Card es uno de mis autores favoritos, creo que junto a Asimov es el escritor que más libros tengo de él.
Su obra más conocida sin duda es El juego de Ender, con sus consiguientes continuaciones, de las que muchos estaremos de acuerdo que La voz de los muertos es una obra maestra.
Pero también escribió sagas menos conocidas como Alvin Maker, una especie de ucronía ambientada en el siglo XVIII, en la norteamerica aun no independizada.
Se puede hablar de muchas obras de Card, pero casi todas tienen en común que tratan sobre el crecimiento del personaje, de niño a adulto, y lo que no es tan bueno, estas sagas pierden fuelle a medida que van pasando los libros.
es de las pocas que mantiene la calidad casi hasta el final. Exceptuando el último libro, que cambia de personajes, en conjunto es de lo que más me ha gustado de este escritor.
Por supuesto que escribió novelas autoconclusivas como Esperanza del venado, una muestra de lo que sería capaz de crear este hombre si estuviese interesado en crear una buena saga de fantasía épica.
Tengo en el debe Maestro cantor, La gente del margen y Traición.
También me gustaría terminar Observadores del pasado: La redención de Cristóbal Colón, un libro que empecé a leer hacer muchos años y no pude terminar.
En lo personal me debo una relectura de Alvin Maker, ya que, nobleza obliga, he de admitir que Scott Card no es el mismo de antes y que, salvo raras excepciones, sus trabajos son bastante mediocres con respecto a sus primeros libros. Es como que se le agotó la inventiva, o tal vez quiera reinventarse. No lo sé.
Lo cierto es que sus nuevos trabajos suelen ser colaboraciones con otros escritores, y todos sabemos lo que eso significa. Tal vez lo que hace Card es "donar" historias cortas o ideas para que otros las desarrollen.
Hola, escritores. Este es un relato independiente cuya temática, ambiente y mundo, está enlazado con la historia de KRONLLA, que he subido en este mismo foro.
Empezaba a atardecer aquel día primaveral. La brisa hacía murmurar a los arboles de los campos. Se veían algunas mariposas cerca de los arroyos y los cantos de las aves parecían despedirse del sol, que se acercaba al horizonte dejando tonos rosados en el cielo.
Avisté, por fin, el pueblo a la distancia: una gran aldea amurallada. Por este día el viaje terminaría allí. Subido en mi corcel y junto con algunos campesinos, que terminaban su labor diaria en los terrenos aledaños, fui acercándome a la gran puerta principal de los muros.
Esta era la primera urbe que encontraba en semanas. Añoraba volver a sentir la comodidad de una cama en alguna posada. Una vez adentrándome en el pueblo, le pedí la ubicación de la taberna más cercana a uno de los labradores. Decidió acompañarme.
Así fue como ambos lleguamos a una acogedora y rústica cantina. Había un lugar con unas cuantas mesas ocupadas por los humildes campestres, quienes aun con el sudor del trabajo en el campo, bebían sendos jarros de cerveza. En un rincón fumaban unos que parecían ser viajeros. Y en la barra parecían estar los más cercanos al pelirrojo ventero, con algunos instrumentos musicales, dándole música al ambiente.
Mi compañero saludó a algunos de sus adelantados conocidos, mientras yo me dirigía al posadero. Sin rodeos alquilé una habitación para un par de noches y dos jarras de cerveza.
Una vez sentados en nuestra mesa, entablamos una conversación con mi compañero. Así supe de algunos rumores del lugar. Tal cómo temía, los lugareños alegaban una extraña energía que circundaba el pueblo. Hace poco se había incendiado una casa, en la que murieron calcinados una joven pareja, dejando a un muchacho huérfano. No se sabía cómo había sucedido. También había un puñado de personas bien conocidas que se encontraban desaparecidas. No insistí en saber más detalles, después de todo, era lo que se venía contando en la última ciudad y en el camino: misteriosas fuerzas amenazaban la tranquilidad de los pueblos.
—Fuera de aquellos problemas —declaró el campesino, más relajado —, este pueblo siempre ha sido un lugar apacible y tranquilo en el cual vivir. Las cosechas han sido buenas, como todos los años.
—Me imagino...
