Hasta hace poco solo conocía de pasada los premios Watty. Aunque vi varias historias que los habían ganado, no sabía bien qué eran.
Los premios Watty fueron organizados por miembros de la comunidad de habla hispana para poder ofrecer premios anuales al modo en que lo hace oficialmente Wattpad con las historias en ingles.
Ha sido tal la repercusión de estos premios que Wattpad ha decidido oficializarlos y organizar en su cuenta de premios una sección para las historias en castellano. Esto es una grandísima noticia.
En noviembre mostrarán las bases y se podrán presentar las historias. Hay distintas categorías, de temática y de formato. Creo que hay una para relatos.
Quedan varios meses para que empiecen los que serán los primeros premios Watty oficiales en castellano, tenéis tiempo para plantearos si participar y con qué historia hacerlo.
Por mi parte empiezo a calentar motores para cerrar la segunda parte de El mundo en silencio, ya que si cumple los requisitos quiero presentar la novela al concurso.
Os animo a que os presentéis si tenéis historias acabadas para ese plazo.
Hace unos días me topé con un sección en un perfil que me llamó mucho la atención, en ella ofrecen portadas desinteresadamente. Sé que en muchos perfiles se puede pedir una portada a un autor o autora, pero lo que me pareció muy curioso en que este caso suben las portadas ya hechas y los usuarios de Wattpad pueden solicitarlas para sus obras.
Espero que algún compañero o compañera pueda adoptar una portada, ya sea una de las que ya están en la sección o una de las que compartirán más adelante.
¡Nos leemos, un gran saludo!
PD: si más adelante me topo con otras iniciativas tan interesantes como esta, las publicaré en este hilo.
Señor juez, yo sé que piensa que la trato como a una esclava, pero no es así. No le doy de comer ni de beber. Tampoco permito que tenga contacto alguno con el agua, aunque de vez en cuando le suelo pasar un trapo húmedo por todo su cuerpo; y si al final el trapo no se seca le permito que lo lama. Y esto no lo hago por maldito, no. Sé que ella me lo agradece con su silencio, tirada en un rincón oscuro de mi cuarto, pues tiene una figura que toda mujer desearía tener.
También debe de creer que soy un tacaño, porque no le compro ropa para que se vista, ¡pero si es que desnuda es más hermosa! Además, el vestido medio deshilachado con la cual vestía el día en que la conocí lo sigue usando hasta el día de hoy, sin reproche alguno. Es más, le encanta estar desnuda. El día que la conocí estaba desnuda, cuando nos juntamos está desnuda y cuando canta también lo hace desnuda.
En vez de acusarme deberían felicitarme por el trato que le doy, por el cariño y el afecto que tengo hacia ella. Nadie la querría tal como está ahora, y yo lo hago. Mire su cabeza, es pequeña en comparación con su figura. Es media calva, por no decir que tiene sólo seis mechones. Y para los que dicen que soy tacaño, yo le compré esas hebillas de bronce con la que ata sus cabellos rubios y canosos.
¡Pero no! Usted, señor juez, decidió escuchar los reclamos de los vecinos por los ruidos molestos y espantosos que provenían de mi casa. Es que ambos cantamos. Bueno, ninguno canta bien... pero ella sí lo hacía cuando la conocí. La primera vez que la vi, en los brazos de su ex, cantaba como lo dioses y endulzaba los oídos de los que la oían cantar. Sin embargo, cuando le pido que cante se queda mirándome y no hace nada. Es por eso que me veía obligado a tirarle de los pelos para que me cantase. Lo hacía, pero no como yo quería. Y encima, las primeras veces me mordía los dedos y me dejaba unos cayos que ardían. ¿Pero me quejé yo de éso? ¿Me quejé alguna vez del olor a bronce que dejaba en mis manos cuando entrelazaba mis dedos en sus cabellos? ¡No!
Así que, señor juez, si es delito no saber tirarle del pelo correctamente para que cante como corresponde, me declaro culpable. Si es delito desnudarla y prestarla a mis amigos para que la manoseen y sacien sus curiosidades, soy culpable. Y si es delito quererla y tratarla como lo hice hasta el día de hoy, me declaro culpable del cargo, pues lo seguiré haciendo hasta que mi amor cambie. Yo me esforcé mucho para tenerla en mis manos, trabajé de sol en sol para comprarla a su ex y cobijarla en mis brazos.
Nadie, ni siquiera usted puede ponerla en mi contra. Ella no dirá una sola palabra, amenos que mis dedos acaricie sus cabellos. Porque ella, mi bella guitarra, y yo seguiremos estando juntos.
Hola a todos!!
