Bueno, al final sí escribí para el reto del superpoder aleatorio.
Impostura
No era ella.
Semanas atrás, cuando volvían del Lago Infinito, había elegido creer que esa impresión era el resultado de las obvias diferencias físicas, pero Fidaki no sólo era un chico, más delgado y quizá un poco más alto que Iuner. También era diferente de verdad.
La chiquilla era paciente y reflexiva; tenía la empatía que a Gerusa le faltaba, y buscaba la belleza en todo.
Fidaki era como un petardo: iba a toda prisa y todo lo acababa con un estruendo. No estaba buscando la belleza en ningún lado, porque no estaba buscando nada; excepto, quizá, un nuevo guardarropa. Y nada de lo que había considerado vestir era bello.
Los materiales y el estilo sencillo eran algo más lógico dado el tipo de trabajo que hacían, pero no le sentaban. Sobre todo los colores oscuros, que Gerusa identificaría siempre como un color de adulto. En dónde él había crecido, hubieran dicho que el niño estaba disfrazándose de “persona grande”; algo patético para alguien que lucía como si atravesara la adolescencia. En el único mundo de la capa Terránea, habrían supuesto que era un chico muy triste o muy enojado.
Y lo peor era que seguía haciendo cambios y arreglos a cada atuendo. Gerusa temía que perdería la cabeza si tenía que volver a dar su opinión sobre cuál manga estaba mejor doblada.
Iuner quizá tenía gustos poco prácticos, pero no pasaba un minuto eligiendo ropa, mucho menos varias semanas.
Y el problema no era que fuera vanidoso o indeciso. Lo que había acabado de convencer a Gerusa de que no había nada de su mejor amiga en este niño, era que el crío sólo tenía ojos para sí mismo.
Y tenía miedo de todo.
Fidaki había conseguido convencerlo de rechazar cada posible asignación en el trabajo durante varias semanas. Incluso cuando se trataba de tareas que Iuner hubiera ido a solicitar, convencida de que era indispensable la rapidez y precisión que ellos tenían.
Y es que Gerusa podía ser sólo “otro guerrero” pero Iuner era única. Había otros magos en La Sociedad, incluso de la misma raza que ella, pero no tenían su experiencia y control. Si de verdad había una “habilidad mágica inmediata” en el universo, la de Iuner tenía muy poco que envidiarle.
Y ella la usaba con responsabilidad.
Pero ella se había ido, y este eco suyo prefería mantenerse lejos del peligro.
Al inicio, había parecido un cambio positivo. Por fin podía dejar de preocuparse porque la conducta desprendida de su amiga (amigo, ahora) fuera la receta para sufrir una muerte noble y dolorosa.
Gerusa creyó que era mejor que tuviera menos de ese valor. Fidaki tampoco le mostraba la admiración y confianza absolutas que él de ningún modo merecía. Sería lo más saludable para el niño. Así que él pensó que había madurado.
Pero una cosa era la prudencia y otra la cobardía. Fidaki caía en lo segundo. ¡Incluso había intentado evadir a un ladrón de poca monta!
Si ahora mismo estaban en el banco de datos que ese delincuente podría intentar robar, era porque él había decidido que podía ir sólo y Fidaki lo había alcanzado cuando tomaba el tren.
―Tengo que decirte algo ―Fidaki lo interrumpió, pero luego se quedó callado.
Gerusa comenzó a formular una invitación para que continuara, cuando escuchó las puertas de seguridad abriéndose. Todas a la vez.
Vaya delincuente menor les habían asignado. ¡Se suponía que trabajaba solo y se escabullía en los edificios, indetectable e inofensivo como la neblina baja!
―Tu revisa el recibidor principal ―ordenó, mientras iba al área de emergencias.
La primera vez que trabajaron juntos, se había negado a dejar que su compañera verificara el área más amplia, pero de inmediato había aprendido que la magia de traslación permitía cubrir más terreno.
No escuchó la protesta del chico.
***
Fidaki corrió hasta la entrada más cercana. Para cuando llegó, la puerta volvía a estar cerrada.
Que extraño.
Si había oído la puerta al abrirse, ¿por qué no la había escuchado al cerrar?
Miró alrededor. Los pasillos que llevaban a bodegas en desuso estaban demasiado oscuros y no había nada que ver en el corredor iluminado. Si alguien se ocultaba en los pasillos, completaría su misión antes de que él volviera. Necesitaba ver esos pasillos.
La luz que se encendió en cada rincón, antinatural y demasiado intensa, lo cegó por un segundo.
―Hichciadv ―la maldición en su idioma natal hizo eco en los pasillos vacíos, mientras las luces volvían a apagarse. Todas.
Había olvidado lo irritante que era esto. ¿Cuánto más iba a durar?
Empezó a andar hacia la puerta antes de que la luz del corredor se encendiera de nuevo. Deslizó el índice sobre la cerradura. Un chasquido anunció que se abría; uno más, que se estaba cerrando.
Debió haber empezado por esto.
Tonto.
Y si luego no abría, sería una preocupación para mañana.
Gerusa había dicho que podía atrapar al ladrón él sólo, y tendría que hacerlo, pero sin preocuparse por todas esas salidas.
También encontró cerrada la entrada de empleados. Y la siguiente. Al menos no había pasillos oscuros.
Por fin alcanzó la puerta principal.
―¿Cerraste todo? ―preguntó Gerusa, desde la tienda de regalos, dónde dominaba la penumbra―. ¿Puedes dejar la última? Aquí lo esperaremos.
―De acuerdo ―replicó el niño, un poco sorprendido por el tono amable. Sobre todo en un momento como este, cuando no perdería el tiempo en lo que consideraba trivialidades. Gerusa no tenía paciencia para esas cosas. Ni para nada, la verdad.
“Es una influencia terrible”, pensó Fidaki, con una sonrisa.
El sonido de cristales rotos lo sacó de sus pensamientos.
―¿Puedes guiarlo hasta acá? ―preguntó Gerusa, acercándose en la semioscuridad de la tienda.
Sólo le faltaba decir por favor. Por lo visto, Fidaki no era el único que estaba cambiando. Y no le gustaba la idea.
―¿Yo por qué? ―rezongó, sólo porque de pronto no quería reforzar ese comportamiento tan impropio de su amigo.
Pero al mismo tiempo, se le ocurrió que esto sí era diferente de lo habitual.
Por lo general esa tarea recaía en el guerrero, y el mago tenía que emboscarlo. Funcionaba mucho mejor.
Pero eso era antes. Probablemente después. No ahora.
¿Gerusa lo sabía? Vaya.
Antes de que el otro formulara alguna respuesta, se puso en camino.
No escuchó el suspiro de alivio, y no vio a la persona que salía de la sala en penumbra mientras él corría sobre sus pasos. Ojala pudiera ir de inmediato al sitio donde creía que había oído el ruido.
Un momento.
Ya estaba deteniéndose mientras lo comprendía: Gerusa lo había mandado a cubrir más terreno. Como siempre. Contaba con que corriera de una puerta a la otra sin pasar por el camino intermedio. No sabía que él estaba teniendo problemas que la anciana Iuner no tenía.
Y los dos sabían que la cortesía era algo que Gerusa sólo podía imitar. Igual que una considerable cantidad de actitudes que nacían de las emociones que no podía sentir. Fingía cuando hacía falta, y no hacía falta fingir con él.
Y la persona que se deslizaba hacia la salida no era el robusto defensor de las normas que había venido con él, sino un escuálido y silencioso ladrón.
Ni siquiera supo si le estaba gritando en su idioma o en el lenguaje universal, cuando le preguntó cómo demonios había imitado a su amigo. El otro no respondió, pero eso podía ser simplemente porque estaba ocupado corriendo.
Su grito de advertencia fue inaudible incluso para él, como lo era el motor de la puerta que se abría. Ese tipo de magia no le parecía familiar, y eso es decir bastante después de todo lo que él había visto. No se sentía como magia, debía ser otro tipo de habilidad.
No podía dejar escapar a una persona que además de estar robando, tenía un don no documentado.
Pero tampoco podía detenerlo en sus condiciones actuales… Si lo intentaba…
―¡Niño! ―exclamó Gerusa, deteniéndose a su lado.
Fidaki dio un saltito. No lo había oído venir.
―¿Estás bien? ¿Qué pasó?
―¡Que se escapa! ¡Detenlo! ¿Qué diablos haces aquí platicando conmigo?
Por un segundo, Gerusa no hizo nada más que verlo con cara de sorpresa, luego corrió tras el delincuente.
Fidaki hubiera querido ayudar, pero en lugar de eso se quedó ahí, tratando de recordar si había estado gritándole a Gerusa todo este tiempo.
Era cierto que había tenido malhumorado, pero no llevaba la cuenta de cada vez que se desquitaba con los demás.
El silencio absoluto no ayudaba a distraerlo de esas ideas que hubieran podido ser útiles en otro momento pero ahora sólo lo distraían.
¿Silencio… absoluto? Eso no tenía sentido.
***
Gerusa no había perdido los sentidos, pero bien podría ser así. El zumbido era tan fuerte que era imposible concentrarse en otra cosa y sus ojos se habían llenado de lágrimas. Aún así, no aflojó su agarre sobre el delincuente.
Nunca había aprendido a soltar. Iuner solía recomendarle que trabajara en eso, y él lo había interpretado como una invitación para utilizarlo a su favor. Justo antes de ir al Lago, ella había explicado que no, que se suponía que intentara resolverlo… y que se arrepentía de haberle dado esa recomendación.
―Tienes que soltarlo ―gritó Fidaki, como si también en eso quisiera contradecir al recuerdo de Iuner.
Se giró hacia la voz, ignorando el quejido del muchacho al que sacudía como un trapo.
Apenas alcanzó a ver al niño. El zumbido se había ido, pero sus ojos aún estaban empañados. Así, parecía que el niño tenía cara de preguntarle algo, no de dar instrucciones. Pero repitió la orden.
―¿Qué está mal contigo? ―preguntó, en lugar de obedecer ciegamente como había hecho antes.
―Suelta ―dijo el mago, negando con la cabeza―. No es él.
Parpadeó, intentando enfocar la vista. Estaba demasiado oscuro para ver bien al chico, pero se notaba que algo no le gustaba, porque movía la cabeza como buscando el orígen de algún tipo de amenaza.
―Déjalo ―insistió, pero estaba sacudiendo las manos como solía hacer Iuner cuando estaba molesta, sólo que mucha más energía―. Hay que buscar lo correcto.
Era como una versión aumentada de su amiga, aquella vez que por fin había conseguido enojarla de verdad, cuando ella todavía no entendía que él no ignoraba a propósito las necesidades y los miedos de los demás.
Era gracioso verlo.
―¡Contesta mi pregunta primero! Dijiste que cambiarías, pero no en lo importante. Estás diferente en lo importante.
―¡Te dije que lo d…! ―comenzó Fidaki y luego se cruzó de brazos, como un niño tratando de hacer un berrinche sin gritar. Y así, justo así, era Iuner, cuando Gerusa colmaba su paciencia.
El niño vino hacia ellos a grandes zancadas. Ya no cruzaba los brazos, pero tenía los puños apretados y ahora que estaba más cerca, ¿estaba haciendo un puchero?
―Deja ir al tipo ―dijo, pero todo parecía fuera de lugar, porque estaba dirigiéndose al sujeto que prácticamente colgaba en manos de Gerusa―. ¿Por qué no lo haces?
