Antes de nada: este post puede parecer innecesario al venir motivado por responder a una sola línea de Kelsier en otro hilo. Pero antes de que me lo junten con el anterior, quiero dejar claro algo: el tema que voy a tratar aquí no tiene nada que ver con lo que estábamos tratando en el otro. Es una duda personal mía. No quiero "responderle a Kelsier", sino "preguntarle algo" al resto del foro. Así, pues, voy a ello:
(28/05/2018 01:26 PM)Kelsier Wrote: Por otra parte la hrejía ese si tiene otro nivel pero no para tanto.
La verdad, de esa saga no puedo opinar apenas porque solo me he leído los tres primeros libros. Sin embargo, tú dices que "no es para tanto"; ¿has leído los demás? ¿Crees que el nivel baja más adelante? El resto del foro, ¿qué opináis, en caso de que conozcáis esta saga? La verdad, sería una pena terrible que pegara un bajón esa saga con el buen nivel que lleva en los tres primeros, pero no me extrañaría nada, y de hecho me lo temo; en cualquier caso, si me podéis confirmar si pega ese bajón y por qué, lo agradecería mucho, porque me ahorraríais horas de sufrimiento y decepciones.
Trump ha nombrado como director del CDC al Dr. Robert Redfield, un médico militar con un lamentable historial de decisiones respecto al VIH y a la salud pública en general.
El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, EL CDC, tiene nuevo director designado por Trump: el Dr. Robert Redfield.
Redfield fue mayor del ejército norteamericano e investigador de vacunas en el Instituto Armado de Investigación Walter Reed de Maryland durante los 80 y los 90, la época más cruda de la crisis del SIDA. Es decir: Redfield era el que dirigía la respuesta de los servicios de salud del ejército frente al virus y, además, trabajaba para encontrar una vacuna. ¡Qué bien! Pensarás. Pues no. Porque la forma en que lo hizo fue desastrosa.
En octubre de 1985 Redfield, bajo el paraguas del Departamento de Defensa, ordenó que se realizaran test de VIH a todos los miembros de las fuerzas armadas sin ningún tipo de confidencialidad. Lo que significaba que un soldado norteamericano que diera positivo en VIH no se enteraba de su estado serológico hasta que la cadena de mando estaba al tanto. Primero avisaban a los superiores y éstos al soldado. Los tests también se realizaban a los nuevos reclutas y si daban positivo se les prohibía servir en el ejército.
Los tests no confidenciales se utilizaron también en el personal en activo. En caso de dar positivo eran degradados. A los soldados más jóvenes que daban positivo en VIH se les encerró en cuarentena en Fort Hood, Texas; una base militar que con el tiempo llegó a conocerse como el “Hotel VIH”. Fueron tratados como prisioneros durante su estancia allí, que solo terminaba cuando desarrollaban SIDA o cuando se les licenciaba con honores. Laurie Garrett, periodista ganadora de un Pulitzer y experta en temas de salud pública, describe a Redfield como “la persona exactamente equivocada para el puesto” y explica: “En 1989 ya se habían hecho pruebas a más de 5 millones de soldados y reclutas, con 6.000 de ellos dando positivo en VIH. Algunos de esos jóvenes se suicidaron y la mayoría fueron expulsados del ejército y se quedaron sin cobertura médica, muriendo en la pobreza cuando desarrollaron SIDA.”
Por si alguno cree que Redfield solo era uno más en la cadena de mando, el propio “doctor” se ha encargado con el tiempo de dejar claro que es homófobo y serófobo. Y va a dirigir el CDC.
En 1990 Redfield escribió el prólogo de un libro escrito por W. Shepherd Smith Jr. Shepherd es el líder de la organización cristiana Americans for a Sound AIDS/HIV Policy (ASAP), que aboga por realizar tests de VIH obligados y poner en cuarentena a los que den positivo.
Algo que intentaron legalizar en 1990 bajo la fallida ley H.R. 2788, presentada por el ultraconservador William Dannemeyer. Para los miembros de ASAP, el SIDA es “el juicio de Dios” contra los homosexuales y se estaba extendiendo por Estados Unidos por culpa de los hogares monoparentales y la pérdida de los valores familiares.
En el libro, “Cristianos en la era del SIDA“, Redfield escribió lo siguiente:
Es hora de rechazar la tentación de negar la crisis del VIH/SIDA; de rechazar a los falsos profetas que proclaman soluciones rápidas como los condones o las agujas gratis; de rechazar a aquellos que hablan de prejuicios; y de rechazar a aquellos que tratan de suplantar a Dios como juez. Ha llegado el momento en que la comunidad Cristiana -tanto miembros como líderes- se enfrenten a la epidemia.
Obviamente la forma de enfrentarse a la epidemia era promover la abstinencia sexual. Y no solo durante los 90. Durante la década de los 2000 Redfield colaboró activamente con el programa “ABCs of AIDS” en África, que promovía la monogamia y al abstinencia como única forma de prevenir el VIH, dejando a los condones como el último recurso.
En 1992 Redfield, que por entonces era coronel, formó parte de un equipo de investigadores del Walter Reed que decía haber encontrado una vacuna que protegía los sistemas inmunes de los soldados portadores del VIH. La VaxSyn, que así se llamaba, fue un fraude y el propio ejército investigó a Redfield y llegó a la conclusión de que había cometido un “fallo inocente“. Eso no impidió que Redfield formara un lobby en el Congreso de los EE.UU. para intentar conseguir 20 millones de dólares con los que llevar a cabo un ensayo clínico de la VaxSyn. El ensayo no se llegó a realizar porque, obviamente, la VaxSyn no funcionó nunca y no iba a funcionar.
El nombramiento de Redfield como director del CDC es solo una de las muchísimas decisiones que ha tomado Trump durante su mandato y que han dejado claro que su gobierno es profundamente homófobo… y bastante estúpido. A Redfield no solo lo están criticando por ser un inepto, sino porque además el puesto de director del CDC conlleva un sueldo de 375.000 dólares anuales. Cifra que, tras una entrevista por parte de los demócratas, acabó rebajándose a 209.700 dólares (y los republicanos pretenden vender como un gesto de buena voluntad de Redfield).
Pues se me ha dado hará unos meses por volver a jugar al Morrowind. Ya cuando jugué por primera vez, por ahí cuando tenía 14 o 15 años, me leí varios de los muchos libros que pueblan el mundo de Tamriel: Breve Historia del Imperio, Danza con el Fuego, las ruinas de kemel-ze. De Skyrim no recuerdo ningún libro; también leí unos cuantos, pero ya me olvidé (el único que recuerdo es The Lusty Argonian ). Ahora que estoy jugando de nuevo se me dio por leerme y releerme muchos de sus libros y, aparte del sentimiento de nostalgia, encuentro que muchos de ellos son muy pero que muy buenos, con giros argumentales inesperados, ideas ingeniosas, e incluso (tapaos los oídos), sexo!
Aquí van algunos de mis preferidos:
5. A Game at Dinner: A los que jugásteis a Tribunal, os acordaréis del rey Helseth de Mounhold. Es todo un conspirador y en este relato vemos su astucia en juego. Engaña a los espias de su corte usando un juego de venenos. Me dejó con una sonrisa al final.