De pronto distinguí que uno de los viajeros me observaba.
Al mismo tiempo, ingresaron dos guardias a la estancia, cada uno con armadura ligera y una espada larga en su cinturón. Todos guardamos silencio.
“Estos tipos hacen una ronda buscando a alguien”, pensé. Tanto el ventero como sus cercanos, pusieron una cara entretenida, acostumbrados al procedimiento que se disponían a hacer los soldados. Éstos recién llegados, se asentaron en el centro de la taberna y uno extrajo un cristal violeta de su bolso, y lo alzó. Dijo unas palabras inentendibles mientras ambos, alertas, posaban una mano en el pomo de sus espadas.
Una luz morada se extendió por la habitación.
El tipo del cristal salió volando, arrojado a una mesa y rompiéndola. Estupefacto, me quede quieto y en silencio, al igual que los otros asistentes. No convenía moverse.
Los viajeros que fumaban resultaron ser hechiceros, inmovilizados. A ambos les brillaban los ojos en un violeta claro, les expelía la magia por ellos. Sus ropajes no lograban ocultar los tatuajes luminosos que cubrían todo su cuerpo en complicadas figuras y símbolos.
El cristal por fin tocó el suelo, destruyéndose en varios pedazos. La luminiscencia de los magos desapareció, mientras el guardia de pie desenvainaba la espada. El sonido del acero vino acompañado por un reluciente reflejo, adornado por unos violetas grabados de luz que recorrían toda la hoja.
—De manera que vienen bien equipados —habló uno de los brujos. Su voz femenina sorprendió a todos.
“Percibo que los guardias perderán la batalla… esos dos brujos están demasiado confiados”.
De entre la mesa destruida, el guardia arrojado se levantaba lentamente, adolorido. En ese mismo instante el otro soldado se abalanzó, listo para esgrimir un mortal corte a la bruja.
“¿Debo intervenir?”
***
La espada reluciente del soldado chocó contra metal. La hechicera había detenido el corte con un alargado puñal.
Alarmada, arrojo el puñal al suelo. Y este comenzó a desintegrarse en un brillo violeta. Solo quedó a la vista el pomo, con forma de corazón.
—De manera que era un puñal encantado —sonrió el guardia.
—Todo lo que poseen está encantado —dijo el otro soldado, ya de pie—, Ríndanse, demonios —desenvainó su espada, oyéndose un afilado sonido. La hoja también estaba forjada con grabados de luz.
El hechicero encapuchado que acompañaba a la bruja, lanzó, de pronto, algo a la mesa más cercana. Rodó en desequilibrio por la madera, la figura de una calavera transparente hasta alcanzar la orilla y caer al suelo. Al impactar en los adoquines se quebró en dos.
Mi acompañante, sin previo aviso, se desplomó… cayendo al piso.
Los guardias observaron al campesino caído, a mí y al mago, consternados.
—¡Bestias horripilantes! —gritó un soldado.
—¡Es otro viajero endemoniado! —exclamó el aterrorizado ventero.
Algunos de los asistentes, enfurecidos, se pusieron de pie. Fue entonces que la hechicera, en una maniobra ágil, extrajo de sus vestimentas una nueva figurilla traslúcida en forma de cráneo y la alzó, amenazante.
—¿Alguien quiere desplomarse?
—¡Qué han estado haciendo aquí, malditos! —masculló el soldado, pero nadie se movió.
La hechicera con el brazo extendido, dio un paso adelante. Los guardias retrocedieron.
“Éstos no quieren causar más muertes”. Mi ira se incrementó, superando el miedo de verme involucrado o de morir, de seguro los demás sentían lo mismo…
—¡Abrid el paso, plaga inmunda! —dijo ella caminando hacia la puerta— ¿Vas a quedarte ahí? —preguntó, de pronto, observándome, inescrutable pero con una leve sonrisa que nadie podría describir.
Sentí un escalofrío.
“Tenía que haber actuado e involucrarme antes” pensé.
Lentamente, desenvainé mi antigua espada, revelando mi autoridad. Brillaba la hoja en grabados de luz violeta… y también de azul. Los demás no ocultaron su asombro.
