El título puede resultaros algo obvio, lo es, pero eso no quita que sea cierto. Recuerdo que la época en la que más mejoré fue cuando, junto a tres amigos, nos dedicamos a escribir cada uno una historia y subir diariamente una parte, lo escrito ese dia o, si acaso, el anterior, a un blog para leer las otras historias, comentarlas y corregir la propia. Fueron historias nacidas de la nada, sin mucha planificación y fueron una gran lección, además de una aventura. Nos obligábamos a escribir TODOS los días. A veces más, a veces menos. Pero escribíamos y mejorábamos.
En base a eso, os propongo algo que yo mismo también haré. Seleccionar un espacio de tiempo (una semana, dos, un mes, lo que queráis...) y encontrar a alguien que os pueda leer y ayudar a corregir todos los días. Ahora, hecho eso, escribid cada día y mandarle el resultado, aunque sean cien palabras, y corrigelo y anota todos los errores. Intenta crear un relato con final, pero, si el tiempo no te llega, puedes ampliar el plazo o dejarlo ahí, ese ya no es mi problema
Tal vez OS parezca algo estupido, pero muchos escritores no escriben a diario, y es algo sano, productivo, y, aunque al principio agobiante, divertido y liberador.
Si OS animáis o tenéis alguna duda, hablemos todo por aquí.
¿Que opinan de este hito en la historia de la Humanidad?
Quote: El 20 de julio de 1969 a las 10:56 horas de Florida, el astronauta estadounidense, Neil Armstrong, se convirtió en el primer ser humano en pisar la superficie de la Luna.
A 46 años de haber llegado a la Luna, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) desarrolla una misión robótica para recoger una roca de un gran asteroide cercano a la Tierra y redirigirlo a una órbita alrededor de la Luna.
Una vez hecho esto, enviaría a astronautas a explorarlo y regresar con muestras, de acuerdo con información del organismo. La Misión de Redirección de Asteroides, que podría iniciar en 2020 es parte del plan con el que pretende llevar una misión humana a Marte en 2030.
Desde el anuncio del proyecto, el Programa de Observación de Objetos Cercanos a la Tierra catalogó más de mil nuevos asteroides sin embargo, hasta el momento, cuatro podrían ser buenos candidatos para ser redirigidos.
La frase "Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad", que pronunció el cosmonauta, se quedó grabada en la memoria de millones de personas que siguieron por televisión la hazaña histórica.
La misión espacial Apolo XI, con los tripulantes Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, despegó el 16 de julio de ese año desde Centro Espacial Kennedy en Florida.
Luego de cuatro días de viaje y tras entrar a la órbita lunar, Armstrong y Aldrin pasaron al módulo lunar, llamado Águila, que más tarde se separó del Módulo de mando, donde se hallaba Collins, y comenzó a descender para posarse en la superficie de la Luna.
Tras unas horas en las que se igualó la presión del módulo lunar con la de la Luna, ambos astronautas se dispusieron pisar la superficie selenita, para luego tomar fotografías y colocar una bandera de Estados Unidos.
Además depositaron una placa metálica con la inscripción: "Aquí los hombres del planeta Tierra han puesto el pie sobre la Luna por primera vez. Julio de 1969 D.C. Hemos venido en paz en nombre de toda la humanidad".
Luego, instalaron un reflector de rayos láser destinado a medir con exactitud la distancia entre la Tierra y la Luna, un sismógrafo para registrar terremotos y una pantalla para medir la intensidad del viento solar.
Armstrong y Aldrin también recogieron arena y fragmentos de rocas lunares para traerlas a la Tierra. Después de descansar en el Águila, ambos astronautas realizaron otra salida para recorrer y explorar parte de la zona en la que habían alunizado.
Finalmente, volvieron al módulo lunar que reemprendió el viaje y se unió con el módulo de mando Columbia para iniciar el regreso a la Tierra, que terminó el 24 de julio cuando éste cayó en el Océano Pacífico cerca de Hawai.
Una vez en la Tierra, los tripulantes del Apolo XI fueron sometidos a una cuarentena ante el remoto riesgo de que hubieran contraído algún germen desconocido lunar.
No se encontró ningún elemento biológico, lo cual confirmó la inexistencia de cualquier forma de vida pasada o presente en la Luna, asegura la NASA.
Los análisis quimicofísicos y cristalográficos revelaron que se trataba de materiales idénticos a los que se encuentran en la Tierra en rocas ígneas, las cuales son resultado de fusiones y en los meteoros.
Distintos estudios muestran que la Luna, al igual que la Tierra, tiene una constitución en estratos, y que en un tiempo estuvo en estado fluido, al igual que se encontraba nuestro planeta hace 4500 millones de años.
—Imagina un bosque blanco bajo un cielo gris. Los árboles están cubiertos de nieve y el frío ha comenzado a congelar un pequeño río que corre entre las rocas. Estás siguiendo el vuelo de un cuervo cuando despegas hacia arriba junto a él. Acaricia el aire cuando cortes con tus plumas negras. Ahora siente tus extremidades más ligeras de lo normal... Empieza a moverlas al tiempo que regulas tu respiración—. Habla pausadamente, un ronroneo constante con una gran claridad que resuena en la habitación pero no se esfuerza en ocultar su impaciencia— ¿Lo tienes?
—Sí… creo que sí—. Su respuesta es apenas un susurro, tan solo una pequeña guía incapaz de romper la concentración que otorga el silencio.
—Sigamos. Cuando lo sientas, piensa a dónde va el cuervo y qué se encuentra. Mira a través de sus ojos.
—Carne… —. Respira, contiene el aire, y después lo deja ir al hablar—. Veo carne…
—Acércate—se apresura a decir—, planea sobre ella con cuidado. El viento es el que te lleva a ti, y no al revés, recuérdalo. Gira con cuidado y baja poco a poco hasta llegar a cualquier rama. Dime, ¿qué hay? ¿Qué ves?
—Está todo muy borroso, no lo entiendo… veo algo brillante, como una señal. Creo. Es difícil, yo no…
—¡Concéntrate! –le espeta.
Su voz deja de ser regular y el temblor de la pierna izquierda demuestra que está perdiendo los nervios. Pronto comenzará a alzar la voz—. Es importante.
