La noche era espesa, propia de una ciudad que nunca dormía, propia de un lugar iluminado tenuemente por una luz originada en un punto del espacio, que no lograbas definir de forma clara. No eran muchos los que recorrían sus calles a esas horas, pero, aun así, siempre encontrabas a alguien, a algún despistado, ignorante del tiempo y desobediente del hábito, de la práctica, de las costumbres. Si recorrías sus vías aún más de cerca hallabas a unos pocos fabricar un bullicio triunfante sobre un silencio delicado, a otros que bebían para olvidar que se habían encontrado, y si mirabas aún más de cerca, lo encontrabas a él. Un joven de cabellos oscuros y de corta edad, no superaba los diecisiete y sus movimientos parecían los de alguien que había vivido demasiado, si observabas sus gestos, si escuchabas sus palabras y si examinabas sus pensamientos aún más de cerca, podías saber sin atisbo de dudas que era diferente, diferente a todos los demás, dueño de una particularidad insólita que escondía de forma consciente, de la que huía como si fuera un cuchillo afilado encima de una mesa. Aquello no le importaba, reía y conversaba como los demás para sentirse semejante, pero su curiosidad atrapada y aprisionada en lo más profundo de su ser, pronto se alzará, como un gesto inevitable que cada una de aquellas personas llevaba dentro, como una fuerza inexorable que trata de librarse, imposible de detener como los primeros rayos de un amanecer o como la oscuridad creciente al final de un día. A pesar de todo seguía ahí, bebiendo, conversando, compartiendo un momento que pronto se volverá irreconocible.
Capítulo 1 Un comienzo
«¿Qué hora es?», me dije observando el juego de líneas iluminadas tenuemente en la pared de mi habitación. Al instante supe que iba a llegar tarde, no porque quisiera, no porque lo buscara, pero otro día tarde de nuevo.
No esperaba nada especial, ni estaba deseando que ocurriera algo fuera de lo común, sólo simple y predecible normalidad a la que estaba más que acostumbrado, pero era como si la irresponsabilidad me persiguiera y se abalanzara sobre mí en cada esquina. Así que sin perder un segundo comencé a vestirme, cogí los primeros pantalones que encontré en mi armario, una camiseta medio decente y el par de zapatillas menos desgastado que poseía. Saldría otro día precipitadamente de mi hospicio, con aspecto desaliñado y por supuesto sin desayunar. Menudo modelo de aprendiz aventajado había ganado el Atlas-Rosen conmigo.
Cinco años han pasado desde el primer día que pisé las instalaciones del Atlas, accedí con doce años y lo hice temblando de miedo, ya que aquel lugar representaba la cúspide de la educación en esta ciudad, y entrar a un lugar tan relevante, significaba que, si las cosas me iban bien, accedería a los puestos más prestigiosos y a las investigaciones más importantes, pero, si por el contrario fracasaba, lo haría a lo grande, destruyendo cualquier otra posibilidad de alcanzar un futuro medio decente y además, desprestigiando de forma colateral a los que en mí confiaron. Aunque con el tiempo, dejé de sufrir por ese detalle, porque me gané un hueco en el Atlas gracias a mi gran don o talento, todo este tiempo y sigo sin saber cómo llamarlo, hay pocas cosas que se me den mal y una de ellas es la dificultad que tengo para dar nombre a las cosas. Los nombres y yo, un gran conflicto que espero resolver algún día.
«Tu gran talento es tu futuro.» Es lo que suelen comentar muchos de los maestros que forman parte del Atlas, quiero pensar que no se trata de simple palabrería. «Juegas con ventaja.» Es lo que murmuran muchos de los aprendices a mis espaldas. Pero la realidad es que no se trata ni de un talento ni de una ventaja, más bien todo lo contrario. Es un peso que me aplasta poco a poco, un torrente de información que me deja extenuado cada vez que me asalta, cuando esa sensación recorre mi cuerpo, siento la necesidad de detenerla, pero nunca lo consigo. ¿De qué se trata? Soy capaz de percibir como están hechas las cosas, los mecanismos que las hacen funcionar, a nivel superficial y fundamental, como mi abuelo Sami solía decirme: «Comprendes las cosas sólo contemplando cuál es el resultado.» Y sí, da igual que el resultado sea fruta pelada y cortada en cubos perfectos, como si se trataba de un dispositivo de curvatura de ondas, me es tan familiar la física que hay detrás de un objeto, que la siento y la percibo como si formara parte de mi propio cuerpo, todo a cambio de unas nauseas devastadoras.