—Te encontraré, hechicera de Belmor. Nuestro Ancestro por siempre vivirá en nuestros corazones.
Al escuchar la última frase, pude distinguir como su expresión se volvía hirsuta, y en sus ojos se formaba una oscura abstracción. Estaba recordando.
El mago le dio un leve empujoncito y, sin más, escaparon.
Esta es una pregunta que hice en el hilo de pregunta y responde, pero creo que se merece su propio tema. ¿Cuales son vuestros giros argumentales favoritos? ¿Y cuáles creéis que son los peores? Explicad por qué. Vale de cualquier novela que hayáis leído, aunque preferiblemente si es en el género fantástico. Usad spoilers.
En Alemania ya tienen la primera "academia de heavy metal"
La flamante "Wacken Metal Academy" de Hamburgo, que toma su nombre del famoso festival de heavy metal, inició hoy las clases de su primer semestre para formar a estudiantes en los aspectos profesionales de este subgénero musical del rock.
"Para nosotros se trata de un acontecimiento histórico", dijo a la agencia DPA el director de la Hamburg Music School, Helge Zumdieck.
En los próximos dos años, los seis estudiantes seleccionados serán formados como músicos profesionales.
En el plan de estudios también figura la comercialización propia como materia y entre los docentes está la violinista Ally Storch ("Subway to Sally").
Otro de los platos fuertes de la formación es, según Zumdieck, la posibilidad de que los estudiantes se presenten en el Festival Wacken: "Seleccionamos a los estudiantes de manera que al final podamos tener una banda apta para tocar".
La primera camada tiene entre 18 y 26 años, de las cuales tres son mujeres.
Debido a la pandemia de coronavirus, el conocido festival de heavy metal no pudo celebrarse este año, pero sí tendrá lugar en 2021y, según explicaron sus organizadores, las entradas ya están agotadas.
Tocarán en la localidad del norte germano, entre otros, Dropkick Murphys, Judas Priest y Lordi.
Si bien en Argentina no existe una "academia" de esta índole, si funciona el Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre el Heavy Metal Argentino, con un núcleo de alumnos de la facultad de Ciencias Sociales y de Filosofía, cuyo primer libro de ensayos ("Se nos ve vestidos de negro") ya ha tenido una reedición en inglés para Estados Unidos e Inglaterra.
Llevo tan solo unos días en el Fantasitura, he estado leyendo las publicaciones de algunos de vosotros, y he decidido que es el momento de compartir algo mío. No estaba muy seguro de qué fragmento de mis obras podría compartir, pero me he decidido por el Legendarium del primer libro que escribí (son unas 1500 palabras, quizás demasiado, pero todo lo que tenía para compartir era más largo)
Como breve anotación previa, decir que nació como respuesta a la simple pero potente idea de: como una sociedad pre-científica puede hacer frente a fenómenos naturales que no comprende con explicaciones "mágicas" pero coherentes en su contexto.
Sin más os lo dejo con todo el corazón para que juzguéis. (Igualmente lo subo adjunto por si la letra os es demasiado pequeña)
LA LEYENDA DEL DEMIURGOS SEGÚN EL LIBRO SAGRADO DEL TETRUM
Desconocemos lo que había antes, si es que algo había. El mito nos dice que él lo dijo y fue hecho, él lo ordenó y fue creado. El ser supremo Thóssis, dio lugar a los continentes con sus montañas, valles y desiertos. Los océanos, los ríos y los lagos. El cielo con el aire, el viento y las nubes. Tras ello creó la vegetación desde los altos bosques a los verdes prados. El mundo era un lugar bello, verde y azul, donde el viento agitaba las ramas y en el mar se sucedían tormentas. Pese a ello, Thóssis sentía a su creación vacía de movimiento y vida, ansiaba más, con la ambición que solo un Dios podría permitirse. Sin embargo, debilitado tras el esfuerzo, el dotar de vida y movimiento a toda su creación, se le ocasionó una tarea titánica. Por lo que Thóssis dividió su ser en los cinco Primigenios, utilizando su último aliento para dar vida a los Hijos del Hacedor.