—Es que… no me hace caso. Es imposible. No puedo- susurra.
—Haz un último esfuerzo. Aguanta sobre la rama y concéntrate en el paisaje. No mires la carne, elimina de tu visión todo aquello que te atraiga. Quiero que mires solo la nieve, y cuando creas que puedas seguir, vuelve al cuerpo y dime qué más ves. Tiene que estar por ahí, es imposible que haya desaparecido. ¡Hemos recorrido todo el puto bosque, joder!
—Se fue— se limita a decir abriendo los ojos y descargando el peso de sus hombros. Agacha la cabeza esperando la respuesta sin dejar de mirar al suelo. El golpe no llega pero si no la ve llorar es mucho mejor.
—¡¿Qué?! No seas tonta.
—Lo siento… no pude con él— dice resignada. Después traga con fuerza y sigue esperando el golpe cuando las lágrimas afloran.
—Eres inútil —sentencia el hombre. Se levanta del suelo con fiereza y pisando fuerte se marcha cerrando la puerta tras él con un ruido seco.
La habitación vuelve a quedarse a oscuras cuando el hombre se lleva la vela. En un rincón, como parte del sencillo y pobre inmobiliario, continua inmóvil la muchacha de apenas quince años. El pelo negro y rizado le cae por la espalda como una cortina de oscuridad vaporosa, y así, con la cabeza agachada mientras abraza sus rodillas, el cabello le tapa la cara por completo. Incluso su llanto es silencioso.
¿Se fue?
—Shhht. Dame dos minutos. … ¿Ya?...
—No, calla, por favor. Pero si no puede oírme.
—A ti no, pero a mí sí. Pues no hables. Solo escucha.
—Shht. ¿Sabes? Cada vez es más fácil. Te siento, pero no puedo permitir que entres con él. Y mucho menos que le digas lo que veo… Entiéndelo. Haz una cosa, levántate. Eso es. Ahora ves hacia la ventana y respira. Voy en un minuto, esto no se va a comer solo...
La muchacha lo hace sin replicar. Muy silenciosa y con pasos pequeños se acerca al camastro que ocupa la mayor parte del cuarto, se encarama como puede y deja que su frente toque el frío vidrio de la ventana. Cierra los ojos y escucha el viento silbando al colarse entre las paredes de madera. Por un momento deja de escuchar su voz y los nervios se apoderan de ella. Sus manos tiemblan y vuelve a sentir el frío del invierno en el cuerpo. Los escalofríos le devuelven a la realidad: “No eres como él”, parecen gritarle. La chiquilla se retuerce en el improvisado lecho tras tumbarse mientras escucha los pasos enfurecidos que traspasan la pared, trata de olvidarlos y consigue conectarse de nuevo. Busca entre la nieve las plumas negras, esa corriente de aire que le llevará de nuevo a ser una con el Cuervo, y al encontrarla se aferra fuertemente como si fuese lo único que la mantiene con vida. El viento eleva sus brazos oscuros y aunque nadie puede verla, sonríe. ¿Estás mejor?—pregunta una vez llega a la ventana—.Siempre te lo digo… Deberías dejar este lugar. Ven conmigo, vayámonos juntos. Yo puedo protegerte.
—No puedo. Claro que puedes—replica—. Solo tienes que abrir la ventana, saltar hacia fuera y…
—¿Y entonces qué?—replica con voz cansada. Su aliento crea nubes blancas que suben hasta el cristal emborronando el bosque que se intuye más allá—. Esta conversación ya la hemos tenido y siempre acaba igual. Salgo, ¿y entonces qué? ¿Camino eternamente hasta llegar a algún sitio?, suponiendo que lo haya… ¿Y qué pasa con la comida? ¿Vas a alimentarme tú? ¿Vas a llevarme a tu lado? ¿Podrás contra las bestias del camino, con los lobos, los osos, los pájaros de Hielo? —sin darse cuenta va subiendo el tono de voz y aprieta los puños, clavando sus uñas en las palmas cerradas— ¡No!, ¿verdad? Entonces no me digas que vaya contigo. No tiene porqué ser así— insiste con voz amarga—, si quisieras podríamos...
—¡No soy como tú, Cuervo, entérate!—espeta. Tras decir esto, corta la unión. Sabe que ha alzado demasiado la voz y Gig podría haberle escuchado. Ni siquiera tiene fuerzas para imaginarse al colosal hombre entrando por la puerta con la mano en alto y una mueca en la cara.
Se aleja de la ventana para acurrucarse entre las pieles de su lecho y antes de darse cuenta el sueño ha alcanzado su cuerpo.
Sin embargo al otro lado de la pared Gig ya no escucha nada, se lleva la segunda botella de la noche a los labios y le da un buen trago como si de agua se tratase. Siente el calor del fuego de la chimenea, el calor del alcohol recorriendo su garganta seca, y aún así tiene frío. Enfurecido se deja caer en un sillón de piel dura en el rincón más oscuro del pequeño salón. Su cuerpo tiembla con fuerza e intenta inútilmente sujetarse la pierna izquierda con la mano libre, la cual es víctima de incontrolables espasmos. El vino se acaba con rapidez y la botella se hace añicos cuando Gig la lanza dentro de la chimenea y el fuego chisporrotea y danza envolviendo el cristal y la madera. Alguien llama a la puerta con suaves golpecitos, igual que la lluvia golpea las hojas de un árbol al caer. El hombre se levanta una vez reúne la fuerza necesaria y tambalea su cuerpo de gigante hasta llegar a la entrada. Deja caer su cabeza sobre la puerta un segundo antes de abrir y respira hondo antes de hablar.
—¿Quién soy?, mierda no, eso no, ¿Quiénes sois?— Su voz, bañada por el alcohol, es un amasijo de sonidos distorsionados y lentos y palabras torpes, pero le pone empeño— ¡Que quién eres he dicho! —Golpea la pared con el puño antes de abrir y descubrir a una hermosa mujer, de pie frente a él con las manos cruzadas por delante, que le mira con pena, o rabia, o tristeza, no sabe decir cómo le mira.