Cuando ya hube recopilado rápidamente todo lo que necesitaba para pasar el día completo fuera de mi hospicio, salí con paso firme dispuesto a recorrer lo más rápido que pudiera la distancia que me separaba de las instalaciones Atlas-Rosen. Saludé al guarda de la puerta del edificio, que siempre tenía buenas palabras y gestos para mí, creo que, si no fuera por él, más de una vez habría dormido a la intemperie, no es que sea despistado, lo llamaría más bien pensativo.
—Que tu tiempo sea fructífero, Laklar. ¿Tomándotelo con calma como de costumbre? —era Ramel, siempre me saludaba con simpatía.
—Ya sabes que sí, Ramel, me gusta disfrutar de cada segundo, sólo que mi tiempo no termina de ajustarse al del resto de las personas de esta ciudad —le dije sin dejar de sonreír.
—Lak, no te preocupes, ya cogerás el ritmo, quizá dentro de cincuenta años seas tan regular como el resto, hasta entonces disfruta. ¡Por cierto! ¿Por alguna casualidad has visto las noticias?
—¿Las noticias?, hace días que no veo la televisión —le respondí rápidamente, llevaba mucha prisa y no quisiera entretenerme más de lo necesario.
—Lo han dicho hace pocos minutos, a finales de semana tendrá lugar la presentación del proyecto del equipo de Ranshee, dicen que se trata de algo fuera de lo común, lo nunca visto, Melshan ha revolucionado a todas las ciudades con el anuncio, maldito loco, conseguirá que nos maten a todos —Ramel simuló con sus manos una explosión en miniatura, era un tipo con un gran sentido del humor, además de ser muy joven para ser guarda.
—Ramel, no sé todavía hasta qué punto puede ser importante una investigación hoy en día, está casi todo inventado, los físicos en la actualidad sólo saben hacer refritos, y retorcer las mismas ideas alternado alguna variable, en resumen, simple palabrería, publicidad, siento ser así de tajante, Ramel, a mi vuelta conversaremos sobre el asunto —no me entretuve más y salí disparado, perdería el próximo «Ariamet» al centro, estaba seguro de ello.
—¡Cuídate, Lak! —dijo Ramel cuando ya hube desaparecido por la puerta.
Mientras me dirigía a las instalaciones Atlas, no pude evitar darle vueltas al tema de la presentación que me había comentado Ramel, en un principio, me pareció extraño que tratándose de un equipo de investigación que se encuentra en Ranshee, a unos mil setecientos kilómetros de distancia, fuera noticia aquí, en Hízoren, eso quería decir que el evento sería mediático, y que se trata de un anuncio a nivel global, pero, ¿qué puede hoy en día ser tan importante, y atraer el interés de gran parte de la civilización de Raleen? A esa pregunta sólo cabía una respuesta, lo que más importa a los habitantes de Raleen es el tiempo, el conocimiento que teníamos sobre el tiempo, era como el simple gesto de respirar, nos era muy familiar y conocíamos todos sus límites desde bien pequeños. ¿Sobre qué trata la investigación para que esté en el foco mediático actual? Si mi suposición no iba desencaminada, lo que iba a presentar ese tal Melshan, no sería nada nuevo, quizá otra forma más simple de hacer algo que ya hacemos, una nueva teoría sin resultados concluyentes, en resumen, otra decepción más de la investigación de vanguardia. Hablando de decepciones, parece que llego justo a tiempo para que me suelten un buen sermón por haber descuidado mis obligaciones un día más, crucé la entrada del centro Atlas y me di de bruces con la persona menos indicada. No pude evitar sobresaltarme.
