Este es el libro que estaba escribiendo ahora mismo. Me han dicho que arranca mejor que el primero y que se nota evolución. Aver que opináis vosotros. Dejo prólogo y primer capítulo.
Prólogo
En un planeta muy diferente al nuestro y muy avanzado, con coches voladores, gente vestida mayormente con prendas que parecían hechos de látex y edificios luminosos, cristalinos y llenos de hologramas… Unos científicos, ataviados con una especie de batas de látex grisáceos y con una especie de cascos de energía transparente que envolvían sus cabezas, atravesaban un luminoso pasillo hasta llegar ante un portón custodiado por dos hombres, equipados con unos trajes de licra negro sobre los que descansaban imponentes piezas de armadura hechas con alguna aleación avanzada y que daba la sensación de ser algo similar al titanio. -Traemos noticias importantes. Necesitamos ver al director – decía uno de los científicos, los cuales eran cuatro y que aparentaban tener una edad cercana a la tercera edad -Adelante, pueden pasar – dijo de los guardias armados, también, con una especie de rifles recortados pero hechos con un material similar al de su armadura Sincronizadamente, los dos guardias presionaron unos interruptores que había a cada extremo del portón y, este, se abrió de par en par mostrando un enorme despacho con ventanales cristalinos y con una larga y redonda mesa de cristal donde algunas personas se encontraban reunidas. Se trataba de hombres y mujeres de avanzada edad arropados con resplandecientes trajes blancos y que se encontraban tomando un café en unas tazas de cristal cuando los científicos llegaron. -¿Lo tenéis? – pregunto el hombre que estaba sentado al otro extremo de la mesa. Un hombre con arrugas, gafas y un corto pelo blanco -Así es, hemos dado con la fórmula. Nuestro sueño de crear el primer bio-soldado al final se verá cumplido – decía una de las científicas -Bien, en ese caso es hora de llamarle – dijo el que debía ser el director dirigiéndose a una pareja de hombre y mujer – A vuestro hijo, como primer voluntario, le hemos reservado al final el placer de ser él primero en convertirse en un bio-soldado. Podéis llamarlo. -Oh, gracias director – decía el varón emocionado antes de, acompañado por su también emocionaba mujer, abandonar la sala -Alex Raider será el primer bio-soldado. Con él, las fuerzas especiales intergalácticas no tendrán que volver a preocuparse de que un androide pueda exterminarlos – concluyo el hombre antes de darle permiso a los científicos para que abandonaran el despacho dejando al director y, al resto de líderes, seguir con su reunión
Capítulo 01: Alex Raider
En el interior de un piso de uno de los enormes rascacielos de la ciudad de Eltar, la capital del pequeño planeta conocido como Nymphus, un muchacho moreno, alto y con algún abdominal, se encontraba haciendo sparring contra un saco de energía flotante que parecía actuar como un boomerang, el chico le golpeaba y el saco terminaba volviendo con la misma fuerza con la que el chico le golpeaba. El muchacho iba vestido con unos simples pantalones de látex negros dejando su atlético torso al descubierto aunque no había nadie más en esa pequeña sala oscura en la que parecía no haber ni paredes ni techo, ni siquiera se veía al suelo. Lo único que se veía era el saco brillante y a él cuando el saco estaba lo suficientemente cerca. El muchacho entrena sus increíbles cualidades físicas golpeando el saco con cuidado de no verse alcanzado por los rebotes. El chico usaba tanto movimientos de puño como de patada hasta que, al final, el chico asesto una fuerte patada en el centro del saco de energía haciendo que este se partiera en dos pulverizándose. - Simulación de entrenamiento terminada – anunciaba una voz robotizada mientras que el muchacho se veía en una pequeña habitación con paredes de titanio reforzado y en la que solo había un pedestal muy avanzado con una pantalla táctil en su superficie - Gracias por el entrenamiento, Lucy. No ha estado mal – reconoció el muchacho, de pelo corto y negro, mientras salía de la sala llegando a un pasillo con paredes que brillaban mínimamente con un tono azul marino - Solo he programado la simulación tal y como pidió, señor Raider – decía la inteligencia artificial a la que el muchacho llamaba Lucy - Por favor Lucy. No me gusta que me llames así. Llámame Alex, te lo pido – Alex llego a su cómodo y pequeño salón cuyo suelo oscuro actuaba como espejo, pasando de largo la mesa de cristal para cuatro personas y así llegar al brillante y luminoso mini bar donde se cogió una copa para servirse una especie de zumo proteico que tenía en una jarra de cristal – Umm, la receta de hoy te ha quedado genial Lucy. Que bien me cuidas. - Siempre a su servicio, señor – volvió a repetir Lucy inconscientemente - Oh vamos Lucy. El día que logre que me llames por mi nombre, tirare voladores – termino de decir Alex cuando la puerta se abría entrando sus padres, que eran los mismos que estaban en aquella reunión donde les pidieron avisar a su hijo - Hijo, ya esta – decía su padre entusiasmado - ¿En serio? – pregunto Alex sorprendido - ¿Ya está lista la fórmula? - Así es y nos han pedido que te avisemos. Están deseando crear al primer bio-soldado - Genial – decía Alex contento mientras apretaba fuertemente el puño – Al final tanto tiempo de entrenamiento habrá servido para algo. Estaba deseando formar parte de las fuerzas especiales. Quién me iba a decir que lo haría siendo el primer bio-soldado. - Si. Tienes suerte de que estén faltos de personal tras lo ocurrido hace unos días con el rey androide y de que necesiten gente. Cuando les enviaste tu solicitud afirmando que aceptarías entrar en el programa bio-soldado, fue fácil interceder por ti dada nuestra posición en el nuevo equipo directivo – le decía su madre mientras se acercaba a su hijo para luego abrazarlo y darle un beso – Que orgullosa estoy de ti, hijo mío. Estoy segura de que harás un gran papel. - Gracias mama. Prometo que lo voy a hacer bien. *** En un precioso coche volador, Alex era llevado, por sus padres, a un enorme complejo de la ciudad protegida por varios drones que patrullaban a su alrededor para asegurarse de que no accedía nadie que no debiera. El coche aterrizo sobre el pequeño aeródromo del tejado y varios guardias, vestidos como los que había en el portón del despacho del director, empezaron a escoltar a Alex y a sus padres por el interior de los enormes pasillos del complejo donde sus trabajadores, tanto científicos, técnicos como soldados, se asomaron para ver pasar al que iba a ser el primer bio-soldado, quién también iba a convertirse en un compañero más. Finalmente, llegaron sobre una larga barandilla que rodeaba una sala enorme y redonda. Frente a la entrada de la sala, había una pasarela que cruzaba media sala y llevaba a una pequeña plataforma flotante. La barandilla estaba repleta de científicos y, al otro lado de la sala y tras una cristalera, se veía al director con los tenientes de los equipos científicos de los F.E.I esperando la llegada de Alex. - Bienvenido hijo – se escucho al director que hablaba usando el sistema de megafonía que tenía en los avanzados ordenadores que había en aquella oficina que se veía dentro de esa cristalera – Dada tu petición voluntaria de participar en el proyecto y analizando tus cualidades físicas, te hemos elegido para ser el primer bio-soldado. ¿Estas preparado? - Si, señor. Estoy listo – respondió Alex con un tono que intuía nervios y emoción - Bien. Ahora, voy a pasarle el micrófono al hombre que ha logrado dar con la fórmula y él explicara todo el proceso para que sepas lo que tienes que hacer – El director le pasó el micrófono, que estaba sujetando, al científico con gafas que tenía justo al lado - Encantado de conocerle, señor Raider – dijo el científico tras coger el micrófono – Yo soy el doctor Willard, el encargado de dirigir el proyecto bio-soldado. Por favor, quédese en calzoncillos y póngase sobre la plataforma ubicada al final de la pasarela. Alex se quito la ropa hasta quedar vestido únicamente con unos ceñidos boxer azul marino dejando la ropa en manos de algunos científicos que le ayudaron a desvestirse y, luego, cruzo descalzo la pasarela hasta quedarse sobre esa plataforma flotante. Mientras todo el mundo contemplaba el cuerpo atlético de Alex, los científicos de la sala privada hicieron que la plataforma empezara a descender al interior de una estrecha jaula de cristal con forma de capsula. La “cápsula” se cerró con el joven dentro quien, ahora sí, se estaba poniendo realmente nervioso. - Bien. Ahora voy a explicar a los presentes lo que va a suceder. Hemos logrado elaborar una sustancia química a partir de los restos de algunas de las criaturas mundanas de la Galaxia Sigma tales como vampiros o licántropos. Esta sustancia amplificara las cualidades físicas del muchacho haciendo que manifieste algunos rasgos característicos de esas razas como súper fuerza, una increíble resistencia física o unos reflejos sobrehumanos. El doctor Willard se giro hacia su equipo de científicos haciéndoles una seña con la cabeza para que encendieran unos pitorros que hicieron que, del fondo de la jaula de cristal, empezara a salir un transparente líquido verde que, progresivamente, fue cubriendo el cuerpo de Alex inundando toda la prisión de cristal. – No os preocupéis. No se ahogara. Ese líquido verde, antes de llegar a cubrir su cabeza, empezó a ser aparentemente absorbido por el cuerpo de Alex mientras que, en cierto modo, su cuerpo iba mutando a la vez que él gritaba tratando de aguantar el dolor que estaba sufriendo a causa de aquella metamorfosis. Su cuerpo termino adquiriendo una acentuada definición haciendo que sus músculos se vieran bien marcados dotando a Alex del cuerpo más tonificado posible. - Es increíble. Lo han conseguido – decía uno de los guardias mientras miraba emocionado a Alex - Abrirla – pidió el doctor a sus científicos haciendo que la jaula se abriera en dos dejando que Alex cayera de pies sobre el suelo - ¿Cómo te encuentras? – le pregunto el doctor con micrófono en mano - Me siento, me siento diferente – admitió el muchacho – Es raro. No se explicarlo pero me siento más ligero y más fuerte a la vez. No se si tiene sentido y le oigo, le oigo mucho mejor que antes. Incluso, puedo oír a sus compañeros hablar ahora mismo como si tuviera la oreja pegada en el cristal. - No te preocupes. Es normal. Tienes las capacidades de algunas criaturas mundanas. Tú oído esta mucho más afinado al igual que tu vista – aclaro el doctor con una sonrisa – Ahora prueba a moverte. Haz algunos movimientos. Alex empezó a moverse y, pudo ver, que se movía mucho más rápido que antes con menor esfuerzo. También probó a dibujar puñetazos o patadas comprobando que sus movimientos eran casi tan veloces como el viento haciendo que, al final, al tratar de hacer una patada giratoria se viera impulsado golpeándose contra la pared donde creo un boquete. - Bueno, ahora solo necesita acostumbrarse a su nuevo cuerpo – decía el doctor al director de las fuerzas especiales - Buen trabajo doctor. Felicidades – El director le dio la mano antes de salir de esa sala privada – Llevar a Alex al gimnasio para que pueda hacerse a su nuevo cuerpo sin riesgos para los demás – le pidió el director a varios soldados *** Alex, consciente de que necesitaba practicar, se dejo ayudar para llegar al gimnasio sin ocasionar daños. El gimnasio era una enorme cámara de titanio equipada con todo tipo de tecnologías para que sus agentes pudieran entrenar. Había todo tipo de armas y, todas ellas, de tecnología muy avanzada como una especie de escopetas que lanzaban bombas de fuego o espadas de titanio “rellenas” de energía luminosa. En una zona libre de cosas, Alex estuvo durante un buen rato tratando de hacerse con su nuevo cuerpo e, incluso, cuando ya empezaba a hacerse a él, algunos soldados se ofrecieron para entrenar combate con él para así que también terminara por ser capaz de controlar su cuerpo en esa faceta. Sus nuevos compañeros quedaron impresionados de lo rápido que se movía Alex y de, como, no les daba tiempo a bloquear sus ataques a pesar de tratarse de personas muy entrenadas. El entrenamiento termino con una calurosa bienvenida de parte de esos soldados que entrenaron con él y que le hicieron ver que estaban encantados de tenerle como compañero. *** Cuando terminaron las practicas, el doctor Willard apareció por el gimnasio para que Alex fuera al laboratorio ya que tenían algo para él. - Bien Alex. Ahora que ya te has hecho con tu nuevo cuerpo, vamos a hacerte entrega de algo que hemos creado para ti. El director señaló a una vitrina de cristal en la que se encontraba un impresionante traje hecho de algún tipo de aleación extraña. El traje era de cuerpo completo, tapando incluso manos, pies y cabeza. A su espalda, llevaba lo que parecían dos katanas hechas con esa misma aleación que la armadura. Finalmente, de algunas partes como estómago, caderas, hombros o, incluso, el visor de la cabeza, asomaban unas ranuras brillantes con forma de discos que, probablemente, servirían para introducir algo. – Esta hecho con un mineral muy raro, extraído de las minas de la luna Zeta. El mineral más resistente que hemos visto hasta ahora. El traje se acoplara a tu cuerpo y lo llevaras ceñido a él. El doctor le mostró un oculto interruptor en el traje que hacía que el traje se abriera. Alex, que seguía sin ropa, entro dentro del traje colocando sus pies sobre las “alfombrillas” que había en la parte de los pies del traje. Presionando nuevamente el interruptor del traje, Alex vio como el traje se cerraba lentamente para darle tiempo a colocar sus brazos y así que el traje se pudiera cerrar bien. Tal y como el doctor había dicho, el traje se adhirió a Logan haciéndose uno con su cuerpo puesto que, el muchacho, sintió como si el traje no pesara prácticamente. Sentía como si el traje fuera una simple tela que cubría todo su cuerpo y que, el visor del casco, eran sus ojos al conectarse, por medio de algún tipo de enlace neuronal, su vista con el visor del casco que tenía forma de “V”. - Y finalmente lo tenemos. Alex Raider, el primer bio-soldado – susurro el director que llegaba en ese momento a tiempo para ver como Alex estrenaba el traje probando a colocarse en posición de combate y desenvainando, con un veloz movimiento, las dos katanas de su espalda cuyas afiladas hojas estaban recubiertas por algunos finos hilos de energía lumínica que tomaban forma de espirales y que terminaban en las puntas.
Hola chic@s. Os voy a presentar mi primer libro con el que asiento las bases para una saga de historias independientes que estoy creando. Cada libro será autoconclusivo y habrá cierta conexión entre todos los relatos pero cada libro sera una historia independiente. No hará falta haber leído uno para entender el otro aunque luego cada historia tenga alguna secuela.
En este caso, os presento "Logan Allen: El hijo de la Fuerza Universal" en el que seguiremos la historia de Logan Allen. Un joven que descubre que no es un simple humano y que tiene la capacidad de viajar entre mundos paralelos descubriendo la existencia del multiverso. Mientras trata de hacerse a los poderes que se le van rebelando, un enemigo ancestral le persigue para matarlo porque, al parecer, Logan es el único que puede impedir que él se apodere de todo el multiverso.
Aunque os voy a publicar los capítulos en este mismo post, voy a incluir el pdf con la obra completa para que os sea más cómodo de leer si queréis. Dicho esto, espero que os preste esta novela y que dejéis vuestros comentarios para ver que os parece ya que, con vuestros comentarios, me ayudáis a mejorar tanto como escritor como a la novela en sí.