Pues nada, cuelgo aquí mis escritos, aunque cortos, para practicar un poco con la pluma. Espero vuestras críticas con ansiedad jeje
Gracias por leerme y un saludo a todos!
En el fragor de la batalla
La sensación de estar en medio de una sangrienta batalla no es como la describen en los libros, de eso puedo estar completamente seguro. Mi armadura me apretaba en demasía y el sudor me caía por los ojos, impidiéndome ver con claridad. Los gritos de los moribundos y el sonido del choque metálico del acero contra el acero hacían que no pudiera oír ni mis propios pensamientos. Tampoco podía oler la abundante sangre que corría por la tierra, pues lo ocultaba la tétrica y agonizante putrefacción de los miles de cuerpos en llamas, personas que habían sido quemadas vivas.
Pero esta es una batalla perdida aun siendo conscientes antes de que comenzara. La fuerza y velocidad de los enemigos eran sobrehumanas. Eso me hizo pensar que había, tal vez, magia oscura por medio. Algún hechicero, como los que hubo otrora, se proclamó contra el imperio de mi padre. Tampoco pude entender eso, pues siendo rey y tal como era, sólo quería lo mejor para su pueblo; y, antes de sacrificar a sus hijos, se sacrificaría él mismo. Mi padre ha sido y es un gran rey.
Pronto empezaron a llover cabezas de las nuestras. No había ojos en su cavidad, y les habían rajado los labios por los lados, formando una espeluznante sonrisa. Mi padre, que se hallaba a mi espalda, luchaba sin cuartel para defender a los suyos. Con cincuenta primaveras que llevaba encima, se movía con una agilidad propia de un muchacho de veinte años. Esquivaba el filo de los grandes mandobles de los enemigos tan rápidamente como podía; sin embargo, ni siquiera nuestras espadas podían soportar la crueldad y dureza de las contrarias, las cuales parecían estar hechas de diamante.
De repente, alcancé a ver por el rabillo del ojo el movimiento veloz de algo gris metálico yendo hacia mi cabeza. Me agaché justo a tiempo, me gire sobre mi espalda y, con toda la fuerza que fui capaz, dibujé un arco de arriba abajo para cortarle el brazo al enemigo. Inexplicablemente, mi espada no pudo cortar la totalidad de la carne, sino que se quedó atrapada a la mitad. Miré la cara de aquel soldado; tal vez era un poco irónico, pero estaba sonriendo. No había ni el más mínimo dolor en sus ojos. Y cuando ya creía que iba a morir, el soldado se extrajo mi espada del brazo y la tiró al suelo; y, acto seguido, se fue a por algún otro de los nuestros. No sabía por qué no me había matado, pero me dio la impresión de que alguien me necesitaba vivo.
Recogí mi espada del suelo y miré de nuevo a mi padre. Estaba en un grave problema. Como pude, salí corriendo en busca de su auxilio. Otro soldado le había desarmado y lo tenía cogido del cuello, en el aire. Espada en su otra mano, hizo el movimiento de sentencia. Me hubiera gustado decir que llegué a tiempo, me hubiera gustado decir que le salvé la vida y que maté al enemigo. No fue así. Fue como si una parte de mí muriera con él, como si mi vida se cayera a pedazos, como si no tuviera sentido la existencia sin mi creador. No pude más que caer de rodillas ante su cuerpo sin cabeza y llorar. Mi padre me había enseñado a montar a caballo y a luchar con la espada. Siempre había dicho que era su deber entrenarme él mismo, para que aprendiera a luchar como él. ¿Y de qué sirvió tantos años de eterno entrenamiento? El punzante dolor en el corazón me susurraba que, incluso con el aprendizaje que me dio, no pude ser capaz de salvarle de la muerte, que había perdido todo ese tiempo en vano.
Entonces, la rabia me cegó. Me di la vuelta para perseguir a algún enemigo, para separar, al menos, una cabeza de un cuerpo, mas era demasiado tarde. Me encontraba rodeado por todos ellos. Intenté alzar la cabeza para encontrar a alguno de los míos, y lo hice; pero todos, sin excepción alguna, habían muerto. Yo era el único superviviente.
Un hombre, más enjuto que todos ellos y sin armadura, salió de entre ellos y se colocó delante de mí.
—Hola, Edorian —su voz era temible, segura y vigorosa—. Mi nombre es Halik’sahir y, a partir de hoy, seré tu maestro para siempre.
—Has matado a mi familia —mi rabia crecía por momentos. Me dolía la mano de la espada y me dio la sensación que iba a romper la empuñadura—. No tengo más maestro que mi difunto padre.