Tengo 28 años y estoy estudiando mi segunda carrera, yo leo desde los 14, pero mis compañeros son mucho más jóvenes que yo y al parecer no tiene el hábito de la lectura lo cual les dificulta mucho llevar el ritmo de la licenciatura, yo abrí un grupo de lectura para de alguna manera ayudarlos, y como primer libro elegí Fahrenheit 451, porque es un libro corto y con un gran mensaje, puse como tiempo para terminarlo tres semanas(que ya de por si me parece demasiado para un libro tan corto) y al parecer no han podido con él.
Mi pregunta es ¿si ustedes tienen alguna recomendación mucho más agradable de lectura que sea corto y de fácil lectura, algún libro que sea capaz de motivarlos a la lectura?
¿Y alguna forma de motivación que ustedes sugieran, que sea capaz de interesarlos por leer?
De antemano muchas gracias y espero haber publicado en el foro correcto.
¿Qué pensáis sobre la trilogía de Javier Marías: Tu rostro mañana? ¿Qué motivos y temas hay en estas novelas? Hay un que por supuesto es imagen del intelectul, ¿hay otros?
Hola! Soy Natalia y estudio filologia espanola en Polonia. Tengo algunas preguntas
1.Hay alguien aqui que me pueda recomendar novelas espanolas con muchos motivos para analizar?
2. Que temas hay en la novela de Ildefonso Falcones "La catedra del mar"?
3. Conoceis algunas novelas espanolas que tratan temas sobre feminismo, temas morales o sociales, hospital psiquiatrico o analisis psicológico? Pueden ser tambien trilogias
4. Conoceis la trilogia de Javier Marias "tu rostro manana"? Es buena esta trilogia para analizar?
El actor Sean Connery ha fallecido a los 90 años, según informa la BBC. Connery nació en la ciudad escocesa de Edimburgo (Reino Unido) el 25 de agosto de 1930. Hijo de un camionero y una limpiadora, el actor recordaba la pobreza que vivió en su infancia, de la que no tuvo conciencia porque era la situación por la que pasaban todos sus vecinos. Dejó de ir al colegio con 13 años y se puso a trabajar como repartidor de leche. Con 16 años ingresó en la Marina, con la intención de permanecer siete años de servicio, pero lo dejó con 19 años de edad. A su regreso a la vida civil, desempeñó diversos trabajos menores en obras o funerarias además de ser modelo en la Escuela de Bellas Artes de Edimburgo. En 1953 participó en la elección de Míster Universo en Londres, donde llamó la atención de un director teatral que le ofreció un papel en el musical South Pacific. Fue entonces cuando el actor decidió que su nombre artístico fuera Sean Connery.
Al parecer, ahora se ha puesto de moda el tema de los iceberg, pero antes de ir a lo que importa en este hilo, haré una pequeña introducción para quién no sepa de qué va la cosa (podéis profundizar un poco más aquí): El uso del iceberg en internet para hablar de niveles de profundidad empezó con el iceberg de las capas de la Deep Web, que erróneamente señalaban cosas que solo se podían encontrar en supuestas capas inferiores, cuando muchos de esos elementos (lamentablemente) resultan accesibles en webs tan comunes como Facebook.
La cuestión es que el tema se expandió para hacer imágenes de iceberg de diferentes elementos, principalmente para hablar de cosas poco conocidas, leyendas urbanas (o creepypastas) o teorías de la conspiración. Para muestra adjunto un ejemplo de un iceberg sobre Disney —cabe destacar dos detalles, el primero que al ser básicamente un meme de internet no hay un único iceberg para cada tema, y relacionado con esto, lo segundo es que en este caso añaden cosas como Walt congelado al final del todo cuando es de los elementos más conocidos (y menos oscuros)—:
Entonces decidí ver si había algo así para literatura, pero no lo he encontrado (si buscas eso te salen cosas sobre el iceberg cultura o teorías freudianas), así que he pensado que podríamos crear uno nosotros; sea para literatura en general o, en caso de haber material suficiente, para obras concretas (como Harry Potter, ESDLA o CDHYF).
Hola ¿Qué tal todo? Esto forma parte de un proyecto que estoy creando, básicamente mi propio mundo de fantasía, estaré añadiediendo contenido próximamente, espero que les guste.