Introducción
En el interior de un enorme bosque abarrotado de enormes árboles, un joven de cuerpo atlético vestido únicamente con un pantalón corto azul y unos playeros, se encontraba saltando de rama en rama huyendo de un par de lobos que le perseguían por el suelo buscando con ansias la oportunidad para echarle el diente para saciar su interminable hambre... A veces usaba las ramas para balancearse y llegar a la siguiente cuando no había ninguna lo suficientemente segura. — Lo siento lobitos pero a mi no me vais a comer — se comentaba el muchacho mientras seguía su camino hasta que finalmente llegó ante una espectacular catarata. — Vaya, parece que he llegado — decía al mirar su GPS — Parece que la entrada esta sumergida. Será mejor que me quite el pantalón también. Quedando únicamente con sus bóxer negros y realizó el salto del ángel para zambullirse en el agua buscando alguna entrada sumergida y, efectivamente, la encontró justo debajo de la catarata. Recorrió el túnel submarino y enseguida llegó a una zona seca que era una caverna con forma de pasillo — Uff, el agua estaba helada — se decía el chico tras salir del agua y comenzar a caminar hacia un pedestal que había casi al final de un pasillo de piedra donde había una puerta de piedra. «Un momento, ¿Esto es un escáner?» se preguntó al ver que, en el pedestal, había algo que le recordaba al típico escáner de lector de huellas de pantalla donde, esta ocasión, parecía que había que colocar la mano. — Que avanzados estaban cuando hicieron este sitio. Me parece a mí que aquí no voy a poder entrar. Es imposible que acepte mis huellas — terminó de decir mientras ponía su mano y, al hacerlo, el pedestal empezó a hundirse en el suelo mientras que el portón de piedra se elevaba del suelo escondiéndose en el mismo techo — Vaya, esto no me lo esperaba— susurró sarcásticamente. Cuando entró, vio que se encontraba ante una sala octogonal con un nuevo pedestal pero, en este acaso, lo que había sobre él, era algún tipo de cristal brillante con forma octogonal que se mantenía levitando. El aventurero pudo ver que el brillo del artefacto se iba intensificando a medida que se acercaba. Y casi poseído por el objeto, lo atrapó con sus manos y, al hacerlo, el cristal reventó en una explosión de energía que se fundió en el cuerpo del chico haciéndolo desaparecer de allí junto al cristal.
Capítulo 01: El accidente
El muchacho se despertaba en el interior de una cama ubicada en el interior de una humilde habitación de piso de soltero. El muchacho era Logan Allen, un joven paramédico que dedicaba su tiempo libre, entre otras cosas, a disfrutar de actividades al aire libre y al que le apasionaban las historias de aventuras. Se trataba de una persona que se cuidaba físicamente haciendo diversos deportes como running, natación o artes marciales. También era una persona muy sociable y, por otro lado, detestaba los misterios. Este alto joven se levantaba de la cama pasando su mano por su corto cabello moreno pensando en el curioso sueño que acababa de tener. Lo que más le llamaba la atención del sueño era lo realista que parecía. Estaba seguro de que podía sentir la fuerza del viento golpearle en la cara cuando saltaba entre ramas o sentir el frío del agua cuando buceaba por aquel túnel e, incluso, sintió como su cuerpo ardía a causa de aquella luz cegadora. ¿Realmente había sido solo un sueño normal? Aún con su mente en aquel “sueño”, Logan se aseó, se vistió y desayunó su taza de café para estar listo para la jornada de trabajo que le esperaba. *** Para cuando se encontraba en la calle, su mente estaba algo menos distraída en el sueño y más pensando en su trabajo y más concretamente en el niño que tuvieron que atender cuando estaba finalizando la jornada anterior. Se trataba de un caso de atragantamiento que se les había complicado y casi pierden al niño. En apenas veinte minutos, Logan llegaba al centro hospitalario de Washington D.C en el que trabajaba y donde se encontraba el resto de sus compañeros desayunando. Logan era el único que no solía desayunar allí ya que detestaba ese café de máquina que tenían. —Buenas Logan, ¿Qué tal has dormido? ¿Has descansado bien tras la jornada de ayer? —Le pregunto Henry, el camillero, un hombre calvo y bastante robusto. —Pues no muy bien precisamente, si os contara el sueño que he tenido fliparíais. —¡¿Ah si?! Cuenta —Intervino Steven, el conductor de la UVI móvil, justo antes de que sonara el teléfono que tenían para recibir los avisos. —Creo que tendré que hacerlo más tarde —Rió Logan mientras todos se dirigían a la UVI móvil. —Bueno, ¿Estáis preparados para esta tarde? —Pregunto Steven mientras daban la vuelta a una esquina. —Yo estoy deseando partir — Afirmaba Logan —A mi hay algo que me preocupa. He estado comprobando la ruta que vamos a seguir y he leído comentarios de gente sobre una isla que dicen que se debe de evitar. Los aviones y los barcos desaparecen cuando se acercan por allí —Aseguró Henry —Pues la evitamos y ya esta, ¿Qué problema hay? —Alex es un gran piloto, confiemos en él —Concluyó Steven justo antes de que llegaran al lugar del aviso donde se había producido un accidente de tráfico *** En el lugar del accidente no tuvieron grandes complicaciones ya que no hubo graves daños personales, tan solo algunas contusiones por lo que enseguida pudieron regresar sin lamentar nada. El resto de la mañana transcurrió con total normalidad, sin apenas avisos y los que había eran casos sencillos y de ninguna gravedad. El turno termino y Logan regreso a casa para comer y preparar la maleta rápidamente pues a las 16:00 tenía que estar en el helipuerto para volar hacia China. Hacía meses que él y sus compañeros habían comenzado a organizar un viaje para visitar los lugares menos comunes del mundo y China era el primer sitio donde iban a comenzar su misión de exploración. Se habían cogido un permiso de 15 días para poder realizar este viaje. Afortunadamente, tenían compañeros capaces de sustituirles en su turno para que no tuvieran problemas para conseguir esos 15 días a la vez todo el turno. *** Los tres se encontraban sobrevolando el océano en el interior de la avioneta que un muchacho rubio y guapete estaba pilotando. Se trataba de Alex, el piloto que habían mencionado esa misma mañana. El tiempo no acompañaba precisamente. Se vieron envueltos en una terrible tormenta. —Nos acercamos a la “isla prohibida” –Bromeaba Alex entre risas —No bromees con eso y asegúrate de que no nos acercamos –Le pidió Henry – Mira, en el radar ya sale visualizada. Parece que, por ahora, la tormenta no esta afectando en los sistemas –Terminó de decir justo antes de que el radar se viera afectado y se apagara — ¡¡Mierda!! —No os preocupéis, me dio tiempo a ubicarme. Evitaremos la isla –Trataba de tranquilizar Alex — Todo ira bien. En ese momento, un rayo alcanzaba una de las aletas de la avioneta partiéndola por la mitad haciendo que Alex tuviera que tratar de recuperar el equilibrio con la otra aleta no logrando evitar que la fuerza del temporal fuera lo que estableciera la ruta a seguir. —Deberíamos de saltar. Esto no me gusta nada. —¿Saltar? ¿Tú sabes lo peligrosas que son estas aguas? –Le preguntó Logan a Steven justo antes de que algo impactara en la avioneta haciendo que se partiera por la mitad separando la cabina del resto de la avioneta donde se encontraban Henry y Steven dejando a Logan y Alex impactados. —Venga, coge, tenemos que saltar –Alex agarró un paracaídas que tenía a su izquierda y se la dio a Logan para que se la pusiera – Venga salta. —¿Y tú? —Yo voy ahora, salta. Al ver que Logan se había terminado de poner la mochila, Alex lo empujó arrojándolo al vació y justo antes de que otro rayo alcanzara la cabina produciéndose una explosión que se llevo la vida de Alex por delante. Logan logró abrir el paracaídas a tiempo y caer a suelo firme para su sorpresa. La mala noticia era que, por lo que recordaba del radar, la única tierra firme que había por esa zona era la temida isla. Finalmente, sus pies pisaron la arena de la playa donde, evidentemente, estaba cayendo esa fuerte lluvia que ya le tenía plenamente empapado manteniendo a su pantalón corto y camiseta pegados contra su cuerpo. Buscó con su mirada a los restos del avión y pudo ver que salía una columna de humo hacia adentro de la isla. Entonces, la playa comenzó a ser testigo de una pequeña lluvia de algunos restos de la cabina que anunciaban a Logan lo que le había pasado a Alex. —¡Alex! –Susurró con tristeza – Tenías que haber saltado conmigo –Sus ojos se volvieron llorosos empezando a recorrerle la cara algunas lágrimas – Puede que el resto lo haya conseguido, debo de ir a mirar. *** Logan salió de la playa y se adentro en el bosque que, por cierto, recordaba mucho al bosque de su sueño. Estaba repleto de árboles enormes e, incluso, juraría que acababa de escuchar algún aullido de lobos a lo lejos. Evidentemente, no se había olvidado de ese sueño y empezaba a temer que ese sueño pudiera ser una premonición o un aviso de algo. Por el momento, seguía hacia adelante sin pensar demasiado en eso. Le preocupaba más el resto de sus amigos que el significado de ese sueño. Cuando llevaba varios minutos andando, pudo sentir que algo se movía entre los matorrales. Se frenó y vio como ese algo que se ocultaba empezaba a moverse en círculos. Logan se dio cuenta de que algo estaba a punto de saltarse encima suya y estaba convencido de que se trataba de un lobo. No espero más y pegó un gran salto para agarrarse a una rama que tenía sobre el, se balanceó y se subió sobre la misma rama logrando evitar por los pelos que le mordiera el lobo. Logan se arrinconó contra el tronco del árbol mirando con miedo al lobo. Entonces, una lanza salió de la nada alcanzando al lobo y matándolo al instante. Un grupo de hombres aparecieron equipados con antorchas y armas rusticas —Ya puedes bajar muchacho –Le indico uno de los hombres —Muchas gracias –Le agradeció Logan antes de pasar a presentarse – Me llamó Logan. —Yo Ricky, ellos son Peter y Stephen –Dijo señalando a dos muchachos que debían de ser de la misma edad que Logan. Ricky parecía ser más mayor, tal vez fuera el padre de esos muchachos — ¿Eres de esa avioneta que acaba de derribar la tormenta? —Así es, pasamos por aquí unos amigos y yo rumbo a China pero la tormenta nos derribó. La tormenta partió la avioneta por la mitad. Parte la he visto caer en la isla con dos de mis amigos y en la otra parte quedó el que pilotaba y que iba a saltar justo detrás de mí pero no le dio tiempo. —Vaya, lo siento mucho. No sois los primeros. Nosotros también estamos aquí porque una tormenta derribo nuestro barco. El fuerte oleaje derribo nuestro yate. Llevamos aquí una semana. Algo extraño pasa en esta isla. Las tormentas aparecen y desaparecen sin explicación. Se rumorea que esta isla esta hechizada y que las tormentas son una especie de mecanismo de protección. De cada naufragio, pocos sobreviven aunque, en nuestro caso, hemos tenido suerte. —Entonces, ¿Hay más gente? —Efectivamente, llevan años llegan náufragos y los supervivientes a los accidentes han construido una aldea donde acogen a todo el que pasa por esto. Nos ofrecen cama, comida a cambio de colaborar. Nosotros nos encargamos de patrullar y de buscar comida. También nos encargamos de recoger a nuevos náufragos como en este caso. —¿Entonces nadie ha logrado salir nunca de aquí? —Alguno lo ha intentado construyendo una balsa y saliendo con buen tiempo pero ha sido salir a mar adentro y empezar la tormenta. Se ha decidido no volver a intentarlo hasta que se descubra otra manera. —Tiene que haber algo que provoque esas tormentas. Suena de locos pero suena a que esta isla tiene algo que reacciona cuando alguien trata de entrar o salir de ella —Logan no estaba muy seguro de lo que estaba contando pero estaba tratando de ser realista y aceptar que esas tormentas no eran normales. El propio muchacho sintió algo raro en esas tormentas, como si algo vivo las controlará. —Es posible. Por lo que se, hay equipos de exploración investigando la isla. Se que han encontrado restos de un templo y esta isla podría tener su propia historia. En ese momento, se pudieron escuchar nuevos aullidos que anunciaban la llegada de más lobos. —Será mejor que vayamos a la aldea. Allí estaremos seguros —Sugirió Peter, el bajito muchacho de tez pálida que llevaba su largo pelo moreno empapado. —Yo tengo que ir al lugar del accidente. Puede que el resto de mis amigos sobreviviera. —No te preocupes. Mientras nosotros veníamos hacia la playa para buscar a los supervivientes del trozo de avioneta que exploto sobre ella, otro grupo fue al lugar del impacto para hacer lo mismo. Si hay supervivientes, los llevaran a la aldea con total seguridad. Además, la aldea esta bastante cerca del lugar del impactó —Afirmó Ricky antes de pasarle a Logan una de las dos espadas que llevaba — Toma, puede que la necesites por el camino. —¡Gracias! —Susurró con voz triste *** Los cuatro comenzaron a correr en dirección contraria a los lobos que, casualmente, era la dirección que debían de tomar y, tras un par de minutos, Logan pudo ver una especie de muralla hecha con troncos de árbol. Estaba claro que el asunto de la isla maldita llevaba mucho tiempo. Probablemente meses o años. Cuando les quedaba muy poco para llegar ante la muralla, se vieron acorralados por unos tres lobos. Uno encaró a los dos muchachos, otro al maduro y el último a Logan. El que encaraba a Ricky fue el primero en actuar saltando sobre él pero el hombre ladeo su cuerpo tajándole al lobo con su espada abriéndole una profunda herida con la que el lobo cayó muerto al suelo. A continuación y, sincronizadamente, actuaron los otros dos lobos de la misma forma y tanto Logan como Peter y Stephen hicieron el mismo movimiento que Ricky y ambos lobos acabaron muertos en el suelo. —Vamos, ya casi estamos a salvo —Decía el hombre mientras se fijaba en el rostro de sorpresa de Logan al ver como había logrado sobrevivir al lobo. *** Apenas un minuto después, llegaron ante la muralla y, más concretamente, a la entrada a la aldea donde, dos hombres, se encontraban en lo alto de la muralla y frente a una manivela de madera. La giraron para abrir la enorme puerta de madera dejando pasar a los cuatro. Cuando entraron, Logan pudo ver como un hombre mayor, arropado con largos ropajes y acompañado de varios hombres armados, se acercaba. —Alcalde, lo hemos encontrado cerca de la playa. Parece que, efectivamente, venía en aquella avioneta —Mientras Ricky hablaba, Logan se percataba de que dejaba de llover y que la tormenta empezaba a aminorar. —Bienvenido muchacho y siento mucho lo que te ha pasado —Le dijo el alcalde mientras le daba la mano. —Gracias, ¿Sabéis si han sobrevivido mis amigos? —Sus amigos iban en la otra parte del avión. La que se estrello en el bosque – intervino Stephen —Ya veo. Aun no ha vuelto el equipo que enviamos pero, no te preocupes, seguro que regresan enseguida con tus amigos —Trato de animar el alcalde al ver la cara de preocupación de Logan —Varios aseguran haber visto un par de paracaídas caer junto al trozo de avioneta por lo que todo apunta a que sobrevivieron al accidente. —Ya