Muchas gracias
Agatha Christie fue criticada por utilizar, en El asesinato de Roger Ackroyd, el siguiente recurso (cuidado, gran spoiler):
Uno diferente, que utilizo yo de vez en cuando y por el que probablemente también me gane el calificativo de tramposo, es el siguiente. Voy a improvisar. Se supone que la narración se realiza desde la perspectiva de un personaje al que llamaremos Fulanito, y mi intención como autor es ocultar la identidad de su interlocutor durante el máximo tiempo posible:
"Fulanito observó por la mirilla. Varias sombras esperaban pacientemente. Con un suspiro, abrió la puerta y aguardó en silencio. Pasados unos instantes, una de las figuras entró.
- ¿Cómo estas?
- He tenido días mejores -contestó Fulanito con una sonrisa sarcástica.
El recién llegado asintió, y retiró su capucha, dejando ver un rostro preocupado.
- ¿Ha salido todo bien?
- No. En realidad, todo lo que podría haber salido mal, ha salido mal -respondió Fulanito apesadumbrado.
El otro torció el gesto, y paseó la mirada por la habitación con desdén.
- Era fácil. Muy fácil. Y ni siquiera has sido capaz de conseguir algo tan simple -sentenció con crueldad.
Fulanito se sintió enrojecer ante el desprecio de su visitante.
- No tienes derecho a hablarme así. Hice todo lo que pude.
- Pero no lo suficiente.
- Quizá tú tengas más fortuna.
- Quizá -sonrió, desafiante, Menganito-. Probaré."
Y así, pero durante varias páginas.
¿Es trampear? El protagonista, Fulanito, sabe desde el principio la identidad del personaje al que recibe, pero es elección del autor el momento en el que va a desvelarla. No creo que sea engañar a nadie, y sin embargo seguro que habrá lectores que así se sientan.
Agatha Christie fue criticada por utilizar, en El asesinato de Roger Ackroyd, el siguiente recurso (cuidado, gran spoiler):
Uno diferente, que utilizo yo de vez en cuando y por el que probablemente también me gane el calificativo de tramposo, es el siguiente. Voy a improvisar. Se supone que la narración se realiza desde la perspectiva de un personaje al que llamaremos Fulanito, y mi intención como autor es ocultar la identidad de su interlocutor durante el máximo tiempo posible:
"Fulanito observó por la mirilla. Varias sombras esperaban pacientemente. Con un suspiro, abrió la puerta y aguardó en silencio. Pasados unos instantes, una de las figuras entró.
- ¿Cómo estas?
- He tenido días mejores -contestó Fulanito con una sonrisa sarcástica.
El recién llegado asintió, y retiró su capucha, dejando ver un rostro preocupado.
- ¿Ha salido todo bien?
- No. En realidad, todo lo que podría haber salido mal, ha salido mal -respondió Fulanito apesadumbrado.
El otro torció el gesto, y paseó la mirada por la habitación con desdén.
- Era fácil. Muy fácil. Y ni siquiera has sido capaz de conseguir algo tan simple -sentenció con crueldad.
Fulanito se sintió enrojecer ante el desprecio de su visitante.
- No tienes derecho a hablarme así. Hice todo lo que pude.
- Pero no lo suficiente.
- Quizá tú tengas más fortuna.
- Quizá -sonrió, desafiante, Menganito-. Probaré."
Y así, pero durante varias páginas.
¿Es trampear? El protagonista, Fulanito, sabe desde el principio la identidad del personaje al que recibe, pero es elección del autor el momento en el que va a desvelarla. No creo que sea engañar a nadie, y sin embargo seguro que habrá lectores que así se sientan.
Te equivocaste, brujo. Confundiste el cielo con las estrellas reflejadas en la superficie de un estanque.