—Deja que se marche, Gabriel, tienes que dejarle vivir. Sabes que ya no está, deja de buscarlo. Deja que se marche- repite. La mujer habla pausadamente y muy tranquila. Tiene que levantar la cabeza para mirarle directamente pero en ningún momento aparta la vista. Gig ya no recordaba el poder que tenían sobre él esos ojos oscuros.
—¡Cállate zorra!— grita al tiempo que amenaza con su brazo derecho. Hace un amago de golpearle pero se queda sin fuerzas a mitad de camino. Cierra los ojos y suspira—. Desaparece...
Cuando vuelve a abrirlos no hay ni rastro de la mujer. Cierra la puerta de un portazo y vuelve a tambalearse hasta el sillón, no antes sin agarrar otra botella.
—¡Escúchame!— grita hacia el fuego- ella es mía, es mía hasta que lo encuentre, zorra. Voy a encontrarlo... Y después te encontraré a ti.
Trasteando por la web e informándome para hacerme un blog, o probar que blog se adecúa a mi. La mayoría conocemos los típicos blogs: blogspot y wordpress. Son fáciles, ya que te registras y ya tienes un dominio para ti, aunque con limitaciones, como límite de espacio. A la larga, si eres una persona que te gusta escribir mucho, subir fotos, pues puede resentirse.
Para el que no lo sepa, por la red he encontrado a Medium, no tiene límite de espacio.
No es mi página personal, solo una foto que saqué de google para que os hagáis una idea de como es.
He leido que permite escritura colaborativa, pero yo no he encontrado esta función. Lo que si he encontrado, es que si una frase te parece interesante, pues puedes poner una nota al lado y los demás pueden leer lo que has escrito. Esta función no lo he explorado al fondo, supongo que puedes escoger si la nota puede ser pública o privada, cosa que me falta por averiguar.
Con Medium puedes asociar tu cuenta a Twitter (que imagino, lo tenemos la mayoria) o hacer una cuenta desde tu correo.
Lo que me ha gustado es que tiene un diseño minimalista -me pirra lo minimalista! - , nada de diseños recargados.
No sé si definir esta página como un "blog", ya que no tengo muy claro su total funcionamiento, pero hasta ahora me está gustando. Falta por averiguar si se puede poner "categorías" para tener tus artículos ordenados.
PD: Si alguien sabe mas páginas/blogs que no sean los típicos -blogger/wordpress- que deje un comentario. Me gustaría descubrir si existen otras páginas para trastear, y que sea gratuito, claro.
Seguro que muchos habéis leido esta frase en más de un libro: "el protagonista oyó un ruido seco" o "el protagonista oyó un ruido sordo".
Pero ¿que significa? Cuando dice que "oyó un ruido sordo" lo primero que me viene a la cabeza es "que oyó un ruido pero que apenas era audible" ¿Estoy en lo correcto? ¿Cómo lo interpretais vosotros? ¿Y un ruido seco?
PD: No sé si lo he posteado en el foro correcto. Muévanlo si es necesario.
En el momento de su presunta abducción, Antonio Villas Boas era un agricultor brasileño de 23 años de edad que trabajaba de noche para evitar las altas temperaturas del día. El 16 de octubre de 1957, él estaba arando los campos con su tractor cerca de São Francisco de Sales, Brasil cuando vio lo que describió como una "estrella roja" en el cielo nocturno. Según su relato, esa "estrella" se acercó a su posición, creciendo en tamaño hasta que se hizo reconocible como una más o menos circular o de huevo con forma de nave aérea, con una luz roja en su frente y una cúpula giratoria en la parte superior. La nave comenzó a descender en el campo, y se extendieron tres "patas" para aterrizar. En ese punto, Boas decidió huir de la escena.
Según Boas, primero intentaba salir de la escena en su tractor, pero cuando las luces y el motor murieron al moverse a una corta distancia, decidió continuar a pie. Sin embargo, fue capturado por un humanoide de 1,5 m (cinco pies) de altura, que vestía con traje gris y un casco. Sus ojos eran pequeños y azules, y en lugar de hablar hizo ruidos como ladridos o aullidos. Tres seres similares se unieron al primero en subyugar a Boas, y lo arrastraron dentro de la nave.
Mientras dentro de la nave, Boas dijo que fue despojado de su ropa y fue cubierto de la cabeza a los pies con un gel extraño. (Antonio Villas cree que con el fin de excitarlo, vease mas adelante) Luego fue dirigido a una habitación semicircular, a través de una puerta que había extraños símbolos rojos escrito sobre ella. (Boas afirmó que había sido capaz de memorizar estos símbolos y más tarde los reprodujo para los investigadores.) En esta sala los seres tomaron muestras de sangre del mentón de Boas. Después de eso, fue llevado a una tercera habitación y estuvo solo alrededor de media hora. Durante ese tiempo, algún tipo de gas se bombeó en la sala, lo hizo vomitar y se enfermó gravemente. (Existe la teoria de que el gas aquel permitiria a sus captores respirar en la atmosfera sin necesidad de algun tipo de traje espacial)
Poco después, Boas dijo que se unió en la sala con otro humanoide. Éste, sin embargo, era una mujer, muy atractiva, y desnuda. Ella tenía la misma altura de los demás seres que había encontrado, con un pequeño mentón puntiagudo y grandes ojos azules de gato. El pelo en la cabeza era largo y blanco (algo así como rubia platino), pero su axila y el vello púbico era del color rojo brillante. Boas dijo que sentía una fuerte atracción a la mujer, y los dos habían tenido relaciones sexuales. Durante este acto, Boas indicó que la mujer no lo besó, sino que le mordió en la barbilla. (Tengan en cuenta que un par de minutos antes Antonio Villas habia vomitado, asi que quizas por eso no lo beso). La mujer tampoco hablo, sino que solo gruño en ocasiones.
Cuando todo terminó, la mujer se sonrió con Boas, frotando su vientre y un gesto hacia arriba con el dedo. Boas tomó esto como que se iba a criar su hijo en el espacio. La mujer parecía aliviada de que su "tarea" había terminado, y Boas mismo dijo que se sentía enojado por la situación, porque se sentía como si hubiera sido poco más que "un buen semental" para los humanoides.