veo —Una sonrisa se dibujo en el rostro de Logan cuando escucho lo de los paracaídas. Si lograron saltar en paracaídas y abrirlos, significa que seguramente habrían llegado a la isla sin problemas. Solo quedaba confiar en que no les hubiera pasado nada con los lobos aunque el hecho de que tardaran tanto en llegar estando, supuestamente, más cerca era preocupante. —Bueno joven. Mientras esperamos, te enseñare un poco la aldea. Ricky e hijos, gracias por todo, podéis iros a casa. Yo me encargo de enseñarle todo. —Bueno Logan, un placer y nos vemos luego. Tanto Ricky como sus hijos le dieron la mano a Logan antes de irse y dejarlo con el alcalde junto a quién comenzó a pasear dando una vuelta por la aldea. La aldea no era precisamente pequeña. Estaba construida a partir de materiales naturales. Principalmente, troncos de árbol y madera aunque también había cosas hechas con metal para reforzar las construcciones. Se veía que se había usado restos de aviones o barcos para construir. Se podía apreciar un magnifico trabajo. Había muchas viviendas, una escuela, un restaurante e, incluso, armería y zona de entrenamiento. —Como puedes ver, no vivimos del todo mal. La situación es terrible pero hemos sido capaces de sobrevivir con nuestro trabajo y esta aldea nos proporciona un hogar. No sabemos si permaneceremos toda la vida pero, al menos, nos permite sobrevivir al día a día. —Ricky me ha dicho que estáis investigando el origen de las tormentas. —Así es. Llevamos unos días haciéndolo y hemos encontrado lo que parece los restos de un templo. Parece que han encontrado unas ruinas junto a las montañas. Es posible que allí haya algo que explique lo que pasa con las tormentas. Tenemos buena gente encargándose de eso. —Hablando de eso, me ha dicho Ricky que cada uno colabora de alguna manera y he pensado que me gustaría colaborar en la investigación de esas ruinas. —Pues no suena mal. La verdad es que necesitamos gente y muy pocos se atreven a adentrarse tan adentro. Los lobos abundan por esa zona y las ruinas están algo inaccesibles. Sin embargo, es demasiado peligroso y no puedo dejar que vaya cualquiera. ¿Sabes pelear? —Bueno, he hecho artes marciales pero no se si servirá mucho contra lobos. Vencí a un lobo antes pero fue un poco suerte y porque me guíe por lo que veía hacer a Ricky. En ese momento, se pudo escuchar que abrían la entrada de la muralla y tanto el alcalde como Logan se giraron para ver como Steven y Henry llegaban sanos y salvos acompañados de algunos hombres armados aunque con las ropas destrozadas y mostrando algunas heridas. —¡¡Logan!! —¡¡Henry!! ¡¡Steven!! –Los tres se enzarzaron en un fuerte abrazo —Como me alegro de que estéis bien. Temía por vosotros. —Casi no lo contamos, fuimos acorralados por unos lobos. Suerte que tuvimos la ayuda de estos hombres. Nos dijeron que vieron la cabina explotar en el aire alcanzada por un rayo. Creíamos que estabais muertos pero… un momento… ¿Dónde esta Alex? –Pregunto Henry a Logan haciendo que este, con los ojos llorosos, negase con la cabeza haciendo que la tristeza reflejada en el rostro de Logan se contagiara. —Bienvenidos muchachos –Intervino el alcalde después de alcanzarles tras quedarse atrás cuando Logan salió corriendo – Yo soy el alcalde, me encargo de guiar a todos los refugiados. —Gracias alcalde, un placer –Henry y Steven le dieron la mano sin cambiar esa mirada de tristeza que se les quedo al saber que Alex no había logrado sobrevivir. —Siento lo de vuestro amigo. No es la primera victima que se lleva estas misteriosas tormentas –Afirmaba el alcalde —¿Misteriosas? –Preguntó Henry sorprendido —Creen que las tormentas no son normales. Solo aparecen cuando alguien se acerca a la isla o cuando alguien trata de salir de ella. Han encontrado unas ruinas que podrían dar una respuesta a si hay algo que las controla. Creen que es una especie de mecanismo de defensa sobrenatural de la isla –Les explicó Logan — Yo le estaba pidiendo al alcalde que me dejase participar en la investigación. —¿Ah si? Nosotros también, ¿no? —Le preguntaba Steven a Henry haciendo que asintiera —Un momento muchachos. No todos quieren participar por una buena razón. Esas ruinas se encuentran en la zona más peligrosa de la isla. Los miembros del equipo que se encargan de investigar son personas que saben moverse y sobrevivir a una situación así. Están entrenados. ¿Estáis seguros de querer participar? Hay muchas más tareas para realizar. No es necesario que hagáis la más arriesgada de todas. —Bueno, nosotros éramos paramédicos. Camillero, médico y conductor de UVI móvil pero tenemos conocimientos. Podríamos ayudar a curar enfermos o heridos. —Yo quiero participar en las incursiones. Me someteré a los entrenamientos que haga falta –Intervino Logan tajantemente – Encargaros vosotros de los cuidados médicos. ¿Os parece bien? —Esta bien. Supongo que esta aventura llama tu atención –Le decía Steven a Logan con una sonrisa —En ese caso Logan, ya que veo que estas decidido déjame que te presente a alguien que te ayudara a convertirte en un guerrero –Comentaba el alcalde mirando hacia un joven de cuerpo tonificado y vestido de militar que se acercaba, casualmente, hacia ellos – Edgar, ven un momento. —¡Alcalde! ¿Desea algo? —Si, mira, te presento a Logan, Stephen y Henry, son los supervivientes de la avioneta que acaba de derribar las tormentas. Logan quiere participar en la investigación de las ruinas pero necesita entrenamiento a causa de los peligros que supone la aventura. ¿Podrías encargarte de entrenarlo? —Por supuesto, será un placer. Haré de él un guerrero y tratare de evitar que no acabe descuartizado por los lobos –Bromeaba el militar con una sonrisa mientras le daba la mano a su nuevo discípulo – Prepárate chaval, no pienso ser blando. —Tranquilo, no lo necesito —Le respondió Logan sonriente —Genial, puede que logre algo contigo. Alcalde, me lo llevo ya. Despídete de tus amigos si quieres, a lo mejor no sobrevives a mi entrenamiento inicial —Afirmaba el joven entrenador. —Nos vemos luego —Logan se despidió de sus amigos y del alcalde para irse con Edgar *** Logan siguió a Edgar hasta la zona de entrenamiento donde había gente entrenando con diferentes tipos de armas. —Dime, ¿Tienes algún conocimiento de artes marciales? Se te ve en forma —Le decía Edgar —Si, llevo toda la vida entrenando diferentes artes marciales. —En ese caso, veamos lo que sabes. Edgar, el entrenador militar, y Logan se adentraron en la zona de entrenamiento, cogieron sitio y comenzaron a pelear sin armas intercambiando diferentes movimientos de puño y patada y aumentando la intensidad de la pelea a medida que pasaban los segundos. —No lo haces nada mal, jovencito –Juzgaba Edgar tras esquivar por los pelos una patada alta con la que Logan casi le golpea la cabeza —Te dije que llevo mucho tiempo entrenando – recordó Logan manteniendo su característica sonrisa antes de pegar una voltereta hacia atrás para tomar distancia —Y se nota pero saber pelear no servirá contra lobos hambrientos. Las artes marciales son ideales para enfrentamientos cuerpo a cuerpo pero en el campo de batalla y en un enfrentamiento contra bestias, no será suficiente. Necesitas aprender a usar armas. Si has hecho varias artes marciales, seguramente hayas visto algo de armas pero no creo que hayas tenido un entrenamiento idóneo para un sitio así. Edgar agarró tres palos de bambú que había en uno de los pilares llenos de armas que había en esa zona y le paso un par a Logan. —Te lo voy a poner fácil. Yo peleare con una y tú con dos. Los palos de bambú se usan mucho en diversos artes marciales. Dime, ¿Has trabajado con ellos? —Así es, algo he trabajado. —Pues veamos. Quien sabe, igual me sorprendes. Edgar dejó a Logan realizar el primer movimiento e instantáneamente comenzó un intercambio de golpes con los palos que eran inmediatamente bloqueados aunque, pronto, Edgar logró golpearle en el estómago haciendo que el novato se encorvara gritando de dolor mientras que aprovechaba para realizar un nuevo movimiento y golpearle por el pie y así llevarle por delante haciendo que cayera al suelo de bruces. —Lo que me imaginaba. Sabes manejarlos pero no has recibido un entrenamiento de cara a un enfrentamiento real. Los entrenamientos de armas que se realizan en los gimnasios están enfocados a exhibiciones. No están orientadas a combates reales. —¿Y cuanto crees que tardare en aprender? –Preguntaba Logan mientras se reincorporaba y trataba de tomar algo de aire —No te preocupes. La técnica la tienes y, gracias a eso, todo será más rápido. Si trabajamos duro, es posible que en una semana estés preparado. Será decisión mía darte luz verde para ir con nosotros a explorar las ruinas. —¡¿Nosotros?! ¿Tú también formas parte del equipo de expedición? —Así es, de hecho soy el líder del grupo. Hasta el próximo martes no volveremos a las ruinas así que, hasta entonces, tenemos tiempo para entrenar. —Esta bien. Me esforzare para poder ir con vosotros. —Genial. Eso me gusta. Ahora quiero preguntarte una cosa. ¿Has hecho alguna vez tiro con arco? —Algo aunque hace años que no lo hago. —Ósea que tienes algunas nociones —Si eso si, ¿Por qué? —Saber manejar espadas es importante en un ambiente hóstil pero también lo es el manejo de armas a larga distancia. Las balas de pistola se han terminado por lo que ahora creamos arcos, flechas y lanzas. Muchas veces, las armas a larga distancia evitan que tengamos que enfrentarnos cuerpo a cuerpo con los lobos. Aparte de entrenarte a manejar los palos cuyo objetivo final es que seas capaz de usar las espadas, te enseñare a usar bien el arco pero lo vamos a dejar por hoy. Acabas de llegar a la isla y necesitaras descansar. Descansa y mañana por la mañana nos vemos. Pienso convertirte en un guerrero. *** Tras el pequeño entrenamiento inicial, Logan regresó con sus amigos, a quienes encontró en una pequeña clínica donde les habían ofrecido una de las “consultas” para que atendieran a sus enfermos. La clínica tenía lo básico y, a pesar de las condiciones en las que se encontraban, no estaba mal del todo. Reunidos los tres y comentando Logan como le había ido su entrenamiento, se fueron a su nuevo hogar. El alcalde les había enseñado a Stephen y Henry donde iban a vivir a partir de ahora. Su nuevo hogar era una casa con cinco habitaciones y, a ellos, les habían entregado la última que quedaba libre de esa casa. La habitación tenía tres camas individuales con mesillas, un armario, una mesa pequeña con tres sillas y un baño con las comodidades que permite la isla. Los tres estaban tan cansados que, aunque era de día, decidieron echarse la siesta y no tardaron en quedarse dormidos. Cuando Logan se quedo dormido, no tardó en desaparecer del interior de la cama dejándola vacía y sin rastro del muchacho. *** Su cuerpo reapareció en medio del desierto, en la misma posición que tenía cuando desapareció de la cama y únicamente con sus bóxer negros, que era lo que llevaba cuando se metió. El calor del desierto hizo que Logan no tardara en despertarse notando la áspera arena. Sorprendido, Logan se reincorporó sacudiéndose la arena para luego contemplar el lugar en el que se encontraba. <<¡¿Qué?! ¿Dónde me encuentro? ¿Qué hago aquí?>>.
Una vez en una noche de noviembre fría del año 1930 el cazador canadiense cansado Joe Labelle, buscando un refugio del frío, por casualidad se encontró en uno de los lugares más misteriosos de la historia de la humanidad. La alguna vez próspera aldea de esquimales en la orilla del lago Angikuni, junto al cual Labelle pasó más de una vez en sus numerosos viajes, desapareció sin dejar huella. Todos los habitantes literalmente abandonaron repentinamente la aldea, dejando sus asuntos incompletos, en algún lugar en un hogar se estaba preparando comida, y en otras casas el cazador descubrió ropa que quedó sin terminar con las agujas atadas.
Harold Holt
El primer ministro de Australia Harold Holt desapareció sin dejar huella un 17 de diciembre del año 1967. A pesar de que Holt se considera uno de los mejores ministros de Australia, él se hizo conocido debido a su desaparición misteriosa. Harold Holt desapareció mientras nadaba en la playa Cheviot en el estado de Victoria, un 17 de diciembre del año 1967, pero su cuerpo no fue encontrado. Muchos creen que él probablemente fue asesinado debido a su apoyo a la participación de Estados Unidos en la guerra de Vietnam, sin embargo esta versión no está confirmada.
Martha Wright
En el año 1975 el americano Jackson Wright iba en automóvil con su esposa de Nueva Jersey a Nueva York. Después de pasar por el túnel Lincoln, Wright detuvo el auto para limpiar el vidrio empañado. Su esposa Martha salió del automóvil para limpiar la ventana trasera. Cuando Wright se dio la vuelta, él no vio a su esposa. Según la versión del hombre, él no escuchó ni vio nada fuera de lo común, y en la investigación posterior no hubo evidencia de ninguna muerte violenta. Martha Wright simplemente desapareció.
James Tetfort
El exsoldado James Tetford desapareció un primero de diciembre del año 1949 en un autobús lleno de gente. Tetford junto con otros catorce pasajeros iban a casa en Washington, estado de Vermont. La última vez que lo vieron estaba dormitando en su lugar. Cuando el autobús llego al punto de destino, Tetford se había evaporado, aunque todas sus cosas permanecieron en el portaequipaje, y en el lugar vacío había una lista con el horario de los autobuses. Hasta la fecha a Terford nadie lo ha vuelto a ver.
Amelia Earnhart
La famosa piloto americana fue la primer mujer en el mundo que voló sola por el océano Atlántico, sin embargo su aeroplano desapareció durante un vuelo de circunnavegación cerca de la isla Howland en el Océano Pacífico en el año 1937. Su desaparición hasta la fecha esconde muchos misterios que ninguno de los historiadores ha podido descifrar.*
Teniente Felix Monkla
La tarde del 23 de noviembre del año 1953 sucedió el acontecimiento más misterioso en la observación de un OVNI, radares de la fuerza aérea de la zona del lago Michigan, estado de Wisconsin en los Estados Unidos detectaron un objeto volador no identificado. El avión de caza F 89C “Escorpión” fue levantado hacia él de la base de Kingross. El avión era manejado por el teniente Felix Monkla, y el teniente Robert Wilson en ese momento era un operador de avión de combate localizado por radio. Más tarde afirmaron los operadores terrestres, que el avión se acercó al objeto desconocido, y después ambos se fusionaron en uno solo y desaparecieron de las pantallas de los radares. Fue organizada una operación de búsqueda-rescate, pero los restos de la nave no fueron encontrados*
El barco fantasma Joyita
El barco fantasma Joyita, a bordo del cual se encontraban veinticinco pasajeros y miembros de la tripulación, de una manera misteriosa desapareció en la región sur del Océano Pacífico en el año 1955. Pronto se encontró el barco a la deriva en muy malas condiciones, con las tuberías oxidadas igual que los radios de control, que por el daño al cableado sólo podría haber enviado señales de ayuda en un radio de tres kilómetros. Hasta el momento no se sabe nada acerca del paradero de los pasajeros de este navío.