4. Breathing Water: Una pequeña historia donde se utiliza uno de los objetos que quizás más uséis en Morrowind, la poción de respirar bajo el agua (a menos que uséis el hechizo, como debió haber hecho el protagonista de esta historia) como ejer narrativo. Muchos de estos cuentos son, por así decirlo, "tutoriales novelizados" del juego, pero aún así, este me hizo sonreir un rato.
3. The Real Barenziath: Es una colección de cinco volúmenes sobre la madre de Helseth. Deberían ser leídos después de la historia "oficial", Biography of Queen Barentiah, simplemente para ver el contraste entre la versión real y la politizada. Hay una escena eliminada donde tiene sexo con un khajita que es muy memorable (y que fue censurada en el Morrowind; gracias a internet, eso no es un problema). Sexo entre un hombre-gato y una elfa oscura es una de esas cosas que... en fin, sólo vais a leer una vez en la vida (o no; gracias a internet, eso no es un problema). Pero igual, aparte de sexo, es una historia muy interesante que no cae en los típicos clichés de "mujer dura contra el mundo". Barenziath no es una santa, pero tampoco es malvada; no es lista, pero tampoco es idiota. La encuentro inesperadamente humana para tratarse de un personaje escrito para un videojuego.
2. A Dance with Fire: Me los voy a releer proximamente, pero todavía los recuerdo de cuando los leí la primera vez que jugué. Daban un nivel de experiencia en distintas habilidades por cada libro, y son 7, así que hice de encontrarlos uno de los grandes objetivos de mi personaje. Y ya que estaba, me los leí. No recuerdo 100% de su contenido, aparte de que eran las aventuras de un contratista imperial que ser perdía por el bosque de Valen. En Oblivion creo que hay una continuación, "La Cuenta Argoniana", pero esos no me los leí.
1. 2920 The Last Year of the First Era: Al igual que Dance in Fire, estos libros daban un punto de habilidad por cada uno que leías, y son 12, así que otra vez, me empeñé en encontrarlos y leerlos. Narran mucho del trasfondo del videojuego; salen el Tribunal y las distintas casas de Morrowind, y distintos eventos históricos en el último año de la primera era. Hay tantos personajes y sucesos que me sería imposible resumirlo en un párrafo, pero es definitivamente un mundo donde perderse.
A los que jugáis a los Elders Scrolls, ¿leeís los libros? ¿Cuales son vuestros favoritos?
Miles de huesos se rompían al mismo tiempo que la niña croaba y saltaba. Yo ya estaba harto de dicho espectáculo. La niña había estado haciéndose la rana durante horas y no hablar de los malditos huesos rompiéndose. Yo suspire y me tumbe. El suelo estaba suave parecía como si estuviera en una nube. Espera, me levante de un brinco y vi cómo saltaba varios metros arriba, ¡ Estaba en el cielo! El suelo era una nube completamente blanca ¿ qué había pasado? No había rastro ni de la niña ni de los huesos, seguí botando durante lo que pareció horas. Me canse e intente parar. Una vez parado moví mi cabeza para ver si había alguien, todo era tan desconcertante y al mismo tiempo tan maravilloso. A la lejanía comencé a escuchar unos cánticos de piratas, tras unos pocos segundos vi cómo se acercaba el barco y los cánticos cada vez se estaban escuchaban más alto. Lo tenía decidido iba a ser pirata ¡ Iba a ser pirata ! No me lo creía pero cuando cruzó la idea por mi cabeza no me la pude quitar, quería ser pirata. Moví los brazos, grite y seguí saltando, esperaba que de esta manera me vieran y se pararan.
Pude ver cómo la proa del barco estaba coronada por una bella sirena pintada de distintos colores. La madera era vieja y los piratas se balanceaban con los cabos de los distintos mástiles, mientras bebían cerveza y cantaban canciones de taberna. El barco se paró a escasos centímetros delante de mí y bajaron el ancla, yo lo tomé como una invitación y decidí subirme pegando un gran salto. Cuando llegue a la cubierta no me pude creer lo que estaba viendo ¡ Era la maldita niña! Ella estaba en la cubierta croando mientras numerosos huesos se rompían alrededor de su diminuto cuerpo.
Saludos lectores de fantasitura, me llamo Andrés Pirela y soy nuevo en este espacio. Publiqué cosas sobre mis escritos en la libreria del foro, pero hace poco leí que se da a conocer mejor por esta parte. Así que les presentaré mis dos obras de una vez.
A continuación las sinopsis:
Edit:
Almas de Aurora: El reino en penumbra
Aurora, un universo en donde las auroras boreales iluminan el espacio con su luz, y contiene diferentes clases de planetas, los cuales convierten este lugar en una mezcla de fantasía y tecnología moderna. Es en este sitio donde ocurrirán las proezas de un grupo de héroes que, junto a los dragones legendarios, protegerán a Aurora de las amenazas que acechan en las sombras. Todo se pondrá en marcha cuando Spike, Eclipse y Antoni fijen sus miradas hacia la luz del crepúsculo eterno de un planeta.
Réquiem del Daethmon Noble
En un mundo donde los humanos ignoran a las Gárgolas, ningún mortal sabe que desde el Mundo Espiritual estas criaturas protegen las catedrales de los demonios. Desde hace siglos, ellos desempeñan este importante papel con mucho orgullo y responsabilidad, ya que si estos recintos sagrados se derrumban, significaría que el orden entre el bien y el mal se perdería. Sin embargo, en los tiempos más recientes, donde la paz ha prevalecido, existe una Gárgola llamada Murder, quien piensa en su deber como algo monótono. Muchas veces ha deseado entrar en acción aún sabiendo que no se cumpliría su pedido, lo que él no sabe es que un lancero se dirige a una torre de reloj que está a su vista, ¿su inevitable encuentro cambiará su vida?
Les dejaré anexado el primer capítulo de cada obra, quisiera saber sus opiniones. Si alguno está interesado en leer la obra completa, están disponibles en Amazon, aquí los links:
A raíz de los extensos debates disfrutados aquí http://clasico.fantasitura.com/thread-1536.html aquí http://clasico.fantasitura.com/thread-1539.html y aquí http://clasico.fantasitura.com/thread-1541.html e incluso continuados en otros lados acerca de la coherencia de la saga de J.K. Rowling y de la metodología del diálogo en foros, me permito el siguiente experimento: en este primer mensaje del tema iré desarrollando poco a poco, con resúmenes del contenido del libro y mis propios análisis del mismo (en párrafos aparte y señalados con negrita), mi visión del tema. Las objeciones/puntualizaciones/opiniones que vayan llegando, las iré respondiendo en ese tochaco que acabará resultando el desarrollo principal, de modo que al final quede la cosa unificada; para que se den las notificaciones de actualización, citaré las cosas nuevas que vaya poniendo en distintos mensajes a lo largo del hilo (siempre que siga habiendo respuestas de otros usuarios, para no doblepostear y/o hablarle a la pared ).