El primero, el Demiurgos, metódico señor del orden. Se encargó de modelar un perfecto mundo inalterable, y tratando de dotar a su creación de movimiento y armonía creó la vida eterna en la tierra. El segundo Gnossos, señor del conocimiento y la sabiduría dotó a la vida animal de instinto. Pero lo consideró insuficiente, por lo que otorgó el regalo de la inteligencia, dando origen a los humanoides. El tercero Defessos, señor de la ambición, el coraje, la fuerza y por ende, la guerra. Regaló a los animales el hambre y la caza, creando la divergencia entre herbívoros y carnívoros. Ademas de la caza, a los humanoides, decidió regalarles la violencia, como modo de resolución de los conflictos que se sucedían, cuando estes no eran capaces de solucionarlos con inteligencia. El cuarto, Labbos, señor del vigor, la artesanía y las artes. Otorgó a los animales cuevas para el refugio, enseñó a los pájaros a hacer sus nidos, a las abejas a hacer colmenas, a las nutrias a construir presas… A los humanoides, mucho más capaces, les otorgó dominio sobre la naturaleza. Finalmente la quinta hija del Hacedor, Saddas, señora del amor, la familia y la clemencia, trató de compensar la caza y la violencia entregada por su hermano regalando a la creación la preocupación, el cariño y la piedad. Para que se protegieran los unos a los otros con fuertes lazos de amor y tuvieran la capacidad de perdonar llegado el caso. Así nacieron las manadas, los rebaños y las familias.
Sin embargo, Demiurgos, observaba con ira como sus hermanos habían convertido inadvertidamente con sus acciones, su armoniosa creación, en una vorágine sin control. Por ello entró en cólera y como primogénito de Thóssis reclamó para si total obediencia de sus hermanos, autoproclamándose Ordenador Supremo. Estes, indignados ante la evidencia de que habían nacido como iguales, urdieron la «Aniquilación del Primer Primigenio». Así Gnossos, con sus conocimientos, urdió una conjura con sus hermanos para librarse de la tiranía del Demiurgos. Siguiendo el plan establecido, Labbos, Dios y maestro artesano, fraguó una daga con el metal más puro de su forja. Esta forja emitía tanto calor que debía estar alejada del planeta Égios y que todavía hoy brilla en lo que llamamos Sol, calentando a todos los seres que viven sobre nuestra tierra. Luego sumergió la hoja en el gran océano para templarla adecuadamente, dejando en el proceso el mar salado para la eternidad. Una vez acabada la daga, Defessos, el más poderoso de los cinco hermanos empuño un arma capaz de arrebatar la vida a una Deidad. Debido a la confianza ciega que el Demiurgos tenía hacia Saddas (pues con su aportación a la vida había frenado, al menos mínimamente, el caos), el papel otorgado a esta fue el de atraerlo a la trampa que Gnossos había diseñado. Esta fue la traición que más daño provoco al Demiurgos, descubriéndose así el dolor. Solo y acorralado ante Defessos, fue apuñalado y descuartizado, y sus restos repartidos por todos los confines. No obstante, por su infinito amor y siendo consciente de su error, Saddas descubrió la tristeza y decidió buscar todos los pedazos del Demiurgos en un esfuerzo por reconstruirlo. Ante la ausencia de algunas partes de su cuerpo, las sustituyó por otras de humanoides y animales. A pesar de ello, una de las partes más importantes no aparecía, su corazón. Por ello o por la traición sufrida, el Demiurgos restaurado, en nada se parecía a lo que había sido el ordenador supremo. Era su antítesis, era el caos y por ende, el caos comenzó a vagar por la tierra.