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*No tengo el link ahora, pero se sabe mas o menos con certeza lo que le ocurrio a Amelia Earhart, incluso se encontro lo que posiblemente era su esqueleto, que despues fue extraviado, o robado.
Saludos, aquí subo ya el capitulo 1 de mi historia, estaría muy agradecido si lo leyeran.
LA LEYENDA DE LOS TRES REINOS
Y he aquí tres reinos : el reino de los Yesewi más conocido como el reino de los hombres protegido por la Diosa de la Luz ; el Reino de los Fiara, más conocido como el reino de los bestia protegido por la diosa de la luna y el reino de los Teufel más conocido como el reino de los demonia, raza protegida por la Diosa de la Noche, pronto estos tres reinos enfrentaran fuerzas tenebrosas que cubrirán las tierras con sombra y muerte, sólo habitantes de tierras ajenas a este mal podrán hacerle frente, estos serán convocados por las mismísimas diosas y lucharán para cambiar el terrible destino que enfrente este mundo.
CAPITULO 1
Viaje a otro mundo
Era ya mediados de verano y en la casa compartida Elliot pasaba la tarde frente al televisor, de vez en cuando echaba un vistazo a sus amigos que estaban realizando un trabajo de investigación de física de la universidad, su única preocupación en cambio era el dilema entre levantarse del sillón para alcanzar el control remoto y cambiar al canal de noticias o seguir aguantando el programa actual. Riku mientras tanto rebuscaba entre la pila de libros de que tenía Jin en su cuarto, este siempre se quedaba su libro de física y luego era imposible hallarlo; en su lugar encontró algo más interesante, un viejo tomo que decidió llevar al salón junto a los otros dos.
-Oye Jin, encontré esto en tu cuarto
-Ah, ese viejo libro.
-¿Qué es esto? Parece que está en un idioma extraño.
-Lo trajo un sujeto hace unos días, al parecer era un amigo de mi padre.
El padre de Jin era un investigador reconocido y un excelente profesor de universidad, tenía colegas por todo el mundo, no obstante había fallecido hace menos de un año, por esta razón era normal que llegaran amigos lejanos para dar el pésame o para devolver objetos, los cuales muchas veces eran reliquias.
-Por cierto Elliot, recuerdo que cuando nos fuimos todavía estabas recostado en ese sillón
Ante la pequeña observación de Jin, Elliot respondió:
-Hoy no trabajo.
-¿Es en serio?
-Sí, el último trabajo que hice me pagaron bastante bien, así que no pienso moverme de aquí por los próximos tres días.- Elliot respondía mientras se acomodaba en el sillon
-¿Y de casualidad se podría saber en qué consistía?
-Me pidieron que protegiera a alguien.
-Solo espero que no haya sido otro trabajo sospechoso
-Nada que los pusiera en riesgo a ustedes dos, te lo puedo garantizar.
Elliot Howard era un gran amigo de Jin y de Riku, no obstante ninguno de los dos sabia con exactitud mucho acerca de su pasado, solo sabían que nunca le faltaba dinero, que era un sujeto sin muchas amistades a excepción de los dos mencionados y que no podían describir con exactitud su ocupación, habían meses en los que no trabajaba, otros en los que desaparecía por completo, a veces le llamaban para encontrar un objeto perdido, localizar a alguien, proteger a alguna persona aparentemente importante incluso participaba en torneos de lucha clandestinos, bueno, eso era lo que él les decía que hacia cada vez que le preguntaban, no obstante ellos tenían sus dudas, pero habían cosas de las que Jin y Riku estaban seguros, la primera era que no era un mal tipo y la segunda era que Elliot era un excelente artista marcial a pesar de que no era muy alto ni muy musculoso.
-Sabes que solo pregunto, la última vez nos estuvieron vigilando unos tipos que lucían muy amigables- Comento Jin sarcásticamente
-Ya les dije que era un mal entendido, igual a esos tipos los desaparecieron, así que no se preocupen- Respondió Elliot mientras encontró la manera de como acomodarse.
Mientras los dos seguían conversando, Riku había estado ojeando el libro, mientras pasaba hoja por hoja, encontró algo que le llamo la atención, era una hoja que poseía un dibujo, era una especie circulo, al principio creía que era un mándala, pero vio que estaba lleno de letras que como todo el libro, estaba en un idioma inentendible, no obstante sentía algo extraño a medida que iba detallando el dibujo empezaba a escuchar una voz, era la voz de una mujer.
Al principio no podía entender lo que la voz le decía ya que parecía estar en una lengua diferente, pero cuando toco la hoja que tenía el dibujo inmediatamente entendió las palabras “….oh habitante de otras tierras….”, las cuales salían del libro en voz alta, tanto así que Elliot y Jin voltearon inmediatamente a donde estaba Riku.
-¿Que carajos es eso?- Jin pregunto
-Es lo que dice el libro- Respondió Riku
-¿Ah?
Luego algo ocurrió, inmediatamente las luces de la sala se apagaron provocando así que se oscureciera esta y el libro empezó a emitir una luz, los tres se quedaron perplejos ante esto, la luz se volvió cada vez más y más fuerte hasta el punto en que tuvieron que cerrar los ojos, después sintieron que algo los estaba arrastrando, una especie de fuerza invisible que se sentía como si una enorme ola los estuviera llevando al fondo del océano, solo que no estaban rodeados por agua sino por una luz dorada y cuando se dieron cuenta, estaban en un lugar completamente diferente.
-…
-¿Qué acaba de pasar? –Jin pregunto perplejo
-Oigan, ¿están bien?- Fue lo primero que dijo Riku
-Estamos bien, pero parece que ya no estamos en casa
Elliot comento mientras examinaba sus alrededores, se encontraban en un lugar oscuro, era una especie de salón de piedra el en el cual habían muchas estatuas y pilares, además no poseía ningún tipo de iluminación salvo una antorchas de fuego las cuales eran la única razón por la cual podían siquiera ver.
-Creo que estamos en una especie de templo- Riku comento mientras observaba lo que parecían unas estatuas que se ubicaban en las esquinas del salón.
-Increíble- Mientras los otros dos miraban los alrededores, la atención de Jin se centró en el suelo, se dio cuenta que los tres estaban de pie sobre lo que parecía ser una especie de círculo mágico bastante grande, el cual ocupaba gran parte del suelo del salón, lo más impresionante para Jin era que no era la primera vez que veía algo así, no obstante no comento nada al respecto.
Inmediatamente Elliot observo a Jin, una mirada bastante seria como de alguien que busca una explicación y es que había algo que Riku ignoraba de sus dos amigos, y era que ambos tenían una idea de que fue lo que los trajo a este lugar, era una fenómeno que viola las leyes naturales de nuestro mundo, un fenómeno que las masas jamás tomarían ya que este fue desplazado por la tecnología hace muchísimos años, pero que existe un submundo que lo practica como doctrina, era Magia.
Jin Belnádez es un joven proveniente de una familia de magos conocida como la familia Belnádez, esta familia ha sido reconocida como una de las familias más influyentes en el submundo de la magia, actualmente posee muchísimos miembros y es bastante reconocida con respecto a los hechizos que han desarrollado, a pesar de esto Jin no posee mucho contacto con la Familia principal ya casi toda la magia que sabe la aprendió por medio de su padre el cual falleció.
No obstante este suceso fue una completa sorpresa para Jin, nunca antes se ha sabido que alguien ajeno a la magia como Riku pudiera transportarse de un lugar a otro con un libro, ya se requiere muchísimo conocimiento y energía para lograr algo así, es por eso que con una expresión le hizo saber a Elliot que él estaba igual de perdido.
Hay que aclarar que Jin se ha concentrado en llevar una vida tranquila, dedicarse a sus estudios y a su vida social, no obstante como todo mago de hoy en día, practica la magia en secreto, esto es debido a que obedece firmemente las leyes del submundo de la magia y hace todo lo posible para que ninguna persona normal se dé cuenta que él es un mago, ya que debe mantenerlo en secreto.
Mientras Riku se seguía asombrado, Jin enseguida se asumió que se encontraban en un salón de invocación, podía sentir la magia residual que se encontraba en el aire aparte de que reconoció que el tipo de círculo mágico que se encontraba debajo de ellos era utilizado normalmente para rituales en los que se querían traer criaturas ajenas a nuestro mundo.
-¿Sera acaso que nosotros hemos sido invocados a otro mundo?- Se preguntaba Jin a si mismo mientras una gota de sudor corría por su mejilla.
-Oigan, parece que alguien se acerca- Aviso Elliot mientras miraba como se habrían las únicas puertas que poseía el salón donde se encontraban.
Las personas que entraron eran un grupo compuesto por dos mujeres y lo que parecían ser bastantes caballeros con armaduras medievales, estos eran alrededor de veinte y cada uno portaba una un una lanza y un escudo, además sus armaduras lucían brillantes y poseían cada uno una capa, a primera vista se podía decir que lucían intimidantes
Los tres amigos quedaron perplejos por unos segundos mientras eran rodeados por los caballeros, mientras que ambas mujeres se les acercaron , una de las mujeres era una joven con un hermoso vestido blanco, esta poseía la apariencia de una joven chica, no obstante había cierta atmosfera de madurez que la rodeaba, poseía unos ojos grandes azules y sus cabellos eran largos y dorados, su piel era blanca, casi sin ninguna imperfección y pareciera que esta fuera hecha de porcelana a simple vista no parecía lucir más de veinte años, la otra mujer en cambio lucía un poco más madura, aparte de que también lucia joven y hermosa, llevaba puesto una especie de vestido que dejaba apreciar la silueta de su figura aparte llevaba consigo una capa roja bastante elegante y traía en su mano derecha algo que parecía ser una especie de báculo.
Mientras Riku se fijaba en el cuerpo hermoso de esta dama, con algo de disimulo, la atención de Jin se fijaba más en el báculo, podía sentir que era un artefacto mágico ya que de este emanaba energía mágica residual, enseguida supuso que esa mujer fue la que realizo el ritual de invocación, no obstante arte de eso, algo más que le llamo la atención a nuestros amigos era el color de los cabellos de esta mujer, eran verdes, no obstantes por alguna razón encajaban con su apariencia, además poseía ojos verdes como la esmeralda y su piel era incluso más llamativa que la de la primera chica.
De repente una de las mujeres , la de los cabellos dorados, se acercó a ellos con bastante alegría mientras que la otra por unos segundos que miro a Jin como si hubiera sentido que el ocultaba algo.
-¡Lo lograste Rina! ¡Pudiste invocar al elegido!
-Por supuesto su majestad, no obstante parece que otras personas se mezclaron en la invocación…
-¡Oh! Cierto…parece que hay dos más… ¿Acaso esos dos también son elegidos?
-Me temo que no es así, solo el que posee el aura divina es quien recibió la Bendición de la Diosa de la Luz, los otros dos son personas comunes- La mujer de la capa roja comento esto mientras señalaba con su mirada a Elliot y a Jin.
Nuestros tres amigos estaban bastante perplejos por lo que estaban escuchando, ninguno de los tres tenía la más remota idea de lo que estaba aconteciendo, Jin se debatía entre usar o no algún hechizo para escapar ya que se sentía bastante amenazado al estar rodeados por guardias armados, no obstante eso podría ser contraproducente ya que no estaba muy seguro de la situación , además hasta ahora había ocultado su magia de sus amigos, por otro lado Elliot estaba un poco más calmado, no era la primera vez que estaba rodeado de más veinte personas armadas y sinceramente no sentía que ninguno de esos sujetos fuera una amenaza, ni siquiera la mujer de rojo que estaba al frente de ellos a pesar de que evidentemente era una especie de hechizera , no obstante en caso de que fueran atacados, acabar con todos mientras protegía a sus amigos podría resultar algo complicado, además a juzgar por la situación, diría que se encuentra dentro de un castillo posiblemente lleno de soldados, así que aun si destruyera a todos los que se encontraran en el salón, lo más probable seria que llegaran refuerzos.
La mujer de cabellos dorados al percibir que había algo de tensión en el ambiente prosiguió a hablar:
-¡Ah!, ¿Dónde están mis modales? Primero que todo déjenme presentarme, mi nombre es Tiana Aegir y soy la princesa del reino de Gretonia, estoy segura de que tienen muchas preguntas pero no se preocupen pronto les responderemos todas, mientras tanto ustedes pueden sentirse tranquilos ya que nuestro reino no posee ninguna intención de haceros daño alguno, todo lo contrario, necesitamos de su ayuda- La princesa Tiana dijo esto mientras miraba a Riku fijamente.
Luego Tiana les pidió a los tres amigos que la siguieran mientras eran escoltados por los guardias, al parecer iban a una audiencia con la reina, ya que es ella quien va a responder todas sus preguntas.
Hola a todos, os traigo algo que podemos encuadrar en las Crónicas de Bocanegra, aunque esta vez es un relato situado muy atrás cronológicamente.