Por todo lo expuesto, todo lo que sigue en este primer mensaje estará siempre en constante edición
La saga empieza con las noticias de cambio trascendental en el mundo mágico por la desaparición de su mayor tirano, Voldemort (Quien-usted-sabe/quien-no-debe-ser-nombrado)... y con el precio pagado por el protagonista que da nombre a la saga (Harry) que, siendo aún un bebé, ha perdido a su familia. El primer misterio que se nos plantea explícitamente es el siguiente: ¿cómo es posible que el que quizás fuera el mago más poderoso del mundo viese como "su poder se rompía" al intentar matar a un niño, él, que había matado a tantos grandes magos antes?
Ese misterio vertebrará toda la saga: se trata de una "magia" que casi ningún mago comprende. No es que en el mundo mágico de Harry Potter se comprendan todas las posibilidades de los poderes que la gente esgrime; menos aún si solo hablamos del conocimiento humano de éstos, pues hay un sinfín de especies mágicas, cada una con sus propios dones; y hay todo un Departamento de Misterios dedicada a estudiar los más profundos de los mismos: Harry sería un sujeto de estudio ideal, ya que es el único superviviente jamás conocido de la maldición que, por definición, mata inevitablemente. Lo imposible se ha hecho posible en Harry, dejándole una cicatriz claramente identificativa en forma de relámpago como prueba del acontecimiento.
Dumbledore decide dejar a Harry con sus tíos, muggles, gente no-mágica que desconoce la existencia de los magos. ¿Cómo es posible que existe una sociedad entera, paralela a la normal, de la que ésta última no sabe nada? Bueno, porque esa sociedad alternativa es mágica y no quiere que la encuentren. Los Dursley, además, son gente... cerrada, que no quiere saber nada de cualquier cosa que se aleje de lo normal, de lo bien conceptuado socialmente. Un dudoso hogar. El argumento de Albus Dumbledore es que la fama que el niño tiene en el mundo mágico por su participación principal en la desaparición de Voldemort lo ahogaría si creciera en él.
Así, la autora instrumentaliza los mundos separados: en un mundo, Harry es poco menos que un héroe para la mayoría, conocido por todos. En el otro, un rarito desconocido salvo para su círculo más cercano, para el que no pasa de ser un incordio. El potencial de este recurso es enorme, tanto a la hora de permitir que el asombro del protagonista al descubrir el mundo mágico vaya parejo al del lector, como a la de incluir al personaje en la trama a una determinada edad pese a que ésta se remonte a tiempo atrás, como a la de dar al personaje dos contactos opuestos con la sociedad, permitiendo que el desarrollo infantil tenga lugar en un anonimato que le permitirá relativizar la fama posterior y que más adelante tendrá mayores consecuencias... También servirá pie para ahondar en el concepto de la "magia antigua", a través de la protección que su "hogar" en general "no-mágico" le aportará.
Viviendo en el mundo no-mágico, Harry desatará su magia, como es habitual entre los niños magos, en ocasiones, por accidente; eso, sumado al rechazo que tía Petunia sentía por su extraña hermana maga, de la cuál nunca hablará (no le dice a Harry nada de que sus padres fueran magos; se le cuenta que murieron en un accidente de coche), y que se extiende a toda la familia, y después a la gente en general, convertirá a Harry en un excluido, cuyas rarezas son enfrentadas con puro rechazo.
Este rechazo a lo diferente será uno de los temas vertebradores de la saga, asociándose a menudo con el ansia de poder y el rechazo del amor como fundamento de la vida.
En el primer libro, los elementos mágicos principales son el Espejo del Oesed y la Piedra Filosofal (que da nombre a todas las ediciones hasta donde yo sé, excepto la estadounidense por razones divertidas); el primero, te muestra lo que más deseas: en el caso de Harry, volver a estar con sus padres. Harry logra alcanzar y proteger la Piedra porque no la desea para sí; aquello a lo que aspira es más "grande" que uno de los productos supremos de la magia, capaz de otorgar vida indefinidamente a quienes hagan uso de sus propiedades.
Aquí se plantea ya el tema secundario que establece el dualismo imperante en toda la saga: a la búsqueda del amor, se le enfrenta la huida del miedo, encarnada en la búsqueda de poder que, llevada a sus últimas consecuencias, pretendería vencer a la propia muerte. No en vano el título del primer libro alude, como hemos dicho, al elixir que la retrasa indefinidamente, y el del último, Las reliquias de la muerte, alude a los tres objetos que permiten convertirse en "amo de la muerte". El postulado que se deriva de todo esto vendría a expresarse de la siguiente manera: evitar la muerte no implica necesariamente vivir la vida.
En el quinto libro, Dumbledore le dirá a Harry:
"En el departamento de Misterios hay una sala que siempre está cerrada. Contiene una fuerza que es a la vez más maravillosa y más terrible que la muerte, que la inteligencia humana, que el poder de la naturaleza. Además, quizá es también la más misteriosa de todas las cosas que se guardan allí para su estudio. Lo que tú posees en sumo grado es el poder que se esconde en esa sala, del que Voldemort carece por completo. De modo que esa fuerza es la que te ha impulsado a intentar salvar a Sirius esta noche y es la que también ha impedido que Voldemort te haya poseído, porque él es incapaz de ocupar un cuerpo tan lleno del poder que detesta. Al final no ha importado que no pudieras cerrar tu mente, porque ha sido tu corazón el que te ha salvado". En un solo diálogo encontramos muchas respuestas... e infinitos interrogantes. Se nos habla de una fuerza que se resiste a la comprensión pero que es muy real, la más real de todas; en Harry Potter, los misterios tienen carta cabal en tanto que tales, y no en función de su explicación: un misterio más grande que la mente mueve a la acción a los personajes o los acorrala en su huida para con él. La dualidad de Harry y Voldemort se plasma con total claridad en torno a dicho término, si bien, al tratarse de un concepto superior a la dualidad, por ser, en mi opinión, el tema principal, se define en una gradación en función de su presencia/ausencia: Amor vs no-amor (en todos sus derivados: miedo, odio...); el rechazo de esa fuerza suprema se encuentra también en las palabras de Dumbledore, ya que algo más "terrible que la muerte" por fuerza aterrorizará a quien se huya de ésta.