La vida se daba caza desde la aparición de Defessos, pero no había muerte, los animales se recuperaban de sus heridas y continuaban su camino. Igualmente los humanoides tenían choques violentos, pero no había consecuencias permanentes. Todo cambio con la caída del Demiurgos, animales y humanoides comenzaron a morir, y los seres a los que Demiurgos no era capaz de llevarse con su caos, se iban corrompiendo con el tiempo, la vejez asolaba a todas las criaturas. Saddas, viéndose responsable ante las consecuencias de la venganza del Demiurgos y buscando una manera de compensar todo el caos que ahora este generaba, otorgó la posibilidad de replicarse a humanoides y animales siguiendo un modelo parecido al que había creado Thóssis con la vegetación. La reproducción. Así las manadas y familias adquirieron una nueva dimensión con crías que se unían para continuar el legado de sus progenitores, que se desgastaban con los años o caían víctimas de la ahora tan temida caza. Pese a todo el artificio de Saddas, no era suficiente para detener al Demiurgos cuyo caos se extendía con contundencia. Así Saddas, ante el peligro de condenar para siempre a toda la vida, suplicó a sus hermanos para detenerlo. Esta vez, ante la imposibilidad de matar a un ser sin corazón, decidieron encerrarlo. De nuevo Gnossos urdió el plan, Labbos crearía una enorme cárcel para contener a la muerte, la Luna. Defessos, con su enorme poder de combate, acorraló al Demiurgos en la prisión. El Demiurgos había sido confinado. No obstante, no completamente. Todavía tenía un vinculo con el exterior, su corazón seguía desaparecido. Entonces la brillante luna, comenzó a menguar con el paso de los días hasta desaparecer completamente, liberando al Demiurgos. Saddas, con su poder, hizo que la prisión renaciera una y otra vez. Así, durante la luna llena el Demiurgos se encuentra confinado y es por ello, cuando Saddas consigue extender más su influjo, siendo el día más fértil para todas las criaturas. Cuando la luna empieza a menguar, el Demiurgos comienza a proyectar su sombra y el caos sobre la tierra. Pero para mayor desgracia, cuando esta completamente oculta, el Demiurgos camina directamente sobre la superficie… arrastrando y cosiendo las vidas directamente sobre su manto de almas.
Igualmente, la entropia del Demiurgos, como si de una maldición se tratara, comenzó a afectar a los otros primigenios. Gnossos comenzó a ser devorado por la curiosidad y el apetito de la curiosidad es insaciable, teniendo que alimentarla continuamente a riesgo de su propio ser. Así nacía la paradoja de Gnossos, si algún día consiguiese saciar su curiosidad con todos los saberes, ese mismo día moriría, sin nada más para alimentarse. La guerra, para desgracia de Defessos, dejo de ser considerada como un juego por los hombres, cada vida perdida era pues una tragedia. La paz trastornaba a Defessos, puesto que se alimentaba de la violencia, sin embargo si alentaba a los hombres a la guerra, solo los conduciría al abrigo del Demiurgos. Esta fue la paradoja perpetua a la que Defessos se vio condenado. El castigo de Saddas por la traición a Demiurgos, fue contemplar como todos los seres sufrían por sus perdidas. Pero no solo eso, Saddas fue la única ajena al caos, ella sería el último ser en morir, así contemplaría en un último suspiro amargo el destino de toda la creación. Pero si hubo un suceso que conmociono a todo el sistema Ensinis, fue que Labbos observó impotente como la forja eterna del sol comenzaba a apagarse. Al igual que todo, se moría, enfriando la tierra hasta congelarla. Así Labbos comenzó a alimentar la forja día tras día, pero no era suficiente. Para tratar de contener el problema, decidió esforzarse para sobrealimentarla a intervalos, y entrando en letargo entre tanto. De este modo nacían las dos primeras estaciones de Egios, Verano e Invierno. Saddas por su parte, pese a su influjo para compensar la muerte, contempló como cuando la forja del sol perdía fuerza por el descanso de Labbos, al verano le seguía una época donde la naturaleza se apagaba poco a poco, pero donde la temperatura todavía era estable, la lenta muerte de la vegetación, el Otoño. Tras el cual, el duro Invierno de la forja bajo mínimos, condenaba a gran parte de la vida existente. Para compensar el desequilibrio, decidió impulsar el renacimiento coincidiendo con el despertar de Labbos de su letargo. Así al final de cada Invierno, nació la primavera, el florecimiento de Saddas. De este modo, la muerte ya no era la consecuencia irremediable a la que se había abocado toda la creación, puesto que ahora la vida equilibraba la balanza, aprovechando sus oportunidades y creando nuevas generaciones que reemplazan a las caídas en el abrazo del Demiurgos. Antaño, supremo ordenador, hacedor de vida. Hogaño, corrupción suprema, dador de muerte.