El hombre sonrió. Quizás le pareciera muy gracioso todo ello, que me mostrara tan valiente delante de todo un ejército entero y un hechicero loco; o, más bien, le parecía ridículo.
—No era una petición, muchacho. Serás mi aprendiz y gobernarás después de que yo haya muerto.
Y, después de aquello, se dio la vuelta para desaparecer entre sus hombres. Pero hice algo que jamás me arrepentiré de haber hecho, aun siendo consciente de que hoy día sigo con vida. Empuñé el puñal que llevaba en el cinto y, sin dudarlo, me rajé el cuello a mí mismo. ¿Y de qué servía un acto suicida? Si lo hice, fue por el mero hecho de vengar a mi padre. No podía hacer nada para matar a ese hombre, a ese ser inhumano. Pero no le iba a dar lo que quería; y si con ello hacía falta quitarme la vida, lo hice con mucho gusto.
El chirrido de la puerta de mi gran habitación me hizo saber que alguien había entrado. Guardé mi diario y vi cómo mi maestro se acercaba a mi escritorio.
—¿Leyendo de nuevo tu pasada historia?
Asentí con la cabeza.
—El antiguo tú murió, recuérdalo —me dijo eso sin el más mínimo atisbo de rencor o enfado—. Ahora eres mi aprendiz y, como tal, espero que tu pasado no ciegue tus verdaderos pensamientos y objetivos en esta nueva vida que te he regalado.
Tras esas palabras, salió por la puerta. Mi maestro llevaba razón, el antiguo yo quedó en la historia cuando yo mismo me rajé la garganta. Ahora es mi maestro quien me cuida y me enseña. Ahora mi maestro es mi verdadero padre.
Abro este tema para preguntar que opinión tienen sobre esta saga. Yo empecé el primer libro hace nada porque tenía muy buenas críticas, y la verdad es que tres capítulos más adelante estoy bastante decepcionada.
Tanto los personajes como los escenarios me parecen topicazos, el tratamiento a los personajes femeninos directamente machista (aparece alguna mujer que no sea tratada como un trozo de carne o un tópico con patas?). Esto no es nuevo en la fantasía, pero estoy más acostumbrada a verlo en obras del pasado siglo, no en una saga que se continúe escribiendo en la actualidad.
Quisiera saber si alguien se lo ha leido y cree que merece la pena que siga leyendo. Lo dejo sirectamente? Todo el mundo habla tan bien de la saga...
Como me imagino la mayoría de vosotros, yo también soy lector de la saga y acabo de ver no hace ni 1 hora el 5x04 de la serie.
Los que ya lo hayan visto pueden ir desfogándose por aquí.
Sólo juro que pagarán por ésto!!
Edito: YA HAY SPOILERS, tanto para seguidores de la serie como, desgraciadamente, para lectores (aunque te hayas leído los capítulos leídos por Martin de Vientos y la carta de 1993). Cuando posteé el tema no había, pero inevitablemente los hay si sigues leyendo los mensajes del hilo.
Estoy empezando una novela. Lo único que he escrito, por ahora, es el prólogo. Ya tengo las ideas principales hechas en mi cabeza. Quisiera conocer vuestras críticas, si fuera posible. Iré subiendo los capítulos poco a poco.
Prólogo
Vio al fin una oquedad en el pie de la montaña. Ya empezaba a creer que el tiempo empleado iba a ser en vano, pero no fue así. Todo era un mal augurio, las nubes y la lluvia siempre lo provocaban. Aquel cielo encapotado no era bueno para nadie y el frío que se extendía por la llanura penetraba más allá de la ropa, calando en los huesos. Ya estaba viejo y aquello era demasiado para él, pero tenía que poner todo su empeño si quería conseguirlo, si quería la paz de su pueblo.
Apartó las pequeñas rocas que obstruían el paso de una persona. Vaciló un momento antes de entrar. Lo había pensado muchas veces a lo largo de los últimos años y, después de tantos intentos fracasados, decidió hacer lo último que se le ocurriría a cualquier ser humano. Un olor putrefacto inundó todo su ser. Apretó la mandíbula y, con esfuerzo sobrehumano, comenzó a caminar por el pequeño y angosto túnel que se extendía ante él. Era un camino estrecho y muy bajo, con lo cual tenía que ir encorvado; y tan solo anduvo dos minutos, ya tuvo que soportar el dolor descomunal en la espalda.
Estoy demasiado viejo para esto. ¿Por qué he de ser yo? No hay otro loco en el mundo, al parecer...
