosa del que llamamos público; que éste es caprichoso, y casi siempre tan injusto y parcial como la mayor parte de los hombres que le componen; que es intolerante al mismo tiempo que sufrido, y rutinero al mismo tiempo que novelero, aunque parezcan dos paradojas; que prefiere sin razón, y se decide sin motivo fundado; que se deja llevar de impresiones pasajeras; que ama con idolatría sin por qué, y aborrece de muerte sin causa; que es maligno y mal pensado, y se recrea con la mordacidad; que por lo regular siente en masa y reunido de una manera muy distinta que cada uno de sus individuos en particular; que suele ser su favorita la medianía intrigante y charlatana, y objeto de su olvido o de su desprecio el mérito modesto; que olvida con facilidad e ingratitud los servicios más importantes, y apremia con usura a quien le lisonjea y le engaña; y, por último, que con gran sinrazón queremos confundirle con la posteridad, que casi siempre revoca sus fallos interesados.
"¡Que la vida se tome la pena de matarme
ya que yo no me tomo la pena de vivir!"