¿Por que las editoriales españolas no traducen a tantos autores interesantes de fantasia? Por favor si alguno tiene novedades de que se vayan a continuar con las traducciones de los siguientes autores ¿las podrian compartir?
R. Scott Bakker
Robin Hobb
Scott Lynch
Brent Weeks
Mark Lawrence
Anthony Ryan
Michael J. Sullivan
Mucho nos estamos perdiendo los lectores en español... menos mal que Nova retomo Malaz.
La visita al pueblo de río y campestre por parte del anciano Consejero Oficial y el joven Príncipe, había inquietado a los impresionados y murmurantes campesinos. Después de todo, el consejero había ordenado la construcción del molino en esos terrenos junto al río.
Nada hacía presagiar que justo en esos instantes un gran sismo se hizo percibir. Más arriba en las colinas, había una gran fuente que albergaba agua para los regadíos, que el sismo en su potencial había fragmentado.
Los habitantes del pueblo rural, asustados, alertaron a gritos a los que se ubicaban junto al río y el molino, entre ellos los dos nobles visitantes. Era indudable que vendría un aluvión.
El Consejero Oficial, abriendo sus ojos trastornados, detuvo al huyente Príncipe y le dijo sumamente preocupado:
—¡Extiende tus brazos, hijo! ¡Así como yo! —y dejó las manos abiertas, imaginando energías místicas en su locura casi quijotesca—. ¡Que no se destruya el molino, que no se destruya el molino, QUE NO SE DESTRUYA EL MOLINO!
Con un incipiente temor, el joven príncipe lo imitó, deseando que no se provocara más destrucción.
***
Pasado un tiempo, ya relajados, se acercaron junto algunos campesinos a investigar el invaluable molino, la fachada que daba al río.
Todos se sorprendieron al descubrir un magnífico muro de ramas y barro rodeando toda la construcción y formado mágicamente por la fuerza de la corriente.
Ha fallecido el humorista gráfico más internacional y más traducido del idioma español; y quizás también el más entrañable: Joaquín Salvador Lavado, Quino. Había nacido el 17 de julio de 1932 en Mendoza (Argentina), y tenía por tanto 88 años. En esa misma ciudad residía ahora, atendido por sus sobrinos desde que se trasladó allí en noviembre de 2017 tras morir su esposa, Alicia Colombo. El nombre de Quino estará ligado para siempre al más famoso de sus personajes: Mafalda; la niña sabia y respondona. Según informa el periódico argentino Clarín la causa de la muerte es un accidente cerebrovascular.
Los padres de Joaquín Lavado eran españoles de Fuengirola (Málaga) y emigraron a Argentina en los años treinta. La humilde familia vivió en un círculo algo cerrado, hasta el punto de que el niño Quino habló en andaluz hasta sus primeros seis años.
La muerte de su padre le sorprendió con sólo 14, y fue atemperando esa ausencia con las apariciones fantasmales que él creía ver cada cierto tiempo. Incluso después de casado con Alicia, se le aparecía su padre, fumando (“seguía sin hacer caso de que fumar no es bueno”), y miraba orgulloso al dibujante porque al muchacho no le había ido tan mal. Quino solía rememorar estas visiones: “Eran apariciones muy agradables”.
Joaquín Salvador Lavado quiso enseguida ser viñetista. Lo decidió de niño, con tres años, cuando un tío suyo, diseñador gráfico, por entretenerle a él y a sus hermanos empezó a hacerles dibujos. Quedó maravillado con todas las cosas que podían salir de un lápiz. Después estudiaría Bellas Artes en la universidad de Cuyo. No llegó a terminar, pero alcanzó a absorber los conceptos básicos del dibujo y de las proporciones.
Mala salud
Quino ya se movía entonces en silla de ruedas y padecía problemas de visión por un glaucoma diagnosticado un decenio atrás. No tuvo suerte con la salud. Durante la década de los noventa llegó a sufrir seis operaciones quirúrgicas en apenas 10 años. En 2006 dejó de dibujar regularmente. En 2019 estaba casi ciego.