El túnel corría hacia abajo, serpenteando cuando no podía hacerlo más. En varias ocasiones tropezó y estuvo a punto de caerse. El cabello grisáceo se le pegaba a la frente y el sudor le caía a los ojos. Su corazón retumbaba con la fuerza de un terremoto. El frío asemejaba a una noche del invierno más mortal que hubiera habido en la historia de la Tierra.
Era viejo, sí, pero al menos tenía el bastón para ayudarse en aquel camino tan pedregoso, el cual se bifurcaba, ambos peligrosamente hacia abajo. No titubeó, ya sabía qué bifurcación era la correcta. Lo había leído tantas veces que le era imposible olvidarlo, por más que quisiera.
Después de lo que parecieron horas y horas, llegó a un amplio arco de piedra. En el borde rezaba: Los muertos no renacen.
Sufrió un escalofrío. De pronto, se percató de que estaba temblando y ni siquiera se encontraba nervioso. Algo sombrío había en el ambiente, algo sobrecogedor que lo hizo encogerse de miedo. Se agachó y se quitó el sudor de la cara con las manos.
Sé valiente, viejo. Tienes que despertarlo, si no todo esto será en vano y las cosas sucederán de nuevo. Y siempre las mismas...
Se incorporó como le fue posible. Tuvo mucho cuidado de no escapársele el frasco del bolsillo de su chaqueta. Suspirando hondamente y sintiéndose ya con miedo, ya con excitación, atravesó la puerta con tambaleantes movimientos confusos.
Una gran sala gigantesca era lo que le esperaba. El suelo era piramidal, pero hacia abajo. Bajó las escaleras mientras iba mirando las antorchas que, aunque de manera tenue, aún prendían en sus goznes. Supuestamente, allí no había estado nadie en movimiento desde hacía trescientos años, ¿cómo podían seguir las antorchas con vida?
No pienses, viejo, no pienses.
Una gruesa capa de polvo cubría el suelo y lo que parecían cientos de objetos que yacían en el suelo desparramados. Siguió adelante hasta el centro de la estancia, donde había algo semejante a una mesa rectangular y bastante alargada. Un ataúd, eso es lo que era, un ataúd.
El anciano tragó saliva. El ataúd no tenía tapa y la madera se encontraba en descomposición. Al ver lo que había dentro, no tuvo más que agacharse y vomitar en el suelo. Era lo más asqueroso que había visto en su vida, asqueroso, tétrico y espeluznante. Aún agachado, ladeó la cabeza y vio en realidad lo que antes le pareció objetos escondidos tras el polvo. Eran cadáveres, cientos de cadáveres amontonados y putrefactos. De ahí el olor nauseabundo que le hizo vomitar más veces.
Después de recuperar un poco la compostura, metió la mano en el bolsillo y sacó aquel frasco con un oscuro y denso líquido. Miró de nuevo al hombre que se hallaba durmiendo en la tumba. Prácticamente, era un esqueleto con una fina y rajada capa de piel. Los párpados se encontraban cerrados, protegiendo, si aún tenía, unos ojos malévolos y traicioneros.
Espero que esto sirva para algo. Bueno, allá voy.
Descorchó el frasco de cristal, le abrió la boca al hombre y vertió un poco de líquido. Al ver que no obtenía resultados, volvió a hacer lo mismo. De pronto, advirtió un leve movimiento en la mano del cadáver. Lo estaba consiguiendo. El anciano sonrió, no sabía si porque lo estaba consiguiendo o por puro nerviosismo y miedo. Luego de verter más líquido, observó que había movido un pie. Al mirar de nuevo el rostro demacrado del cadáver, se paralizó. Había abierto los ojos y le estaba mirando directamente.
Había despertado a uno de los seres más crueles de la historia de la humanidad.
Estoy buscando para mi próxima lectura un libro autopublicado por su autor (en Bubok, Amazon, etc), pero en ocasiones tengo dificultades para encontrar cosas realmente buenas . Y con algo bueno me refiero no sólo a la trama, también que tenga redacción y estilo correctos. Gratuito o de pago me es igual. El último libro autopublicado de un autor desconocido que compré fue un pdf de alrededor de uno o dos euros en Bubok, con una bonita historia pero, ¡uf!, la redacción nada fluida, un narrador omnisciente sobreexplicativo, faltas varias (ortografía, puntuación, guionado), etc . Aún así disfruté la historia, pero ahora busco algo más corregido y editado.
Seguro que me entendéis, me gusta descubrir cosas nuevas y estoy encantado de comprarle un libro a alguien absolutamente desconocido, pero a cambio me encantaría que tuviera una calidad cercana a lo profesional.
Agradecería sugerencias y recomendaciones en este sentido. ¡Gracias!