Mucho antes de la llegada de los humanos a las tierras de Murmin, el mundo estaba habitado por toda clase de criaturas. Desde faunos que vagaban por los valles, hasta recios unicornios que galopaban por las extensas llanuras de lo que hoy es el reino de Nardrim. En aquellos tiempos solo existían tres reinos que vivían en relativa paz, cada uno como representante y guardián de sus respectivos dominios.
Los dragones dominaban los cielos y los mares, todos hijos del dragón primigenio y que a su vez, éste tenía como padre y creador, al dios del fuego Al-Yassud. Guardianes del viejo conocimiento, se decía que su magia era tan poderosa que incluso los dioses temían desatar la ira de un dragón.
La tierra la dominaban los elfos, seres inmortales y orgullosos y que actualmente su civilización está en declive. Poco se sabe de ellos, su pasado en relación con los humanos le han vuelto muy herméticos y recelosos con respecto a nosotros.
Por último, los enanos dominaban las montañas y lo que hay bajo ellas, dominios que aún en la actualidad siguen siendo suyos y que defienden a punta de hacha.
Se sabe que fuera de Murmin existían otros dos reinos: el de los gigantes en las islas blancas, el de los inmortales en el continente de Ilberen, y el reino del señor oscuro en “La provincia”, isla también conocida como “El mar de arboles”, pero ya se hablará de ellos más adelante.
Ahora bien, se sabe que los dragones reales, aquellos con más poder, podían predecir el futuro y rara vez compartían sus predicciones con los demás seres. Aquel poder solo ellos lo poseían. Lo cierto es que ni los más grandes archimagos han logrado descubrir la manera de replicar dicho don. Las historias cuentan que el día de la luna (el día del fuego para los enanos), el gran dragón primigenio descendió de los cielos junto con sus cinco hijos, los dragones reales, luego se tumbaron en la gran planicie de Mul-Dragga y se sumieron en un largo sueño, volviéndose montañas. No sin antes decir lo siguiente:
“Llegan los días oscuros. La gran guerra se avecina. El fuego quemará los arboles y la ceniza matará la tierra, y entonces los hijos del fuego, la nueva raza, lo dominará todo”.
No hay muchos registros sobre lo que ocurrió luego, pero lo que sí se sabe es que la raza de los dragones desapareció sin dejar rastro, y que aproximadamente cien años después de que el gran dragón dijera la profecía, los humanos llegaron a Murmin desde los mares del este.
Corría la mujer bajo la noche tormentosa, sujetando la mano de su amante; un rayo cayó a su lado, el hombre dio un respingo mas ella siguió corriendo. Debían llegar al bosque. Cada vez eran más los rayos que caían cerca, hasta que al fin uno de los rayos la alcanzó. Soltando la mano de su acompañante, cayó al suelo. El grito que dio reverberó en la noche, y al poco la tormenta se disipó hasta quedar reducida a una fina llovizna. —¿Hermana? —preguntó el hombre acercándose a ella, mas la mujer le hizo una seña para que se detuviera. —Padre está cerca. Ve al bosque, corre antes de que llegue, yo te veré allí. —Pero… —¡Ve al bosque, ya! —bramó con una furia que centelleó en sus ojos grises y en los cielos. Su hermano Lorjt hizo caso, temeroso de esa ira. No estaría demasiado tiempo sola tras su marcha, pronto escuchó el carro de guerra de su progenitor descender de los cielos. Sería imponente verlo, sin embargo, ahora que estaba ante su padre la tormenta se había apaciguado una vez más, así que lo único que era capaz de ver era la estela luminosa que dejaba tras de sí el vehículo. —Padre —dijo ella dando una reverencia en la oscuridad. —¿Crees que esos son modos? —preguntó él sin mirarla, después se dirigió a uno de sus ciervos—: Nidgell, si te place, ilumina a mi hija. Tras ello, el mundo se iluminó como si fuera pleno día, o al menos así era hasta donde alcanzaba la vista; más allá seguía la oscuridad de la noche sin luna. —Padre —repitió la mujer haciendo una reverencia—. Nidgell, Hoggert, es bueno verlos… El ciervo de color blanco sacudió su cabeza mientras el de color negro se dedicaba a pastar. Lo cierto es que eran majestuosos. Ella los conocía desde siempre, mas nunca los