Los cuatro hombres cabalgaban apesadumbrados; cada cual en un estado más deplorable. Bocanegra encabezaba la marcha con el labio partido y un corte en el hombro. Queronte trotaba casi a su altura; tenía una larga herida en el costado aunque era poco profunda. Tras ellos Sanguijuela sujetaba las riendas del mago; su herida en la pierna le dolía al cabalgar pero prefería eso a intentar hacer el trayecto andando. Temblor era el que peor heridas tenía: estas eran profundas y empezaban a desprender un olor a podredumbre. Ninguno esperaba que sobreviviera, pero no lo abandonaron por el poco honor que les quedaba. La cabeza estaba en un bolsa de cuero que Queronte llevaba sujeta en el lomo. El centauro no quería separarse de ella hasta que hubieran llegado a su objetivo. Para Bocanegra eso era un problema. Tendría que esperar a tener la oportunidad de robarla. Eran ya tres los días que viajaban, y no podían parar; todavía eran perseguidos por las tropas templarias de los Hijos de la Luz y esos fanáticos no pararían hasta recuperar la cabeza de quién había mancillado a la hija del dios. Mientras miraba por encima del hombro, Bocanegra pensó en Gran Oso; siempre decía que no debían meterse en asuntos demasiado grandes. ¿No era acaso secuestrar a una sangredivina un asunto enorme? —¿Y si abandonamos al mago? Está claro que va a morir, y a mí se me está cansando la mano —dijo Sanguijuela a nadie en concreto. —Hazlo y el siguiente que va a ser abandonado serás tú. Después de que te ensarte con lo que queda de mi lanza —masculló el centauro. —Tranquilo, caballito que era solo una idea… Queronte paró en seco y se dio la vuelta; sujetaba con fuerza la mitad que aún conservaba de su arma. Sus ojos estaban rojos e hinchados por haber pasado tanto tiempo llorando desde la muerte de su líder pero ahora su mirada era de una ira asesina. —Venga, tranquilizaos de una vez —dijo Bocanegra, quien se vio obligado a parar y dar la vuelta para encarar a los demás—. Estamos muy tensos todos y necesitamos descansar… —¿Pero a ti quién te ha puesto al mando del grupo? —preguntó Sanguijuela antes de dar un escupitajo al suelo—. Que ahora cabalgues sobre Piedrandante no te convierte en el nuevo Oso; era el único caballo que había disponible porque aquí el compañero Queronte no quiere hacer su trabajo como montura. El centauro se lanzó contra él aunque se detuvo en cuanto Bocanegra le sujetó el brazo; eso no evitó que el caballo de Sanguijuela se encabritara. Temblor, que todos creían que estaba inconsciente sujetó sus propias riendas y susurró unas palabras a su montura hasta que se tranquilizó; luego se giró y con la mirada algo perdida habló al grupo: —¿Qué clase de compañeros sois que os matáis antes de darle la oportunidad a un moribundo de opinar sobre su destino? —¿Lo veis? —comentó Sanguijuela tras lograr que su caballo se quedara quieto—, él sabe que lo mejor que podemos hacer es acabar con su sufrimiento ahora… —¡¿Qué?! —gritó consternado el mago poniéndose derecho, lo que le provocó un fuerte dolor que acompañó de un largo gemido—. ¡Hijo de una perra sarnosa! Lo que quiero es que me llevéis a un curandero. No me importa en absoluto saber que voy a morir; pero no pienso hacerlo en mitad de ningún sitio. Intenta impedirlo y con mis últimas fuerzas te voy a enterrar vivo. —Os veo muy susceptibles últimamente… —respondió el aludido rascándose la cabeza—. Al menos podemos cambiar Queronte, tú sujetas las riendas y yo llevo los restos de nuestro líder. La respuesta que recibió fue un silencio sepulcral acompañado de la misma mirada gélida de antes. Entendió el mensaje. —Trae, ya guío yo a la montura de Temblor —dijo Bocanegra poniéndose a la altura del mago y agarrando las riendas del caballo. Tras girarse habló al centauro—: ¿Cuánto falta para llegar a la casa del sanador? Realmente necesitamos descansar… —Si seguimos a este ritmo puede que lleguemos tras el anochecer… —respondió Queronte al fin dejando de mirar a Sanguijuela. —Pues en marcha… Y así siguieron el camino sin volver a abrir la boca. Cuando llegaron a la encrucijada que se dividía entre los caminos hacia Faesana y Leria, Bocanegra supo que era la mejor oportunidad que tendría de robar la cabeza y marcharse al encuentro del rey. Si seguía junto al grupo en dirección a la costa probablemente la cabeza —que ya empezaba a estar bajo los efectos de la descomposición— sería irreconocible cuando pudiera viajar en dirección a Faesana; lo peor era que para entonces además ya habría templarios en los alrededores de la ciudad. Debía robarla en cuanto llegaran al hogar del sanador y cabalgar lo más rápido que podía de vuelta. Al final llegaron a la casa situada a la linde de un bosque; considerando que estaba en un camino lejos de cualquier otra clase de construcción humana, era grande; de una sola planta. Fuera había un pequeño establo para unos tres o cuatro animales y tras la casa un pozo y un pequeño huerto. Bocanegra y Sanguijuela se quedaron impresionados ante este lugar; llevaban tanto tiempo viviendo como trotamundos que no creía ya que alguien pudiera asentarse y sobrevivir lejos de una población. Una de las criadas estaba recogiendo agua y al escuchar la llegada de viajeros fue a mirar de quién se trataba. La muchacha llevaba prácticamente toda su vida sirviendo en la casa y aún temía la llegada de soldados o mercenarios; si no hubiera reconocido al centauro, habría dejado caer el cubo espantada. Los saludó y fue inmediatamente a buscar a su señor. —¡Queronte, dichoso el camino que te trae a mi humilde morada! —dijo el sanador al salir de casa. Bocanegra vio que no parecía ser mucho mayor que Gran Oso o el propio Queronte, sin embargo su pelo y barba ya estaban completamente encanecidos. Por lo demás su aspecto era de lo más corriente a excepción del par de dedos que le faltaban en la mano derecha—. ¿Dónde está Gran Oso?, ¿te has decidido a montar tu propia banda? —Luego te explicaré, ahora tenemos una urgencia… —respondió Queronte señalando al mago. —¿Es ese Temblor? ¡Maldita sea! ¡Nirae!, ¡Nirae ven inmediatamente! —gritó el hombre hasta que la chica salió de la casa—. Vamos, vosotros dos; llevad al herido dentro, la chica os dirá qué debéis hacer. ¡Luego me encargaré de vuestras heridas pero hay que darse prisa! Tras revisar las heridas del mago hizo lo mejor que pudo aunque su conclusión era la que todos sabían. —Le he dado una pócima para dormir pero dudo de que aguante otro día más... ¿En qué clase de batalla os habéis metido para acabar así? —Nos hemos enfrentado a los Hijos de la Luz... —respondió Queronte moviéndose de un lado a otro; odiaba estar en espacios cerrados. —Espero que la paga haya valido la pena… Supongo que por eso no están ni Gran Oso, ni Arco Negro, ni Bardo… ¿Los encarcelaron los templarios? —Están muertos… —dijo el centauro entre sollozos. —¿Qué? ¿Cómo ha ocurrido eso? —preguntó el sanador mientras empezaba a limpiar la herida de Sanguijuela antes de coserla—, Gran Oso nunca se ha metido en un combate que sabía que no podía ganar… —Gran Oso fue… él fue… —Queronte fue incapaz de proseguir debido al llanto. —Fue ajusticiado por la Orden —concluyó Bocanegra. —Ya veo… ¿y qué hay de los otros? —Murieron… cuando nos enfrentamos a los guerreros templarios al recuperar la cabeza de Gran Oso —explicó el chico. —La cabez… ¿De qué cabeza habla Queronte? El centauro dio la vuelta para que la bolsa quedara del otro lado, pero eso dejó expuesto su herida que el sanador azotó fuertemente arrancando del otro un gemido lastimero. Al final le entregó la bolsa que el otro abrió, aunque enseguida se arrepintió de hacerlo cuando se liberó el olor acumulado dentro. Tras cerrarla, el sanador la lanzó al suelo. —¡No hagas eso! —gritó Queronte aunque en su voz había más temor que enfado. —¿Que no lo haga dices? ¿Por qué he de respetar esa maldita cabeza? —No maldigas la cabeza de Gran Oso… —¡Maldeciré cada parte de su cuerpo por haber provocado todo esto! —Podrías… no sé… ¡¿acabar de cerrar mi pierna antes de seguir lanzando maldiciones?! —gritó Sanguijuela. —Y ahora gracias a esa cabeza que no quieres que maldiga la banda que te queda son dos chicos que apenas tienen la edad suficiente para ser soldados. —Tú no tienes dedos suficientes para ser sanador y no me ves quejándome —replicó Sanguijuela y el sanador metió sus tres dedos en la herida que no había terminado de coser. El herido dio un largo alarido que estremeció a sus compañeros—. ¿Por qué nadie tiene sentido del humor? —No entiendo por qué te llaman Sanguijuela en lugar de Boquera —comentó el sanador tras coserle, dando un azote a la herida. —Es porque me encanta la sangre… —respondió él en el momento en el que entraba Nirae; la miró fijamente mientras se relamía los labios. —Pues si no quieres que te empiecen a llamar Amputado mejor que estés quieto… Tras recibir todos una curación para sus heridas cenaron con el hombre y su criada. La cabeza seguía en el mismo sitio donde había sido arrojada y Bocanegra no podía evitar que su mirada se desviara a ella. Pensó que lo más seguro era esperar a que todos durmieran para huir de allí. —Bueno, ya va siendo hora de que durmamos. Queronte tendrás que quedarte con los chicos en la habitación de los invitados —comentó el anfitrión. —Prefiero quedarme en el establo —replicó el centauro y Sanguijuela tuvo que disimular una risa como si fuera una tos aunque no lo hizo demasiado bien. —Sé que odias los espacios cerrados pero si tropas de la Orden pasan por este camino te verán perfectamente si te quedas ahí… —Pues tranquilo, me adentraré en el bosque y encontraré un lugar donde descansar. —dijo Queronte y se dirigió a la cabeza para recogerla. —¡Ni se te ocurra tocar eso! —protestó el sanador—, bastantes problemas os ha causado ya. Además la he maldecido ¿recuerdas? Queronte no replicó aunque emitió un sonido que sonó como un relincho, luego se marchó de la casa. Cuando se aseguró de que no estaba cerca, el sanador se dirigió hacia la bolsa, que agarró y dejó frente a Bocanegra. —¿Qué? —preguntó este contemplando su objetivo tan cerca de sí. —Llevas todo el tiempo que has estado aquí vigilando la bolsa. Al principio creía que mirabas a Queronte, pensé que tenías un gusto peculiar; pero tras lanzar la bolsa al suelo tus miradas se han hecho más constantes. Así que si tanto la deseas tómala. —Yo la necesito para… —No me importa para qué la vayas a usar, pero ten en cuenta que mi maldición la he dicho desde lo más profundo de mi alma. Esta cabeza no hará ningún bien a quien la tenga. Pero si con eso la Orden deja de ser un problema márchate con esta cabeza. —Gracias por todo —comentó el joven mientras recogía la bolsa, luego se dio cuenta de que Sanguijuela le miraba y ambos se quedaron contemplándose en silencio—. No es necesario que vengas conmigo… —¿Y quedarme con Culo de caballo? Venga, vamos, que si te marchas solo es posible que en menos de un día tu cabeza acabe en una bolsa similar. El sanador les había dado algunas provisiones para el viaje; sólo las justas, ninguno de los tres creía realmente que pudieran lograrlo. Tras ello ambos chicos partieron de inmediato. Aunque cabalgaran en dirección a los templarios, tenían una gran ventaja. Era de noche y los caballeros de la Orden usaban la magia de su dios para iluminar los caminos. Durante un par de ocasiones simplemente se escondieron en cuanto vieron a lo lejos las luces de los Hijos de la Luz. La tercera vez fue diferente. El encuentro tuvo lugar al llegar al cruce de caminos; la luna estaba oculta por una nube y la oscuridad era absoluta. Este templario no mostraba ninguna luz; cuando fueron conscientes de su presencia lo tenían encima. —¡Alto ahí! —ordenó el caballero—. En nombre de la Orden de los Hijos de la Luz y el Templo del Sol quedáis detenidos bajo los cargos de complicidad en el secuestro de una hija de Thelios, asesinato y agresión a miembros de la Orden y ayudar a un prisionero a escapar. —Creo que se equivoca, somos sólo dos viajeros que intentan llegar a Faesana lo antes posible… —comentó Bocanegra con el tono más amistoso que fue capaz. —¿De veras? —dijo el caballero y ambos escucharon como levantaba la visera de su yelmo. Sus ojos brillaban ligeramente; ellos no lo entendieron pero supieron que era capaz de verlos perfectamente en esa oscuridad. —Me gustaría discutir alguno de los cargos antes de que nos detengas… —respondió Sanguijuela. —¿Quieres discutir los cargos contra ti, escoria? Da las gracias de que la Orden ofrezca un juicio justo y no pueda mataros ahora mismo. —¿Te das cuenta de que lo que llamas ayudar a un prisionero a escapar se refiere al robo de una cabeza? —siguió diciendo Sanguijuela sin hacer caso del templario. Bocanegra aunque no podía verle miró en dirección a su voz con furia—. Podemos resolver eso ahora mismo; devolvemos la cabeza y un cargo menos… —¡Sanguijuela! —gritó su compañero. Sin embargo el Hijo de la Luz lo caviló antes de hablar: —De acuerdo. Si devolvéis los restos del prisionero, yo mismo hablaré en vuestro favor para retirar ese cargo. Sanguijuela se estiró hacia el caballo de Bocanegra para coger la bolsa, este intentó pararle y forcejearon un poco pero al final el primero se hizo con el bulto. —Muy bien —dijo sin hacer caso a las quejas de su compañero—. ¡Ahí tienes! —Lanzó el paquete de manera que el templario tuvo que moverse para cogerlo al vuelo. Mientras abría la bolsa para ver su interior, Sanguijuela dio una señal a su yegua para embestir. El templario no tuvo tiempo de reaccionar y su montura fue arremetida contra el suelo, dejándolo atrapado a su vez debajo. El animal embestidor saltó con cierta dificultad por encima del derribado y salió al galope. —¡Vamos, Bocanegra!, ¿esperas una señal divina para moverte? El otro estaba confuso pero aun así decidió seguir la voz de su compañero. —¿Por qué le has entregado la cabeza? —No le he entregado ninguna cabeza… Creo que la bolsa que le he lanzado contenía pan, pero así ganamos tiempo. Poco fue el tiempo que ganaron; pronto tenían a su perseguidor pisándoles los talones. Ahora que la luna no estaba oculta podían ver su silueta acercándose; si no hacían algo serían inevitablemente apresados. Bocanegra paró su montura y se bajó de ella. —¡¿Has parado?! ¿Por qué has parado? —exclamó Sanguijuela. —Si no hago algo nos va a atrapar —respondió mientras rebuscaba por el camino hasta que dio con