El séptimo y último libro de la saga lleva por título Las Reliquias de la Muerte. Esos tres objetos mágicos entroncan con la imaginería de los cuentos populares: de creadores desconocidos, si se lee la historia que los presenta como regalos de la misma Muerte como una alegoría, buscaron evitar a sus usuarios originales los estragos de la muerte; esto remite a la dualidad que ya desde el primer libro vertebra el desarrollo de la propuesta principal de la saga: el predominio del Amor, con mayúsculas, como fórmula clave de la vida. La Piedra, engarzada en un anillo, se nos presentó ya en el libro anterior, en forma de misterio, en la mano herida de Dumbledore. La Capa es la propia capa invisible de Harry, presente y fundamental en la historia desde el mismo tomo uno. La Vara/Varita será la que adquiera protagonismo en este último libro: de ahí que el final del mismo tenga como broche de oro la ruptura de la misma, la renuncia de Harry a intentar "conquistar" la muerte (estando en una posición excepcional para hacerlo, llegando a estar en posesión de los tres objetos), optando en cambio por encontrar el sentido de la vida en la propia vida, y no por oposición a la muerte. Es importante señalar que, en cualquier caso, para ser el verdadero amo de esos objetos legendarios, el objetivo, como ocurría con el Espejo del Oesed en el primer libro, debía estar más allá de su función, debía hablar de algo más... de ese sentido verdadero de la vida, precisamente. Así pues, todo el séptimo libro es, entre otras cosas, una extensa explicación (no completa, ni mucho menos) de los misterios de la Vara y de las propias varitas, presentados ya desde el primer libro en el encuentro de Harry y Ollivander. Así, la tentación de encontrar la Varita antes que Voldemort alude a esa sugerencia constante que algunos personajes hacen a Harry de enfrentar poder con poder contra Voldemort; se puede decir que el triunfo verdadero de Harry se debe, en gran medida, a resistir esa tentación. Pero a pesar de resistir, de abandonar esa carrera como objetivo principal, la trama de las varitas se desarrolla sin pausa: la ruptura de la varita de Harry, la "conquista" de la varita de Malfoy... lo cual entronca con el final del sexto libro. De este modo, el desarme de Dumbledore, antiguo poseedor de la Varita (permitido por éste, algo que nos habla de sus planes y su personalidad) por parte de Malfoy permite a su vez (dentro de esa magia profunda ritualista que relaciona la supervivencia milagrosa de Harry durante el asesinato de sus padres, la protección de la que gozó en casa de los Dursley, el alcance de la Piedra Filosofal a través del Espejo del Oesed, la obtención de la espada de Gryffindor en la cámara de los secretos, la propia filosofía detrás del Especto Patronum, el tipo de magia utilizado en la resurrección completa de Voldemort, el sistema de protección de la Sala de las Profecías... y finalmente el derecho de posesión de la Vara Letal) que Harry termine por sobrevivir a Voldemort (que no derrotarlo, dado que lo que en verdad ocurre es que se derrota a sí mismo). Además, la parte inicial de la trama en tiempos de la saga es una cosa, pero se nos explica cómo esta se remonta a la misma juventud de Dumbledore y, de esta manera, los rasgos fundamentales del artífice de gran parte de los planes en los que participan los personajes de cara al desenlace final de la saga (Dumbledore empieza la saga, con su aparición en Private Drive, y prácticamente cierra la saga con su conversación "religioso/imaginaria" con Harry) nos son explicados. Es menester no olvidar, por otro lado, que todo esto bebe del tema de las varitas gemelas de Harry y Voldemort, que vertebra varios encuentros entre los mismos... y termina por desencadenar la propia búsqueda de Voldemort de esa nueva "herramienta" suprema... dejando de así de lado una de esas reglas discretas pero fundamentales que se deslizan por el mundo mágico de los libros: la varita escoge al mago; lo que te permite hacer magia de verdad es más que una herramienta, y verla como un herramienta te aleja de la verdadera magia.
En los últimos momentos antes del salto temporal que dará entrada al epílogo, Harry toma una decisión que termina de simbolizar su alejamiento definitivo del camino de Voldemort: decide utilizar la Varita de Saúco, la más poderosa jamás creada, para reparar su propia varita, la que él escogió en su momento (y ella a él), la que habla de él como individuo y no de una dimensión "general" de poder absoluto... y deja la Varita de Saúco atrás, con la esperanza de que con ese gesto, y su posible muerte no violenta, la historia de sangre de la Vara Letal (como también era conocida), termine. Al hacerlo, entiende que quien valora lo que esa varita simboliza, atrae a gente que también valora lo mismo, y que en ese juego de poder, solo puede haber vencedores y vencidos y nunca auténtica compañía, hermandad, familia; en la lucha por el predominio sobre los demás, sobre el mundo, sobre la muerte, solo hay soledad... y Harry sabe que eso no es lo más importante.
En Harry Potter se nos plantea una imposibilidad que termina de rematar el alejamiento de las tentaciones de poder incluso para quienes lo buscan, por más que estos, necesariamente, no puedan ser conscientes de ello: la búsqueda de poder, de "singularizarse" a través de ocupar el punto superior de una comparativa, se vuelve contra sí misma. Voldemort decide, ya de niño, que su camino en la vida pasa por ser "diferente", una diferencia que en este caso significa "mejor, superior"; a este respecto, desprecia los vínculos reales con los demás (aquellos que necesitan tratar de "igual a igual", aquellos en los que tratas al otro como un "fin en sí mismo" no por lo que "es" en relación a otros, sino porque eliges hacerle un hueco en tu interior, y es esto lo que lo vuelve único para ti) y los trueca por relaciones de intimidación y/o admiración. A sostener este sistema lo ayuda su gran talento (muy probablemente, también funcione a la inversa) para la hechicería "práctica": es una persona capaz de obtener increíbles resultados, de lograr grandes portentos de magia. Este esfuerzo por destacar, por colocarse al margen de todos los demás, por encima, lo lleva en su momento a perseguir ser el líder del mundo mágico, empleando para ello todos los medios que conoce... y que pese a ser de lo más variados, se reducen al despliegue de fuerza, de poder. Y así, cuando escucha cierta profecía, la ve como lo más natural del mundo: alguien surgirá para enfrentarle; le parece lógico, el tipo de relaciones humanas que conoce y propicia con su comportamiento, sin de enfrentamiento. Decide poner cartas en el asunto con los medios que le son más naturales... y va a matar a Harry, a la opción que le parece más amenazante porque, por su trasfondo "más se parece a él"... y ya hemos visto lo mucho que aborrece la idea de tener "iguales", como se simboliza en el mismo hecho de cambiarse el nombre que compartía con su padre muggle. Pues bien, él mismo "decide" que Harry es potencialmente su "igual"... y sus acciones lo marcarán como tal, pero no por la naturaleza de Harry, sino por el lugar que Voldemort crea para él en su interior, la forma en que hace hueco a Harry en su corazón; porque por más que Voldemort pretenda estar más allá de las leyes del mundo por su habilidad con la magia "práctica", hay magias más profundas en el universo de Rowling. Así, Voldemort no decide simplemente "matar" a Harry, decide "convertirlo en su rival", al hacer caso a la