había visto tras tomar forma humana, y que una simple pata de las seis que tenían esas bestias fuera mayor que su tamaño actual la hacía sentirse una niña otra vez. Se preguntó si para un mortal sería igual de cómodo dormir en esa cornamenta como lo hacía ella cuando era pequeña. —Mírame —ordenó su padre, haciéndola volver al presente y recordar qué hacía allí—. ¿Qué clase de disfraz es ese? —Tú te has vestido de mortal muchas veces —contestó ella mirando hacia arriba con el cuello muy torcido. No solía tener miedo, sin embargo la figura gigantesca de su padre le hacía tenerlo. —No para lo que tú lo haces… —¿Acaso no has tomado a mujeres mortales y has poblado al mundo de sangredivina? Su padre no contestó, simplemente la observó desde arriba en silencio; tomó su lanza y su escudo y bajó del carro. Seguía intimidando aunque estuviera en el suelo, probablemente la proximidad la intimidaba más si cabe; sin darse cuenta dio un paso para atrás. —No te atrevas a alejarte de mí. La orden causó un efecto sobrenatural en la diosa, que dio dos paso hacia adelante. —Soy Boreas, tu padre y señor. Todo el que habita en el norte me venera, todo lo que respira en el norte lo hace porque es mi voluntad, todo lo que existe en el norte es mi presente al mundo. ¡No vas a yacer con tu hermano y traer un engendro a mi obra! —Padre, no puedes impedirlo, ¿qué harás?, ¿encadenarme? Romperé cada eslabón para alcanzar el espíritu llameante de mi hermano. —La abominación que nazca de esta unión será un dios de la destrucción. —Pues que lo destruya todo. Antes de salir volando por los aires se había dado cuenta del error que había cometido, en realidad, se dio cuenta del error mientras respondía. —¡¿Así vas a honrar a tu hermano?! ¡Werr te dio su rayo como presente de nacimiento y pretendes dar a luz a una deidad como la que acabó con su vida! —Padre, yo… —¡Si entras en ese bosque dejarás de ser de mi sangre! ¡No seré el abuelo de un engendro! —clamó Boreas mientras andaba en dirección a su hija. En realidad sus palabras iban en contra de su voluntad, pero no quería tener que detener a su estimada Eirya a la fuerza. La diosa se levantó con cierta dificultad y empezó a caminar hacia el bosque. Supo que su padre no la detenía porque no quería, lo tenía muy fácil para alcanzarla incluso si ella hubiera corrido. —¡Perderás tu divinidad en cuanto ese ser empiece a formarse! —clamó Boreas mientras andaba en dirección a su hija. Estas palabras no eran su voluntad, eran el futuro que había visto a través de su ojo derecho, el ojo robado al gigante Theer. —¡Pues que así sea! ¡No me importa mi divinidad, me importa mi deseo! —¡El deseo propio de un mortal! ¡¿Cuándo uno de mis hijos se ha degradado tanto para sentir como lo hacen los que nos rinden pleitesía?! Eirya se detuvo y se dio la vuelta, porque esta vez era plenamente consciente del error que estaba por cometer: —¡Tal vez mis pasiones son propias de un mortal, empero al menos sigo viva! Otra vez fue arrojada por los aires, mas esta vez, un enorme rayo partió el cielo y la tierra, atravesando en su camino al Padre de los Dioses del Norte. Boreas supo, en toda su sabiduría, que ese rayo, aunque lanzado por la voluntad de Eirya, guardaba la voluntad de Werr; recordó cuando su hijo le lanzó un rayo similar por motivos similares. Supo que parte del espíritu de su hijo todavía moraba en el rayo, y ese remanente del señor del rayo le recordó que la voluntad de un padre no superaría nunca las pasiones de un hijo, también le hizo saber que conocía el destino de su hermana y que esperaba que se cumpliera para poder verla una vez más. —Que así sea —clamó la deidad más para sí que para el mundo—. Con este acto la voluntad de mi hija ha confirmado la visión predestinada. Esa criatura, que no tendrá nombre pues nada bueno sale de nombrar a un ente destructor, va a ser un eslabón más encadenando los destinos de muchos, constriñendo sus futuros más allá de sus voluntades. Que así sea. —Se dio la vuelta y empezó a andar en dirección a su carro; mientras una lágrima salía de su ojo, el ojo de Theer seguía viendo el final de su predilecta. Una vez más clamó—: Que así