Boas dijo que se le dio de nuevo su ropa y los humanoides le dieron un paseo por la nave. Durante esa gira, dijo que él intentó robarse un aparato de reloj, como prueba de su encuentro, pero fue descubierto por los humanoides y no pudo hacerlo. Él después fue escoltado fuera de la nave y la vio despegarse, brillando intensamente. Cuando Boas regresó a su casa, descubrió que cuatro horas habían pasado.
El doctor Fontes examinó el agricultor y llegó a la conclusión de que había sido expuesto a una gran dosis de radiación y que ahora sufre de la enfermedad por radiación. Los síntomas de Boas eran "dolores en todo el cuerpo, náuseas, dolores de cabeza, pérdida de apetito, sensación de ardor sin cesar en los ojos, lesiones cutáneas más leve de la contusión ligera… que siguieron apareciendo por meses. Parecían pequeños nódulos rojizos, más duro que la piel alrededor, protuberantes, y dolorosa al tocar. Cada una con un pequeño orificio central produciendo una pequeña descarga acuosa amarilla. La piel que rodea las heridas presenta "una área violeta hipercromática."
Antonio Villas Boas más tarde se convirtió en un abogado, se casó y tuvo cuatro hijos. Murió en 1992, apegado a su presunta historia de abducción toda su vida.
Boas fue capaz de recordar cada detalle de su supuesta experiencia, sin la necesidad de la regresión hipnótica. Además, la experiencia de Boas se produjo en 1957, que fue 4 años antes del famoso caso de Betty y Barney Hill (sus foto abajo) que hizo el concepto de la abducción alienígena famoso abriendo las puertas a muchos otros informes de experiencias similares.
Una razón la historia de Boas ha ganado credibilidad fue por la asunción prejuiciosa de que cualquier agricultor en el interior del Brasil tenía que ser un campesino analfabeto que ‘no podía inventarse esa historia'. Indicó el Sr. Eddie Bullard, el hecho de que la familia de Villas Boas tenía un tractor puso muy por encima la clase campesina… Ahora sabemos que Antonio Villas Boas era un hombre joven con determinación al ascenso, él estudió un curso de correspondencia y, eventualmente, llegó a ser abogado (a la que los ufólogos anunciaron que él era un muchacho rural demasiado tonto), ahora dicen que él era respetable y burgués para inventarse esa historia.
Esta historia ya está publicada en otros sitios, pero la voy a poner aquí también para ver si por fin recibo críticas decentes. Es la pieza fundamental de mi parte del Submundo, que comparto con DrRocket. Espero que os guste y que digáis lo que no os agrada.
Prólogo: Una Promesa
Rachel Smithson miró las lecturas de su ordenador-Nos vamos- anunció a las diez personas que había en esa sala con ella.- El Sujeto 0 ha dejado Norteamérica.
Minutos antes, el Sujeto 0 aún estaba en el continente. Derramó unas lágrimas sobre un montón de tierra recién apilado, sobre el que había una piedra en la que estaba escrito toscamente: "Zaren".
-Te lo prometo, amigo- dijo.- Le buscaré y le protegeré. Espero no fallarte por una vez.
El sol se ocultó tras las colinas boscosas. Entonces se fue.
Lo que el Sujeto 0 no sabía era que, en ese mismo momento, ya había fallado a Zaren.
1. Un trauma
- ¿A qué esperas?- le preguntó Elepé.- ¡Ese pollo no va a desaparecer solo!
Lentamente, con movimientos mecánicos, Oren Sylvan empezó a comerse el contenido de su plato.
Desde hacía dos semanas, el chico vivía así: sin ganas, casi por inercia. A pesar de sus diez años.
- Vamos- Elepé le acarició el pelo, del color de la arena, que le caía de la cabeza en mechones desiguales.- No puedes seguir así toda la vida. ¡Estás vivo, gracias a Dios! Algún día lo tendrás que superar, y cuanto antes, mejor.
Oren no dijo nada. No había dicho nada desde… eso.
Elepé era un cura, que había sido amigo de sus padres. Había sido el primero en ayudar a Oren, y el único. Ahora estaba intentando adoptarle.
El piso en que ambos vivían estaba situado en la calle San Bernardo, en el centro de Madrid. Tenía cinco habitaciones: un recibidor, un salón, una cocina-comedor, un cuarto de baño y un dormitorio. Casi todo el mobiliario y el suelo eran de madera, y en la decoración se unían motivos religiosos de todo tipo y arte de cierto país africano al que Elepé había ido de misionero en su juventud.
Horas más tarde, el cura se dispuso a salir.
- Tengo que dar una misa. ¿Vienes?
Oren fue al recibidor, cogió su abrigo y se lo puso.
- Dios mío… Tú odiabas las misas… ¿Qué te han hecho?
“Ójala lo supieras, Elepé.”
La iglesia que el cura atendía era un edificio pequeño, situado en una plaza pequeña en un barrio de calles estrechas. No estaba lejos de su casa.
Tras la misa, que fue tan aburrida como de costumbre, Elepé entró al confesionario y, uno por uno, los devotos se fueron confesando. Cuando hubo acabado, el cura dijo:
- ¡Hora de irse! Oren, ¿me ayudas a recoger?
Pero alguien entró.
- Está cerrado. Por favor, vuelva mañana.
- Yo creía que el Señor nos podía atender en cualquier momento- se burló la que acababa de entrar.
Tendría cuarenta y algo años, era delgada, y tenía un pelo castaño que le caía ondulando hasta la mitad de la espalda. Sus ojos eran de la forma y el color de las almendras.
- Amelia Grenland- dijo Elepé fríamente.- Pasa.
Estuvieron un rato hablando en el confesionario, pero Oren no pudo oír nada.
Tras ello, la mujer salió, Elepé y Oren recogieron las cosas que tenían en la iglesia, salieron también y volvieron a su casa. Allí, Elepé firmó algunas cosas.
Ese hombre moreno, de ojos verdes y pelo corto, unos cincuenta años y algo gordo se llamaba en realidad Luis Pérez, pero como su firma era un bosque de florituras en el que se escondían sus iniciales, el padre de Oren le había llamado desde siempre Elepé, y su hijo había heredado la costumbre.