profecía, como no podía ser de otro modo mientras sostuviese sus propios paradigmas. Luego, el sacrificio de Lily según los patrones simbólicos por los que se mueve esa "magia profunda" a la que aludíamos, permite que Harry no suponga simplemente un rival "en el corazón de Voldemort", sino en una figura de carne y hueso que, además de aportar el simbolismo, nos presenta la historia que disfrutamos. Harry, más allá de no morir, recibe una conexión "prácticamente mágica" con Voldemort; ese hueco que Voldemort reservó a Harry en su interior cobra esencia "tangible" en el Horrocrux (fragmento del alma del mago tenebroso) que anida en Harry. No se nos explica del todo cómo se crean los Horrocrux (lo cuál nos mete en la historia, pues es tabú en la misma, y responde a otras consideraciones psicológicas del autor para con el lector), solo que se crean en el momento del asesinato; cabe considerar que la "intención" y la magia relativa a este factor estuviesen puestos ya en marcha previamente al conjuro asesino de Voldemort y que los imprevistos propiciasen "prácticamente" este desenlace, pero ya comentábamos que lo importante aquí es el simbolismo: Voldemort, por la profecía y sus propios patrones, hace a Harry parte de sí mismo. Tener parte del alma de un mago no es moco de pavo: en el segundo libro, vemos cómo un diario es capaz de convertirse en un ente autónomo, prácticamente; esa parte del alma de Voldemort tiene muchos efectos en Harry: le da la habilidad de hablar Parsel (lo cuál entronca con el primer acto de magia de Harry que se presenta al lector en el primer libro, y con toda la trama del segundo), le conecta mentalmente con Voldemort (lo cuál tiene consecuencias fundamentales en todos los libros a través del dolor de la cicatriz, y aún más a través del quinto por medio de las repercusiones de las visiones de Harry) y le lleva a "ser elegido" por la varita gemela de la de Voldemort, dentro de ese destino compartido, algo que le salvará la vida en numerosas ocasiones por la conexión de las varitas gemelas (cabe destacar que esto solo es posible a partir de esa causa primera que establece la relación entre ambos), que refleja sobre Voldemort el propio poder de éste, a través del Horrocrux alojado en Harry (que está lejos de desear morir) y de la propia unión de plumas de fénix. Vemos así que, como todo en Harry Potter, la importancia no está en los personajes aislados, sino en las relaciones que establecen entre sí: Harry no es un gran mago excepto cuando se enfrenta a Voldemort, porque es la propia relación que éste estableció con aquel lo que le convierte, para sí mismo, en un gran rival. Además, la existencia del Horrocrux protegió a Harry de la muerte cuando recibió el Avada Kedavra de Voldemort, pues lo que éste estaba decidido a matar era la conexión con Harry, en este punto, y Harry había rechazado ese tipo de conexión con sus acciones. Cabe destacar que este tipo de conexión no bebe de los elementos externos: Voldemort hace de todo para poder matar a Harry, desde ir a por él cuando es un crío hasta conseguir la Vara letal, pasando por cambiar varitas con sus mortífagos y conseguir anular la protección de la madre de Harry; nada de esto funciona porque, en su interior, no rechaza esa conexión que bebe de su identidad como ser singular a través de la superioridad con respecto al resto. Hay que entender que en lo profundo, Voldemort necesita a Harry, necesita un antagonista, para definirse: por eso, matarlo es matarse a sí mismo, y todas las protecciones que Voldemort traza para sí las traza también para Harry; solo cuando éstas se agotan podría morir cualquiera de ambos y, más allá de las mismas, solo si Voldemort dejara de definirse por oposición, por rechazo a los demás, podría matar a Harry. No ocurre, y el final es el que es.
La saga termina con una escena en la que Harry aparece rodeado de su nueva familia (su mujer, sus hijos... sus amigos íntimos).
Queda resuelta la carencia inicial de Harry por lo que, como mínimo, el tema principal se mantiene. Más allá del pintoresquismo mágico que sirve a la autora para colorear las metáforas que permean el crecimiento de Harry desde su carencia inicial hasta la resolución de la misma, podemos identificar el punto central de la saga en esa búsqueda de la familia perdida, del amor robado; en ese largo camino que busca recuperar la magia verdadera de la vida.
(23/05/2018 12:23 PM)Licordemanzana Wrote: La diferencia es que en Harry Potter te dicen que ser "bueno" es chungo, la balanza se inclina hacia ese lado solo con dificultad; tú lo ves como lo "fácil", lo que hace que las cosas se resuelvan "sin hacer nada"... yo hago otra lectura. Y me parece mucho más realista que llegar a ser bueno por "saturación" como Bastian... pero bueno
¿Bastian bueno por saturación? ¿Poco realista? Antes de valorar esto, repasemos la trayectoria del personaje hasta llegar a su redención final. Su evolución, de forma muy resumida, sigue las siguientes etapas:
Nos encontramos, al inicio de la novela, a Bastian huérfano de madre, increíblemente gordo, sin amigos y sufriendo bullying a diario; un Bastian que no tiene nadie que le comprenda, al que solo la literatura le aporta algo de interés en su vida.
La situación original le lleva a hacer los actos que dan inicio a toda la acción novelesca: Bastian se refugia en una librería huyendo de los abusones, allí roba un libro y después se salta las clases para leer lo que acaba de robar. Hasta el momento, todo parece bastante verosímil. Su reacción es lógica, teniendo en cuenta su situación inicial.
Leyendo el libro robado, Bastian se da cuenta de que se encuentra ante un artefacto sobrenatural que lo está comunicando con otro mundo: Fantasía. Ese otro mundo está en peligro y necesita un salvador: el propio Bastian, que acaba transportándose a Fantasía. Allí recibe el artefacto más poderoso de esa realidad, el AURYN, y con él logra restaurar una realidad que estaba increíblemente deteriorada. Pasa de ser un gordo al que nadie quiere a convertirse en un héroe aclamado por todos.
De no tener a nadie que lo comprendan, en el mundo de Fantasía logra encontrarse con quienes serán sus mejores amigos hasta la fecha: Atreyu y Fujur.
Ser "el salvador" y estar rodeado de gente que lo admira, lo comprende y lo ama se le acaba subiendo demasiado a la cabeza. Seguir poseyendo el artefacto más poderoso de esa realidad y estar siendo adulado constantemente por una de las hechiceras más formidables de Fantasía son los motivos que acaban dilapidándolo en el más absoluto delirio megalómano. Se propone, a partir de ese momento, conquistar el mundo al que acaba de salvar, del cual se cree legítimo gobernante.
Su delirio megalómano alcanza tal fuerza que acaba priorizando su vanidad personal frente a las relaciones con las personas a las que ama. No le importa, por ello, destruir su amistad con Atreyu y Fujur y atentar contra los intereses de los que eran sus mejores amigos. Logra, de esa forma, sembrar una destrucción importante en toda Fantasía y someterla de una forma bastante cruel.
El artefacto mágico que le proporcionaba todo su poder, el AURYN, se le empieza a ir por completo de las manos. Descubre que su poder es ilimitado, pero su coste es excesivo: por cada deseo que le concede, un recuerdo suyo se pierde por completo. De tanto utilizarlo, henchido de soberbia, acaba olvidando todos sus recuerdos. Su megalomanía le lleva a la destrucción de su propia identidad: obsesionado únicamente con el poder, acaba olvidando siquiera quién es él.