sea. Y así fue, pues la voluntad de Werr no alcanzó solo a su padre, sino a su hermana, que se conectó con dicha voluntad al atacar a su sangre. Y quiso volver, y quiso pedir perdón a su padre, y quiso pedirle que la cuidara, mas no lo hizo, pues el deseo era más fuerte que el destino. Era más fuerte que su voluntad. Al alcanzar la linde del bosque, siempre acompañada por una llovizna fina que la hacía sentir como siente un mortal, Eirya miró el muro de madera que se alzaba ante ella. Yrrervhal, el primer bosque; Yrrervhal, el último bosque. Fue el primer refugio de la mortalidad, también sería el último, sin embargo ahora era territorio prohibido, su señor Vinn no permitía la visita de criaturas pensantes, mas su hermana había llegado a un acuerdo. Dar un paso en el bosque era una sensación extraña, que sería incapaz de describir a dios o mortal. Ninguno habría vivido algo similar, ni siquiera los que habían viajado a otros mundos, porque este no era simplemente otro mundo, era una entidad viviente, un árbol, el primero de los seres mortales que pobló el mundo, que se extendió hasta ser todo un gigantesco bosque. Ahora ella estaba en el interior de este ser. —¡Creí que no vendrías! —gritó Lorjt, quien con su forma mortal parecía indefenso en este lugar. Se acercó a ella y la abrazó, la besó. Había una extraña calidez en esos labios helados por la lluvia. La sensación de liberación tras enfrentarse a su padre y señor, la certeza de conocer su sino; el calor era poder, el calor era conocimiento, el calor era necesidad. Su lengua luchó con la del dios como si eso fuera lo que los mantuviera con vida. Un ruido los hizo separarse. En una rama justo por encima suyo se encontraba el señor de este lugar, quien dejándose caer gracilmente llegó a su lado. Su tamaño seguía siendo mucho mayor que el de los hombres, sin embargo nunca había tomado una grandeza como la de su padre o de las demás deidades, creía que era innecesario y que hacerlo era un insulto a su bosque. —Hermano… —dijo ella haciendo una ligera reverencia. Él se la devolvió y luego se encaró con el otro. Estarían así unos momentos, en silencio, observandose. Madera y fuego nunca se habían llevado bien, pero ambos amaban a su pequeña hermana, por ello no se enfrentaban. —Hermana, tu visita es adorable, sin embargo habíamos llegado a un acuerdo. Has conseguido mi beneplácito para entrar en Yrrervhal, ahora es tu turno, ¿me has traído la perla? —preguntó tras dejar de mirar al otro dios. —Por supuesto que la he traído —respondió ella antes de expulsar la pieza de nácar que guardaba en su interior. La perla resultaba grande incluso para el estándar divino, sacarla de su interior había sido más complicado de lo que creía. Entregó la madreperla a Vinn, que la observó un instante antes de tragarla. —¿Para qué piensas usarla? —Tengo una deuda que pagar. Igual que no preguntaré detalles de qué buscas hacer en mi hogar, aunque es más que evidente, no debes preguntar tú por mis asuntos. —El señor de Yrrervhal observó a su alrededor—. Este lugar es seguro, nadie, ni siquiera padre, puede entrar aquí si esa no es mi voluntad. Estaréis a salvo para vuestro encuentro. Si quemas algo del lugar —comentó a Lorjt—, te castraré y buscaré a cada una de tus semillas para matarlas y convertirlas en abono. Ninguno dijo nada mientras Vinn daba un beso en la frente de su hermana, para luego apoyarse en un tronco y hundirse poco a poco en el mismo. —Nuestro hermano es más encantador en cada encuentro —dijo Lorjt mientras la abrazaba por detrás. —Solo cuida este lugar… —dijo ella mientras recibía besos en el cuello—. Si te conociera como lo hago, no temería. —¿Por qué no habría de temerme? —preguntó él indignado separándose de Eirya. —Vamos hermano —dijo ella dándose la vuelta, y tras empujarle contra un árbol prosiguió—: Tal vez tu ira sea terrible, empero tu calma es de lo más inofensiva. —Podría enfurecerme ahora mismo y arrasar este lugar —aseguró orgullo Lorjt. La respuesta que recibió fue una carcajada por parte de Eirya. —Podrías enfurecerte, empero no lo harás —reiteró ella mientras agarraba con firmeza la virilidad de su hermano—. No