Esa noche, Oren se durmió, y, como ya era habitual, le despertaron los gritos de las atroces pesadillas sobre lo que había ocurrido dos semanas atrás que tuvo. Se pasó un buen rato inmóvil en la oscuridad, esperando al asesino. Pero no vino, y tras unas horas Oren cayó en un sueño profundo y negro.
Al día siguiente se despertó tarde. Elepé no estaba, así que se sirvió él mismo el desayuno. Cuando hubo terminado de desayunar, entró el cura.
- ¡Buenos días, dormilón! Mira, estuve en tu casa, y buscando entre tus cosas encontré esto.
Oren se levantó de la silla. El cura había dado en el clavo. Sostenía una bolsa de deporte en la que había un equipo completo de esgrima.
- Da la casualidad de que yo, de joven, era un buen tirador. ¿Qué tal si practicamos un poco?
Oren ya se había puesto el casco y cogido el florete.
- Veo que te gusta. Pues voy a por lo mío.
Salieron al salón, y Elepé entró a la habitación y salió vestido como Oren. Se colocaron a tres pasos de distancia.
- En guard- se colocaron en guardia,- allez!
Avanzaron con cautela. Cuando estuvieron a la distancia suficiente, empezaron a intercambiar golpes; bastante básicos, para medir al oponente.
Entonces, Oren le apartó el florete usando el suyo, avanzó, y, en un complicado giro de brazos, le tocó el pecho con su arma sin dejar la del cura moverse, todo esto tan rápido que Elepé no pudo reaccionar. El segundo punto transcurrió de manera parecida, y así el tercero.
- ¡Vaya! ¡Pero que buen tirador eres! Tienes una manera de manejar el florete bastante curiosa.
- Mi padre decía que soy como un gato, siempre jugueteando con mi presa antes de matarla.
Elepé miró con asombro a Oren, que había dicho esa frase con una mezcla de orgullo y tristeza. No había podido resistirse.
- ¿Ves? No pasa nada por hablar. No tengas miedo.
Lentamente, dolorosamente, Oren articuló otra frase.
- ¿Quién era la mujer de ayer?
Elepé torció el gesto.
- Es Amelia Grenland. Antes del… asesinato, hablaba mucho con tus padres y conmigo.
- ¿Érais amigos?- la curiosidad mató al gato.
- No, nuestra relación es muy fría. Siempre hablábamos de ti, Oren.
- ¿De mí?
- Sí. Ella dijo unas cosas que… me hicieron creer que estaba loca, pero he visto horribles confirmaciones de ello. Ahora prefiero saber lo menos posible de ese asunto.
- Te voy a ser sincero… ¿Estás seguro de querer escucharlo?- Oren asintió.- Que la policía no investigue el asesinato de tus padres.
Era verdad. El inspector había postulado muy rápidamente una venganza, combinada con arrebato de furia, y había dicho que buscarían a cualquier persona que pudiera haber hecho eso a sus padres. Esa explicación, endeble de por sí, la remataba el hecho de que no hubieran preguntado nada al testigo, que era…
A Oren le empezó a doler el pecho, y paró de intentar razonar.
A un océano de allí, Rachel Smithson miró una lectura en una pantalla. Tras más de diez días en una posición errante alrededor del mundo, el Sujeto 0 se había estabilizado.
Ella pertenecía a las fuerzas de acción del Gabinete. Éstas eran algo así como la Interpol mágica: una asociación de magos y humanos sin poderes que se ocupaba de luchar contra los problemas mágicos, y de mantener en secreto cualquier evento destructivo relacionado con la magia.
Técnicamente, el Sujeto 0 no había hecho nada demasiado malo, nada tan grande como para que le persiguiera el Gabinete, pero su mera existencia era una aberración: la oscuridad como elemento mágico era casi imposible de controlar. Pero él había conseguido hacerlo. Aunque si bien su cuerpo era estable, su mente estaba destrozada. Y la agente no sabía cuál de las dos era peor.
Apagó su pantalla, que por un momento devolvió su reflejo. Tenía un cuerpo atlético, pelo color caoba muy corto y ojos del color de la miel. Llevaba mucho tiempo sin dormir, y no le importaba: había pedido encargarse personalmente del Sujeto 0, porque, aunque hubieran pasado casi diecisiete años, no lo había olvidado. Y le haría recordárselo a su perseguido.
- Despegamos- le dijo al piloto, pero también le oyeron sus diez agentes subordinados.- A España.
El avión despegó. En unas dos horas, ese aparato militar habría cruzado el Atlántico y aterrizado.
¿Por que escribes fantasía? Y ¿Para qué o quién escribes?
En mi caso todo inicio a la edad de doce años como una necesidad de contar a todos lo que imaginaba sin parar, termine en el mundo de la fantasía por que siempre ame el tiempo medieval fántastico. Pero ahora el caso es distinto, recien voy a iniciar mi tratamiento de quimioterapias y ahora quiero usar la fantasía para evitar mi realidad, seguir creando mi mundo alterno donde puedo luchar y crear atodos mis personajes. Escribo para quien desee leer de caballeros, hechiceros, bestias, barcos, espadas malditas y endriagos de sumo poder.
Y escribo por que amo escribir es una parte esencial de mi, inventar es simple lo que me complico es en reescribir y corregir, además de investigar.
Para empezar agradecer a quienes pasen a leer, éste relato tiene una laarga historia, puesto que el personaje en el existente tiene su raíz en un sueño del 2006, intentó tener una historia propia en 2012 pero la tecnología (que no me quiere en lo absoluto) hizo lo suyo con el archivo y se perdió para siempre. Desde hace unos meses me puse a compartir historias y trabajos con un amigo madrileño hasta que decidimos dar vida al Submundo, ocasión que aproveché para retomarle y en gran medida rehacerla por completo. Sus primeros bosquejos iban al momento de creación del héroe pero luego decidí tirar todo ello a la basura (no literalmente está en un cuaderno junto a mi ahora mismo) pero cambié su enfoque. Esta obra está contemplada para un total de 20 capítulos, de momento empiezo el capítulo 7 de la misma. Cualquier crítica, consejo, duda, parte que no se entienda, elogio o lo que gusten será muy bien recibida por mi parte.