una piedra del tamaño adecuado. Cogió su honda y con el proyectil listo empezó a darle vueltas; era difícil apuntar en esa circunstancia pero disparó igualmente. La roca golpeó en el caballo por los gruñidos que hizo el animal. El caballero intentó tranquilizarlo pero no le fue posible, por ello tuvo que descabalgar para poder seguir la persecución. Al final se vio obligado a volver sobre sus pasos para recuperar su montura, sus enemigos ya cabalgaban todo lo rápido que podían pero los atraparía igual; si no, se reuniría con el resto de tropas en Faesana. Los chicos aún tardaron otro día entero en llegar a su objetivo. De día iban campo a través para evitar encuentros, por la noche aprovechaban que la mayoría de templarios no podían ver en la oscuridad —al contrario que ese que les puso en un aprieto— para evitarlos. A lo lejos vieron las murallas de la ciudad; más cerca un grupo de Hijos de la Luz montaban guardia en el camino; a un lado dos y al otro cuatro, sólo uno de ellos estaba desmontado. Bocanegra preparó la honda. Si alguno hacía el mínimo movimiento dispararía, no podría con todos pero preferiría luchar contra cuatro que contra seis. Ninguno hizo el más mínimo movimiento; cuando pasaron por el grupo se fijó en la mujer que no estaba a caballo, fue la única que los siguió con la mirada. Era la guardiana de Sintha. Bocanegra creyó ver un leve asentimiento en su cabeza pero no pudo estar seguro. Ya dentro de las murallas, Sanguijuela se llevó a los caballos al establo mientras Bocanegra llevaba la cabeza al rey. Este no tardó en recibirle; de hecho lo estaba esperando. —¿Pero a quién tenemos aquí? es el pequeño Bocanegra y… ¡vaya si no ha traído a su líder como le pedí! —comentó gesticulando el señor de Faesana mirando a los súbditos y guardias que había en el salón. —¿Dónde está Sintha? —Bocanegra sujetaba la bolsa con rabia hasta hacer que los nudillos se le quedaran blancos. —¿Me pregunta que dónde tenemos a nuestra huésped?... ¡Este Bocamierda viene a mis tierras, a mi reino, a mi casa, a mi salón, a preguntarme dónde tengo a esa perra que ha perdido toda la utilidad, porque un mercenario de mierda no ha sabido mantener su polla en los pantalones! —Esta vez el monarca se levantó airado acercándose a Bocanegra; mientras lo hacía dio dos palmadas—: ¡Traed a la sangredivina! Desde una sala lateral un par de guardias trajeron a la hija de Thelios; estaba amordazada y tenía las manos atadas a la espalda. Bocanegra quiso acercarse pero el rey se lo impidió de un empujón. —Ya ves que nuestra invitada está perfectamente bajo mis cuidados. Ahora es tu parte… ¿dónde está Gran Oso? —Como respuesta lo que recibió fue la bolsa arrojada a sus pies. Cuando vio lo que estaba ahí guardado miró al joven mordiéndose el labio hasta hacerlo sangrar—. Espero que haya una buena explicación para esto, chico… —Querías que te trajera a Gran Oso y esto es lo que hemos podido recuperar. Tres de mis compañeros han muerto por ello… —respondió Bocanegra sin dejar de mirar a Sintha. —¡Quería que trajeras a ese maldito Gran Oso para castigarlo por desvirgar a la sangredivina e impedir que pueda poseerla como es debido! —gritó irritado el rey y entonces se fijó en el chico que seguía sin mirarle—: ¡Nooooo! No, no, no, no, no… No puedo creerme lo que veo… No fue Gran Oso quien estuvo con la chica… ¡Fuiste tú! —Empezó a reír a carcajadas mientras sus súbditos reían nerviosos para no alterarle más—. ¡Tú, Bocamierda! No puede ser… ¿De verdad te atreviste a besarle con esa boca que tiene? —preguntó a Sitha todavía entre risas—. ¡Tú me has jodido todo el plan que había elaborado! El rey dio un puñetazo a Bocanegra que lo arrojó al suelo. El chico se levantó pero cuando se lanzó contra el monarca un par de guardias se lo impidieron; inmovilizado recibió otro puñetazo en el estómago. —Muy bien. No pasa nada. Te di mi palabra que si me traías a tu jefe yo te entregaría a la chica. Soy un hombre de honor así que… ¡Traed mi hacha! —¡No! —gritó el chico pero los guardias lo tenían inmovilizado; igual que a la chica que también intentó escapar. El rey no hizo caso y en cuanto le trajeron su arma hizo a sus hombres poner de rodillas a Sintha; a continuación puso el filo en su cuello para marcar el golpe: —No te muevas. No queremos fallar y hacerte daño sin querer, ¿cierto? —comentó a la chica que aunque intentaba moverse no soltó ni una lágrima—. Me alegra que te lo tomes con tanta entereza. —Tras ello descargó el golpe que dejó el cuerpo en el suelo sufriendo espasmos mientras se desangraba. No le bastó con ello; siguió descargando golpes hasta que separó la cabeza del cuerpo. Al acabar entregó el hacha a un ayudante de cámara y agarró la cabeza; que guardó en la bolsa de cuero. Dicha bolsa fue atada al cuello de Bocanegra quien no dejaba de gritar improperios al señor de Faesana. —¡Llevaos a esta escoria a la plaza! Vamos a darle su merecido y que el pueblo no olvide qué ocurre si se enfrenta al poder del rey. Bocanegra fue colocado en un estrado elevado en la plaza central, allí fue puesto en un cepo que sujetaba sus manos; estaba amordazado. En la plaza se reunió un gentío que sentía curiosidad por lo que tenía que decir su monarca; entre esa muchedumbre el reo vio a su compañero, pero cuando sus miradas se cruzaron Sanguijuela miró a otro lado. No le importó, porque vio otra cosa más sorprendente; una docena de templarios se hallaban más allá de la gente que se había congregado. —¡Querido pueblo, este extranjero queveis aquíha agraviado a la corona y al reino de Faesana con sus actos! —gritó el rey a la multitud que observaba en silencio; se calló un momento cuando observó a los templarios que se encontraban inmóviles aguardando—. ¡Debería ser yo quien decida el castigo que vea más conveniente pero dejaré que seáis vosotros (tan agraviados como yo por tal actitud) que decidáis qué pena merece! Ese momento era el que esperaban los caballeros; encabezados por la mujer avanzaron hacia el estrado. Los ciudadanos, temerosos, iban abriendo paso sin necesidad de que se lo pidieran. —En nombre de la Orden de los Hijos de la Luz y el Templo del Sol pedimos que se nos entregue el prisionero —dijo tranquilamente la mujer (con el marcado acento que Bocanegra ya había escuchado con anterioridad)—. También queremos saber el paradero de Sintha, hija de nuestro patrón. —Templarios… Por supuesto, por supuesto… ¡Sabed que entre los crímenes que le son imputados se incluye el asesinato de la sangredivina! —Esta afirmación provocó que empezara un murmullo generalizado entre las gentes que hasta ese momento estuvieron calladas. La templaria por su parte no hizo ninguna clase de gesto a excepción de colocarse el casco otra vez. —Si eso es cierto desamordazad al reo para que sea él quien confiese ante los hombres y ante los dioses. —¿Para qué queréis que lo haga? ¿para que esta escoria mienta ante los hombres y ante los dioses?; dirá cualquier cosa con tal de librarse del castigo… —De acuerdo, majestad. Pero si lo que decís es cierto el ajusticiamiento del reo es deber de la Orden; entregadnos al prisionero. —No tengo ninguna obligación de cumplir vuestra petición. Vuestra Orden no tiene ninguna potestad en mis dominios así que marchaos o esperad al juicio popular. —Faesana puede entregar al prisionero a la Orden, o la Orden puede tomar al prisionero de Faesana… a la fuerza. —¿Es eso una declaración de guerra? —Al escuchar esa palabra guerreros de ambos bandos pusieron las manos en los pomos de sus armas aún envainadas o apretaron con fuerza las que ya empuñaban—. ¡Una mujer viene con un ejército de doce caballeros templarios a mi reino para declararme la guerra! —El rey empezó a reírse a carcajadas; dio dos palmadas y gritó—: ¡Guardias a mí! Bocanegra no había estado atento al final de la conversación; su vista había seguido los pasos de Sanguijuela quien dando un rodeo se había acercado al estrado por un lateral. Esperaba el momento adecuado para subir, y este no tardó en llegar; uno de los miembros de la guardia real se dirigió al grupo de Hijos de la Luz espada en ristre, y la mujer que los comandaba levantó la mano con la palma en dirección al enemigo. De su mano surgió un rayo de luz que lanzó al soldado por los aires; ya no se levantó del suelo con su armadura, que ahora tenía una abolladura al rojo vivo en el peto. Aunque la muchedumbre ya se había ido alejando del lugar, este acto de agresión provocó una estampida general. Esa fue la señal para que Sanguijuela pudiera llegar a rescatar a su compañero. Un par de guardias le vigilaban pero estaban distraídos con los templarios; el primero fue liquidado con una daga antes de darse cuenta de nada, el segundo, aunque sí se enteró, no tuvo tiempo de reaccionar. Abajo las diferentes refriegas empezaron y ni el rey ni ningún otro fue consciente de la fuga que tenía lugar. —¿De dónde has sacado ese arma? —preguntó Bocanegra tras quitarse la mordaza. —Me la ha prestado mi nuevo amigo —dijo Sanguijuela quien había llevado sujeta la daga en la boca mientras liberaba al otro y ahora volvía a sujetarla de la misma manera. Cuando bajaron Bocanegra se quitó de encima la bolsa que llevaba anudada al cuello. No sabía qué hacer con ella; pero la solución vino en su dirección. Un templario le sujetó el hombro con fuerza; Bocanegra supo de quién se trataba, no le había visto aquella noche pero sabía que el otro a él sí. Le entregó la bolsa sin decir nada y el otro le soltó. Los jóvenes corrían entre las gentes que huían para pasar desapercibidos y no pararon hasta llegar a los establos. Allí los esperaba un muchachito que sujetaba las riendas de Piedrandante y Escarchada. Sanguijuela relamió la hoja hasta dejarla limpia de sangre; tras guardarla en su vaina se la devolvió al chico, que miró el arma con asco. —¿Por qué haces eso? —Tenía que limpiar tu cuchillo antes de guardarlo… —¡Es una daga! —gritó el chico, molesto, mientras los otros montaban,; luego miró a Sanguijuela asustado—: ¿N-no… no vais a llevarme? —¿De qué habla? —preguntó Bocanegra a su compañero. —Le dije que si cuidaba de las monturas y me prestaba su puñal nos lo llevaríamos… —¡Que es una daga! —Mira, acabamos de provocar una guerra entre la Orden y Faesana, tendremos a Queronte buscándonos para matarnos, puede que incluso los dioses quieran acabar con nosotros, ¿y quieres que nos encarguemos de un niño? —respondió Bocanegra mirando de vez en cuando hacia atrás; a lo lejos se acercaban miembros de la guardia real, así que se vio obligado a subir al chico a su caballo y salir al galope. Cuando salían de la ciudad se dirigió otra vez a su compañero—; espero que sepas lo que haces… —Tranquilo, Bocanegra, Dagas es de fiar… —¡No me llamo Dagas! Mi nombre es… —Dagas —concluyó Bocanegra—, a partir de hoy tu nombre es Dagas… —Tras decir eso rió a carcajadas junto a su compañero mientras se alejaban de la batalla que estaba teniendo lugar. Un grupo de soldados salió al galope en pos de ellos; pero no importaba. Ahora mismo a Bocanegra nada de eso le importaba. Esa procesión había acabado con más muertes sobre su conciencia de las que hubiera podido desear; pero también con una vida. Y eso era lo único que importaba.
Saludos, compañeros. Soy Jaden Diamondknight, reportándose después de una larga ausencia. ¿Qué he estado haciendo estos últimos meses? He estado mejorando la novela, con un nuevo editor. Eso hacía. ¿Y por qué es que no posteo los cambios en el otro tema que ya había hecho? Porque esa versión de la novela ya está obsoleta. Así de simple. Como sea… aquí les dejo el nuevo capitulo 1. Espero que lo disfruten:
El panorama era sombrío; un día en que la Muerte recogía su cosecha. Me encontraba parada en aquel sitio de batalla, con mi ropa ensangrentada de los caídos, cuyos cadáveres tenían un olor a putrefacción y sangre coagulada. Para mí era usual esta visión; no le daba importancia, mis pensamientos estaban contemplando las muertes de mis hermanos del alma, los cuales se entregaron por futuro mejor. Pero… más que nada… nunca olvidaría la promesa que hice a mi ser amado… Capítulo 1: Un camino, un solo destino… Un espadachín orgulloso. Me encontraba en el vestíbulo de mi casa, enlistándome para ir a entrenar a los barracones que estaban al norte de la zona residencial del reino de Kartina. –Madre… Ya voy de salida a entrenar. – Le avisaba a mi madre, sacudiendo el polvo de mí regazo. –Awwwwww… que lastima. Quería pasar el día contigo, mi pequeña. – Entonces, mi madre se acercaba a mí, para jalarme las mejillas. Mi madre, una dama en sus 50 años, cabello castaño claro largo, rizado, de ojos violeta. Una complexión y rostro algo robusto, de unos 1.69 metros de alto. –Mamá… voy a llegar tarde. El profesor me va a llamar la atención. – Le decía esto a ella, lentamente retirando sus manos de mis mejillas. –Solo prométeme que no andarás buscando pleitos callejeros, cariño. Debemos poner el ejemplo al resto de las familias nobles. – Mi madre recalcaba esto, frotando mi cabeza, devolviéndome una cálida sonrisa. Al escuchar esta remarca, yo me sonrojaba un poco, agachando la mirada. –Tenías que recordármelo…– Antes que yo saliera de la casa, mi padre llegaba al vestíbulo, mostrándose algo agitado, cargando una carta de la familia imperial. Él era un señor cerca de sus 60 años, cabello corto, ya cubierto de canas, de cejas grandes, rostro gordo, complexión robusta, pero más musculosa, de unos 1.85 metros de alto. –Hola, Victoria. Me gustaría poder acompañarte a la práctica de esgrima de hoy, pero me llegó algo importante de la capital. Tendrás que ir sola esta vez. – –Ohhh… Está bien. Ya estoy acostumbrada, después de todo. – Con la moral destrozada por ese anuncio, yo pasaba a salir por la puerta principal, no sin antes escuchar a mis padres recitar las siguientes frases: “¿Qué sucede, cariño?” “Tenemos malas noticias, Adelaida. Es urgente”.
Mi familia es parte de la nobleza del reino de Kartina; un reino localizado en el norte del continente de Celes, el cual estaba localizado en el hemisferio norte del planeta. El clima del reino era comúnmente frio; solía nevar muy a menudo, pero de vez en cuando podíamos disfrutar de un día fresco, inclusive caluroso, durante los veranos. La economía del reino era estable, inclusive con las altas y las bajas que se daban, a consecuencia de las relaciones políticas con los otros reinos, naciones y tribus.