La muerte en septiembre de 2017 de Alicia Colombo, su compañera eterna, su representante y delegada general para el mundo, un año mayor que él, coincidió con su etapa de más acentuado declive físico; dejó Buenos Aires en noviembre de ese año y regresó a su Mendoza natal; siempre atendido por familiares cercanos y amigos.
Alicia y Quino no quisieron tener hijos. El gran genio del humor se mostraba muy pesimista al respecto: “Es una mala porquería traer a alguien aquí sin haberle preguntado”, declaró a EL PAÍS en 1990, después de treinta años de matrimonio. Y solía repetirlo. Cuando se le decía que al fin y al cabo a él no le había ido tan mal -como ya le advirtió su padre cuando se le apareció después de muerto-, Quino respondía: “No me ha ido mal, pero he tenido mala pata con la salud”.
Os dejo un trozo de la introducción de mi libro "La Séptima Virtud", está disponible en papel, ebook, y en inglés y castellano. Espero que os guste y os animéis a seguir leyendo <3
Suspiró, aún con la mirada perdida en el horizonte esperando el amanecer. Tendría que haber descansado y dormido, pero no le era posible. Tenía miedo, mucho miedo, y estaba invadido por la sensación de que ese día sería el último que vería salir el sol. El rey Duero I de Puerta del Alba no podía permitir que sus capitanes lo viesen nervioso e inseguro. Sabía que confiaban en él y no podía dejarse ver tambalear. Por eso había decidido apartarse de su tienda, lejos, montado en su corcel, perdiéndose en la oscuridad y el silencio de la noche. No sabía durante cuánto tiempo había cabalgado, la ira y el temor lo invadían y encontraba cierta calma a su furia al sentir la violencia de las pisadas de su caballo en el suelo, mientras el viento le azotaba la cara. Por fin llegó a la playa, a su viejo amigo el mar, estaba gélido y demasiado sereno, parecía que la muerte también lo acallaba. Ese manto negro que tanto le había susurrado antaño ahora se mostraba en silencio, apenas parecía estar allí. Tan solo el contraste con la tierra, extrañamente blanca por los restos de hielo, advertía de su presencia. ―¿Cómo alguien puede vivir así, en este lugar yermo e inhumano y padeciendo este frío glacial sin invierno ni verano. Aquí no hay flores que se abran a la luz del día, ni árboles que se desprendan
10 de sus hojas secas en otoño, cubriendo un suelo de tierra y hierba para volver a verdear en primavera ―decía el monarca hablando consigo mismo―. Puede que entienda el poco concepto de belleza y fe en la existencia que se puede llegar a tener, estando tan alejada de ella. Tal vez, esta extrema ausencia de vida haga que no puedan valorar más sonido que el blandir de las espadas y el grito de dolor del enemigo. ¿Qué otros sonidos pueden percibir esos indómitos que no sean sus propias voces o el rugir de algún animal salvaje? Debe ser terrible vivir en un lugar donde la tierra deja de ser blanca para volverse gris e igualmente estéril que cuando el hielo la cubría. Ahora entiendo tu desdén por la vida, Guadaíra, no se puede apreciar algo que no se tiene. La maldijo en sus pensamientos, aquella mujer, conocida por la reina indómita, soberana del glaciar yermo del norte llamado Desierto Helado, había puesto fin a su felicidad en pocos meses. Era el momento de resolverlo, en pocas horas se enfrentaría a ella, ese día la guerra llegaría a su fin. Mientras el cielo comenzaba a iluminarse, en su mente recordaba su país. Veía con su mente aquellas verdes praderas extendiéndose hasta el horizonte, esos bosques inmensos llenos de vida y magia, donde la muerte es solo un paso más en el ciclo de la existencia,...
La hoja salió tan fácil como había entrado, tras ello el vendedor la limpió en las ropas de su víctima y la guardó en su vaina. Observó en silencio el cuerpo un momento; al fondo, las cigarras cantaban en la noche.
Tocó su frente y empezó a retirar el alma del cuerpo a la fuerza; tal acto violento hacía pedazos las almas, pero sobraba la suficiente cantidad para lo que necesitaba. Era difícil ver el alma pero él era capaz; podía ver una especie de neblina ligeramente iluminada, neblina que empezó a devorar en cuanto la separó del cadáver.