Un fuerte abrazo, nos leemos pronto~
PD: Lamentablemente no sé como cambiar la fuente del texto y creo que lo que es cursiva no resalta lo que debería, en el texto original cursiva = introspección de Henry nuestro anónimo y misterioso héroe.
VORTICE
LA BATALLA DE WHITE INTERNATIONAL
PROLOGO
Francis J. Smith, presidente general de White International, recorría los pasillos de la compañía pensativo, el joven Henry Whittemore acababa de cumplir dieciséis y aquello significaba que sólo le quedarían dos años más de gobierno en la compañía.
Se detuvo ante el ventanal interior del edificio, apoyó sus codos en la baranda y entrecruzó sus dedos bajo su mentón, meditativo. Una parte de él sentía que estaba bien, que aquel era su trabajo, que él debería ser el presidente hasta que el hijo de Charles E. Whittemore tuviera la edad suficiente para hacerse a cargo de la compañía. Pero por otra parte se sentía frustrado, saber que por más que se esforzara la compañía acabaría en manos de un muchacho no le provocaba una gran alegría. Deseó entonces poder hacer que la compañía fuera solamente suya, y fue en ese preciso momento en que la palabra “Guerra” llegó a su mente y llegó esta idea con tanta fuerza que comenzó inmediatamente a imaginar varios tipos de estas armas.
Acababa de comenzar una nueva era para White International, una era que volvería a la compañía pacifista de Charles E. Whittemore, en la compañía bélica de J. Smith. Aquella misma tarde llamaría a una rueda de prensa para hacer pública su decisión empresarial, sabiendo que con el solo hecho de difundir aquella nueva implementación daría a White International enormes ganancias, la mesa directiva se inclinaría completamente a su favor.
CAPITULO I: UN DESASTRE EN EL PUENTE
El camión se desplazaba por el carril central de un puente de seis pistas y casi un kilómetro de largo que conectaban el continente con ciudad Ciro, a simple vista lucía como un camión de carga y descarga de petróleo, aunque carecía completamente de señalética alguna que pudiera indicar su origen o destino, y sólo las palabras “PELIGRO” en rojo a cada lado de su cilindro metálico eran capaces de dar alguna pista acerca de su real contenido. Su chofer era un hombre de contextura gruesa, pecho velludo, brazos quemados hasta la mitad del antebrazo, mirada cansada, rondaba los 45 años, llevaba una espesa y descuidada barba; en el haciendo del copiloto llevaba además una caja llena de alitas de pollo que había comprado en una de las paradas del camino, en el espejo retrovisor llevaba colgando un rosario y junto al volante una foto en la que podían distinguirse las dos mujeres de su vida, su hija y su querida esposa, sobre el panel se encontraba también una bailarina hawaiana que danzaba junto a los movimientos del camión, lo que le daba a la cabina un ambiente totalmente personalizado. Él lleva conduciendo desde hace algunas horas, desconociendo también lo que transportaba y sólo teniendo en mente el objetivo de la carga que consistía en la colosal estructura central de ciudad Ciro consistente en la base de operaciones, torres de control, edificios corporativos y demás de la multinacional conocida como White International; conducía relajado escuchando una canción de los Beattles bajo un cielo nocturno cuando se dio cuenta de que unas extrañas furgonetas, de color negro y vidrios polarizados, aparecían de improviso en su camino.
- ¡Rayos! Lo que faltaba – dijo y se dispuso a hacer sonar el claxon para que despejaran el camino y pudiera llegar a su destino.
Pero entonces se dio cuenta de algo que le heló la sangre, una furgoneta que se había colocado estratégicamente delante del camión había abierto sus puertas traseras dejando ver a un sujeto con una máscara roja que simulaba una inmensa sonrisa, del mismo modo que una máscara de teatro, y en sus manos tenía lo que parecía ser un inmenso lanzacohetes.
- Mier…- dijo instintivamente mientras se disponía a hacer girar el camión, olvidándose por completo de lo peligrosa de su carga, conocía demasiado bien la potencia de un lanzacohetes como para estar preocupado de lo que fuera que llevara en la cola de su camión.
Entonces el vehículo sufrió los saltos ocasionados por pasar por sobre aquellas barreras que había entre los carriles centrales y los laterales, para impedir que los autos de los carriles de los costados se cruzaran con los de la vía central y junto a ello el impactando contra una de las furgonetas que terminó sacando del camino, mientras el sujeto del lanzacohetes lo levantaba para apuntar mejor a su objetivo. Luego todo ocurrió demasiado rápido. El cohete voló a gran velocidad mientras el chofer desesperado saltaba sobre la calzada, la explosión retumbaba sobre el puente y el camión se disponía a caer sobre el chofer, entonces él cerró los ojos con fuerza suplicándole a Dios que su hija pudiera estar bien con su esposa, a la vez que esperaba sentir las toneladas de metal arrebatándole la vida, pero al instante abrió los ojos y lo vio, entre las llamas que habían resultado de la explosión y sosteniendo las toneladas del camión, vestía lo que parecía ser una armadura de metal con un enorme vórtice en su pecho.
- ¿Qué esperas? Sal de aquí, en otro momento podrás contarle a tu familia como escapaste de la muerte – sin pensarlo dos veces el hombre se apresuró en levantarse y echar a correr por el puente hacia el continente. – Vaya que corre rápido, para lo gordo que se veía – rió el hombre de metal, para de un momento a otro hacer volar la cabina del camión con unas poderosas ondas que salían de sus manos.
Al verle aparecer los hombres de máscaras rojas sacaron sus metralletas y comenzaron a disparar con gran exaltación, pero él se apresuró en barrer el puente con sus impulsores de ondas haciendo que tanto las furgonetas como sus peculiares miembros se alejaran bastantes metros del camión, incluso que algunas de ellas se precipitaran a las aguas del canal de Ciro.
- Vórtice – dijo entonces otro hombre de metal con una voz completamente ruda y grave, uno que lucía más grande y aterrador que el que acababa de salvar al chofer del camión, tenía pintada una calavera roja y un par de huesos cruzados del mismo color en su pecho, media cerca de dos metros y medio y se encontraba pintada por completo de un negro intenso.