Llegamos aquí al momento que da lugar al debate que ha iniciado este hilo: el momento de la redención de Bastian. Sus ansias de poder y su obsesión por conseguir lo que no tiene acaban por hacerle perder todo lo que tenía, incluyendo su poder, sus amigos y su propia identidad. A partir de entonces, la obsesión de Bastian no es otra que recuperar su identidad. Al no recordar absolutamente nada de su pasado, no hay otra cosa que pueda echar de menos o pueda desear. Solo pretende responder a una pregunta: ¿quién soy yo? Busca desesperadamente la forma de recobrar sus recuerdos, y le dan cierta información relevante para ello. Un nombre: Yod, el minero ciego. Un lugar: la mina de las imágenes, una galería infinita que alberga pinturas relativas a la identidad de todos y cada uno de los habitantes de Fantasía. La imagen relativa a su identidad es la única pista que posee para lograr recordar algo de su pasado. Se dirige, por ello, a la mina de las imágenes, y allí descubre la pintura relativa a su identidad: un dibujo que le recuerda directamente a su padre, la única persona que sentía algo de cariño hacia él antes de su llegada a Fantasía. Descubre entonces todo lo que ha perdido por su vanidad personal, y se siente horrorizado por ello; entiende que no le ha merecido la pena sacrificar tanto con tal de incrementar sus ansias de poder, que no compensa anteponer la obtención de poder al amor hacia los demás. Descubre que su verdadera voluntad es amar, y es entonces, y no antes, cuando se redime; porque descubre todo lo que ha perdido sin que mereciese la pena. No veo, como Licordemanzana dice, que se haya vuelto bueno "por saturación". Simplemente ha descubierto los dolorosos abismos a los que puede arrojarle su soberbia y por ello decide cambiar de prioridades en la vida. No veo que sea "poco realista". Al contrario: me parece totalmente lógico que una persona decida cambiar de actitud después de presenciar con tanta crudeza lo autodestructivo de su conducta.
(22/05/2018 05:34 AM)kaoseto Wrote: Otro punto sobre el que reflexioné más tarde y que me parece interesante sacar aquí (sin ánimo de crear grandes polémicas) es la visión del mundo que propone la saga, que, a posteriori, me parece terrible: un mundo super elitista y consumista, en el que los muggles son los pobrecitos majos (menos los Dursleys) que no han tenido la suerte de nacer magos (apoyo a la predestinación), en el que hay un elegido, único capaz de matar al malo malo, con una categorización de cuatro casas de magos restrictiva y dictatorial (los malos, los buenos, más los estudiosos y los lacayos invisibles que respaldan a los valientes buenos), con un juego tipo fútbol volador que apoya la competición simplemente porque a los categorizados como malos hay que darles una paliza, un mundo en el que un ministerio de la magia se reúne en secreto con el ministerio de los muggles… Bueno, algunas veces se intenta suavizar esa imagen de categorización y elitismo, pero tan poco que en el resultado el elitismo es aplastante y parece que se apoya incondicionalmente y jamás se critica. En fin, que leyéndolo de niño uno se fija en otros detalles y no se da cuenta de todo esto y menos mal, pero el mensaje pro-sistema mundial actual es brutal.
Totalmente de acuerdo. Los principios por los que se rige Harry Potter son los típicos de la derecha neoliberal norteamericana, según los cuales en la vida solo se puede "triunfar" o "fracasar". La historia de Harry, de hecho, es un claro ejemplo del mal llamado sueño americano. Al comienzo de la obra, Harry es un pardillo, un perdedor, un don nadie que se siente rechazado por la sociedad; luego, consigue el acceso a Hogwarts, y ello le permite acceder a un nivel social muy superior al de toda la gente que se metía con él. La gente normal pasa ser vista como "muggles", personas sosas y poco interesantes que "se merecen" llevar esas vidas mediocres; al menos, no se ve voluntad alguna por parte de la autora por crear empatía en el lector hacia todas aquellas personas que están condenadas a no tener magia en un mundo en el que ser mago supone una desventaja terrible. ¡Qué poco tiene esto que ver con La espada de Joram, obra en la que el protagonista es de los pocos "muggles" en un mundo de magos! El sentimiento de incomprensión, de rechazo y de desolación de Joram me resulta bastante más humano que el carácter soberbio y repelente que acaba adquiriendo Harry Potter a lo largo de la saga. Me resulta, además, ridículo el ver que Harry está constantemente "triunfando" y obteniendo victorias, ya sea ganando en partidos de Quidditch, obteniendo puntos para Gryffindor, derrotando a monstruos malvados, salvando las vidas de sus amigos o haciéndose con la copa de las casas. Siempre es el centro de atención ya no solo del lector, sino del propio mundo, y no considero que haya hecho demasiado para conseguir tanto reconocimiento. Justo como la autora, ¿casualidad? Lo cierto es que, en todo momento, la saga nos empuja a empatizar con Harry -o al menos lo intenta-; nos invita a alegrarnos de sus triunfos y a querer ser como él, triunfadores y vencedores en la vida. De nuevo reaparece esa idea de la derecha neoliberal norteamericana de que en la vida solo se puede "triunfar" o "fracasar"; no nos dan la opción de quedarnos a medio camino o pasar del juego, porque hacerlo sería el equivalente de "ser un perdedor". Una filosofía de vida que, en definitiva, considera ético y justificable el triunfo del fuerte sobre el débil; lo verdaderamente repugnante es que Rowling intenta enmascarar esto con el personaje de Voldemort, haciendo creer al lector que los "buenos" están peleando porque haya "igualdad" y porque los magos no "sometan a los muggles". La opresión activa que Voldemort pretende ejercer contra los muggles es condenada, pero la opresión pasiva que los magos van a ofrecer siempre contra los muggles por el simple hecho de ser magos no es vista como algo problemático en ningún momento.
¿Qué sentido tiene que una obra como Harry Potter sea, como bien dice Kaoseto, tan "conformista con el sistema actual"? Pensemos en el contexto histórico y social en el que apareció la saga: 1997 fue la fecha de publicación del primer libro, en Reino Unido. Veinte años antes, en el mismo país los Sex Pistols habían hecho bastante ruido expresando su descontento con el sistema al vociferar todo eso de "no future in England's dreaming". Los inconformistas habían abierto heridas que seguían sin cerrarse, y los intelectuales seguían atacando al sistema social: pensemos, si no, en todos los libros sobre política publicados por Noam Chomsky a lo largo de esos años.
Cuando en la sociedad se abren heridas y la gente empieza a cuestionarse la ética de su realidad, el malestar comienza a ser general al percatarse la gente de lo putrefacto de la situación. A modo de respuesta, el sistema pretende engañarnos y tranquilizarnos de cualquier manera posible. Recordemos, por ejemplo, el curiosísimo caso de H. G. Wells y La guerra de los mundos (1898), obra que ponía de relieve las inmoralidades supremacistas del imperio británico y la fragilidad del mismo en caso de una posible invasión de una potencia superior. Wells se sirve de un ejército de marcianos destruyendo la Tierra para expresar las monstruosidades del imperio británico en países ajenos, así como lo poco que duraría dicho imperio de existir realmente esos marcianos. Novela que, en definitiva, provocó mucha angustia en su época; a modo de respuesta, ese mismo año salió la novela Eddisons's conquest of Mars, de Garret P. Serviss. Se trataba de una obra que venía a decir que "lo de los marcianos solo ha sido un pequeño bache", y que ante una invasión marciana lo que tocaría después sería "ir a Marte a conquistarlos a ellos". Una obra que, en definitiva, reavivaba el conformismo con el sistema y buscaba cerrar las heridas abiertas por Wells. La novela de Serviss pretendía que el lector recuperara una comodidad que había perdido; decirle, en definitiva, lo que quiere oír: "tranquilo, todo va a salir bien".