hay nada ahora que deba hacerte enfurecer, eres un viejo volcán durmiente y la única erupción que causarás hoy será cuando me llenes con tu semilla. Lorjt se lanzó a besarla, mientras Eirya seguía acariciándole. Al cabo de un rato ella se separó y empezó a desvestirse; el clima en este lugar era cálido, por tanto sus pezones no se habían endurecido por el frío. Tras desnudarse se sintió conectada con Yrrervhal, la energía del bosque fluía a través de ella y podría haber dejado por siempre a Lorjt por este éxtasis que le provocaba temblores cada vez más fuertes. Empezaba a humedecerse y sus piernas ya no conseguían sostenerla. —¡Basta! —imploró ella tumbada en el suelo, mientras se acariciaba para acabar con el placer que sentía; el bosque no se detuvo y hasta llegar al clímax no se quedó tranquila. Su hermano la observaba absorto, con su miembro completamente erecto. No le habló hasta que la respiración de Eirya se calmó: —¡Solo hay verdad en tus palabras, este bosque te ha tomado antes que yo y no he sido capaz de arrasarlo! —Había que pagar también al bosque —respondió ella acariciándose el vientre—. Ahora que ha sembrado en mí su simiente, puedes tú sementarme también. Eirya se levantó y esperó un momento para asegurarse que el bosque no volvería a tomarla, cuando vio que Yrrervhal se había tranquilizado, volvió junto a su hermano, a quien besó con ansias mientras ambos cuerpos estrujaban entre sí ese miembro palpitante. Lorjt fue abriéndose paso con su lengua a través de un camino por el cuerpo de su hermana, hasta alcanzar ese cáliz vúlvico donde saciaría su sed carnal. Su hermana sujetaba su cabeza mientras la lengua del dios saboreaba el regusto a clorofila que había impregnado el bosque en ella. La diosa alcanzó un nuevo clímax, y tras ello separó a su hermano de su cuerpo, no sin dificultades pues este la agarraba con fuerza no queriendo dejar de devorar ese manjar divino que tenía ante sí. Le hizo tumbarse en el suelo y se subió encima; se dejó caer empalándose de una sentada. El falo de Lorjt todavía albergaba el calor propio del volcán, un calor impropio de los cuerpos mortales, un calor que abrasaría a cualquier mortal, sin embargo lo que sentía ella eran las brasas que alimentaban el fuego de la pasión que sentía; comenzó a moverse en un vainvén. Su hermano agarró uno de sus pechos y se dispuso a juguetear con uno de los pezones, y aunque ella disfrutaba de ese contacto, agarró su mano y la separó de su cuerpo; sujetó ambos brazos mientras brincaba cada vez con más afán. El señor de los volcanes intentaba moverse para besar a su hermana pero la fuerza de esta le superaba de largo. La señora de las tormentas no paró de moverse hasta recibir su gracia. Al fin, la esperada erupción y, mientras era inundada, un rayo los alcanzó; tamaño había sido el arrebatamiento. Empero, el calor esta vez era demasiado incluso para ella y tuvo que separarse de él; nada cambió, su vientre seguía ardiendo y en tanto lo hacía, ese calor le permitió observar el futuro. Su parto daría lugar a dos vidas, su parto daría lugar a su muerte, su parto constreñiría las vidas de muchos. Ahora lloraba, por el dolor y por el saber y, una vez el calor se fue escampando, empezó a sentir frío. —Hermana mía, ¿estás bien? —inquirió el ardiente dios al ver las lágrimas correr por el rostro de la señora de las tormentas. —Sí, es simplemente que no esperaba tal éxtasis —respondió ella haciendo una mueca que intentaba imitar a una sonrisa. —¿Crees poder engañarme? —abrazándola—. ¿Acaso te arrepientes del acto que hemos llevado a cabo? —No hay tal engaño, amado hermano, y no hay tal arrepentimiento —respondió Eirya hundiendo su rostro en el cuerpo de él. Estas palabras no eran su voluntad, era la réplica que debía darle; ella buscó este destino, y ella debía cargar con este sometimiento a su sino. Y con el frío, ese frío que le calaba hasta los huesos ahora mismo; se preguntó si en realidad este lugar siempre había sido así de frío y la venda del deseo no había permitido que se percatara. Al fin comprendió cuán equivocada estaba; el calor era debilidad, el calor era ignorancia, el calor era hartura.