- Aquí voy – dijo entonces y comenzó a correr contra aquél coloso metálico que también corría hacia él.
Bueno, seguramente te estarás preguntando quién soy y qué estoy haciendo aquí, mi nombre es Henry Whittemore, heredero de la gran compañía de White International, fundada por mi abuelo años atrás y que actualmente se encuentra en manos de un sujeto hasta que cumpla la mayoría de edad y bueno, respecto a mis días, mis días son siempre lo mismo desde que mis padres murieron en un accidente de avión.
Todo comenzó hace algunos meses, o quizás sea posible decir que empezó mucho antes el día en que nací o en el que mis padres decidieron casarse, o en el que nació mi padre, o… bueno, ustedes entiendes. Tengo apenas 16 años, pero no soy un chico normal, he recibido la mejor educación del mundo y aprendido de los mejores en las distintas ramas de la compañía que administraba mi padre, desde fuentes de energía, física cuántica, mecánica avanzada, biotecnología y modelos teóricos que sería bastante difícil para un experto en su materia entender. Todo ello mi padre lo hacía con un objetivo claro, que yo fuera el próximo presidente de White International y que como tal supiera entenderme y manejarme en las tres ramas de la compañía, aprendiendo también distintos idiomas y, bueno… haciéndome quien soy ahora. Pero todo cambió el día de la muerte de mis padres, se me ocurrió la estúpida idea de destrozar el mundo con armas que dieran a quien las tuviera el control sobre todos, armamento a niveles tan destructivos que la bomba nuclear sería una carta amistosa en comparación a ellos. Consumido por el odio y deseo de venganza no fui capaz de medir las consecuencias que aquello podría generar, entonces llegó el día en que todo se fue realmente al carajo, entraron a la mansión de mi familia y robaron mis diseños y planos digitalizados, sentí que el mundo caía a mi alrededor, todo cuanto había construido para destruir al mundo podía llegar a caer en manos de alguien que realmente quisiera hacerlo, o peor, y ya estar en manos de alguien así, habían muy pocas opciones ante mí. ¿Decirle a la policía que habían robado mis planos? ¿Recurrir al actual presidente de la compañía y pedirle ayuda siendo que hace unas semanas había declarado abrir una nueva área militarizada en la compañía? No, no podía dejar en manos de otros mis problemas, sabía que aquellos planos acabarían creando el Armagedón, y sabía que el mundo necesitaría un héroe, pero no uno de esos que hay en las historietas o películas, el mundo iba a necesitar uno de verdad, y en ese momento tuve que tomar la decisión más importante de mi vida, volverme desde entonces y para siempre, en Vórtice.
El enemigo acertó un golpe al aíre, pues Henry tenía mayor agilidad con su armadura, ya que aquella contra la que luchaba consistía en un prototipo anterior de la misma que le había sido robado hace un par de meses, y a diferencia de la que actualmente portaba la anterior era mucho más lenta, más pesada, pero con un mejor blindaje a su favor.
- Está bien – dijo apartándose – dime quién mierda eres y que haces con mi tecnología – entonces su enemigo rió.
- ¿Tuya? – volvió a burlarse – No seas ridículo, esta armadura es mía, y yo soy el Gigante Rojo – para Vórtice fue imposible contener la risa.
- Vamos, ¿No sé te ocurrió un mejor nombre? Hasta Red Giga tendría más sentido – bromeó.
Luego en un rápido movimiento Vórtice se lanzó contra aquel rival propulsándose con las ondas de dos disparadores de ondas ubicados a la altura de sus omóplatos para empujar al coloso fuera del puente, una vez en el aire una fuerte explosión de ondas emergió de sus manos abiertas que empujó con fuerza al Gigante Rojo contra las aguas del mar haciendo que un inmenso oleaje chocara contra la costa a la vez que su antigua armadura se precipitaba hasta el fondo.
- Eso ha sido fácil – añadió volviendo al puente, para comenzar a caminar hacia el camión.
Usando ondas de sus manos apagó las llamas que aún ardían, y llegó hasta la cola del camión donde aún lucían las palabras PELIGRO en grande aunque ahora una gran abolladura, dejada por el impacto y la posterior explosión, ocupaba gran parte de la zona de carga del camión, pero en el mismo hecho se podía notar que lo que fuera que hubiera dentro era realmente importante, de otro modo no tenía sentido explicar que aquél cilindro hubiera sido capaz de soportar el impacto de un cohete de aquella envergadura.
Entonces abrió la escotilla, que estaba ahora a ras de piso, e ingresó a la zona de carga, activando la luz del casco para poder tener una mayor percepción del lugar y allí encontró una caja de unos cincuenta por cincuenta centímetros sujetada con firmeza a uno de los costados por unas enormes sogas de carga que se habían encargado de que no sufriera daño alguno después del volcamiento del camión, y al intentar tomarla descubrió su inmenso peso, entonces oyó las sirenas de la policía que seguramente habían recibido la información de lo ocurrido en el puente y se apresuraban en llegar hasta allí, por lo que no tenía tiempo que perder, tomó la caja, ayudado por el sistema mecánico de la armadura que le permitía ampliar su fuerza física, y salió del compartimiento. Para activar el modo de vuelo y llevarse consigo aquella misteriosa carga, sabía por experiencia propia que si era deseado por los hombres de las máscaras rojas entonces debía haber algo de valor en su interior, y considerando que desde que White International anunció una carrera armamentística todo parecía llevar hacia un mismo punto, la guerra y las armas se habían ido apoderando de ciudad Ciro, y lo que fuera que hubiera al interior de la caja debía ir en aquella misma dirección.