El guerrero estaba culpando a la falta de luz por esa sensación rara de que el movimiento que alcanzaba a ver en la mandíbula del chico no cuadraba con las palabras que acababan de salir de su boca, pero el pensamiento no llegó a formarse del todo, porque entonces el niño exclamó otro “Ya suéltalo” y golpeó al ladrón en el rostro.
Fue un golpe débil, apenas un roce de los largos y delgados dedos del chico. Y sin embargo, el tipo perdió el conocimiento en un instante.
―¿Está vivo? ¡Dime que no lo maté! ¡Intenté no matarlo, pero estaba…! ¡El tipo es desesperante!
―¿Qué?
***
El tipo desesperante estaba vivo.
Efectivamente, no era un mago. La encargada del Laboratorio del Noveno Mundo estaba loca de dicha cuando Fidaki le contó que ese criminal había hecho desaparecer su voz con la misma facilidad con la que imitaba a cualquiera de ellos.
―¡Y ni siquiera estaba hablando! Sólo… solo se oía nuestra voz.
Al ir hacia él para hacerlo callar, sabía que estaba tan harto por la suplantación, que lastimaría al muchacho, pero suponía que, si usaba magia gestual en lugar de la que se basaba en sus emociones, podría no ser tan severo.
Pero se había sentido demasiado… bien. Había puesto emoción en ese golpe.
Daba igual. Estaba vivo y probablemente mentía al decir que su habilidad de forzar y callar sonidos había desaparecido.
Ahora era problema de alguien más. Lo custodiaban sordos, telépatas, o algún otro guardia al que no podría engañar aunque su poder funcionara.
Fidaki podía ocuparse de sus propias complicaciones.
―Cuando me preguntaste que anda mal conmigo. Sí te contesté.
―No, no es cierto. Lo que sea que dijiste, lo dijiste negando la cabeza. Y yo sé que sí te pasa algo.
―Dije que nada, es normal.
―¿Normal? ¡Estás rarísimo!
―Estoy de mal humor. Y… sí, es posible que en eso reaccione un poco como harías tú. Eres una mala influencia.
―¿Y porque estás de mal humor? Y si dices que es por que no encuentras accesorios que no te estorben al moverte…
―No. Lo de la ropa es hasta divertido. El problema es la magia.
―¿Qué? Si estás mejor que nunca. Apenas lo tocaste…
―La magia es mejor, pero yo tengo la experiencia de siempre. Todavía no me familiarizo con esto y… se me va de las manos. Así que prácticamente no puedo hacer nada sin preocuparme de volar en pedazos el objetivo o que el efecto dure demasiado. Y a veces se me olvida y… es un lío. Lo odio.
―Oh. Haberlo dicho antes. Tenemos que practicar mucho.
Estuvo a punto de insistir en lo arriesgado que era, pero Gerusa lo sabía. Y no era la primera vez que lidiaba con un mago o con lecciones en que se corría el riesgo de una muerte accidental.
Los pedazos de aquel héroe quedaron esparcidos por el suelo, era fuerte, lo suficiente para destruir mi escudo de cristal pero no lo suficientemente rápido para reaccionar al cerrarse sobre él el segundo escudo, mucho más fuerte y lleno de enormes púas afiladas.
Era un héroe, podría decirse que de nivel medio, presto a adquirir fama a costa de un débil villano. Siempre me subestiman y siempre les cuesta caro hacerlo.
No puedo evitar rememorar cómo empezó todo hace años, en el colegio de superhéroes, apenas había encontrado mi poder con la pruebas del agua azul, un tipo de bautismo en la que uno se sumerge y el agua alrededor se transforma al absorber una parte de la energía vital.
Era todo un espectáculo cuando el agua se transformaba en hielo o fuego o se generaban grandes olas cuando el poder era la fuerza, pero no en mi caso, para mi solo apareció un cuarzo, una pared delgada de cuarzo, mi poder era crear escudos de cristal.
Y ahí fue el inicio de mi calvario.
De inmediato me convertí en el objetivo de Scott y su panda de idiotas, ¿la razón? la razón que tienen todos los que hacen bullying.
Scott era de los pocos que había obtenido un vistoso poder, podía crear fuego.
Yo aunque al principio estaba decepcionado de mi suerte no tardé en darme cuenta de lo versátil que podía llegar a ser mi poder.
Tras muchos días de sufrir el bullying de Scott, finalmente explote y decidí que tenía que darle una lección, pero para eso tenía que idear un plan para derrotarlo, no me tomó
mucho tiempo pensar en uno, él siempre buscaba pelea y nunca dejaba de alardear de su poder encendiendo siempre sus manos.
Una simple hoja en su casillero insultandole y con el lugar y hora del encuentro fue suficiente, llegó antes pero yo ya lo estaba esperando encapuchado y con el rostro cubierto.
Era un lugar poco frecuentado del colegio y a esa hora estaba solo aunque ya había aprendido a hacer escudos transparentes que reflejaban la luz y hacían invisibles a las personas dentro de él.
Él ni siquiera se dió cuenta cuando cree la doble barrera, una para mí para protegerme y
otra para atraparlo.
—¿Quién demonios eres? —dijo al momento que levantaba las manos y las encendía con dos grandes bolas de fuego.
Yo no contesté, él no lo sabía pero yo no podía hablar en ese momento.
—¿Te comieron la lengua los ratones?
Un simple gesto de mi mano fue mi única respuesta, tal como esperaba empezó a lanzarme bolas de fuego que terminaban chocando en la barrera invisible sin dañarme.
— ¡Tu!
— Vaya, vaya, creo que, ¿que pas.. — decía Scott cuando se apagaron sus manos.
No alcanzó a acabar la frase cuando cayó al suelo, yo espere un par de minutos más antes de deshacer mi escudo y acercarme a él, me quite la capucha y la bufanda con la que
ocultaba la mascarilla de oxígeno.
No me sentía para nada como si yo hubiera sido su verdugo, después de todo él mismo había consumido el oxígeno y llenado todo de monóxido de carbono con su fuego.
Di un rápido vistazo para cerciorarme que no hubiera nadie cerca, mi oxígeno se acababa
y necesitaba eliminar el segundo escudo, me arranque la mascarilla y huí tan rápido como pude, no tardaron en encontrar el cuerpo de Scott pero nunca resolvieron su crimen.
Vuelvo al presente y tomo consciencia de la sangre que cubre mi cuerpo y pienso en tomarme un baño cuanto antes y pienso en lo bueno que ha sido que siempre me subestimen.
Quote:Es uno de mis ídolos, un tipo muy inteligente y un comediante único. Sin embargo, cuando habla en serio si nivel de razonamiento y comprensión de las cosas no deja de asombrarme.
"Contrato a un hombre para que finja ser el padre de mi hija"
Megumi era una bebé cuando sus padres se separaron y su padre desapareció de su vida. Pero años después. su madre le dijo que él quería retomar el contacto. Megumi comenzó a ver a Yamada con frecuencia. Ella piensa que él es su padre y que verdaderamente se llama Yamada... pero nada de eso es cierto.
"Desde que era pequeña, me preguntaba dónde estaba él", afirma la madre de Megumi, Asako. "Ella solo sabía que él se había ido poco después de que ella naciera, así que se culpaba a sí misma por eso".
Durante años, eso no pareció ser un problema, pero cuando Megumi tenía unos 10 años, Asako notó un cambio en el comportamiento de su hija.
"No me hablaba y se volvió muy callada y retraída", afirma.
"Pasó bastante tiempo hasta que se destapó lo del acoso".
Asako descubrió que Megumi no solo se culpaba a sí misma por la ruptura de sus padres. Sus compañeros de clase también la estaban aislando porque no tenía padre: en Japón, los hijos de familias monoparentales a menudo resultan estigmatizados.
Con el tiempo, la niña se deprimió tanto que se negaba a ir al colegio.
"Es mi única hija y me rompía el corazón verla tan triste", asegura Asako.
Intentó conseguir la ayuda de los profesores, pero cuando ese plan falló se le ocurrió otro.
"Lo único en lo que podía pensar era: ¿y si encuentro a un hombre que sea bueno y amable, un padre ideal, alguien que la pueda hacer sentirse mejor?", cuenta la madre.
Había oído de agencias de alquiler de familiares que enviaban a un actor para fingir ser un invitado en una boda o salir en una cita, negocios que están bien establecidos en Japón. Así que contactó a una para preguntar si también podía proveerla de un falso padre. Tras entrevistar a cuatro candidatos, se decidió por uno llamado Takashi.
"Me pareció que era con quien más fácil se podía hablar", dice Asako. "Es muy amable y dulce, así que seguí mis instintos".
Takashi regenta una agencia de alquiler con 20 empleados y más de 1.000 freelancers -hombres y mujeres de diferentes edades y entornos que pueden satisfacer casi cualquier situación, adoptando nombres, personalidades y roles falsos. Tienen que mentir con frecuencia, pero se cuida de forma estricta de que no incumplan la ley.
Él mismo es un actor que ha interpretado el papel de novio, hombre de negocios, amigo, padre y hasta el de novio en cinco bodas falsas.
Nota del que copia/pega: Wtf!, ¿novio?, ¿luego la familia ya no pregunta por él?
Confiesa que se prepara viendo películas de Hollywood como la ganadora del Oscar Pequeña Miss Sunshine, que cuenta la historia de una familia disfuncional que vuelve a unirse durante un viaje en carretera, y Los descendientes, en la que George Clooney interpreta a un padre indiferente que tras una tragedia familiar repentina tiene que hacerse cargo de sus hijos.
"Estudio estos filmes y memorizo frases", dice Takashi. "Tomo notas sobre cómo interactúan y se comunican los diferentes miembros de una familia y lo que hay que hacer para ser cierto tipo de padre o marido. Me ayudan a entender las distintas dinámicas y relaciones".
Diseñando a un padre
Asako se reunió con Takashi muchas veces para discutir la clase de progenitor que ella quería que él fingiera ser para Megumi.
"Lo que le pedía era muy simple", recuerda ella. "Primero, quería que dijera lo mucho que sentía no haber podido estar en la vida de Megumi hasta entonces. Segundo, quería que escuchara lo que fuera que ella quisiera decirle".
Asako le dijo entonces a Megumi que su padre se había vuelto a casar y que ahora tenía una nueva familia, pero que hacía poco que se había puesto en contacto con ella porque quería volver a verlas.
Le dijo que él estaba trabajando como "actor".
Megumi se quedó sorprendida, pero con el tiempo accedió a reunirse con él. Así fue cómo, hace casi 10 años, Takashi se convirtió en Yamada, el padre de Megumi, su papel más largo y, tal vez, más éticamente dudoso hasta la fecha.
Takashi aún recuerda cuando conoció a la pequeña.
"Ahí había una emoción muy compleja", rememora. "Me preguntó por qué no la había ido a ver antes y percibí su resentimiento".
Como Yamada, Takashi empezó a ver a Megumi y a su madre un par de veces al mes. Iba con ellas al cine y las visitaba en los cumpleaños. Asako asegura que no demoró mucho en ver un verdadero cambio en su hija.
"Después de un tiempo, Megumi se volvió mucho más alegre y extrovertida", afirma. "Le encantaba hablar, estaba animada e incluso quería regresar a la escuela. Fue en ese momento cuando pensé: '¡Todo esto valió la pena!".
Una ocasión en particular se quedó grabada en la memoria de Asako: cuando ella y Yamada fueron al día de padres del colegio de Megumi.
"Estábamos de pie al fondo de la clase", recuerda Asako. "Ella nos vio juntos y se daba la vuelta para mirarnos todo el tiempo. Tenía una sonrisa muy grande en su rostro y eso me hizo realmente feliz".