Exactamente lo mismo ocurre con Harry Potter. Los Sex Pistols evidenciaban que en la sociedad actual no hay futuro ni esperanza de ningún tipo, que todo está perdido y que no hay nada que hacer. Harry Potter, sin embargo, viene a significar todo lo contrario: Harry pasa de tener una vida de mierda a convertirse en un auténtico héroe, un triunfador. Cuando el lector lee novelas así, siente otra vez ese mensaje regocijador de "tranquilo, todo va a salir bien". "Todo va a salir bien": los buenos siempre ganan, si tienes un sueño siempre te saldrá bien y las cosas siempre se arreglarán solas; si no, ya ocurrirá algún milagro que lo ponga todo en orden, como esos que siempre le ocurren a Harry, porque "la luz siempre vence a la oscuridad". El problema de todo esto es que, quien lee libros así y se los toma demasiado en serio, acaba recibiendo una impresión falsa de la vida y la realidad, y asimilandola demasiado hasta el punto de imposibilitar cualquier tipo de inconformismo que, por cierto, sería bastante legítimo. Un niño de la edad de Harry que esté sufriendo bullying puede utilizar las aventuras de su héroe para refugiarse del mundo, pero en la vida real no le va a llegar ninguna carta de Hogwarts que le saque de sus miserias. Por el contrario, probablemente siga recibiendo bullying durante toda su adolescencia y acabe con depresiones y trastornos varios que le marquen de por vida y le impidan hacer vida normal; pese a todo, probablemente no sea siquiera consciente del mucho daño que le ha hecho la sociedad y se sienta incluso culpable de todas sus miserias, porque "a Harry todo le salía bien y a mí no, por lo que me merezco estar así".
Habrá quien me proteste y me diga que "Harry Potter es una obra de fantasía, no hay que tomársela muy en serio, no puedes esperar que ofrezca una perspectiva realista". Yo os respondo: ¿acaso la fantasía no puede hablarnos del mundo real? Os recuerdo el caso de La guerra de los mundos y Eddison conquest of Mars; ambas novelas son igual de fantásticas, pero la primera, pese a ser fantástica, ofrece una perspectiva mucho más realista que la segunda. Pensemos, si no, en los cuentos fantásticos de Quevedo, los Sueños: suponían una sátira y una crítica demoledora a la sociedad de su época. Y no menos demoledoras son las críticas que hace Michael Ende a la sociedad en La historia interminable y Momo; la primera es un ataque en toda regla contra los totalitarismos que el propio Ende tuvo que padecer en Alemania, mientras que la segunda es una burla bastante acertada a la sociedad capitalista de trabajo y consumo que tanto nos tiene esclavizados.
(22/05/2018 06:17 AM)Licordemanzana Wrote: Pues bien, la autora refleja todo esto y, aparte de facilitar que el lector se encuentre con cosas conocidas y pueda extrapolar desde su mundo hasta la lectura, manda así un hermoso mensaje de que lo que soluciona las cosas no es la magia... porque será el mundo mágico, pero oye, se sigue pareciendo mucho al nuestro.
¿Que no es la magia? Yo en la saga solo veo el típico mensaje de "las cosas se arreglan solas, no hay que preocuparse, los buenos siempre ganan, la luz siempre vence". Típico mensaje de autores como Serviss, que solo buscan crear conformidad con el sistema.
(22/05/2018 06:17 AM)Licordemanzana Wrote: Y por otro lado no puedo entender que no se vea la crítica a todo esto
Arthur Weasley sale por ahí remarcando cada dos por tres que los muggles son capaces de hacer cosas "mágicas" por sí mismos, pese a que el resto de los magos no lo vean.
Dumbledore es la enseñanza misma de que la magia de verdad está tan al alcance de un muggle como de un mago: la mayor defensa que es capaz de concebir para Harry pasa precisamente por ponerlo en una casa muggle simplemente porque son "familia" y pese a sus defectos pueden darle un "hogar";
Sigo diciendo que todo eso me parece actitud de "tirar la piedra y esconder la mano". Aunque se denuncia toda opresión activa habida hacia los muggles, absolutamente nadie pone en duda que la opresión pasiva que siempre va a haber pueda estar mal.
(22/05/2018 06:17 AM)Licordemanzana Wrote: la protección de Lily no es de magia con varita, y es lo único que logra repeler el Avada Kedavra; todo el discurso del amor va en esa línea.
La protección de Lily me parece lo más ridículo de la saga. No lo llames magia, llámalo "amor"; pero es absurdo plantear que solo con "amar" a un niño se va a salvar automáticamente. De nuevo, la tónica de siempre: las cosas se arreglan solas y "no pasa nada, todo va a ir bien".
(22/05/2018 06:17 AM)Licordemanzana Wrote: El elitismo se ve también entre magos, con la oposición "sangre limpia/sangre sucia", con lo cuál se ve que ninguno de los grupos se libra de prejuicios y chorradas... Dios santo, el propio antagonista, Voldemort es la crítica principal a ese elitismo, a ese afán de poder, a esa valoración de la "magia superficial".
Eso realmente no quiere decir nada relevante. Hay mucha gente que piensa que "negros y blancos merecen las mismas oportunidades", pero que "los ricos que sean más ricos, y los pobres que se jodan". Todo el tema ése de los sangre sucia y limpia me parece una forma muy taimada de desviar la atención de la opresión principal, la de los magos a los muggles. Para ello, Rowling se inventa un sistema de opresión dentro del propio grupo opresor, dividiéndolos en "opresores de sangre limpia" y "opresores de sangre sucia". Pero tanto sangres sucia como sangres limpia van a oprimir siempre a los muggles por el simple hecho de nacer magos.
(22/05/2018 06:17 AM)Licordemanzana Wrote: Lo del elegido queda clarísimo en los últimos libros: se dice explícitamente que Harry no es el elegido "por arte de magia y del destino", aunque la gran mayoría elijan así creerlo desde esa ignorancia que no es ni muggle ni maga, que es universal; Harry es el elegido porque el idiota de Voldemort creyó en la profecía y se aseguró sin darse cuenta de que se hiciera realidad. Esto no es predeterminación, es recoger lo que se siembra.
Sea por el motivo que sea, el resultado es que Harry acaba triunfando. De nuevo lo mismo: el bueno gana, el malo pierde, las cosas se arreglan solas, la luz vence a la oscuridad, "tranquilo, todo va a ir bien".
(22/05/2018 06:17 AM)Licordemanzana Wrote: Con la categorización de las cuatro casas se meten repetidamente en los libros; otra cosa es que siga habiendo una mayoría de gente que disfruta etiquetándose. Y las etiquetas, como las decisiones (lo cuál se remarca desde el primer libro) cosechan sus consecuencias. ¡La gente elige su casa, aunque sea inconscientemente! Y la gente le da importancia a su casa cuando no es capaz de elevarse más allá de sus identidades de grupo. Pero vamos, que queda también explícito aunque sea en el comentario final del séptimo en el que Harry le dice a su hijo que no se preocupe por la casa, que uno de los mejores hombres que conoció era de Slytherin, como otros eran de Gryffindor, y que daba igual.