En el caso de mi familia, somos devotos a distintas deidades femeninas que han existido en este mundo. Poco se sabe de los orígenes exactos de mis ancestros, pero se dice que fueron bendecidos por las diosas. 9:00 A.M. Unas horas después, llegué a los barracones donde entrenaba. Siendo la única mujer en mi grupo, era de esperarse que mis compañeros se fijaran lujuriosamente en mí, lo cual me incomodaba terriblemente. Al parecer a los chicos les gustan las rubias de ojos azules. –Hola, Victoria. ¿No le molestaría si nos vamos a la bodega de los cuarteles y te enseño cómo se maneja una espada de verdad? Jajajaja. – Uno de mis compañeros me preguntaba esto, mientras otro grupo me silbaba sonoramente; hirviendo de la vergüenza y cubriéndome con mi capucha negra, yo me movía rápidamente hacia un rincón del edificio, donde nadie pudiera molestarme. Quería esperar un rato para que los piropos se apaciguaran, cuando de pronto uno de mis compañeros se acerca a mí por detrás, para saludarme. –Buenos días, señorita Hosenfeld. – Mi compañero quien dejaba ver su complexión delgada, cabello cobrizo y lentes que agrandaban un poco sus ojos cafés me había dado un susto de ultratumba, haciéndome saltar un poco. – ¡Aghhhhhh! – Recuperando el aliento un poco, yo pasé a voltear a ver a él, recargando mis manos sobre mis rodillas. –Ufffff… En verdad necesitaba ese infarto, Geraldo. Gracias. – –La-lamento eso, señorita Hosenfeld. No era mi intención asustarla así. – Geraldo me dijo esto, recargándose sobre el muro del barracón. –Mira… no es por ser grosera ni nada, pero por favor, déjame sola. Estoy hiperventilándome con lo que está pasando ahora mismo. – –Señorita Hosenfeld… no le gustan las adulaciones, ¿verdad? – –No. Para nada. Especialmente los más corrientes, como ese de la “espada”. – Al decirle esto a Geraldo, yo me senté de golpe en el suelo, recargando mi cabeza sobre mis rodillas. – Ohhhhh… Ha de ser horrible ser la única dama en los cuarteles, ¿verdad? Los que solo buscan a una mujer por su cuerpo son los primeros en soltar rienda suelta con sus halagos de mal gusto, especialmente si se trata de una chica de la alta sociedad. – El muchacho me comenta esto, sentándose a mi lado derecho, observándome preocupado. –Si. Si lo es. Y mucho. Solo me gustaría tener un día donde yo pudiera ser invisible y no tener que pasar por esta mierda. – Le decía esto a Gerlado, golpeando el muro del barracón. –Guau… no pensé que usted fuera a blasfemar así, señorita Hosenfeld. – – ¿Por qué? ¿Por qué soy una mujer, verdad? – –N-no es por eso, señorita Hosenfeld… Bueno… la verdad es que me sorprende que alguien de su clase social pueda conocer un lenguaje tan vulgar. Es todo. – –Las familias nobles no son tan distintas al resto del mundo, Geraldo. Nosotros también tenemos nuestros propios problemas y defectos que atender. Si quieres, puedes irme diciendo eso que querías decirme saliendo de clase. Ya ando de mejor humor… creo. – –No-no quiero sonar como si esto fuera una cita, pero… ¿le gustaría ir conmigo a las carreras de caballos? Van a ser este domingo, en el establo de mi casa. – Entonces, el muchacho se levantaba del suelo y se colocaba en frente de mí, sonrojándose un poco. Al escuchar esto, yo levanté la mirada un poco y me paré del suelo también. – ¿Carreras… de caballos? ¡Por supuesto que me encantaría ir! Pero… no sé si mi padre solicitara de mi ayuda en la frontera oeste, este fin de semana… Por ahora, no te prometo nada, Geraldo. Lo siento. – –N-no sabía que a usted le fuera a gustar las carreras de caballos, señorita Hosenfeld. Uffff… menuda suerte la mía. – –Puedes llamarme Victoria, si quieres. Somos amigos, ¿o no? Y sí. Me gustan los caballos y las carreras de caballos. Siempre he creído que tú no escoges tu montura; ella te escoge a ti. Lo mismo pasa con tus armas. Ellas te escogen a ti. Aunque, si te soy sincera, a veces desearía poder ser yo quien decide lo que quiero. – Ya habiendo dicho esto, mi sonrisa cambió inmediatamente por un rostro de melancolía. Había algo dentro de mí que no me dejaba tranquila. – ¿Por qué menciona eso, seño-Victoria? – El muchacho entonces se acerca a mí, ladeando su cabeza hacia la derecha, mirándome un poco angustiado. Antes que pudiera hablar sobre ello, se escucha la voz de mi maestro a lo lejos. – ¡El entrenamiento ha comenzado! ¡Repórtense en el interior de las instalaciones! – –Te lo diré terminando las clases, Geraldo. – Ya habiendo dicho ello, tomé mis cosas del suelo y me fui adentro de los barracones. –E-está bien… Si así lo desea. – 9:30 A.M. Hoy era día de combates de entrenamiento. Todos mis compañeros y yo pasábamos al frente del edificio, para dar rienda a la práctica. Ya me tocaba pasar a mí. –Pase al frente, señorita Victoria Hosenfeld y marqués Saúl Giesler. – Entonces, mi maestro de esgrima, un anciano robusto de cabello blanco corto y ojos azules, nos daba la orden de pasar al centro de la habitación. –En seguida, maestro. – Sin más chistar, yo me levantaba del suelo y me dirigí al centro, donde mi compañero me esperaba. –Si yo gano, ¿saldrías conmigo a tomar unas bebidas, señorita Hosenfeld? – El marqués Saúl, un joven de cabello negro rojizo y largo, ojos verdes oscuro y solo un poco más alto que yo, cuestionaba esto, sonriendo socarronamente, levantando su espada. –Que gane el mejor. – Tratando de mostrarme relajada ante ese coqueteo, yo simplemente le sonreía de vuelta al muchacho, levantando la espada también, inclinándome como parte de la ceremonia de combate. Saúl se inclinaba también. – ¡Que vuestras espadas choquen! – En eso, el maestro nos daba la orden de comenzar el combate. Él se lanza hacia mí, balanceando su espada horizontalmente, por lo que yo retrocedo un poco, moviéndome hacia los lados. Mi corazón latía como loco, casi saliéndose del pecho; una onda de energía recorría por mi cuerpo, revigorizándome de golpe, cada vez que me movía al ritmo de ese violento baile. Mi respiración se agitaba violentamente, mi visión se distorsionaba un poco, tenía muchas ganas de secarme el sudor de la frente… pero debía concentrarme. No podía dejarme vencer por ese muchacho engreído. Entonces, el muchacho lanza una puñalada rápida, lo cual me da muy poco tiempo de reaccionar, por lo que terminé bloqueando el ataque; el impacto me hizo retroceder un poco, pero no me derribó. Sentí un fuerte calambre en las manos; casi dejaba caer el sable al piso. No debía demorarme en recomponerme, por lo que me puse a la iniciativa y lancé estocadas diagonales hacia el muchacho. Él rápidamente se hace hacia adelante y trata de empujarme con el filo de su espada, pero yo retrocedía un poco y después saltaba hacia adelante, lanzando una estocada feroz. – ¡Aghhhhhh! – En eso, tiré a mi rival quien al recibir mi ataque cayó al suelo quejándose. – ¡Es suficiente! – Mi maestro exclamaba fuertemente, acercándose a donde estábamos, deteniendo el combate. –La ganadora es la señorita Victoria. – El profesor quien vigilaba, observó el resultado y tajante dio por terminada la práctica, anunciando mi victoria. Lo primero que hice terminando el combate fue dirigirme hacia mi compañero derribado, estrechando la mano, sonriéndole. –No vayas a quejarte con tu mamá, solo porque perdiste contra una mujer. – –Fuerte y linda. Cualquier hombre desearía una mujer así en su vida. – Saúl comentaba esto, sonriéndome de vuelta. Ante esto, yo solo le apretaba más fuerte la mano, disimulando mi coraje. –No te atrevas a usar esa frase hacia mí otra vez, por favor. – Ya terminando el combate, me dirigí de vuelta a mi lugar; en lo que mis compañeros me ovacionaban. Me mostré indiferente ante el festejo; sólo me limité a mirar por la ventana, mientras que con el dedo índice jugaba con un mechón de mi cabello.
Jamás he sido la más alta de mi grupo; siempre viéndome a unos centímetros por debajo de mis compañeros y mis familiares. Pero eso no significaba nada para mí; si podía usar mis talentos acorde a la situación, podía salir victoriosa… o al menos era lo que quería pensar… 5:00 P.M. Al terminal el entrenamiento, todos agradecimos la clase y solos o en grupo nos dirigíamos a nuestras casas. Me quedé esperando a Geraldo por un rato y él alcanzándome corriendo me dijo: – ¡Increíble combate el de hoy, Vic! ¡Es la mejor esgrimista de todo Kartina! – –Gracias, Geraldo. Pero estoy segura que cualquier esgrimista profesional me ganaría al primer encuentro… ¿Y por qué me llamas Vic? Nadie me llama así. – – ¡Hablo en serio, señorita Hosenfeld! La elegancia con la que se mueve, la precisión de sus ataques, la rapidez de sus bloqueos y sus evasiones; todo eso es casi insuperable para cualquiera de nuestra escuela. Dígame…– El joven me dijo mientras se paraba en frente de mí. Y de pronto mi compañero me preguntó: – ¿Qué es lo que la hace tan buena en esto? –
Al terminar de decirme esto, yo me paraba en seco y bajaba la cabeza, para de pronto subir la mirada, cruzando los brazos. – ¿Al menos vas a responderme el origen detrás de “Vic”? – Le preguntaba a mi compañero, mientras volteaba a verlo de reojo. –Uhmmmm… bueno… pensaba que sonaba bonito. Pero si a usted le molesta…– – ¿Alguna vez has sentido que tu vida puede ser tan inconsecuente como la de un animal salvaje? – Le pregunté esto a Gerlado, mirando la palma de mi mano derecha. –Ahmmmm… ¿Por… qué pregunta eso? – –Durante un largo lapso de tiempo, pensé que no haría nada con mi vida. Creí que solo iba a terminar siendo una sombra más, en este mar de máscaras.
Cuando escuche que mi padre quería que practicara esgrima, no sabía a lo que me atenía; siempre pensé que los combates y las artes marciales son de salvajes. Pero después de unos días de entrenamiento con ustedes, mi manera de pensar cambió demasiado. El código ético que siguen los guerreros, ya sean esgrimistas u otra clase, así como la sensación de luchar cambiaron la perspectiva que tenía sobre ello. Por primera vez en mi vida, me había sentido realmente viva. Finalmente había encontrado una razón para vivir… Por esa razón decidí continuar entrenando, con todo el ahínco que mi propio cuerpo pueda entregar. – El combate lo era todo para mí… –Ohhhhh… Ha de ser horrible no tener que hacer con su vida. Pero igualmente me alegra que hayas encontrado algo que te motive a seguir adelante, Victoria. – –Jejeje… Gracias, Geraldo. – –Vaya, señorita Victoria. En verdad me sorprende verla sonreír. – –No comiences ahora tú, Geraldo… Ya tengo suficiente con el resto de la clase, como para que ahora tú lo hagas…– Sonreír no es algo que solía hacer con mucha frecuencia. No tenía por qué demostrar mis sentimientos hacia otras personas, si no era necesario. Si algo me molestaba, era que la gente se me quedara viendo; lo sentía como un centenar de agujas clavándose en mi cuerpo. – ¡Anímese, Señorita Hosenfeld! Si usted es hermosa. Sonreír le hace ver aún más hermosa. – Antes de que Geraldo pudiera continuar con sus halagos, yo me enojaba y di la media vuelta, mirándole enfadada. – ¡BASTA YA! – En eso, el joven acompañante retrocedía un poco, mirándome un poco aterrado. Al parecer le intimidó mi reacción. –No quiero que me trates como una dama delicada. ¡No quiero que nadie en este mundo me trate como una persona que solo sobresale por su belleza! ¡No quiero sus miradas tiernas, halagos ni caricias! Ser una guerrera es el camino el cual yo escogí. El combate lo es TODO para mí. ¡Quiero vivir para luchar! Y si tú o el resto del mundo no puede entender eso, ¡por mi pueden irse al infierno! – Al haber terminado de decir esto, di la media vuelta y me fui yo sola a mi casa, dejando al otro muchacho sin palabras. En ese tiempo, me molestaba que me tratasen bien, por el simple hecho de ser bonita; lo consideraba algo deshonroso, tomando en cuenta el camino que había decidido recorrer. Entonces, me detuve en seco y di la media vuelta, observando a un Gerlado derrotado, encogiendo su cuerpo. No pude evitar sentir culpa ante ello, por lo cual vuelvo a donde estaba él y apoyaba mi mano sobre su hombro. – ¿Vi-victoria? – El joven levantaba su mirada algo vidriosa, acomodando sus anteojos. –Geraldo… perdóname por haber reaccionado así. Es que ya me estaba harta de todo el murmullo del barracón. No era mi intención lastimarte así. – Le dije esto a mi amigo, frotando su cabeza con mi mano izquierda. –E-está bien, señorita Hosenfeld. – Geraldo se tranquilizaba un poco, riendo entre dientes. Yo le devolvía una sonrisa nuevamente, ante esto. –Puedes llamarme Vic, si quieres. Somos amigos, ¿o no? – Muy dentro de mí, me sentía estúpida por haberme comportado así con él. El miedo de ser olvidada por las arenas del tiempo me había cegado. Pero esa perspectiva iba a cambiar, cuando terminaría conociendo a ella… 7:00 P.M. Un rato después, finalmente llegué a mi casa, la cual estaba en la cima de una pequeña colina; al verla, ésta expulsaba un aire de misticismo. Las estatuas de ángeles y diosas, así como los vitrales en las ventanas le daban un aspecto sagrado, que se veía intimidante de noche. Sin más preámbulos, entré a la casa, dando al vestíbulo, este estaba decorado con estatuas de ángeles y muebles de ébano. – ¿Señorita Victoria? – Uno de los mayordomos me observaba entrar por la puerta, acercándose firmemente hacia mí, limpiando una vasija de la repisa. Su aspecto era delgado y algo añejo, de cabello negro con canas, ojos cafés y bigote rizado. –Ando muy cansada, Rogelio. Perdóname si no me veo de humor para conversar o jugar ajedrez con usted. – Simplemente le decía esto al mayordomo, pasando lentamente en frente de él, agachando la cabeza. – ¡Ya llegue, mamá! – Le gritaba a mi madre, mientras subía al tercer piso, para dirigirme a mi cuarto, el cual quedaba en el ala este de la mansión. –Eso iba a decirle, señorita Victoria. Sus padres salieron a la capital, para atender un asunto con el comandante Luttenberg. Han estado desapareciendo muchas personas en el sur del reino, y ocupan fondos para incrementar la seguridad en la frontera con Ucilia. – Rogelio me comentaba esto, colocando la vasija en la repisa, siguiéndome hacia arriba. Así que ese es el detrás del “¿Qué sucede, cariño?” y “Tenemos malas noticias, Adelaida. Es urgente” que escuche en la mañana, ¿eh? –Genial… Ahora ya son tres meses continuos, desde que ha estado pasando esto. Una semana más y ya tendremos nuevo record. – Le decía este comentario sarcástico al mayordomo, encogiendo los hombros, caminando hacia la puerta de mi habitación. Al haber llegado a ésta, abrí la puerta y entré, para quitarme la ropa. El interior de mi cuarto era la definición de “minimalista”; lo único que había en mi cuarto era una cama personal, un ropero y un espejo. Nada de adornos ni artículos de belleza o cosas así. Ya quitándome el yelmo, lo colocaba junto al ropero e iba a acostarme en la cama, mirando hacia el techo. – Una cosa más. La familia ha sido invitada a una fiesta en el castillo imperial. Me imagino que usted va a ir también. ¿No es así? – Rogelio se había quedado afuera de la habitación, antes que me observara quitarme la ropa. – ¿Ya qué? No creo que tenga otra opción…- Le decía al mayordomo, tapando mi cara con una de las almohadas de la cama, suspirando tristemente. No quería ir a la fiesta; se bien que las fiestas de la alta sociedad son aburridas a mas no poder. Pero mis padres tenían compromiso con los reyes, lo que me comprometía a asistir. Gracias a las diosas que pronto me arrepentiría de ese comentario, ya que en esa fiesta, conocería a ella…
Disfrútenla.
Actualización del Diez de Marzo de 2018:
Aquí está un enlace con la nueva versión del primer capítulo. Ignoren éste:
Les dejo este relato que se desprende de otro anterior, mucho más viejo y que debo corregir. Este relato que les dejo aquí debiera tener continuidad en la trama. Tal vez se pueda continuar si me pongo las pilas. Gracias por pasar y leer. Saludos.
El rostro que olvidó Neria.