Los servicios de Takashi no son baratos. Cada vez que Asako lo contrata para ser Yamada, le paga unosUS$90y, pese a que ella gana un salario decente, se ve obligada a ahorrar en otras cosas para poder permitírselo. Pero cuando se acuerda de lo infeliz que su hija llegó a ser, piensa que es un dinero bien gastado.
Takashi también ha notado un cambio en Megumi, esa niña que al principio era callada y titubeante.
"Se ha vuelto más feliz y confiada poco a poco", asegura él. "Yo solía reunirme con ella y Asako, los tres juntos, pero un día ella dijo: 'Quiero salir con mi padre, solo él y yo', así que la saqué a pasear y me dio la mano por primera vez".
En la última década, el personaje de Takashi, Yamada, se ha vuelto muy cercano a Megumi, que ahora es una joven adulta. Él se ha convertido en parte de la familia e incluso le dice a Megumi que la quiere, como haría cualquier padre. Pero, por supuesto, de mentira.
¿Cómo justifica él este engaño?
"Cambiar personalidades e identidades es muy importante en este empleo", afirma. "Pero soy humano y, claro, mentiría si dijera que no paso por un conflicto emocional cuando le digo 'Te quiero' a esa criatura. Pero esto es un negocio, tengo que hacerlo y tengo que seguir recordándome a mí mismo eso".
Asako también entiende que algunos no estén de acuerdo con las decisiones que ha tomado.
"Sé que lo que hago es drástico", asegura ella. "Pero de verdad quería salvar a mi hija".
Solo por dinero
Para complicarlo todo, ella también le ha agarrado cariño a ese personaje ficticio por el que le paga a Takashi para que interprete.
"Cuando los tres estamos juntos, me siento en paz", cuenta.
"Hablamos, nos reímos y somos muy amables los unos con los otros. Él ha estado en nuestras vidas durante tanto tiempo, me gustaría casarme con él y que nos convirtiéramos en una familia de verdad".
Pero Asako ha tenido que enfrentarse a la verdad agridulce de que está enamorada de alguien que no es real y que no puede corresponderle.
"Le conté [cómo me sentía], pero me dijo a la cara que solo está con nosotras porque es su trabajo. Es muy complicado", confiesa.
"Soy muy consciente de que solo está con nosotras porque le estamos pagando".
"Tengo una especie de fantasías sobre nuestra relación, de que tal vez podamos ser una familia de verdad; pero en realidad, tal y como está ahora nuestra relación también me ayuda emocional y mentalmente. Me mantiene estable".
De hecho, Asako no tiene planes de finalizar este acuerdo con Takashi y dice que le gustaría continuar contratándolo como el padre de Megumi de manera indefinida, incluso si eso significa hundirse más y más en un mundo de fantasía y engaño.
"La situación ideal es que ella continúe viéndolo como a su padre", insiste. "Así que cuando se case, me gustaría que él estuviera en la ceremonia y cuando ella tenga su propio hijo, me gustaría que él también hiciera de abuelo. Lo peor que podría pasar es que mi hija se enterara de la verdad".
¿Y si el verdadero padre de Megumi apareciera algún día?
Es una posibilidad en la que Asako nunca ha pensado. Como no ha hablado con él desde el divorcio, cree que es poco probable. Pero, de llegar a suceder, ella cree que Megumi preferiría a Yamada porque tiene una muy buena relación "padre-hija" con él. Él es el padre ideal, tal y como Asako esperaba que lo fuera.
Takashi también es consciente de que la mentira puede continuar creciendo.
"Ese es uno de los mayores problemas cuando alquilas una familia", dice. "Megumi podría casarse en el futuro y su marido pensaría que yo soy su padre. Si ella tiene su propio hijo, eso significará que creerá que yo soy su abuelo y los riesgos crecen más y más".
Él ha pensado en cómo se sentiría Megumi si se enterara, aunque los escenarios que se le ocurren pueden sorprender a muchos por resultar muy optimistas.
"En el mejor de los casos, me gusta pensar que me agradecerá por haberla cuidado, eso es el 80% de lo que me imagino", asegura Takashi.
"El otro 20% consiste en que ella se sentiría desolada. Podría decir: '¿Por qué me lo contaron? ¿Por qué no me siguieron mintiendo hasta el final?"
"Creo que he sido de gran apoyo en su vida... Tal vez pedirle que me lo agradezca es un poco excesivo, pero al menos me gustaría que reconociera nuestros servicios".
A muchos también les puede resultar difícil entender por qué Asako optó por hacer algo que podía ser tan perturbador para su hija, si ella llega a descubrir la verdad. Pero aun así defiende su decisión.
"Sé que algunas personas piensan que es tonto pagar por mentirle a mi propia hija y darle un padre de mentira, pero yo estaba desesperada", cuenta.
"Me siento muy mal cuando lastimo a mi mamá"
"Cualquiera puede entender ese sentimiento horroroso de desesperación, de ver a tu hija tan herida".
Asegura que sí se preocupa por el impacto potencial que esto podría tener en Megumi, pero intenta no pensar en eso y cree que este tipo de cosas ocurren más a menudo de lo que uno pueda imaginar.
"Mi situación no es única. Estoy segura de que hay muchos más padres y madres de alquiler allá afuera".
Estoy terminando el último libro, y hasta ahora me parece una trilogía digna de recomendar. En este mundo la autora nos describe una humanidad que ha sido diezmada por los monstruos que asolan el mundo entero, sobreviviendo en pequeñas aldeas cuyos habitantes levantan empalizadas a su alrededor para protegerse de estos enemigos implacables. Los hay de todo tipo, y la manera de combatirlos, o al menos de defenderse de ellos, es muy original.
Como es lo primero que leo de Laura Gallego, creí que sería un poco infantil, pero si bien se puede considerar fantasía juvenil, lo cierto es que está bien escrito y no es para nada simplista. Una de las cosas que más me gustó de estos libros es que empiezas viendo un mundo muy limitado, sencillo y simple, pero a medida que trascurren los capítulos te das cuenta que el trasfondo es más que un mundo con monstruos que cazan humanos. Y en cada libro aparecen nuevos personajes y el mundo toma forma de una manera metódica que no confunde al lector.
El dramático descenso de los nacimientos en el mundo (y cuáles serán sus profundas consecuencias)
El mundo no está preparado para la caída dramática en el número de nacimientos, un fenómeno que tendrá un impacto traumático en las sociedades.
Esta es la conclusión de un equipo de investigadores del Instituto de Métricas y Evaluacipones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, que publicó un estudio esta semana en la revista The Lancet.
La caída en los índices de fertilidad significa que casi todos los países podrían ver sus poblaciones reducidas para fines de siglo.
Según el estudio, se espera que en 23 países -entre los que se incluyen España y Japón- la población se reduzca a la mitad para 2100.
La población también envejecerá de forma dramática, con casi el mismo número de personas que llegan a los 80 como de personas que nacen.
¿Qué está pasando exactamente?
La tasa de fertilidad -el número promedio de niños que da a luz una mujer- está cayendo.
Si el número cae por debajo de aproximadamente 2,1, el tamaño de la población empieza a reducirse.
En 1950, las mujeres tenían en promedio 4,7 niños en su vida.
De acuerdo las proyecciones del estudio de la Universidad de Washington, este número caerá por debajo de 1,7 para 2100.
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En consecuencia, los investigadores esperan que el número de personas en el planeta llegue a su punto más alto en 2064 con 9.700 millones, antes de caer por debajo de 8.800 millones para fines de siglo.
"Eso es bastante importante; la mayor parte del mundo está en transición hacia el declive natural de la población", le dice a la BBC el investigador Christopher Murray, coautor del estudio y director del IHME.
"Creo que es extremadamente difícil pensar en esto y reconocer lo importante que es. Es algo extraordinario. Tendremos que reorganizar a las sociedades".
¿Por qué están cayendo la tasa de fertilidad?
No tiene nada que ver con el conteo de esperma o las cosas típicas en las que uno puede pensar cuando discute sobre fertilidad.
En cambio, este fenómeno está impulsado por el hecho de que más mujeres están accediendo a la educación, al trabajo, así como por el mayor acceso a métodos anticonceptivos, que hace que las mujeres puedan elegir tener menos niños.
De alguna manera, la caída en la tasa de fecundidad es una historia de éxito.
¿Qué países serán los más afectados?
Se espera que la población de Japón decaiga de su punto más alto en 2017, con 128 millones, a menos de 53 millones para fin de siglo.
Se estima que la población en Italia sufrirá una caída similar: de 61 millones a 28 millones a lo largo de un período similar.
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Hay dos de los 23 países -entre los que se incluyen España, Portugal, Tailandia y Corea del Sur- que verán su población reducida en más de la mitad.
"Eso es asombroso", dice Murray.
Se proyecta que China, actualmente el país más poblado del mundo, alcanzará su punto más alto en cuatro años con 1.400 millones, antes reducirse casi a la mitad (732 millones) para 2.100.
India ocupará su lugar.
Reino Unido llegará a los 75 millones en 2063, y caerá a 71 millones para 2100.
No obstante, este será un problema realmente global, en el que 183 de 195 países tendrán una tasa de fertilidad por debajo de los niveles requeridos para reemplazar a la población.
¿Por qué es un problema?
Uno podría pensar que es maravilloso para el medioambiente: una población más pequeña significaría una reducción en las emisiones de carbono, así como menos deforestación para crear lugar para la agricultura y ganadería.
"Eso sería cierto, excepto por la pirámide de edad invertida (más personas mayores que jóvenes) y todas las consecuencias negativas de una pirámide de edad invertida", explica Murray.
Según las proyecciones del estudio:
El número de niños menores de 5 años caerá de 681 millones en 2017 a 401 millones en 2100.
El número de personas mayores de 80 años subirá de 141 millones en 2017 a 886 millones en 2100.
"Creará un cambio social enorme. Eso me preocupa porque tengo una hija de 8 años y me preguntó como será el mundo en el futuro", agrega el investigador.
"¿Quién paga impuestos en un mundo de personas mayores? ¿Quién paga por la atención médica de los ancianos? ¿Quién cuida de ellos? ¿Podrá la gente jubilarse?", se pregunta Murray.
¿Cómo se soluciona el problema?
Distintos países han recurrido a la inmigración para aumentar sus poblaciones y compensar la caída en la tasa de fecundidad.
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Sin embargo, esto deja de ser una respuesta al problema cuando casi todos los países se ven afectados por la reducción de su población.
"Pasaremos de un tiempo en el que abrir las fronteras es una opción (...) a la competencia por migrantes, ya que no habrá suficientes", argumenta Murray.
Algunos países han intentado poner en práctica políticas específicas como la baja por paternidad, aumentar la paga de la baja maternal, la oferta de cuidado gratuito para niños e incentivos financieros, pero no hay una respuesta clara frente a este problema.
Suiza logró incrementar su tasa de fertilidad de 1,7 a 1,9, pero otros países que han invertido un esfuerzo significativo para aumentarla no lo han logrado. Singapur todavía tiene un índice de fertilidad de cerca de 1,3.
"Encuentro que la gente lo desestima; no pueden imaginar que podría ser verdad, creen que las mujeres decidirán simplemente tener más hijos", señala el investigador.
"Si no puedes encontrar una solución, eventualmente la especie desaparece, pero faltan siglos para eso".
Los investigadores advierten que no debe darse marcha atrás en el progreso que se ha logrado en la educación de las mujeres y en el acceso a métodos anticonceptivos.