Llegó entonces Vórtice hasta una enorme mansión que ocupaba por completo una de las manzanas de la ciudad, tenía cerca de tres pisos y se encontraba en el centro de un inmenso jardín conformado por la totalidad de una colina, y plagado de árboles, hermosos rosales y con una arquitectura rococó que reflejaba un inmenso trabajo, entró sin esperar ser descubierto ya que la misma se encontraba vacía desde la muerte de sus padres. La mansión Whittemore, o el Palacio Blanco, como se conocía por su gran elegancia y su exuberante arquitectura, había sido construida por orden de su bisabuelo Ciro Whittemore en los tiempos de la fundación de ciudad Ciro, y ubicada estratégicamente sobre una de sus tres colinas, desde la que podía apreciarse toda la belleza de la zona, sus aguas claras, los amaneceres desde el océano atlántico y la zona continental del otro lado del canal de Ciro, la diferencia más grande era que por aquél entonces varias hectáreas se extendían a diestra y siniestra hasta el poblado que comenzaba a formarse, y desde la mansión existía un camino directo que llevaba hasta su completo opuesto, consistente en el ente corporativo de White Corp. una inmensa masa de edificios con un diseño completamente avanzado para su época y dueños de algunas de las primeras grandes fábricas la que se destinaba completamente a otorgar empleo a sus actuales ciudadanos. Era difícil por ese entonces prever que toda la gran visual del Palacio Blanco acabaría siendo eclipsada por la existencia de grandes edificios cristalinos que ocuparían gran parte del centro de la isla, también lo habría sido imaginar que el siempre conocido antro de grandes fiestas para la gente de las más altas esferas de la ciudad, ahora se encontrara por completo vacía, puesto que desde la muerte de sus padres Henry había despedido a todo el personal, clausurado las grandes fiestas, y se había decidido a clausurar por completo la mansión para evitar ser molestado, quedado completamente solo en aquella enorme mansión familiar.
Cruzó el enorme vestíbulo cuyo cielo se extendía a más de seis metros sobre su cabeza, haciéndole ver por completo pequeño entre toda la enormidad del lugar, el suelo plagado de cerámicas retrataban un sinfín de diseños sin igual que se entrecruzaban en total armonía, pilares inmensos revestidos de múltiples diseños y formas, y en su final una estatua a tamaño real hecha de mármol blanco que retrataba la viva imagen del fundador de ciudad Ciro, dos enormes escaleras nacían a diestra y siniestra de la estatua, las que subían dibujando un arco hasta el segundo nivel. Henry siguió caminando más allá de las escaleras y de la estatua y llegó hasta el ascensor ubicado estratégicamente tras un falso de pared para no romper la armonía del resto del lugar, llegó entonces e ingresó en el ascensor de servicio para después buscar su collar y sacar de él una llave que acabaría colocando en una abertura casi imperceptible para el ojo poco observador, y al girarla el ascensor comenzó a descender de forma automática, más allá de que el mismo indicara como únicos pisos el 1, 2 y 3 comenzando entonces a bajar más allá de lo que parecía llevar el mismo.
Finalmente, y tras un par de minutos, llegó hasta lo que parecía ser un sótano especialmente ubicado en la base de la colina, y desde el cual podían distinguirse un número casi infinito de computadoras, de máquinas de gran tamaño unos enormes plasmas, y una sección con un montón de máquinas que parecían armadoras industriales; una vez allí Henry dejó la caja sobre un enorme mesón y se dispuso a quitarse la armadura ayudado para ello por una de las maquinas ensambladoras.
Todo esto que estás viendo era la guarida de mi padre, el lugar en que dejaba llevar su imaginación y olvidarse por completo de todas las preocupaciones del día a día, cuando él murió yo no conocía absolutamente nada respecto de aquello, pero sí me fue bastante útil cuando apareció ante mí después del robo de mis cientos de diseños. Aquí se encuentran las primeras máquinas de White Corp. mucho antes de que la misma se volviera una compañía internacional como lo es hoy en día, también existe tecnología bastante avanzada y para mi padre este lugar significó su más grande herencia para mí.
Dos semanas después de su muerte había llegado el abogado y convocado a los pertinentes, Francis J. Smith y a mí. Yo heredaría la compañía aunque estaría bajo la tutela de Francis quien asumiría la presidenta y control total de la misma hasta que yo cumpliera los 18 años, además de las tres propiedades de la familia Whittemore y las distintas infraestructuras, personal y tecnología que tuviera su origen en la compañía. Sin embargo no era parte del testamento éste lugar, en los días que siguieron al robo de mis prototipos, fue Francis quien vino a visitarme y me entregó la llave, dijo que la misma era una copia que le había sido entregada a él en caso de que algo malo le ocurriera a mi padre y que mucho menos sabría cómo usarla, dándome a entender que yo tendría que descubrir su lugar, y tras un largo día recorriendo cada rincón de la mansión fue que acabé encontrando su lugar en el ascensor antes de ir a dormir.
Una vez aquí descubrí todo lo que él tenía escondido, y cuando encendí la computadora central apareció una grabación de mi padre en la que me informaba que aquí tendría todo cuanto necesitara, que aquí él tenía su lugar secreto, y esperaba que yo fuera capaz de hacer grandes cosas, pues ese había sido siempre su objetivo. Al poco tiempo, aquí nacería la primera de dos armaduras, la que acabaría usando ese… ¿cómo era? Ah claro, ese Gigante rojo, y la que llevo yo conmigo. Es aquí donde paso largas horas del día creando, descubriendo y formando una defensiva a los planes bélicos de White International.
De golpe la alarma de su reloj le recordó que a la mañana siguiente tendría que presentarse en White International, para lo que prometía ser la primera de varias visitas para conocer la compañía, siendo dirigido por el sucesor de su padre y con la intención de que pudiera así conocer el completo funcionamiento de la multinacional, ya que como bien sabían él sería el siguiente en ser el director de la compañía y debía, por lo tanto, estar preparado para asumir tan importante cargo. Henry se detuvo un momento para observar aquella caja, su contorno era completamente liso y parecía no tener grieta alguna a pesar del inmenso daño sufrido por el camión, pero se retiró bruscamente ya casi eran las 3 de la mañana y tendría la reunión a eso de las 6, sería mejor tomar una siesta y volver después de la reunión con Smith. Caminó al ascensor giró la llave que se encontraba en su cerradura y éste subió hasta el tercer piso, Henry volvió a girarla y la sacó para guardarla. Caminando entonces por los largos, silenciosos y fríos pasillos alumbrados suavemente por la luz de la luna hasta su cuarto, y teniendo que pasar por fuera del que antes usaban sus padres, lo único que podía tener claro era que a la mañana comenzaría un largo día.