Una voz se escuchaba como en un eco a lo lejos. Si no le fallaba la memoria, creía estar en el campo donde había crecido de pequeña. Todo lo veía como si fuera un ventanal que en sus bordes estuviera empañado. Podía sentir el viento que le acariciaba y le envolvía suave sus cabellos, que los llevaba en una cola trenzada. El cielo estaba con unas cuantas nubes, a pesar de ello, estaba casi despejado y radiante. Allí junto a ella estaba Pericles, su perro, que la seguía a todos lados como una estatua. —Hola Pericles. ¡Mi bebé! Déjame que te abrase… —. Pero Pericles vio algo a lo lejos. Giro la cabeza, se puso atento y salió disparado hacia adelante con un ladrido de advertencia —¡Pericles! Dale un abrazo a tu Neria. ¡Pericles! —dijo Neria frustrada mientras comenzaba despacio a perseguir a Pericles por el corto pastizal del campo mientras olía el verde de la montaña y esa fragancia a leña de castaño seca ya humeando en alguna chimenea, que no estaba en ninguna parte. —¡Perro malo, ven! ¡Ja! ¡Ja! ven —. Mientras echaba a correr, se sentía viva y reía después de mucho tiempo que no se recordaba así. Ya y cuando perdió de vista a Pericles escuchó de nuevo aquella voz como lejana, susurrante: —¡Neeeri! ¡Neeeria! —¡Neria! ¿Neria dónde estas? —. Ahora sí era más nítido aquel sonido. Era… ¡Su madre!, era Sare su madre. —¿Es mamá? ¿Sare? ¿Mami? —. Neria abandonó la persecución de Pericles, giró bruscamente y comenzó a divisar a lo lejos el techo de la casa de su infancia con sus características lajas de piedra; grises, verduscas. Estaba siempre detrás de esa loma. El pequeño bosquecillo a los costados y el gran cordón montañoso de las Ordores detrás, coronando la escena. Allí estaba la empalizada que la recordaba, tal cual como era su casa por aquel entonces, con el camino de piedras que guiaba. El corazón le latía con fuerza, estaba emocionada, las lágrimas comenzaron a salir rápidamente. —Mami, ya estoy aquí mami. ¿Sare? ¡Ya voy mami! Imprevistamente y sin razón alguna las nubes formaron unos cúmulos de un gris impenetrables a los ojos y tomaron por asalto el paisaje transformando una postal del más intimo recuerdo de Neria en una pesadilla ajena. —¡Neriiii Ayudameeeee! —. Como un mal hechizo en sus oídos, Neria, aumentó el paso en su carrera y sin preámbulos apareció dentro de su casa junto a la pequeña cocina. —¡Maaaa! Por un instante todo cobró sentido en su cabeza; Sare estaba muerta. ¡Muerta! Ya no acudiría más a su cálido regazo, su dulce voz era un recuerdo mal armado por un turbión sin hojas que sacudía el viento. ¿Y su rostro? ¿Ya no recordaba su rostro? Una extraña figura sin cara, que tenía la forma y el aspecto de Sare estaba parada al costado del hogar crepitante. —¡Tu no eres Sare!¡Sareeeeeee! —. Su grito transformó la escena, súbitamente, en una negritud absoluta… el eco de su voz se coló entre sus venas desencadenando un espantoso dolor de cabeza. —¡Mami! —dijo mientras se tomaba con ambas manos la cabeza. ¡Un estallido dentro de su cabeza! El dolor era inacabable. Trató de abrir los ojos. Sabía para sí que lo vivido anteriormente, habría sido sólo un mal sueño, pero no estaba segura si había despertado de esa pesadilla. Sentía la humedad en sus mejillas, síntoma de que habría estado llorando. Intento ponerse de pie pero un mareo le puso de rodillas. Nuevamente se postró al suelo. ¿Sus ojos funcionaban todavía? Todo era oscuridad y el aire estaba enrarecido como si no pudiese respirar con normalidad. A su alrededor solo oscuridad. Trató de adaptar su visión a aquella negritud pero solo había manchas negras con diferentes tonos de opacos que no eran más que difusos espasmos de los ojos en el vacío. ¿Dónde demonios estaba? ¿Y qué hacía en ese lugar? Sin más, y por instinto comenzó a tantear con las manos todo cuanto la rodeaba. Palpaba una textura de rocas entremezcladas con partes de tierra húmeda. ¿Era una cueva?. Si! una especie de cueva. Concluyó. Pero que hacia en una sucia cueva, si estaba en la ciudad de Zet, no hace mucho cuando…Y entonces, con los ojos como platos, tratando de sentarse bruscamente, recordó: Rememoró horrorizada a un ser espantoso y siniestro parecido a un gnomo o duende que la había secuestrado; la había llevado a esa cueva mediante un truco de historia de fogón barato, contado por los abuelos para asustar a los niños. — ¡Ahgg! —pegó un grito de susto cuando algún tipo de alimaña de muchas patas caminaba por su brazo derecho provocando la natural reacción de su cuerpo que en espasmódicas sacudidas, intentaba quitarse esa cosa. De repente su cabeza golpeó torpemente con una roca, que se encontraba por encima de ella, recordándole que un dolor extraño todavía le hacía palpitar las venas de su cien y ahora empeoraría. Allí en posición fetal estaba Neria vencida, aturdida. Sin poder evitarlo más, se escuchó en la profunda oscuridad de una cueva remota en alguna parte desconocida, el lamento de una niña sola. —¡Sareee! No te vayas ¡No me dejes! ¡ Mamiiiiii! —. Y ya no importaba el dolor físico. Las lágrimas brotaron de la oscuridad por un rostro que no lograba recordar.
Buenas, me armo de coraje para poner el comienzo de la historia que estoy escribiendo, por ahora va asi...
LA LEYENDA DE LOS TRES REINOS
Y he aquí tres reinos, el Reino de los Yesewi más conocido como el reino de los Hombres protegido por la Diosa de la Luz, el Reino de los Fiara más conocido como el reino de los Bestia protegido por la Diosa de la Luna y el Reino de los Teufel más conocido como el reino de los Demonia, raza protegida por la Diosa de la Noche, pronto estos tres reinos enfrentaran fuerzas tenebrosas que cubrirán las tierras con sombra y muerte, solo habitantes de tierras ajenas a este mal podrán hacerle frente, estos serán convocados por las mismísimas Diosas y lucharan para cambiar el terrible destino que enfrente este mundo.
En la mitad del verano tres amigos están reunidos en una casa, dos de ellos se encuentran realizando un trabajo de investigación mientras que el tercero esta recostado sobre un sillón viendo como los otros dos se esfuerzan para realizar su presentación, lo cual era un suceso bastante común en este lugar ya que estos tres sujetos conviven juntos, Riku Hakushiba, el joven dueño de la casa estaba buscando un libro de física que había dejado en el cuarto de Jin Belnadez, su compañero de estudios y uno de sus compañeros con los que vive, mientras que Elliot Howard seguía aplastado en el sillón tratando de decidir si alcanzaba el control del televisor para ver las noticias de la tarde, ninguno de estos sujetos esperaba el acontecimiento que estaría por suceder luego de que Riku encontrara un viejo libro que Jin había dejado encima de su escritorio y decidiera abrirlo en frente de sus amigos, un acontecimiento que les cambiaría la vida para siempre.
Hola, mucho gusto, aquí pondré el primer capítulo del primer libro de una serie de novelas que tengo publicadas en Amazon, específicamente la segunda edición, que actualmente estoy pasando por una última corrección porque al leer el archivo, encontré algunas erratas, igualmente no tendría problemas en compartir el libro entero(una entrada por capítulo claro), en este tema, pero dado el contenido sexual en la descripción de una de las escenas de los capítulos, creo que no podré debido a las reglas del foro, aunque tendría que preguntarle a algún moderador o admin, porque al fin y al cabo sigue siendo sólo texto y no es 100% explicito.
El titulo de este primer libro es: Guerrero Inmortal del Bajo Mundo
el subtitulo es: Rio e Iris un amor incomprendido
En la primera edición faltaba este subtitulo, por lo cual tiene un ISBN de registro distinto, por cuestiones técnicas y aunque trata de lo mismo, el enfoque es diistinto, cosa que se nota más que todo a partir del capitulo VI.
Igualmente sin más preámbulos aquí les tengo prologo, junto con el primer capítulo, que más corto no podría ser:
reconstruiré el prologo desde el inicio, así que por ahora lo quito.
Capítulo I
El Contrato
No hay nubes en el cielo, la luna brilla esplendorosamente, iluminando el cementerio; el cual es de terreno plano, con un jardín lleno de césped a medio crecer, rodeado por una muralla hecha de ladrillos grises y una verja negra en la entrada, revelando como ella danza entre las tumbas. Lleva ropa negra de cuero ajustada.
En su mente, danzar entre esas tumbas es una forma de rendir tributo a los poetas que están enterrados en ellas y que dieron la vida por su arte, básicamente le importan más esos muertos que los vivos.
¿Qué la llevó hasta ese estado? La incomprensión de sus padres y un ensimismamiento en su propio mundo, el cual llenó de un odio hacia ellos, tan profundo como el océano. Es así desde hace años, más aún ahora que recién ha cumplido los 16.
Son las doce de la noche del 31 de diciembre en Estados Unidos, de pronto puede ver aquellos brillantes ojos dorados que le miran fijamente. Otra persona hubiera huido inmediatamente, pero ella en cambio se sintió atraída hasta el punto de que detuvo su danza.
Se le hace notorio que él tiene ropa de cuero negro ajustada, junto con una correa cuya hebilla tiene forma de calavera con una rosa grabada en la frente, además posee guantes.
-¡Oye tú, ven a acá un segundo! - Gritó ella.
Mientras que él se acerca, sonríe y hay algo especial en su sonrisa. Ella tiene el cabello rojo largo y ondulado, ojos azules, piel blanca, labios carnosos, es alta, delgada y de piernas sensuales; mientras que él no sólo destaca por esos ojos dorados, también es de la misma estatura de ella, su cabello es largo liso y negro, su piel es blanca, sus músculos están tonificados, pero sin tener un tamaño exagerado y finalmente, lo que más destaca de ambos, es que tanto en cuerpo como en rostro poseen proporciones perfectas.
-Perdón por haberte llamado tan bruscamente, pero es que – hace una ligera pausa mientras admira aquellos ojos que para ella son hermosos -, tus ojos llamaron mi atención ¿Podrías decirme si son naturales? Mejor dicho ¿Dónde conseguiste esos lentes de contacto? Ni siquiera se nota que los tienes, si no fuera por ese color dorado, pensaría que sí son naturales.
-Te equivocas, sí son naturales – la voz del chico es sumamente varonil, habla con calma y se nota la seguridad en sus palabras.
-Vamos a creerte para que no te molestes. - Responde a modo de querer decir entre líneas “no soy idiota para creer eso”.
-Dime ¿Cuál es tu nombre? - Mantiene la calma a pesar de la manera en cómo básicamente le llamaron mentiroso. -Iris – se siente halagada de que él quisiera saber su nombre - ¿y tú?
-Bueno, a decir verdad, yo no tengo un verdadero nombre, pero tú puedes llamarme Joe. – Sus palabras suenan como si su nombre no tuviera importancia.
-OK, Joe, dime qué haces aquí – le desagrada la manera en cómo él decidió decirle su nombre, pero le interesa más saber qué hace en ese lugar.
- ¡Ah! Pues lo mismo digo – su tono se vuelve sarcástico, algo burlón -, sin embargo, te voy a mostrar algo increíble – su manera de hablar cambia radicalmente, como si fuera otra persona – y cuando hayas visto todo, sabrás porque estoy aquí.
Todo estaba planeado desde el inicio y su vez no requería plan alguno. Se trata de la retorcida combinación entre un niño mimado de 3 años y una araña que ha tejido cuidadosamente su tela para poder capturar a su presa. De la mano de Joe salen unas chispas moradas y su energía se convierte en un ramo de rosas blancas.
-Pe- Iris tartamuda al responder - pero ¿Cómo has hecho eso? - Iris siente una mezcla de miedo y curiosidad al decir esto.
- ¡Ah! ¿Estás confundida no es así? - Joe había estado esperando el momento para hacer esa, es el verdadero principio de la gran sinfonía que él ha de orquestar a partir de ahora en el mundo interno de esta chica. - Escucha, quiero que te des cuenta de que no soy quien aparento ser, además ya no podrás seguir llamándome Joe, pero podrás llamarme como me llaman en el mundo de los demonios, escucha bien este nombre pues marcará tu vida para siempre, tú has de llamarme Rio. Y otra cosa, ni se te ocurra pensar en la estúpida idea de que aparecí este ramo de rosas para entregártelo como regalo.
Así, él saca una de las rosas del ramo y la deja flotando en el aire, se causa a sí mismo un corte en el dedo, deja que una gota de sangre caiga sobre la punta de la rosa y por último la arroja al suelo. De pronto de la misma comienzan a salir enredaderas negras con espinas moradas y estás comienzan a tomar forma de una bestia musculosa y una boca tan grande que podría tragarse un caballo de un sólo bocado.
-Escucha, esta criatura no tiene cerebro, sólo posee una pequeñísima parte de mi alma, gracias a la sangre que le di, de hecho, no hay mucha diferencia entre esta criatura y una planta carnívora, además la única necesidad que posee es la de alimentarse, así que no creas que no te devorará sólo por ser hermosa, es probable que intenté hacer eso conmigo siendo yo su creador. Te diré algo: te salvaré de esta bestia si haces exactamente lo que yo te diga. – Sus palabras están llenas de una frialdad extrema, hasta parece que no tiene sentimientos. -Toma, firma este contrato con tu sangre. - Esta vez habla con autoridad, ha tomado el control de la situación.
- Pe – Iris no puede evitar tartamudear - Pero yo. - El terror se ha apoderado de ella
-No te preocupes, por si no te has dado cuenta, hace mucho que te hice un pequeño corte en el dedo para que pudieras firmar. - Rio sabe que Iris no responde así porque no sepa cómo firmar, pero decirle eso es un método para terminar de doblegarla.
Finalmente, Iris accede a firmar al darse cuenta de que la criatura está cada vez más y más cerca, así que firma el contrato; inmediatamente después de esto, Rio destruye a la bestia. No se trataba de si firmaba el contrato o no, eso no fue más que un juego, Rio siempre toma lo que quiere de una u otra forma, la verdad es que el destino de esta chica estaba sellado desde el momento en qué comenzó a existir.
-Escucha, ahora que has firmado este contrato, has de obedecer todas mis órdenes, pues tú ahora eres y siempre serás mi sirvienta por toda la eternidad y si te niegas a desobedecer una de ellas, automáticamente tu alma se destruirá ¿Entendido? - Rio dice eso, a pesar de que, para imponer tal condición en Iris, no hubiese necesitado de un contrato.
-Sí – Iris tartamudea mientras responde – señor Rio. Rio arroja una de sus rosas al suelo y se abre un enorme portal rojo.
- ¿Qué estás esperando? Salta. - Dice Rio, como si fuera lo más normal.
Pues esto de lo que os voy a hablar, es algo que vengo pensando unos días: cuando un escritor es torpe y no sabe hacer buenos textos, ¿disfruta de ellos al leerlos pese a su baja calidad?¿o ni siquiera él los disfruta? Lo lógico es que no lo disfrutara, pues si un texto es una basura, y encima tú tienes la culpa, lo lógico es no disfrutar de la lectura del texto hasta que lo hayas pulido y ya tenga una calidad decente.
No obstante, tengo la sensación de que hay más de un escritor (me estoy refiriendo a aficionados, no a profesionales), que les gusta la historia que han creado, y tienen cariño a sus personajes, por lo que podrían releer varias veces sus textos de poca o nula calidad, y pasarselo muy bien...pero el resto de los mortales solo podrían leer esa historia una vez con mucho esfuerzo...y lo esperable es que no lleguen a leer la historia completa.
Si lo que explico en el segundo párrafo es cierto, eso nos demuestra que un escritor con tales características no puede ser objetivo, ya que no se percata de la baja calidad de su texto, y por eso mismo lo disfruta.
Bueno, ¿qué me decís vosotros?¿creeis que existen, y son frecuentes, ese tipo de escritores que disfruan acríticamente con sus propios textos aunque sean una basura?