"Es probable que responder a la disminución de la población se convierta en una preocupación política primordial en muchos países, pero esta no debe comprometer los esfuerzos para mejorar la salud reproductiva de las mujeres o el progreso en los derechos de las mujeres", señala Stein Emil Vollset, uno de los autores del estudio.
¿Por qué el umbral de la tasa de fertilidad es 2,1?
Uno pensaría que el número debería ser 2,0 -dos padres y dos niños- para que la población se mantenga del mismo tamaño.
Pero incluso con el mejor sistema de salud, no todos los niños sobrevivirán hasta llegar a adultos. También, hay una tendencia leve a que haya más bebés hombres que mujeres.
Por eso la tasa de reemplazo en los países desarrollados es de 2,1.
Los países con un índice de mortalidad más alto también necesitan un índice de fertilidad más alto.
¿Qué dicen los expertos?
Para Ibrahim Abubakar, profesor del University College de Londres, "si estas predicciones son incluso la mitad de precisas, la migración se convertirá en una necesidad para todas las naciones y no en una opción".
"Para ser exitosos necesitamos repensar fundamentalmente las políticas globales".
"La distribución de la población en edad de trabajar será crucial para que la humanidad prospere o se marchite".
¿Qué es diferente en África?
Se espera que la población de África subsahariana se triplique a más de 3.000 millones para 2100.
El estudio dice que Nigeria se transformará en el segundo país más poblado del mundo con una población de 791 millones.
"Con el tiempo, tendremos mucha más gente de descendencia africana en muchos más países", explica Murray.
"El reconocimiento global de los desafíos en torno al racismo serán mucho más críticos si hay un gran número de personas de descendencia africana en muchos países", puntualizó
Le pidió a una amiga y a su novio que la golpearan" para culpar a su expareja: el trágico submundo de las denuncias falsas de violencia doméstica
"Es el caso más maquiavélico con el que me he encontrado", me dice desde España Alicia*, una abogada especializada en derecho penal.
"Era una pareja a la que había ayudado para que su separación fuese de mutuo acuerdo", recuerda.
"Ella era una chica joven y muy preparada, que nunca logró superar la infidelidad de su pareja. A lo largo del proceso, me pude dar cuenta de que había desarrollado un odio atroz en contra de él".
"Un día me llamó y me contó que él la había golpeado y que quería que la representara".
Según le dijo, la paliza había ocurrido horas antes y la abogada se dirigió al juzgado donde se encontraba la mujer dando su testimonio.
Quedó impactada por el estado de la joven: tenía un collarín ortopédico, un codo dislocado, la cara casi desfigurada, un ojo cerrado con un hematoma.
"¡Qué barbaridad. Cómo te pudo haber hecho eso!", le preguntó.
El hombre era interrogado en otro cuarto, al cual la abogada también tuvo acceso.
"Alicia, tú sabes que yo no pude haber hecho eso", la interpeló.
"Eso me estremeció", recuerda.
Pero lo que descubriría después, la perturbaría aún más.
Las cámaras externas de circuito cerrado filmaron cuando la expareja de la clienta de Alicia entraba a la casa. Foto genérica.
Después, aseguraba, él se fue y ella fue auxiliada por su mejor amiga y el novio de esta última.
En efecto, cámaras de circuito cerrado externas mostraban al hombre entrando en la casa de dos pisos y saliendo poco después.
De acuerdo al relato, la amiga y su novio se encontraban en el piso superior y cuando la clienta de Alicia bajó a abrir la puerta lo hizo sola.
La abogada recuerda que le contaron que al rato la amiga y su novio esucharon a la mujer gritar, bajaron para ver qué pasaba, la encontraron golpeada y se fueron los tres al hospital.
El personal médico activó el protocolo en ese tipo de casos y le avisó a la policía.
Tras ser dada de alta, fue derivada a un juzgado, donde presentó la denuncia.
La policía arrestó inmediatamente a su expareja y una orden de alejamiento fue emitida.
Pero había algo que no terminaba de convencer a Alicia, quien ha ejercido el derecho por más de una década.
Su sospecha no se basaba únicamente en lo que le dijo el acusado y en su experiencia con él durante el proceso de separación.
"Es que llegar a ese nivel de agresividad no era lógico", me dice.
Tenía que haber algo más.
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Y no se equivocaba. Cuando salían del juzgado, la joven no aguantó y le contó el secreto.
"Me confesó que mi clienta le había pedido a ella y a su novio que la golpearan".
"Lo hicimos nosotros. Nos costó muchísimo pegarle. ¡Imagínate, es mi amiga!', me dijo".
La abogada decidió retirarse del caso.
"Le dije a mi clienta que no podía colaborar con que una persona inocente fuese enviada a prisión (…) y le aconsejé que desistiera de continuar con la denuncia".
La mujer entendió su decisión, pero no siguió su consejo y el caso pasó a manos del ministerio fiscal.
"Hasta el último minuto ella aseguró que él la había golpeado. Nunca paró, lo quería ver en prisión".
Y lo logró.
El hombre fue condenado y enviado a la cárcel.
La amiga fue llamada a declarar, pero no lo hizo argumentando que "no había visto nada".
"Su novio sostuvo lo mismo".
Lo que realmente pasó
La abogada me cuenta que el día de la agresión, el supuesto autor llegó a la casa de su expareja a buscar al hijo de ambos, como habían acordado.
"Para llegar a la puerta del dúplex había unas escaleras", prosigue.
De acuerdo con lo que Alicia pudo investigar, el hombre entró a la parte externa de la casa de su expareja, pero no llegó a ingresar al interior.
"Cuando él llegó, ella le gritó que no subiera porque no le iba a dar al niño, que se fuera (...) Estuvieron discutiendo así varios minutos, ella arriba y él abajo, con las escaleras de por medio".
"No te vas a llevar al niño, le dijo, y le cerró la puerta" y "para evitar problemas él decidió irse". Pero la alcanzó a ver muy velozmente y en buen estado.
"Ella había calculado todo al milímetro", indica la profesional.
Después vendría la golpiza y sus amigos la llevarían al hospital.
El niño, señala Alicia, no vio lo que sucedió. Aunque se encontraba en la casa, estaba totalmente aislado.
Posteriormente, otra amiga fue a hacerse cargo de él.
Cuando le pregunté si había intentado decirle a la fiscalía lo que le había confesado la amiga, me dijo que no podía.
En muchos casos de violencia contra la mujer no existe evidencia física ni testigos, pues generalmente ocurren en el ámbito privado.
"(Como abogada) Tengo el deber de confidencialidad con un cliente y no puedo decir lo que una persona me ha confiado (en secreto) en el ejercicio de mi profesión", me explicó.
"Lo más ético era retirarme y aconsejarle a la mujer que dijera la verdad".
Cuando el hombre salió de prisión (después de aproximadamente seis meses), gran parte de su mundo se había desvanecido y decidió irse del país.
Extremadamente inusuales
Al hablar de denuncias falsas de violencia doméstica, expertos y policías de diferentes países consultados por BBC Mundo son enfáticos: son excepciones, extremadamente inusuales y en términos numéricos son ínfimas, sobre todo si se comparan con los casos reales que afectan a miles y miles de mujeres -y en mucho menor grado a hombres- en todo el mundo. Casi siempre los afectados son hombres.
En España**, el país en que se centra este artículo, en 2017 se interpusieron 166.260 denuncias de violencia de género y se iniciaron 23 causas por denuncia falsa. Y como puede verse en la tabla de abajo, en 2012 -que fue un año récord- se registraron 17 acusaciones falsas de un total de 128.543. Apenas un 0,013%.
Pero aunque sean excepcionales, existen, y pueden tener consecuencias devastadoras tanto para los acusados como para las víctimas de abusos reales.
"Son denuncias peligrosas porque buscan corromper un sistema que fue diseñado para proteger a las víctimas y castigar a los maltratadores y no para ser usado con otros fines", indica desde Madrid, la psicóloga clínica Paula Ronco Cardoso.
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Ronco reconoce que los casos que ha conocido "son excepciones muy puntuales", que se han dado en el marco de un divorcio o cuando hay la intención de iniciar uno.
En ese proceso, advierte, "se despiertan muchas emociones" y a veces se desata una "competencia salvaje".
"El 'te voy a ganar', 'te voy a quitar todo lo que tienes (incluyendo los hijos)', (…) 'haré todo lo necesario y más para arruinarte la vida' son sentimientos de venganza que aparecen para amortiguar el trauma, los sentimientos de frustración" porque la relación no funcionó.
"Las personas que crean este tipo de denuncias, tanto mujeres como hombres, están cegadas. Lo que están buscando es 'destruir' a la otra persona. No son conscientes de lo que significa esta denuncia falsa", que en muchos países, incluyendo España, está tipificado como delito.
"¡Vengan cuanto antes por favor!"
Cuando Pablo* le dijo a Estefanía* que había decidido romper con su relación y que se iba de la casa, ella reaccionó con ira.
Empezó a tirar los libros, los adornos de la casa, las lámparas, las fotos, los cuadros, los muebles.
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"Mientras tanto su esposo hacía la maleta", me cuenta la abogada española Helena Echeverri, quien tiene 22 años de experiencia en derecho penal y familiar y ha ejercido como profesora universitaria de Derecho en España.
Estefanía llamó a la policía: "¡Vengan corriendo, rápido, mi marido me está agrediendo! ¡Vengan cuanto antes por favor!"
Cuando llegaron los uniformados, relata Echeverri, la mujer abrió la puerta y les dijo: "¡Miren todo lo que ha hecho!"
Pablo tenía otra versión: "Agente: antes de que me detenga quiero que sepa que lo tengo todo grabado. Aquí está la grabación para que la vea. Ya se la mandé a mi abogada".
Tras verla, "el agente indicó que no lo iba a arrestar y que, de hecho, la podían detener a ella".
Pero Pablo "no quiso denunciarla", según afirma la abogada,
"No quería perjudicar a la madre de sus hijos para evitarles un sufrimiento".
"Si él no hubiese grabado (en secreto) lo que pasó, su detención hubiese sido inminente", indica Echeverri, que además de colega de Pablo era su amiga y conocía a la pareja.
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"Me impactó muchísimo porque nunca me lo pude imaginar de ella".
"Sabes cuando a veces dicen: 'Es increíble. ¡Cómo ese hombre pudo haber sido un maltratador con su mujer o con sus hijos si parecía ser muy buena persona'. Yo tampoco me pude imaginar nunca que una mujer tan dulce y aparentemente tan sensata y equilibrada como ella podría llegar a esos extremos".
El maltratador latino
Determinar cuándo una denuncia es falsa y cuándo es real es un asunto muy complejo, entre otras cosas porque los casos de violencia contra la mujer suelen ocurrir en entornos privados y no siempre se cuenta con evidencia física o con testigos, lo que hace que sea difícil determinar lo que realmente pasó.
Además, muchas veces, la agresión es psicológica, verbal o emocional y no deja huellas en el cuerpo.
Tras décadas de violencia contra la mujer y feminicidios en todo el mundo, los sistemas policiales y judiciales de decenas de países han adoptado mecanismos legales para proteger a las denunciantes inmediatamente después de que hacen la denuncia.
Eso ha salvado miles de vidas, no sólo de mujeres sino de niños.
Pero algunos juristas cuestionan el peso que, en algunos casos, se le da a la palabra de la mujer cuando hace la denuncia y advierten de que puede afectar la presunción de inocencia del hombre acusado.