¡Bienvenido, lector errante! Si estas cansado tras el largo día, entra en nuestra taberna, agarra una buena jarra de hidromiel, acomódate junto a la chimenea y deléitate con las historias de los mejores bardos de Fantasitura.
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Relatos de Muad Atreides
-Nirak. Una historia del NUC. Trata sobre un viejo emisar (mago) intentando no enloquecer debido a la cantidad de patrones mentales que ha aprendido a lo largo de su vida.
Relatos de Tyess
-El Mal del Vecino. La clásica "novela" del villano de otro mundo, la chica que decide que puede detenerlo al mismo tiempo que se prepara para el examen de admisión de la universidad, y otros involucrados en el lío.
-Impostura. Relato sobre un par de agentes del orden tratando de adaptarse a una nueva situación, y el ladrón al que pretenden arrestar.
Los siguientes son relatos escritos para "ir conociendo" a algunos personajes. En teoría, cada cuento es autoconclusivo.
-Alimañas de la buena suerte. Sobre una muchacha demasiado feliz.
-Atentado Agravado. Sobre un niño que aún no es oficialmente un científico.
-Mentiras y Mitos. Una historia del NUC. Ilvana, obligada a elegir entre una muerte segura y una muerte muy probable, decide cruzar un camino que con toda seguridad se derrumbará pronto. El final feliz está garantizado: si ella no tiene suerte, las criaturas del océano se darán un festín.
-Un tan sólo error. Una historia del NUC. Es cierto que nadie puede robar los secretos de los artesanos Nivante. Es cierto que nadie vive para contar lo que ocurre con un prisionero de Los Electos. Cada error cuenta ahora que estas verdades se contradicen.
Relatos de JPQueirozPerez
-Conjunto de "relatos cortos" de terror. 'La chica de ojos azules', 'La pelota', 'El genio de los deseos', 'Sueños de libertad' y 'Slasher'.
-La chica del parque. Microrrelato sobre un enamoramiento casi obsesivo.
-Crónicas de Bocanegra. Tres microrrelatos sobre el mercenario Bocanegra y su banda.
-Nghulhu. Cuento sobre una última batalla entre un guerrero y una monstruosa entidad.
En esta lista solo apareceran relatos de usuarios activos del foro. Esto es, gente se conecte y participe de forma habitual en el foro.
La idea es que, aquellos que quieran leer y comentar, tengan aqui lecturas que luego puedan comentar sin que sus comentarios caigan en saco roto por estar el autor desaparecido del foro. Dicho de otra manera, leyendo y comentando los relatos de esta lista tendran asegurado que sus comentarios seran aprovechados por los autores.
Los usuarios activos del foro que lo deseen, podran enviarme un mensaje privado con los enlaces de sus relatos en los que deseen comentarios para publicitarlos aqui (seran necesarios enlace de los relatos, titulo y breve explicacion para que el lector sepa que va a encontrar (ni que sea simplemente el genero del relato)).
No hace falta decir, que si algun usuario activo dejara de serlo, desaparecera de la lista.
Para quien no conozca este género empezado por Hemingway puede leer un poco más de ello aquí. La idea de este tema es que quien se anime escriba sus propias historias de seis palabras.
Unos ejemplos que yo mismo he escrito:
1) De los puertos partieron; jamás regresaron.