En eso sí que estoy de acuerdo. Sin embargo, es muy curioso ver la actitud de la gente etiquetándose en casas. Es muy curioso como la falta de personalidad propia y la necesidad de pertenecer a un grupo aflora en todas partes, pero en este caso admito que no es culpa de la autora.
(22/05/2018 06:17 AM)Licordemanzana Wrote: ¡Los libros hablan del crecimiento! De crecer hacia el "amor" y trascender las separaciones que parecen "seguras" pero que encierran, dividen, y en última instancia enfrentan a la gente. Esto no viene dado por ciencia infusa, el propio protagonista (y todos, y queda patente en la obra la triste realidad de que tener más edad no necesariamente implica obtenerlo) tiene que "crecer" hasta el punto de ser capaz de entender esto, del mismo modo en que "crecen" los libros. Por descontado, todo esto se aparta de la "lectura desenfadada" pero está ahí remarcado desde el primer libro, y se hace más explícito a cada tomo que pasa, a medida que los propios personajes dejan de ver su propio mundo con desenfado infantil y empiezan a verse más y más como partícipes del mismo. Todo lo cual, en mi opinión, añade valor a la saga pero, claro está, hay que valorar estas cosas para verlas, quizá, algo que no es ni mucho menos obligatorio.
Pero vamos, que "reflejar" no es lo mismo que "refrendar"
Así es, los personajes sienten que todo lo que hace Voldemort está mal, y el amor les lleva a proteger a los pobrecitos muggles enfrentándose al malvado. Pero de igual forma, el "amor" movió a los soldados estadounidenses a proteger a los pobrecitos iraquís tercermundistas enfrentándose al malvado Saddam Hussein. La diferencia está en que Harry y compañía no destruyeron más de medio mundo muggle en el proceso. Pero oye, que si cualquier patriota norteamericano escribiese una novela sobre la guerra de Irak, dudo muchísimo que le de demasiada importancia a todo eso de los "daños colaterales". A la gente opresora se le da bien disimular sus privilegios haciendo creer que apoyan a la gente oprimida al "salvarlos" y "solucionarles los problemas". Lo cierto es que muchas veces esa ayuda "desinteresada" conlleva una posición de privilegio tremenda, porque estás asumiendo que la parte oprimida no puede defenderse sola, y eso es también un tipo de opresión pasiva.
(22/05/2018 10:12 AM)kaoseto Wrote: Pero entonces ¿por qué no le da protagonismo real a ningún muggle para dar equilibrio?
Por lo mismo por lo que casi ningún norteamericano le daría importancia a ningún iraquí durante la guerra contra Saddam Hussein.
(22/05/2018 10:33 AM)Licordemanzana Wrote: Efectivamente, los mundos están divididos, y esa es la principal razón de que no se de protagonismo a los muggles en la historia de los magos; no se pone en cuestión la premisa de que el mundo mágico y el normal están mejor separados: después de todo, se alude a los motivos varias veces, y estos son de peso (mezclar gente con poderes con gente sin poderes tendería a marcar dichas élites y a generar resentimiento, se habla de los intentos de la quema de magos y brujas, se habla de la desconfianza típicamente muggle...
Me parecen excusas baratas; si realmente se quisiera "crecer hacia el amor", considero que se intentarían derribar fronteras, no contribuir a las mismas. "Crecer hacia el amor" supondría crecer hacia el diálogo, no seguir desconfiando de la desconfianza del vecino, valga la redundancia.
(22/05/2018 10:33 AM)Licordemanzana Wrote: Harry, por otro lado, no reflexiona mucho en ello porque lo que ha vivido del mundo muggle en relación a su magia ha sido rechazo: rechazo a sus primeras manifestaciones incontroladas, rechazo abierto y consciente de sus parientes cuando pasa a formar parte del mundo mágico... no hay rencor/desdén ahí, sino más bien quizás cierta "comodidad" a la hora de pensar que la mejor manera de evitar dichos conflictos es manteniendo la distancia... lo cual no deja de parecerme en cierto modo acertado, dado que la gente en general de uno u otro mundo no parecen especialmente preparadas para lidiar con sus más semejantes, como para lidiar con los más distintos. Lo cuál es una pena y siempre aparece descrito como una pena, pese a que la historia siga.
Otra estrategia utilizada por el sistema para expresar conformismo es el asumir que las cosas malas son "una pena", pero que no tienen "otro remedio". Pasa mucho en películas norteamericanas de ésas en las que se inflan a matar comunistas por un tubo. En ocasiones se intenta empatizar con los comunistas y se señala que la sociedad norteamericana tiene sus problemas; pero claro, por muchos problemas que tenga "siempre va a ser mejor que la sociedad establecida por cualquier sucio comunista".
Estaba viendo Dios no esta muerto 2 en Netflix (porque para eso uso Netflix, para ver peliculas cristianas basura y Star Trek TOS) y entre las muchas estupideses e incoherencias -busquen en su pagina de Tv Tropes- que vi, esta el hecho de que a mitad de la pelicula el juicio pasa de ser sobre la separacion entre estado e iglesia a ser sobre la existencia historica de Jesus, porque eso comprobaria que Dios es real.
...
Y es bastante imbecil por varias razones, principalmente porque eso no probaria nada, muchos ateos -y muchos historiadores- reconocen la existencia historica de Jesus, otra cosa muy distinta es considerarlo el Hijo de Dios y que todo lo que se dice de el, milagros, resurreccion, sea 100% cierto. No hay muchas fuentes sobre Jesus, solo Flavio Josefo, los evangelios -escritos 70 años despues de su muerte- y algunas menciones en textos judios donde... no lo tratan muy bien. Esto no tiene nada de raro, ya que Jesus era una figura marginal en una provincia marginal del imperio romano, y -como sale en La vida de Brian- no fue el unico profeta en Jerusalen en aquella epoca, solo el mas exitoso.
¿Que creen ustedes? ¿El Mesias, nunca existio, era un mago, Buda reencarnado, solo un hombre muy sabio, extraterrestre o todas las anteriores? (me he encontrado con gente que asegura que Jesus nunca existio y al mismo tiempo que el codigo DaVinci dice la verdad, en serio)
(19/05/2018 11:51 AM)Cabromagno Wrote: Y de Harry Potter los mejores libros son el 5º y 6º, que no te engañen y en general toda la saga es de lo mejor que se ha escrito en toda la historia de la fantasia. Asi que si, vale mucho la pena leerla.
No niego que las tramas del 5º y el 6º puedan ser más o menos interesantes; no obstante, ¿era necesaria esa longitud? ¿No se podría contar, acaso, lo mismo en menos páginas? Las tramas de El prisionero de Azkaban o La cámara secreta no parecen inferiores en complejidad a La orden del fénix o El príncipe mestizo; sin embargo, la autora logra contar bastante usando muchas menos palabras, y el interés narrativo se mantiene constante. A partir del cuarto todo se estropea precisamente por esa longitud excesiva: veo mucho texto, muchas páginas, pero poco que contar; y todo ello desprende un tufillo de "a más páginas más dinero" que me resulta insoportable.