En una época en que muchas mujeres denuncian la violencia por parte de sus parejas o exparejas y hay un importante activismo para combatir los feminicidios a través de movimientos como Ni Una Menos o Vivas Nos Queremos, y otras han logrado visibilizar el acoso masculino con la campaña "Me Too" (Yo También), la credibilidad de alguien señalado como maltratador puede llegar a ser casi nula.
El caso que me cuenta Lucía* ilustra esa controversia.
"Mi hermana denunció a su esposo por malos tratos, pero en casa todos sabíamos que era mentira y así se lo hicimos saber a la policía. Ella siempre ha sido una persona muy agresiva, hizo de mi infancia un calvario. Yo la había visto tratar a mi cuñado, le llamaba cosas horribles. Sabía que a algunas de sus exparejas las había agredido físicamente", confiesa.
"Mi madre le suplicó al comisario que lo dejara en libertad y finalmente lo liberaron, pero le pidieron que no volviera a la casa donde vivían juntos".
Cuando Lucía, quien se encontraba en otra ciudad, le pidió a una amiga que lo acogiera por una noche, su respuesta la decepcionó.
"En cuanto mencioné la palabra 'denuncia por malos tratos' nadie quiso acogerle. Daba igual cuanto insistiera yo en que la denuncia era falsa, nadie lo creía. Se trataba de una ciudad pequeña y pronto empezaron a llegarme rumores de que mi cuñado tenía un apodo: 'el maltratador latino'".
"Mi hermana, en cambio, fue a una asociación de mujeres que la apoyó incondicionalmente, dieron por buena su versión sin ninguna reserva. Pero la víctima era él, primero de sus humillaciones, después del escarnio público, después en varios juicios. Hasta tenía lesiones infligidas por ella".
"Mucha gente se metió a defender que ella se quedara con la custodia total de mi sobrino, que entonces era un bebé, y que al padre debían negarle la residencia en España y privarle de ver a su hijo".
"No se daban cuenta de que en lugar de proteger al niño lo estaban condenando a estar con una persona desequilibrada y agresiva".
Tras la intervención de los servicios sociales, un juez decidió darle la custodia del pequeño al padre porque "se observaron serias deficiencias en el cuidado del niño cuando la madre estaba a su cargo, y lo contrario cuando el niño era cuidado por el padre".
Gracias a un régimen de visitas, hoy ella puede ver al menor.
Aunque muchas medidas cautelares son temporales, el hombre señalado de abusador puede perder el contacto cotidiano con sus hijos por varios días e incluso meses mientras el caso avanza.
"Está perdido"
Hace cinco años, la abogada española Yobana Carril tomó una decisión: dejar el derecho mercantil y dedicarse al penal.
Y dio un paso más: representar exclusivamente a hombres.
El giro lo tomó después de lo que vivió en una audiencia.
Una colega le había pedido que la sustituyera en un caso de violencia de género.
Cuando Carril le dijo que no tenía experiencia en procedimientos de ese tipo, le respondió: "No importa porque yo represento al hombre, con lo cual (el caso) está perdido".
"Eso me llamó poderosamente la atención", me cuenta. Aun así asumió el reto. Se trataba de una mujer que decía que su marido le pegaba a ella y a su hijo.
"Me imaginé que era un niño pequeño o un preadolescente. Pero el hijo resultó ser un señor, muy robusto, de unos 40 años (…) y el cliente, un señor de unos 70 años con la camisa ensangrentada por un puñetazo que le había dado su hijo".
"Sin ninguna prueba, más allá de la palabra de su mujer, todas las preguntas de la fiscalía y de la jueza iban encaminadas a que el señor era considerado culpable. No se buscaba la verdad, sino su culpabilidad".
"Por parte del ministerio público lo entendía, ese es su trabajo, pero por parte de la jueza, no", evoca.
"Cuando terminamos, la jueza me dijo off the record que lo condenaría. Le pregunté: '¿Pero sobre la base de qué?' Y me respondió: 'Es que estas cosas de violencia de género son un problema. Si acaso, recurra a la Audiencia Provincial que allí son tres magistrados y la responsabilidad se diluye'. No daba crédito de lo que oía y veía".
Amenazas
El bufete que fundó y dirige Carril "se ha especializado en la defensa de hombres maltratados por la Ley, de falsas víctimas de la llamada violencia de género, de padres maltratados por sus hijos, en definitiva, de aquellas personas que han visto atropellados sus derechos por razón de su género", indica su sitio web.
La separación de los hijos en casos de denuncias falsas de violencia de género puede llegar a ser traumática para los niños. De hecho, explica Carril, procedimientos de ese tipo pueden impedir que en el futuro el hombre tenga la custodia compartida de sus hijos.
Y aunque reconoce que hay muchos jueces que buscan la verdad en los casos de violencia de género, cree que hay otros que no se sienten tan libres por la presión social que existe en ese ámbito.
"Algunas feministas radicales, a título personal y a través de algunas asociaciones, me han insultado, me han llegado a amenazar, y no sólo a mí, sino a mi hija también".
"A veces nos olvidamos de que las personas que han sido falsamente acusadas tendrán nuevas parejas, tienen madres, hermanas, que también se ven afectadas (por los procesos que se les abren)".
De acuerdo con la abogada, las estadísticas oficiales arrojan una cifra tan baja de denuncias falsas porque muy pocos hombres deciden iniciar un procedimiento y, de hacerlo, duran años en resolverse.
"Los hombres cuando salen absueltos se han gastado un montón de dinero en defenderse, energía, tiempo. Hay personas que han pasado hasta 3 o 4 años en juicio".
"Me lo han reconocido"
La española Carmen Santisteban, especialista en derecho penal y violencia de género, tiene 12 años de experiencia.
Como abogada de oficio y del sector privado, ha llevado unos 500 casos de violencia doméstica y ha conseguido muchas sentencias condenatorias contra maltratadores.
Pero también ha conocido a mujeres que falsamente han denunciado a sus compañeros y "me lo han reconocido".
"Recuerdo el caso de una señora que acusó a su pareja de haberle cortado las venas con un cuchillo de sierra. Con el forense pudimos demostrar que era imposible hacer el corte con un cuchillo de esas características y de la forma que ella aseguraba que había sucedido. Era un corte limpio, recto, fino. Conseguimos que lo absolvieran".
"También nos sucedió con una mujer que dijo que su pareja le había mordido el brazo, descubrimos que por el arco dental no había sido él sino ella misma".
Las ramificaciones
Las consecuencias de una denuncia falsa de violencia de pareja pueden llegar a ser devastadoras para la persona acusada."En esta sociedad lo primero que hacemos es etiquetar y prejuzgar y en cuanto el entorno familiar y social te señalan como maltratador, te apartan de la sociedad, y si no lo eres, no deberías tener esa lacra", asegura Paula Ronco Cardoso.
Echeverri coincide que sus ramificaciones se extienden más allá de lo personal y lo familiar y alcanzan lo social y laboral.
Para ella, "el problema es que esas denuncias están quitando recursos que deben destinarse a ayudar a las mujeres que de verdad han sido y son maltratadas".
"Se puede (correr el riesgo de) empezar a poner en duda lo que dice la víctima", indica Ronco Cardoso.
"Pueden decir: 'A lo mejor no es para tanto'. Pero cuando la víctima es real, claro que es para tanto y para muchísimo más".
La sola duda puede llegar a tener un desenlace trágico.
El caso de Karen* y Manuel*
En mayo de 2007, Karen denunció en una comisaría de Madrid a su esposo, Manuel, por malos tratos físicos y psíquicos.
La mujer presentó el parte médico emitido por un facultativo en el que se dejaba constancia de la presencia de hematomas en brazos, glúteos y la región dorsal.
Afirmó, "con ánimo de faltar a la verdad", que "dichas lesiones se las había causado su entonces esposo", semanas antes.
La denuncia siguió su curso en un juzgado de violencia contra la mujer y se implementaron las medidas de seguridad y prevención correspondientes: prohibirle al acusado comunicarse o acercarse a la denunciante.
En 2011, un juzgado de lo penal dictó una sentencia en la que se absolvía a Manuel de los delitos que se le imputaban: "violencia psíquica habitual y maltrato en el ámbito familiar".
Una vez absuelto, Manuel acusó a Karen y al padre de ella (testigo del caso) del delito de falso testimonio y a ella de estafa procesal y denuncia falsa.
En 2017, la Audiencia (un tipo de tribunal competente) los absolvió de los delitos de falso testimonio y estafa procesal.
Sin embargo, condenó a Karen "como autora responsable de un delito de denuncia falsa (…) a la pena de doce meses de multa, a razón de 12 euros de cuota diaria, con una responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos cuotas o fracción impagadas y al pago de una cuarta parte de los costos procesales".
Manuel, al no estar conforme con esa sentencia, llevó el caso al Tribunal Supremo de Justicia y pidió que se revisara la absolución de los otros delitos (falso testimonio y estafa procesal).
En 2018, esa instancia condenó a Karen "como autora del delito de falso testimonio" a 1 año y 6 meses de prisión y multa de 9 meses con cuota diaria de 12 euros y confirmó su absolución por el delito de estafa procesal.
El Tribunal Supremo entendió que, en este caso, el delito de falso testimonio operaba como una continuación del delito inicial de denuncia falsa y, por lo tanto, sí admitía agravar la condena inicial.
(El delito de falso testimonio acarrea penas más graves que las de la denuncia falsa).
Resumen de la sentencia sobre el caso del Tribunal Supremo de Justicia de España, 2018
Sobre el lomo de su corcel azabache y cabalgando a las diez de la mañana, una mujer pelirroja de ojos celestes va acompañada de su hija, a quien planea enseñarle una lección que jamás olvidará.
—Muy bien hija mía, ya hemos llegado. ¡Es la hora de la verdad! —anuncia pomposamente Marialea Aregerán, tras divisar a la distancia su destino.
Su retoño de ocho años, Khalida al Umayyad, poseedora de los mismos rasgos de su madre, se hallaba montada detrás del corcel de su madre y tras ojear el sitio, tímidamente interpela —Solo espero que no sea nada peligroso. Soy muy joven para morir.
—Jajaja, vamos mi niña. La vida está llena de riesgos y más si eres una hechicera y una princesa.
—Sí, pero esto es Al Andalus, no la Europa cristiana e inculta —responde Khalida, acusatoriamente—. ¿Acaso no somos los hechiceros, los amos de estas tierras?
—Correcto, pero recuerda el viejo refrán: si queréis la paz, prepárate para la guerra.
El Califato de Córdoba, país que ocupa la inmensa mayoría de la Península Ibérica, fue fundado por la Casa Umayyad y es desde hace siglos, un reino dominado por la magia, donde los hechiceros se campean a sus anchas y el uso de las artes mágicas es tan normal para sus gentes, como ir a rezar el día consagrado.
El sitio escogido por Marialea, es un peñasco de más de cuatrocientos metros de altura, ubicado en la punta de una estrecha península. Un pequeño poblado se halla en la parte occidental de éste, sitio desde el que madre e hija escalan hasta llegar a la cima del mismo, desde el cual se puede ver unos riscos del lado que da cara al mar.
—¡Increíble! ¡Mamá! ¡Esta vista alucina! —exclama Khalida, mientras contempla maravillada la espectacular vista, en la cual se divisan la inmensidad de las aguas azules y a la distancia, el continente africano.
—Me alegra que te guste, así que atenta —advierte Marialea— Esta, es la Roca de Tarik o, como los cristianos la llaman, el Peñón de Gibraltar. Tus ancestros desembarcaron en este lugar desde África e iniciaron la conquista de estas tierras. Gracias a tu familia, la magia fluye por todos los rincones de este país, convirtiéndose en nuestro mayor orgullo y fortaleza.