Apartó el cuerpo del camino, no por miedo a que lo encontraran, ya que no lo escondió, sino porque consideraba que era más aceptable. Este camino llevaba a la capital así que muchos viajeros lo usaban; era mejor para ellos que no hubiera un cadáver estorbando su marcha.
La víctima era una joven doncella que servía en la casa de un rico mercader, no es que supiera muchas cosas de valor, pero sí lo suficiente: Conocía donde este mercader escondía un baúl con joyas de incalculable valor. Era interesante saber el motivo que la impedía robar esas joyas, como ese mercader la acogió cuando se quedó huérfana y la crió casi como a una hija, o puede que no exactamente como a una hija, porque no esperó a que creciera mucho antes de convertirla en una concubina. Su cliente pagaría bien por estas memorias, aunque seguramente no apreciaría todos estos recuerdos como lo hacía el vendedor; disfrutaba con las vidas ajenas ya que él mismo no tenía una vida que disfrutar.
Se dirigió al punto de encuentro con el comprador recordando esa vida que no era suya; las memorias están impregnadas de emociones, pero el resto de mortales no suele sentirlas aunque pueda adquirir memorias ajenas, excepto cuando se tratan de emociones muy fuertes, pero él podía sentir todas y cada uno de ellas como si las hubiera vivido: llorando por la muerte de ese padre que no era el suyo, alegrándose de que ese mercader la acogiera en su casa, sintiendo una punzada de celos cuando descubrió que este se había prometido, pero siendo incapaz de abandonarle, y pasando por el terror más absoluto cuando supo que iba a morir; no, lo correcto era decir que sintió el terror más absoluto al saber que la iba a matar.
El punto de encuentro era una taberna de lo más corriente cerca del puerto, habían bastantes marinos de distintas naciones bebiendo y cantando, probablemente así no se fijarían en el vendedor y su comprador, quien vino acompañado de un par de guardias para protegerle. El cliente era un mercader rival, creía que entre esas joyas había alguna gema mágica que le haría enriquecerse de una manera que pocos hombres habían sido capaces; el vendedor nunca quiso discutir que si tal joya fuera real, ese mercader ya habría sacado provecho de ella.
La venta transcurría de manera típica: El vendedor condensaba los recuerdos de su víctima para crear una esfera brillante, aunque esas memorias no desaparecían de su mente tras condensarlas en la esfera, sí que se hacían más lejanas, como recuerdos de la infancia, por tanto solía observar esas esferas con cierta añoranza; el cliente, como era habitual miraba la esfera con desconfianza, aunque en este caso no dudó mucho antes de intentar agarrarla, por supuesto sin obtener ningún resultado, la mayoría de mortales atravesaban todo el material espiritual como si no estuviera ahí, por tanto, una vez el vendedor sabía que el comprador estaba dispuesto a adquirir la esfera, él mismo introducía esta en su cuerpo; la parte final consistía en que el cliente pagara lo convenido, aunque esta vez algo no estaba bien.
—Esto es menos de lo acordado —dijo el vendedor nada más sujetar la bolsa de dinero.
—¿Qué? Está todo el dinero —respondió el cliente riendo.
—Aquí hay a lo sumo la mitad del pago —dijo el vendedor tras sopesar la bolsa. Tantas memorias robadas le habían mejorado ciertas habilidades, como la de calcular pesos de monedas en una bolsa de cuero.
—Más que suficiente para lo que vendes. ¡Agradece que te haya pagado! —dijo el cliente molesto.
El vendedor no dijo nada más, simplemente esperó que el comprador y sus acompañantes salieran del local antes de seguirles. Los guardias eran buenos luchadores, pero no lo bastante para enfrentarse a un ejército de vidas concentradas en un único hombre; duraron unos minutos, minutos en el que el mercader no intentó huir. Su parálisis provocada por el terror sería su sentencia, en realidad no, su sentencia fue no pagar lo acordado.
La hoja salió tan fácil como había entrado, tras ello el vendedor la limpió en las ropas de su víctima y la guardó en su vaina. Observó en silencio el cuerpo un momento; al fondo, las cigarras cantaban en la noche.