Luego de escuchar atentamente la exposición de su madre, Khalida, molesta porque percibe que ella está dando largues al asunto, demanda —Se que no me trajiste hasta aquí para darme una lección de historia, así que escúpelo de una vez mamá, ¡¿para qué me trajiste?!
—Jajaja, no tiene caso ir con rodeos contigo, ¿verdad? Todo aquel que se embarca en el camino de la magia, tiene una lección muy básica que debe aprender. Sin ella, no tiene el derecho de llamarse hechicero.
—¿Y cuál es?
—Aprender a volar. No llegarás a ser una hechicera de verdad si no sabes despegar del suelo sin caerte.
—¿Y si me niego? —la joven pregunta cautelosamente. Tiene un mal presentimiento acerca de lo que se verá obligada a hacer.
—Vivirás rechazada el resto de tu vida. Tus amigos te harán a un lado y olvídate de encontrar un pretendiente, porque ningún chico de Al Andalus ligará a una cobarde, ni siquiera si es la hija del califa. Se contarán historias sobre Khalida al Umayyad, la desdichada princesa hechicera que jamás aprendió a volar. Serás la burla de grandes y pequeños por igual, en la vida y en la muerte, por los siglos de los siglos, amen.
—¡MAMÁ! —la irónica declaración exasperó a Khalida, cuya rabieta hizo que literalmente sacaba chispas de su cabeza y patalease el suelo en señal de protesta.
—Jejeje, vale, nada de bromas. Tu misión, si decides aceptarla…
—Como si tuviera opción. —la joven interrumpe a su madre con palpable insolencia. Pero Marialea, sin enojarse en lo absoluto, completa la frase:
—Es el elevarte por los aires, antes de llegar abajo y sufrir una muerte horrible, pero rápida.
Esa revelación provocó en Khalida un gélido frío en su espinazo:
—¡¿Qué?! ¡¿Y cómo se supone que voy a hacer eso?!
—Ya sabéis todo lo básico que un hechicero debe conocer, así que lo único que debes tener en cuenta para volar, es aferrarte a la vida.
Marialea lentamente camina hasta ponerse a espaldas de su hija.
—¿Y qué se supone que eso significa? —interpela Khalida, vigilando cautelosamente los sospechosos movimientos de su madre, quién con inusitado dramatismo en sus palabras, responde:
—Piensa en no morir, aférrate a la vida con toda la fuerza de tu alma. Si lo hacéis, habrás culminado tu entrenamiento básico y serás toda una hechicera; de no lograrlo, bueno… supongo que éste será nuestro adiós.
Antes de que pudiera reaccionar, Marialea empuja a Khalida por la cima de la Roca de Tarik, con tanta fuerza, que la manda directamente hasta el mar, procurando que no se estrelle contra el risco. La niña de ocho años cae inevitablemente en picado hasta su muerte, mientras sus gritos de pánico son desoídos por su madre, quien por más que desee salvarla de su muerte, sabe que esta es una lección que su retoño debe asimilar por su cuenta y si la ayuda ahora, jamás la aprenderá.
A partir de ahora, Khalida está sola.
Aunque caiga en el agua, la niña sabe que la gran distancia de su caída, con toda seguridad le provocará la muerte.
Solo tiene unos pocos segundos para salvarse y no sabe qué hacer. Su madre nunca le enseñó las nociones más básicas del vuelo. Si ese fue un intento deliberado para hacerla sufrir en este momento, o producto de un deseo ulterior de enseñarle una lección de vida, tal vez nunca lo sabrá. Las historias de niños que morían tras saltar desde grandes alturas, que escuchaba de boca de sus padres y amigos por igual, repentinamente cobran un nuevo significado.
Ella podría ser uno más de esos niños desafortunados que, deseosos de aprovechar el poder de la magia para cualquier sueño que se hubiesen propuesto, al final quedaron para siempre varados en el camino del fracaso y la muerte, siendo truncados sus precoces sueños de grandeza por toda la eternidad.
Y Khalida está a punto de ser una más en esa lista.
Imágenes espontáneas de su corta vida pasan a gran velocidad por su mente: sus constantes rabietas de niña mimada; los desaires que su actitud caprichosa le han causado a su padre, el Califa de Córdoba, uno de los cuales estuvo incluso a punto de provocar una guerra; además de su recurrente indisciplina a la hora de aprender magia de su madre, que retrasó su desarrollo como hechicera; y aun así, ambos solo han mostrado amor y paciencia para con ella, gestos que ella jamás correspondió…
Desearía devolver el tiempo y enderezar el rumbo, corresponder la buena voluntad de sus padres, ser más condescendiente, obediente y disciplinada. Después de todo, tiene mucho que aprender.
Aún tiene una larga vida por vivir…
Grandes cantidades de energía inundan la humanidad de Khalida y una intensa aura mágica plateada rodea su ser. Su deseo de no morir se exterioriza, con un radiante grito de euforia, más el uso de su nueva energía mística para volar a ras del agua y cual cohete humano, elevarse furiosamente por los aires, para total júbilo de su madre.
Habiendo disfrutado de su recién descubierto don, la niña intenta dirigirse hacia la cima de la Roca de Tarik, pero para su consternación, se encuentra con que no sabe frenar, encaminándose a un mortal choque contra el peñasco. Solo la rápida reacción de Marialea, quien se lanzó hacia ella, agarrándola en el aire a pocos metros de su muerte, evitó que éste fuese el último día de la joven Umayyad sobre la Tierra.
Manifestando la epifanía que le salvó la vida, Khalida abrazó con fuerza a su madre, le dice:
—Mamá, lamento haber sido una mala hija. Lo siento.
El arrojo de sinceridad de su retoño hizo que Marialea, en su acostumbrada buena vibra, respondiese:
—Ya, ya, todo está bien, deberías alegrarte, ya que pasaste la prueba. Desde este día, eres una hechicera. —para posteriormente bajar hasta montarse en su caballo y regresar a su hogar.
Mientras emprenden el camino de vuelta y piensa en lo cerca que estuvo de morir, Khalida reflexiona acerca de su casi fatal experiencia y de la valiosa lección que aprendió este día:
«Aprovecha a tus seres queridos en vida, porque cuando ya no estén, solo quedarán la lamentación y la culpa por no haberlos disfrutado cuando se tuvo la oportunidad.»
Un pergamino antiguo le fue entregado al rey, mientras se despedían Sirios y Norteños.
Ya en su habitación de la aeronave, éste se dedicó a leerla. Por la textura del papel, parecía ser un escrito casi ancestral, cuya autoría se remontaría a los primeros Hombres llegados a este mundo.
***
“Belmor fue siempre alguien extraño. Se contaba que no era por completo humano… y que su casta procedía de una antiquísima orden secreta.
En el tiempo antiguo, cuando apareció la tribu de los hombres, hubo un pequeño grupo que se apartó de su raza. Eran unos cien humanos distintos, dotados de un poder misterioso, impregnado en su sangre. Estos seres se sabían con un solo propósito, impregnado también en su sangre: destruir la tribu humana a la que habían pertenecido en el pasado.
Para esto debían organizarse y seguir a su líder Harím Angeel, portador de un poder mágico garrafal. Se alejaron y vivieron dentro de sus propias leyes, espiando en todo momento a los demás humanos.
Hubo un tiempo en el que decidieron destruir a la humanidad. La batalla se libró en las llanuras Adroyer o “Acogida”, donde había asentado el gran campamento de los hombres.
Harím utilizó su magia, pero aún así fue derrotado y se vio obligado a huír. Comprendía que había desperdiciado su mejor oportunidad, aquel momento en que los hombres apenas sabían donde se encontraban. Íos no merecía tal falta de respeto. Los humanos debían desaparecer… así lo ordenaba Íos, magnánimo. Y así fueron bautizados como “Iósiros”, seguidores de Íos.
Los Iósiros siempre fueron una tribu poco numerosa, pues se sabían humanos o “demonios” , pero la diferencia residía en que confiaban en su propósito: la extinción de la humanidad demoníaca que había huido del mundo y que vivían fuera del régimen de Íos. Por esto sabían que la lucha por tal propósito y la fe en éste, les otorgaría la vida eterna y un viaje al mundo de Íos. Los Iósiros saben técnicas mágicas que eliminan cualquier sensación de dolor, por lo cual son feroces en batalla y anhelan morir sirviendo a su propósito”.
***
Capitulo 7: Las naves del cielo.
Afuera de las murallas, en las orillas del abismo se encontraba el gran puerto principal de la ciudad flotante, improvisado en el último mes. Allí llegaban diferentes naves voladoras, con intrincadas velas y alerones, muchos colores, una tecnología antiquísima casi olvidada en aquellos territorios, enseñada muy recientemente por los Sirios con los acontecimientos recién sucedidos y que se extendió con rapidez en las cercanas ciudades. El amarradero se había convertido en un lugar con gran aglomeración de gente.
Después de unos días, las personas de la ciudad habían empezado a familiarizarse con la nueva forma de funcionar de la urbe, aunque eran los Sirios quien ejercían el gobierno. La gran cantidad de energía mágica que habían estado recordando y aprendiendo después de todo lo descubierto, había impresionado a la población, por lo cual reemplazar la pasada autoridad había resultado sencillo. En especial gracias a los venerables Sirios, su tecnología y enseñanza, ya que habían permanecido tanto tiempo sobreviviendo en los cuarteles interiores y profundos laberintos de la gigantesca plataforma flotante y entendían el funcionamiento de todas las ciudades.
Rondaba en la mente del joven sirio, esa vieja rencilla entre Hombres y Iósiros. La casta de los Hombres, en cualquier perspectiva, había quedado en desventaja social y política con todo este movimiento de contraofensiva que llevaron los Sirios en sus principales ciudades. Muchos Norteños decidieron volver a la seguridad de la tierra siguiendo al rey y a los nobles. Pero después de todo lo que les informaron los Sirios acerca del plan de antaño que los Iósiros urdían para no dejar a nadie con vida, y agregando que esa casta antiquísima se estaba entrometiendo sigilosamente en la corte noble de sus ciudades; los Norteños decidieron en gran parte aliarse a los Sirios, al ver su tecnología y poder que existía en la mayoría de los territorios que les pertenecían desde el pasado, y que, en definitiva, debían a toda costa, hacer retroceder a los fanáticos hechiceros de Belmor.
Fue curioso descubrir que entre los Servidores de Íos, se hallaron también humanos adoctrinados con sus causas y que estaban dispuestos a servirlas, aunque eran los menos, provocaron descontento entre la población, a quienes se los vio arrojar piedras y objetos a los encarcelados cuando pasearon por las calles hacia el puerto para ser desterrados del continente.
Finalmente entre los venerables Skynails y el rey de los norteños con su corte, se decidió una cooperación mutua para enfrentar a los Iósiros.
Allí se encontraba el joven Sirio con su vestimenta encapuchada y un gran bolso esperando en el amarradero. Sería el único Skynails en una comitiva militar de Norteños. Tenían órdenes de explorar un sector en donde se decía que sucedían mágicos sucesos y que la gente de las pequeñas aldeas aledañas denunciaba desapariciones y malas energías… todo parecía indicar que se encontraban cerca de un aglomerado de los Servidores de Íos.
-¡Soltad los amarres y alzad las velas! –gritó el capitán de la nave. Y dejó lo demás al maestre de los motores que con gran pericia los activaba con la reciente magia que había aprendido con todo lo sucedido en las ciudades flotantes.
Y así, empezando una segunda aventura desde los cielos ancestrales, se arrimó en la orilla de la cubierta a observar el impresionante paisaje: las montañas nevadas a lo lejos y extensos bosques y ríos, mientras lentamente, entre los movimientos de los alerones, hélices y velas, se alejaban de la imponente ciudad.
De pronto, alcanzó a divagar por su mente aquella mujer, se preguntaba qué sería de ella después de todo esto. Cuando recibió una palmadita en la espalda. Se volvió y vio un soldado Norteño armado hasta los dientes. Se quitó el yelmo y descubrió el armonioso rostro de la mujer que rondaba en su mente en las últimas semanas. Ella, sonriente, dijo:
—Veo que has elegido la comitiva correcta. Es la misión más arriesgada que encomendó el rey —dio un suspiro y agregó—, Ven, reúnete con nosotros que tenemos un humilde festín de juegos de dados en los cuartos —y sin más se alejó caminando.
Capítulo 8: Los Sirvientes.
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[/b]Koldar estaba entrando a las tinieblas, durmiéndose entre las lejanas montañas y las estrellas comenzaban a aparecer.
El grupo de exploración volvía después de días. Eran los jinetes más expertos y rápidos de la cuadrilla.
El cabecilla del grupo, se acercó al capitán del campamento, quien había salido de su tienda a recibirlos.
—Milord, Hemos encontrado el asentamiento de Iósiros.
El capitán, sorprendido, dio órdenes para que descansaran.
Mañana sería el día.
***
Arribaron, después de pocos días, a unos territorios verdes y campestres cercanos a un pequeño pueblo. El viaje aéreo había sido esclarecedor para toda la comitiva. El conocimiento sobre el enemigo en las discusiones estratégicas, se vio ampliamente fortalecido por los detalles y aspectos que el joven Sirio y la mujer compartieron debido a sus vivencias en los últimos acontecimientos entre Hombres y Sirios, las ciudades flotantes y la intriga encubierta de los Iósiros. Muchos sólo habían tomado a esos fanáticos hechiceros como una olvidada leyenda, pero pronto resultaba fácil creer en la poderosa magia de aquellos seres en estos días.
Aún así, algunos de los integrantes del viaje aún veían con recelo al sirio y a los de su estirpe. El joven tuvo que comportarse con suma cautela durante el traslado por los cielos en el navío. Había recibido más de algún empujón gratuito o comentarios exagerados por parte de los más conservadores, aunque los ánimos parecieron relajarse al ir descubriendo el misterioso halo de poder que rodeaba al joven, y de la real amenaza que representaban los Iósiros
La misión de la avanzada era averiguar qué estaba pasando en los alrededores de el antiguo pueblo agreste. Se había reportado desaparecimiento de personas en las cercanías y ciertas energías fuera de lo común entre los lugareños, en fin, asunto de brujos.
El capitán había ordenado doblar las guardias para aquella noche. Los exploradores habían vuelto algo paranoicos de la expedición, al tener rondando en sus mentes las historias que escucharon de la mujer.
***
Adentrados en la espesura del bosque, poco después del alba, uno de los exploradores guías se detuvo apeándose y se dirigió en voz baja al capitán para susurrarle que desmontaran.
Los otros treinta hicieron lo mismo. Armados con ballestas debido a los consejos discutidos en la estrategia, tomaron lo necesario de sus caballos y emprendieron lentamente el rumbo entre la vegetación y los árboles.
Pronto subieron una leve loma. Se asentaron con sumo cuidado en la cima con vista a un linde más adelante.
Allí estaba. Una gran puerta cerrada, con misteriosos glifos y relieves… escrituras antiguas. Adornada solo por dos fogatas mágicamente encendidas en la entrada, que parecían tener incienso. No habían guardias en la puerta a la caverna.
El capitán, decidido lanzó una orden.
***
—Es indudable. Éstos no son Íosiros, son solo mortales aprendíces —dijo el sirio.
Aprisionados estaban los seguidores de Íos. El combate inicial había dejado varios heridos en el bando de los Sirvientes (como los llamó la mujer). La caverna resultó ser una enorme torre subterránea en espiral con varias compuertas y pasadizos, plagados de libros y objetos mágicos que indicaban rituales desconocidos.
Cuando se adentraron al último salón, la vanguardia compuesta por el sirio y unos cuantos ballesteros, salió elevada por los aires, golpeados por un fuerte ataque mágico. Allí se encerró el líder, en conjunto con sus más fieles y fanáticos vasallos.
Luego que el capitán gritó que se rindieran, pensando en ingresar a la estancia y tomarlos prisioneros para conseguir información, se escuchó un gran estruendo que causaba grietas en las paredes. Parecía provenir desde lo alto de la estructura mezclada con la magia de todo aquel monte. ¿Habían escapado?
Entraron de inmediato, descubriendo la estancia vacía. En la pared se observaba una escalerilla que iba rodeando los muros del lugar en forma de espiral. La mujer, enfurecida, se abalanzó subiendo los peldaños, seguida por algunos soldados. Sólo encontraron en la oscuridad del techo empedrado una gran puerta trampa imposible de abrir.
En el centro de la habitación se encontraba una inmensa mesa con el mapa del continente e intrincadas líneas y papiros. Lo más impresionante era el colosal candelabro que iluminaba la mesa y la estancia: una enorme esfera de oro con extrañas formas mecánicas. En una curvatura se distinguía un misterioso glifo con forma de ojo.
El capitán lanzó una maldición, sintiéndose observado por un extraño poder.
—¡No! —gritó el sirio, recién entrando al salón, herido.
La esfera dorada, entonces giró como un enorme ojo, dejando al glifo apuntando ahora al joven sirio. Alarmados y sorprendidos, varios hombres dispararon sus saetas, chocando con el metal. El observado sólo atinó, aterrorizado, a cerrar los ojos y cubrirse. Luego de un instante donde pareció estudiarlo todo, el glifo en forma de ojo fue cerrándose en forma de espiral.
***
Estaban en un promontorio, al aire libre, en la cima del monte y de la torre. La trampilla en el piso estaba destruida y de ésta aun emanaba humo. Descubrieron que el lugar era un improvisado amarradero oculto para la superficie, más abajo, en el espeso bosque.
—Allá van —dijo la joven, mirando el cielo.
[b][b]Capítulo 9: La Torre Oscura de los Sirvientes.
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Habían pasado algunos días de exploración e investigación a la denominada Torre Oscura de los Sirvientes, y mucho se había descubierto.
En primera instancia descubrieron a unos infiltrados en el pueblo cercano. Dos nombres estaban escritos en un misterioso papiro hallado en un cofre cerca de las dependencias del último piso. De inmediato, el capitán ordenó el arresto de ambos Sirvientes incógnitos escondidos entre el pueblo. Resultaron ser los contactos que tenía el líder y sus vasallos Íosiros; que trabajaban, entre otras cosas, para capturar hombres y hacerlos desaparecer, encerrándolos en las mazmorras de la extraña caverna. Desgraciadamente, los cinco desaparecidos fueron hallados muertos en las celdas de la Torre Oscura, y a pesar de estudiar gran cantidad de libros y escritos del lugar, no encontraron una explicación específica. Lo que se dedujo al final era que todo se reducía a un poderoso ritual mágico.
Parecía que sólo habían descubierto la parte más débil de los Íosiros, o también, a un descuidado y cobarde líder, aunque todo indicaba que la huida por parte del cabecilla debía tener alguna explicación aún imposible de adivinar. En parte se comprendía que la admisión de “mortales” entre sus filas era reciente, más que suficiente razón para entender la fácil victoria de la comitiva. En efecto, la contraofensiva rápida que habían propuesto los Sirios al rey sobre enviar fuerzas marciales a los focos en donde se presentaban desapariciones, eventos mágicos o energías misteriosas, resultó en gran parte acertado. Y es que luego de algunos días llegaron mensajeros informando sobre la suerte de la decena de comitivas exploradoras de avanzada.
Los que se enfrentaron a los Sirvientes, encontraron una extraña alusión a unas raras construcciones llamadas “Los Ojos de Íos”. Fue entonces cuando empezaron a creer que los Sirios tenían razón acerca de su conocimiento respecto a los Íosiros. Después de todo, se había extendido el rumor entre los soldados Norteños que los Sirios habían resguardado la seguridad de los Hombres durante el siglo del Asentamiento. Se podía decir que en verdad los Íosiros deseaban la destrucción de la casta de los Hombres. Más ahora que estaban definiendo su fanático proyecto con esas intrincadas planificaciones.
El artefacto esférico que relucía en el centro de los aposentos del líder, resultó ser todo un enigma que los llevó a imaginar las gigantescas construcciones descritas. Luego de haberse cerrado su magia y de desaparecer el brillante glifo con forma de iris, solo quedó una esfera de oro con complicados mecanismos móviles. La magia que se había presenciado en el objeto superaba la conocida por los hombres, y podría asemejarse a la utilizada por los elfos. De hecho, al recopilar lo leído en la extraña residencia, descubrieron que algunas reseñas relataban una complicada alianza con los antiguos elfos en la guerra de hace décadas que tuvieron éstos con los humanos. Era incuestionable que los Íosiros habían absorbido parte del conocimiento mágico de los elfos en esos tiempos, en una movida audaz de éstos para mantener a raya a los hombres después de terminada la guerra.
***
—Cuanto fanatismo —habló el sirio, ya en el campamento en las colinas verdes y campestres, con un libro en las manos —aquí se dice que ustedes llegaron a nuestro mundo hace siglos junto con los Íosiros. Eran un solo pueblo, pero por una extraña razón o creencia éstos decidieron apartarse y destruirlos, considerándose diferentes.
—El alto mando nos entregó una copia de un antiguo escrito muy estudiado por los eruditos e historiadores —respondió el capitán—. No es mucho lo que hemos entendido desde entonces —se apartó buscando algo entre sus pertenencias, hasta que volvió con una hoja escrita—. Lee y me dices si entiendes algo más que nosotros.
Capitulo 10: La Primera Hoja del Otoño.
Han pasado muchas cosas desde la última vez que escribí.
He tomado conciencia de la situación, y creo que estoy viviendo en la época más mísera de la humanidad. Nuestra esperanza de vida como cultura y como civilización ha bajado tanto, que estamos al borde de la extinción. Hemos retrocedido hasta el punto de ser algo más de cien mil humanos vivos… de haber perdido nuestra Tierra… de haber perdido siglos de historia, de información, de vidas… todo.
Hace tres días, 154.665 personas estábamos en el espacio, en la órbita del planeta que habíamos estado buscando durante años. Sucedió de improviso: extremistas abordo intentaron destruir la Nave de Salvamento, nave que lleva en su interior a la humanidad restante, junto con toda la información tecnológica, cultural e histórica. Gracias a nuestro Señor Todopoderoso y al actuar de las autoridades pudimos escapar a tiempo de la nave insignia… pero algunos no lo lograron… murieron cerca de quince mil personas.
Como el escape fue crítico, en este momento no poseemos todos los elementos necesarios para establecernos como civilización de forma segura. Hemos perdido épocas de información de todo tipo… Al fin y al cabo, la Nave de Salvamento está destruida. Ahora nos encontramos en un campamento ubicado en una extensa llanura, en el famoso planeta 309-D. El clima se estima como templado cálido, y por lo visto estamos en primavera. Un amigo teoriza que se eligió este hemisferio a propósito, ya que estando en esta estación se tiene más tiempo de preparación para enfrentar el invierno.
Cuando nos dejaron en tierra, se cubrió un inmenso espacio debido a la cantidad de naves que nos evacuaron de la órbita. Eran quinientas. En consecuencia decidieron formar en la amplia planicie un gigantesco círculo constituido por las naves de transporte alineadas. El círculo tiene cerca de 15km de diámetro y cubre un río, un lago, pequeños bosques y algunas colinas, y al centro de todo se situó el asentamiento de gente. Aun así, la multitud está asustada: la acción de escape fue demasiado precipitada y todo lo sucedido desde aquel lapso se ha improvisado.
Hay muchos rumores. En la nave de salvamento, antes de las bombas, se hizo pública una supuesta información secreta. Todos decían que se había encontrado vida inteligente avanzada en 309-D. Esto provocó el pánico de mucha gente, quienes luego de una década de navegación escapando de la Tierra, esperaban la paz en el aparente “paraíso” o planeta encontrado. Sin embrago, las Fuerzas de la Unidad como institución, junto con el Presidente de Las Naciones como ejecutivo, desmintieron el rumor pronto, atribuyendo la mentira a fanáticos religiosos que deseaban desprestigiar a todo mundo que no fuera la Tierra. Se explicó que el grupo profesaba que como ésta había sido destruida, la humanidad debía correr la misma suerte. Pero bueno, hasta ahora el rumor de las existencias inteligentes va perdiendo fuerzas; con el atentado y las bombas, los fanáticos perdieron credibilidad. Además, en estos tres días no hemos visto nada más inteligente que unos animales parecidos a los bisontes, que pastan en donde las lomas son verdes.
Los soldados de las Fuerzas de la Unidad están distribuidos en la, popularmente llamada, “muralla”. Hacen guardia desde dentro de las naves de transporte asentadas en forma circular. Ayer hicieron limpieza de los engranajes y desplegaron los paneles de energía solar para mantener en forma el único método de transporte que poseemos. Mientras caminaba por las afueras del campamento, me impresionó el paisaje que pintaban las lejanas maquinas, cubriendo y protegiendo, a kilómetros, todo el horizonte.
De autoridades, el Presidente de Las Naciones y el teniente coronel elegido como institución rigen la humanidad. El almirante falleció en su nave y será recordado en nuestra historia por sus heroicas acciones. Luego de las detonaciones, dio curso a varias maniobras: eligió improvisadamente el lugar de aterrizaje para las naves de transporte; logró formar un grupo cuya misión fuera reunir a los sobrevivientes dispersados por la nave. El grupo salvó a todos (exceptuando al un valeroso suboficial, que se sacrificó junto a un gran pelotón, evitando que los fanáticos llegaran al control de las tres mil Warflight o “cazas de combate”); dirigió la táctica que cedió tiempo a la población para escapar de las explosiones. Y por último… algo que pocos hubieran alcanzado a prever… ingresó con la garrafal nave, mientras se destruía, a la atmósfera y la hizo estrellarse a unos doscientos kilómetros de nuestro punto. Mi amigo asegura que nos legó una gran mina de metal, entre otras cosas. Yo… no sé que pensar.
Ahora apagaré la luz de mi carpa, y me preparare para dormir una vez más en este mundo. Aun guardo esperanza… no creo en nuestra triste extinción. Después de todo no hemos llegado tan lejos para nada.
Capitulo 11: Esperanza y Pasión.
“Por eso les digo, mortales Sirvientes, no deben apartarse del manto de Íos, magnánimo, o dejarán de sentir la Esperanza por volver al Mundo Verdadero y dejarán de sentir la poderosa Pasión de destruir a los moradores de Kronlla. Como mortales Sirvientes, se les ha dado la oportunidad de sentir el verdadero Íos y ser perdonados por haber nacido en este impío mundo y haberlo amado. Pocos serán los escogidos entre ustedes para alcanzar la unión con Íos y compartir nuestra vida eterna. Por eso, esforzaros para no apartarse de la totipotencial energía de Íos quien mantendrá viva vuestra Esperanza y Pasión”.
Habían sido días de mucho estudio y lectura. Estaban todos los grupos de avanzada en la fortaleza principal en una gran ciudad terrestre más al norte, en donde el rey y su corte habían decidido asentarse. Las otras comitivas, habían traído consigo, victoriosas, muchos cofres y bolsos con libros y papiros que pertenecían a esos antiguos hechiceros. El último pergamino leído por el sirio, encontrado en unas mazmorras, lo había desconcertado… esa diferente forma de ver el cosmos que tenían los Iósiros, y el apabullante fanatismo, ahora era bien reconocido tanto por Hombres como Sirios.
Se hablaba entre los estrategas, de un castillo – templo escondido entre bosques y montañas, que actuaba como un portal al pueblo de los Íosiros. Era poco lo que se decía, pero ya estaban decididos a enfrentarlos. Había ganado confianza y moral con el reciente triunfo, se debía aprovechar el momento.
***
Unas cuantas nubes flotaban algo más abajo de la imponente ciudad. La brisa de la mañana acariciaba los muros del abismo, mientras se escuchaba en el puerto los gritos de los marineros y navegantes en sus asuntos entre las aeronaves encalladas y otras recién embarcadas hacia el horizonte.
Pasaban días tranquilos en aquel lugar, una de las ciudades elevada en los colindantes territorios sirios. La conquista pacífica los enorgullecía, aunque el clamor inicial estaba dando paso al estudio de la población de su propio pasado. Magia de la ancestral Kronlla, mecanismos y tecnología antiquísima, enseñada por los eruditos mucho tiempo enclaustrados, que ahora en comunidad disfrutaban del tiempo libre.
Nadie imaginaba siquiera qué significarían esos tres gigantescos satélites esféricos, grises en el horizonte, surcando los cielos y las nubes.
Capítulo 12: La Sonrisa de Belmor.
El magnánimo templo subterráneo del galante castillo estaba por fin ante sus ojos, después de siglos.
Belmor caminaba sobre los azulejos en el imponente salón, mientras el eco de sus pasos encendía una a una la brillante luz de las antorchas unidas a los gigantescos pilares y mostrando poco a poco la inmensidad del lugar. Troncos inmensos de árboles ordenados en innumerables filas. No se alcanzaba a ver dónde terminaba la estancia, lo que le daba un aspecto abrumador. Arriba, en la oscuridad, se podían vislumbrar miles de ramas y hojas.
“Recuerdo cuando planté estos árboles, hace cientos de años. Y puse sus semillas mágicas en estos suelos. La Magia les permitió crecer sin agua ni sol. Amo la frescura que dan los árboles al lugar donde se encuentran. Paulatinamente, me di cuenta que criaturas del bosque hicieron su hogar aquí”.
Luego de la larga caminata, llego al otro extremo del salón. En la pared, un portal en forma de arco daba paso a un pasillo enorme. Ambos muros del pasillo tenían grabados pinturas en relieve que contaban historias antiguas, decoradas por jeroglíficos que parecían emanar una leve luz azulada.
Después de un tramo caminado, encontró la primera puerta un costado junto a los relieves que lo hizo sonreír.
“Se acercaron a nosotros buscando respuestas”.
Se detuvo frente a la gran puerta en la pared y después de un instante, elevando su misterioso báculo, se abrió lentamente con un estruendoso chirrido.
Y ahí, en la profundidad, el primer rey de los Hombres despertó de un largo sueño.
***
Los recuerdos aparecieron de inmediato...
—¡Harím! ¡Harím! —gritaba Miguel enfurecido, con su espada en las manos.
En el suelo habían varios cadáveres tanto del bando de los hombres como el de los hechiceros, mientras más atrás, cerca de las colinas de la llanura, la numerosa tribu nómada se replegaba a algún lugar seguro.
La emboscada en la entrada del valle había sucedido de imprevisto, en la vanguardia, donde se encontraba gran parte de la milicia junto al rey. Aún estaban desconcertados por el ataque frontal.
Ese era el segundo enfrentamiento que acontecía. La primera batalla contra esos seres la habían ganado por poco, hace algunos años. Pero ahora era diferente. No querían masacrarlos a todos. Querían capturar a Miguel, bajo las órdenes de Belmor y su caudillo principal.
El rey enfocó la mirada en lo que sucedía adelante. Varios jinetes y sus caballos salían expulsados por los aires frente al poderoso líder Harím. Un grupo diferente, arrojaba sus lanzas a medida que cabalgaban a toda velocidad... unos cuantos magos cayeron ensartados al suelo, mientras Harím volvía su poder en un contra ataque, lleno de ira.
Los enemigos eran pocos, pero sabían utilizar una magia oscura. Pronto, la caballería se vio derrotada y los apartados arqueros improvisados, fueron cayendo y huyendo, mientras que los hombres armados casi nada podían hacer, más que esperar rodeando y protegiendo a su rey.
Unos cuantos de los brujos encapuchados hicieron raros movimientos con sus brazos y manos para esfumarse en una niebla, apareciendo, de pronto, entre los soldados.
—Realmente me sorprendes —susurró alguien, mientras entre gritos y choques de espadas y magia, iba el rey sumiéndose en un perturbador sueño”.
Capítulo 13: Fanatismo en Batalla.
Por órdenes del comandante de la ciudad, se improvisaron unos pocos navíos para una inminente batalla, mientras todas las demás naves no aptas para el combate, albergaban a la población para alejarse de la urbe. Los tres colosales Ojos de Íos dominaban el horizonte acompañados de varias embarcaciones fuertemente armadas.
La estrategia del comandante sería esperarlos a una prudente distancia de la ciudad. No se sabía que clase de poder contenían esas gigantes esferas, pero se esperaba lo peor.
Estando a pocas millas de los Iósiros, el comandante sirio, a bordo de uno de los navíos, ordenó que se detuvieran. Ubicó a todas las naves de costado, con los capitanes alentando a los inexpertos tripulantes quienes preparaban los cañones que antes fueron casi de adorno.
Las embarcaciones enemigas se detuvieron fuera del alcance de los sirios. Esperaban a los Ojos de Íos en la vanguardia.
—¡Maldición! —exclamó el comandante. Tomo la pistola de bengalas y mandó la señal.
Las naves comenzaron a elevarse por sobre el nivel de la ciudad y la flota enemiga.
***
Los antiguos sirios, desde los laberintos de los salones subterráneos de la ciudad, escribieron en trance en las murallas sagradas los glifos de poder. Unas luces azules inundaron la estancia.
Unas líneas azuladas se fueron formando en la cima de cada una de las torres de los muros de la ciudad. Eran glifos magníficos de gran poder. Pronto, la principal torre, cerca del puerto, que tenía en frente el combate, reunió el poder mágico e hizo aparecer un haz de luz que cruzó en un instante las millas para impactar de lleno en uno de los Ojos de Íos.
Los vítores de los tripulantes sirios se escucharon por toda la ciudad. En llamas y en explosiones caía el satélite gigantesco.
Pero pronto, la flota siria quedó en silencio, mientras se encendían ambos Ojos de Íos desde su centro, en un rojo espeluznante, las embarcaciones de los Iósiros avanzaban hacia la ciudad, enfurecidos, ignorando a los navíos defensores ubicados unas millas más arriba.
Dos rayos de luz impactaron la ciudad en dos estallidos abrumadores. La torre principal del embarcadero quedó destruida en unos segundos, haciendo pedazos el muelle. Y el centro subterráneo, sobre el que se suspendía todo el pueblo, explotó en pedazos.
—¡Al abordaje! —gritó el valeroso comandante. Todos comprendían que la contienda sería muy desigual.